jueves, 30 de diciembre de 2021

Miscelánea en el crepúsculo del año

Tomo notas en el móvil sobre noticias que leo o las ideas que me surgen a partir de ellas. Algunas mueren, otras, las menos, dan origen a algún texto y, a veces, creo que ya lo hice en otro fin de año y en alguna otra ocasión, elaboro una mixtura. Al caldero con los restos y a empezar el año con “las notas” a cero.

Empezaré, aprovechando las fiestas navideñas, que cabría preguntarse si son fiestas religiosas, aunque si que no podemos cuestionarnos que son fiestas que ilusionan a los niños con el cóctel vacaciones y regalos (ahora por partida doble con la asunción de Papá Noel). Mezclo religión, que en el caso del estado español es hablar de catolicismo, e infancia por una declaración, de hace al menos mes y pico, de la Conferencia Episcopal acerca de la pederastia en su seno en la que el portavoz dice: “son pequeños casos ¿por qué se pone el foco sólo en la Iglesia Católica?” 

“Pequeños casos” y “ el foco”.

Yo iba a centrarme en lo segundo, pero los pequeños casos llegan al menos a 251 miembros del clero y algunos seglares, según una investigación de 385 páginas del diario El País que ha servido de base al Papa Francisco, al cual fue entregada, para pedir a la Iglesia española una actuación interna. Según el periódico el número mínimo de víctimas sería de 1.237 y afectaría a 31 órdenes religiosas (tienen muchísimos centros de enseñanza) y 31 diócesis. Lo llamativo de esto no es que Francisco solicite que la Iglesia española investigue, lo que a mí me irrita y escandaliza es que en la noticia de El País solo se habla de tribunales eclesiásticos. Si en cualquier centro de enseñanza no religioso, público o privado, se detectara un solo caso de posible abuso, intervendría la justicia civil, entraría en acción una fiscalía que en la noticia de El País brilla por su ausencia. Los curas pederastas suelen ser “condenados”, por sus colegas administradores de la justicia divina, en la inmensa mayoría de los casos a retiros “espirituales” en los que “redimirse” mediante la oración.

https://elpais.com/sociedad/2021-12-19/la-iglesia-espanola-afronta-una-gran-investigacion-de-la-pederastia-con-251-nuevos-casos-aportados-por-el-pais.html

Ahora voy a lo que era mi objetivo principal: ese “foco” que sobreexpone a la Iglesia Católica. ¿No es evidente? Toda oferta religiosa es también una oferta moral. En ningún caso soy especialista en religiones, pero las tres grandes, las llamadas religiones del Libro, son un extenso catálogo de preceptos morales. Judíos, musulmanes o cristianos (todos en sus diferentes variedades) establecen de manera más o menos estricta, o laxa, una serie de mandamientos, de normas para transitar por este mundo y ganar la vida eterna. Tanto se asocia moral con religión que es bastante conocida la frase “si Dios no existe, todo esta permitido”, puesta por Dostoievski en boca de uno de los hermanos Karamazov. El filósofo Zizek reformuló la frase a la inversa: “si dios existe, entonces todo está permitido”. Plantea que la creencia en un ser superior, omnipotente, justifica cualquier acción en su nombre, si se es un instrumento del Altísimo todo está, en términos morales, permitido. Algunos pensamos que de la ecuación moral hay que sacar lo que José Saramago llamó, en un texto que escribió tras el 11S, “el factor Dios”. Más allá de premios o castigos, en vida o tras la muerte, el ser humano debe tener unos códigos de comportamiento y respeto, unas barreras infranqueables.

Y pocas barreras más infranqueables que el abuso a los menores, en cualquier lugar o contexto. Pero si ese lugar o contexto es una organización de señores, como la Iglesia Católica, que son servidores, intermediarios y propagadores de la bondad de Dios, elemento que los sitúa para buena parte de la población en un escalón moral superior, el foco tiene que adquirir una potencia casi bíblica. Y es vergonzoso que la Conferencia Episcopal quiera que las aberraciones de parte de sus miembros tengan menos relevancia que, por ejemplo, la de un entrenador de chavales cuya pederastia puede suponerle, con justeza, decenas de años de prisión.

