martes, 23 de agosto de 2011

El capitalismo se refuerza sobre el miedo de los trabajadores

Desde mi punto de vista se da una curiosa contradicción en estos momentos. El capitalismo vive (el pueblo la sufre) una de sus crisis más agudas desde 1929. Han tenido que intervenir los estados, o sea, el dinero de todos,de los trabajadores, básicamente, para evitar el derrumbe de la gran mayoría de los bancos y otras entidades financieras. Sin embargo esta crisis no va a poner en entredicho al sistema. Al revés, va a salir reforzado, muy reforzado, con un laminamiento de los derechos de los trabajadores brutal. La mayoría de los asalariados se contentarán, en los  próximos años o lustros, con mantener dos derechos mínimos que les parecerán tesoros: el primero, que no lo echen a la calle; el segundo, que no le bajen el sueldo. Quién cumpla estas dos premisas se considerará un... ¡privilegiado! Este término, aplicado a los trabajadores, me pone enfermo. El razonamiento es tan sencillo como falaz: si tú tienes trabajo, y hay cuatro millones de parados, tú eres un... privilegiado, aunque ganes mil o dos mil euros. Y lo peor es que nos lo tragamos, compramos ese pensamiento averiado e intoxicador. Un trabajador con un salario que le permita vivir más o menos dignamente jamás es un privilegiado. El trabajo es un derecho y una fuente de riqueza para la comunidad. Sin trabajadores no hay nada, cero. En la pasada huelga general del 29 de septiembre (más allá de las razones personales, discutibles, de cada uno) mucha gente fue abducida por el Síndrome del Privilegiado (¡que bien machacan en los medios de comunicación!): "¡Oh, como voy a ir a la huelga si hay más de 4 millones de parados, eso es casi inmoral!" Pues por eso, esos 4 millones no tenían derecho a la huelga ese día, luchábamos por ellos yendo a la huelga. Por cierto, no puedo dejar de recordar asqueado (lo siento este artículo me está saliendo de las tripas, quizás hasta he perdido el rumbo que tenía previsto), que aquel 29 de septiembre todos los falsarios estaban muy preocupados por el "libre ejercicio del derecho al trabajo y que no actúen piquetes violentos". Piquete violento es la posibilidad, que bulliría en la cabeza de más de un trabajador, de que, tal vez, quién sabe, cuando te venza el contrato temporal, que tanto abunda en este país, el dueño de la empresa, ¿recordando que fuiste a la huelga?, no te renueve el contrato.
El panorama que les he descrito debería ser un caldo de cultivo para una izquierda transformadora, que pusiera ante los ojos de la gente la máxima que aplicán todos los capitalistas: socialismo para las perdidas (dinero de todos al rescate) y privatización de beneficios. Por cierto, un inciso curioso, Warren Buffett, megarrico estadounidense, hace unos días, y un grupo de multimillonarios franceses, hoy, han pedido... ¡pagar más impuestos! Le están diciendo a sus gobiernos que no se pasen de lacayos. Ellos quedan generosísimos y sus mayordomos con el culete al aire. Acabado el inciso retorno al panorama sombrío de una izquierda (lo siento de veras, pero aquí no sitúo al PSOE) preñada de divisiones y personalismos, incapaz de ponerse de acuerdo en un programa de mínimos, imperioso bajo mi punto de vista, para la lucha en la calle y en las instituciones. Algunos estarán pensando: "te olvidas del 15 M". No, no me olvido, y creo que si el 15 M es coherente con muchos de sus postulados tiene que confluir con la izquierda, pero no sé si ese movimiento seguirá adelante o que derroteros tomará. Tiene, al menos, la virtud de haber movido el avispero. De hacer pensar a mucha gente que la democracia, si tal cosa existe, es algo más que depositar una papeleta con dos caras (¿trucada?), PP y PSOE, cada 4 años en una urna.

5 comentarios:

  1. Hoy día, si queda algo de izquierda organizada y con conciencia de clase, estará en sindicatos como CNT y CGT, y poco más.
    Y eso se ve en las formas de actuar de las demás organizaciones políticas y sindicales. Sólo aspiran a pillar poltrona y entrar en el sistema para que cambie..........su forma de vida, en vez de para cambiar el sistema.
    Algunos llevamos demasiados años intentanto convencer a la gente, que es mejor la solidaridad, la autogestión y el apoyo mutuo, y además de reirse en nuestra cara, nos llaman de todo, menos bonito.
    Muchos esperamos que los del 15 M, si trabajan, o cuando empiecen a trabajar, se arrimen a quienes llevan muchos años luchando con dignidad, en vez de a los vendidos desde siempre.
    Salud

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  2. Defender la poltrona como meta para políticos y sindicalistas, comporta ahora, falta de compromiso para unos y desde para otros.

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  3. El miedo siempre ha existido. Los trabajadores rebeldes siempre han corrido peligro de despido, lista negra, paliza y asesinato. ¿cuando se han rebelado en número significativo?; cuando no tenían nada que perder y todo por ganar.
    Si tenemos posesiones e incluso esperanzas, eso estará a la otra parte de una imaginaria esperanza, haciendo de contrapeso a la rebeldía.

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  4. El secreto del capitalismo es que tiene mejor publicista que el socialismo (hablando así a lo bruto y sin matizar).

    Ni siquiera el propio "mercado" sigue sus propias reglas, si eso fuese así el mundo se habría ido a pique hace 50 o 60 años. El capitalismo es técnicamente inalcanzable; yo diría incluso que es la mayor utopía que la mente humana ha creado, pero todo se reduce a eso, a que tiene mejor publicista.

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