Como estamos en Navidades no puedo abstraerme de comentar una noticia de hace tres semanas. En Sevilla existe una tienda de pastelería erótica llamada La Verguería. Tuvo la ocurrencia de poner en su escaparate un pequeño belén donde San José y el Niño eran penes y la Virgen una vagina, envueltos en su capita, con sus ojitos y su azuquita. Abogados Cristianos y VOX han denunciado al establecimiento por un presunto delito contra los sentimientos religiosos. Los Juzgados de Instrucción 15 y 20 las han admitido, iniciando diligencias previas. El Anís del Mono, según algunas teorías, parodia en su etiqueta, con el conocido primate barbudo, a Darwin y su teoría evolutiva. ¿Podría Abogados Ateos denunciar la emblemática etiqueta como ofensa a los sentimientos científicos? ¿O sería mejor sacar los sentimientos, como ofensa global y subjetiva, del Código Penal? Desde otro ángulo, es interesante observar que el ámbito de la hipotética ofensa es una tienda privada, e incluso sería acogido bajo el manto de la libertad de expresión si se produjera en el espacio público. A mí sí me resultaría rechazable (lo que no quiere decir que me pareciese jurídicamente punible) realizar esa muestra en el lugar de culto de una determinada religión, en este caso la católica, que pudiera sentirse afrentada por esa expresión.

Aunque en el título hablo de miscelánea voy a seguir con el “palo” religioso de la mano de unas declaraciones a la emisora Plaza Radio del cardenal Cañizares: “Francisco no es un Papa comunista, es un Papa cristiano que defiende la caridad, que va más allá de la justicia”. Añadió: “el comunismo es radicalmente falso”. Y remató: “si uno es comunista de verdad no puede ser católico”. No puedo negar que la caridad, históricamente, ha llegado a los terrenos donde no se esperaba la justicia social. Musulmanes y cristianos tienen entre sus deberes morales lo que se llama la limosna. En las iglesias está el cepillo y en las misas se pasa la bandeja. Pero trascendía de los templos. Recuerdo que mi padre comentaba que en la agencia de aduanas donde trabajaba, los sábados (se refería a los años 50 y 60) se ponían en el mostrador monedas de céntimo, décima parte de una peseta, para los mendigos de la zona. Imagino que existiría el pacto implícito de no servirse más de una. Creo que la frase de Cañizares enaltece, a su pesar, a los comunistas pues los equipara con el ansia de justicia social, quedándose él con el más allá de la caridad. A partir del siglo XIX, los socialistas y, los de su seno nacidos, los comunistas, hablando de lucha de clases e igualdad social (la igualdad que plantean la  revolución francesa y sus hijas de la  primera mitad del siglo XIX es la política, que ansía la emergente burguesía ante la nobleza y el clero) denuncian esa caridad que jamás indagaba, dándola como designio divino, en las causas de la pobreza. Lo sintetizó muy bien precisamente un obispo, el brasileño Hélder Cámara, que tiene una sentencia muy conocida: “Cuando doy comida a los pobres, me llaman santo (caridad loada por todo el mundo incluidos los ricos). Cuando pregunto por qué son pobres, me llaman comunista (crítica implícita a una sociedad de clases donde la riqueza está injustamente repartida)”. Creo que queda claro que los dos paréntesis son acotaciones mías.

La última frase de Cañizares me llama la atención también porque, por su enfoque, parece expresada más por un dirigente comunista que por un dirigente católico. Habría sido más lógica, desde su perspectiva, la expresión: “si uno es católico no puede ser comunista”. Sabemos que una de las fricciones principales entre cristianismo y comunismo fue el ateísmo militante de estos últimos. Con respecto a esto, como posible punto de encuentro, me quedo con la postura de José Bergamín, intelectual antifascista y católico que planteó: “con los comunistas hasta la muerte… ni un paso más”.

Siguiendo con el tema socio-religioso, que se está comiendo todo el texto chafándome el título que tanto me gusta, una curiosidad: diversos medios informan de que la NASA ha contratado a 24 teólogos para estudiar como reaccionarían las diferentes religiones ante un posible descubrimiento o contacto con vida extraterrestre. Siguiendo los versos de Luis Eduardo Aute, que nos dicen “que todo en la vida es cine/ y los sueños/ cine son”, si nos aproximamos a las ficciones cinematográficas que han tratado el tema de la llegada de los marcianos, casi siempre desde una óptica bastante comprometida para la perduración de la especie humana (tiene lógica, si llegan desde lugares remotísimos, a muchos años luz, deben estar mucho más avanzados y, además en esa ocasión no creo que, como en en ese sueño llamado Independence Day, el presidente de EEUU se suba a un caza para expulsarlos personalmente), disculpen la ironía pero no les arriendo las ganancias de futuro a los 24 teólogos espaciales.

Como he hablado de comunismo en una de las noticias quiero hacer mención a que el 26 de diciembre se cumplió el trigésimo aniversario de la disolución de la URSS. Por supuesto, no voy a entrar ahora en un análisis sobre causas y consecuencias. Simplemente quiero mencionar dos aspectos: ese mismo año, el 17 de marzo de 1991, se celebró un referéndum en que se planteaba la preservación o no de la Unión Soviética. Con una participación del 80% del censo, el 77,8% de los votantes lo hicieron a favor. Nueve meses después, con el beneplácito de EEUU y sus satélites, y anunciándose por Francis Fukuyama “el fin de la historia”, la URSS estaba disuelta. Se observa que en los grandes acontecimientos, en los terremotos históricos, guste o no, la fuerza de los votos suele ser escasa. El segundo aspecto es una simple curiosidad terminológica. Con los terribles años 90 de Yeltsin y su enorme traspaso de propiedad pública a manos privadas, se hizo de uso común referirse a los nuevos ricos rusos como oligarcas. La gente de izquierdas siempre hemos utilizado ese término para referirnos a la clase dominante de nuestros países. Sin embargo, los medios de comunicación de masas no. En ellos nunca se habla de la oligarca Ana Patricia Botín o del oligarca Jeff Bezos o de Amancio Ortega, mi oligarca predilecto, que, por cierto, debería presionar para que fábricas textiles indias que producen, entre otras empresas, para Inditex, pagarán el salario mínimo legal a sus trabajadores. Según The Guardian adeudarían 41 millones de libras a 400.000 trabajadores. Amancio, entre donación y donación de máquinas a hospitales, presiona, que tú, uno de los grandes ricos (oligarca, aunque no seas ruso), puedes.

Siempre escuché que era noticia que un hombre mordiera a un perro.  O sea, sería noticia, según ese criterio, que a un perro se le perdiera un amo. Pues no. El periódico Canarias 7, hace unos días, publicó en la portada de su edición digital la localización por la Policía Local de Las Palmas de G. C. de un perro perdido en el barrio de Miller Bajo. ¿Soy un tipo insensible al mostrar mi sorpresa por esta noticia?

Una última mención: el rapero Pablo Hasel, diez meses y medio después, sigue encarcelado por delitos de opinión. Entre otras cosas por llamar lo que es, ladrón, al hijo político de Franco. Imagino que habrá herido los sentimientos borbónicos.

Casi siempre acabo los escritos y después me planteo el título. En este caso me ha sucedido justo lo contrario. El título se me subió a la chepita, acomodándose, y después estuve mucho rato mirando las seis palabras que lo componen, echando un vistazo, con cierta decepción, al cajoncito de sastre de las notas abandonadas y enredándome, desasosegándome mentalmente con la cuarta palabra. Ese “crepúsculo” tan mentiroso en lo global y tan verdadero en lo personal. Y me vino a  la mente, no soy muy original, el Ouróboros o Uróboros. La serpiente que se come su cola. El eterno retorno del círculo. El alba de un año devora el crepúsculo de otro, en una ficción humana de reinicio que me permite desearles a ustedes que el nuevo ciclo les sea venturoso y, sobretodo, saludable.


viernes, 17 de diciembre de 2021

De tornados y capataces

Al igual que sabemos que el Caribe, de junio a noviembre, es zona de huracanes, todos los años nos llegan noticias de tornados que arrasan áreas del centro de EEUU. Repitiéndose anualmente, en ninguno de los casos son un fenómeno novedoso, como sí sucede, por ejemplo, con un terremoto no provocado por la acción volcánica. Cierto que los tornados se forman con mucha mayor rapidez que la gestación, y posterior desplazamiento, de un huracán en el Océano Atlántico. Pero insisto, es algo propio, habitual de cada uno de esos territorios.

Pocas cosas retratan tan bien el desarrollo económico y sobretodo humano de un país, y el grado en que su acción política se preocupa por el cuidado de sus habitantes como esa devastación que llamamos catástrofes naturales. Hechos que casi siempre son tratados informativamente como si solo fueran eso: avatares de la naturaleza ante los que poco se puede hacer. No obstante, el huracán que deja centenares de muertos o miles en zonas del Caribe, o el propio EEUU (recuerden la devastación de Nueva Orleans por el Katrina, que dejo en 2005 oficialmente 1.836 muertos en la principal potencia del planeta), en Cuba generalmente no causa víctimas o lo hace en una mínima proporción. Pero no siempre fue así. En 1963, con la revolución dando sus primeros pasos y acosada no solo económicamente (Invasión de Playa Girón en 1961 y Crisis de los Misiles en 1962), el Huracán Flora produjo en la isla lo que ahora sería una hecatombe: casi 2.000 fallecidos. Esa minimización en Cuba de las muertes, por su catástrofe natural más habitual, debido a planes estatales que establecen  métodos de evacuación y donde debe refugiarse cada familia cuando lo necesite, representa ese desarrollo humano, ese sistema que se preocupa por el bienestar de sus habitantes. 

Me traslado ahora al mundo volcánico que, desde el 19 de septiembre, es primera página en Canarias. En la erupción palmera, parece que ya en sus estertores finales, ha fallecido una persona que entró, con permiso de las autoridades, como tantas otras, a retirar cenizas. Desde el primer momento la labor esencial ha sido evitar pérdidas humanas y el desamparo de las personas, ya que el desastre material era incontenible. Un dato comparativo: el 4 de diciembre erupcionó en la isla de Java, en Indonesia, el volcán Semeru, uno de los más activos de ese país. Datos del 10 de diciembre establecen en 45 el número de fallecidos. Imagino, quizás indebida y osadamente, que en un estado con 273 millones de habitantes (el cuarto país del mundo en población) que en 2004 sufrió un tsunami que mató a un cuarto de millón de personas, vivir en las faldas de un volcán que erupciona a menudo es una espada de Damocles, un tributo, casi inevitable, para los más humildes. También me pregunto si el volcán no dio indicios previos o lo que ocurre es todo lo contrario, da tantas señales continuadas que, no teniendo alternativas, prefieres no pensar demasiado en ello aunque el hipotético precio a pagar sea la vida.

Por cierto, quien me haya leído en otras ocasiones ya conoce mi tendencia a una cierta dispersión. Arranco por un camino pero me surge algún senderillo por el que incursiono antes de volver al rumbo inicial. Ahora me pasa eso a cuenta de un elemento que he observado con la erupción de La Palma: hablar del volcán humanizándolo, en el peor sentido, al tildarlo de demonio o bestia enfurecida, despiadada. Lo que fue gozo y fiesta hace 50 años con el Teneguía se convierte en odio con el volcán, aún sin nombre, surgido en Cumbre Vieja. Aplicamos nuestra medida a lo que es una manifestación de la naturaleza, siempre creando y destruyendo, ajena a calificaciones morales. 

Bueno, después de arrancar en el Caribe y EEUU, pasar por La Palma y llegar a Indonesia, vuelvo a EEUU, la tierra de la libertad, porque de la libertad, ese fetiche que se nos muestra como abalorio para indígenas timados por avezados colonizadores, vamos a hablar.

La idea de este texto surgió de los tornados que asolaron Kentucky y otros estados hace unos días, en concreto el 10 de diciembre. Y en esta catástrofe destaca con luz propia, sé que es un humor un poco negro (no se me enfaden los políticamente correctos), la fabrica de velas aromáticas de Mayfield. 

“Si os marcháis, es más que probable que seáis despedidos” fue lo que dijo a los trabajadores uno de los supervisores, según el testimonio, corroborado por tres compañeros, de McKayla Emery, rescatada tras pasar 6 horas bajo los escombros. La fábrica trabajaba con turnos continuados, sin parar las máquinas, por la enorme demanda de velas en estas fechas.

La primera alarma había sonado a las 5.30, tras ella algunos trabajadores, menos de 15, a pesar de las amenazas, priorizaron su seguridad y se marcharon, ejerciendo, con buen criterio, su libertad de poder quedarse sin empleo. Cuando sonó, 4 horas después, otra vez la sirena, había en la fábrica 110 empleados. El resultado, hasta hace dos días (no tengo datos posteriores), pues había desaparecidos, era de 8 muertos y múltiples heridos. 

El problema más grave, siéndolo mucho, desde mi óptica, no es que se amenazara a los trabajadores si abandonaban ese posible matadero que era su puesto de trabajo. La esencia es que en un país cuyo fundamento no sea poner en la cúspide la libertad del beneficio, la sacrosanta producción de velas que nos permita felicitarnos la navidad y el nuevo año con más calidez, sino el cuidado de sus habitantes, había que evacuar, buscar refugio con toda premura. Y eso debía estar estudiado, pactado entre empresa y trabajadores o legislado (¿lo estará?) por el estado de Kentucky o por leyes federales. En ningún caso debe quedar al albur, a la falsa libertad de jugar a la lotería con su vida de cada trabajador, arriesgando su empleo. O de un supervisor, esa manera suave, propia de la edulcoración verbal de estos tiempos, de nombrar lo que toda la vida ha sido un capataz.


miércoles, 8 de diciembre de 2021

Tres pinceladas americanas (de norte a sur)

De entrada, por favor, antes de seguir leyendo, abran este enlace. Aunque lo vean tan largo, no se asusten, es solo una foto, una dulce felicitación navideña que, si están impregnados del espíritu de estas fechas, pueden compartir, rebosantes de buenos deseos, con las personas queridas.


https://twitter.com/RepThomasMassie/status/1467197523127422979?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1467197523127422979%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Factualidad.rt.com%2Factualidad%2F412659-congresista-compartir-foto-familia-posar-armas


No me digan que no es una especie de brutalidad u obscenidad de lo naif. Teniendo claro que estas personas serán fervientes cristianos no he podido evitar una extraña asociación (sé que mis conexiones a veces son algo retorcidas) con una frase que seguramente han escuchado en algún momento de sus vidas: “familia que reza unida, permanece unida”. Fue el lema de una campaña mundial pro oración creada por el sacerdote irlandés Patrick Peyton y me ha parecido que esta foto podría ser el manifiesto fundacional (en un país donde hay un 15% de terraplanistas todo es posible) de un movimiento que abogue por algo así como “familia que se arma unida se defiende (o ataca) unida”.

El congresista del partido republicano de EEUU, Thomas Massie, ha felicitado las navidades posando con toda su familia armada y, fíjense, enseñando los dientes. Alguien diría que están sonriendo, yo no me atrevo a tanto, ya sabemos que el reino animal enseñar los dientes no siempre es un signo de amistad. El texto del tuit se entiende clarito, incluso para los que tenemos escaso conocimiento del inglés, salvo las dos últimas palabras que es donde, tras el impacto de la foto, anida la sustancia del texto: “bring ammo”.  Significa, dirigiéndose a Santa (Claus), “trae munición”.

Tiendo a utilizar, casi en defensa propia (me parece la expresión más adecuada en este contexto) la pincelada irónica, pero el tema es lacerante. Solo unos días antes de la publicación de esta foto, en una tragedia que por habitual en EEUU al menos por estos lares ya casi no es noticia, Ethan Crumbley, adolescente de solo 15 años, asesinó a 4 compañeros e hirió a 7 más en una escuela secundaria de Michigan con un arma que le compraron sus padres como regalo de Navidad. Según parece, Ethan será juzgado como adulto y probablemente le espere una vida entera encarcelado. He leído que los padres, tras abandonar a su hijo y huir, también están detenidos, pues no hicieron caso a advertencias de las profesoras acerca de dibujos donde se plasmaban actos muy violentos. Imagino que en EEUU ser profesor y ver ciertos dibujos de algún alumno debe encender un rosario de luces de alarma.


Segunda pincelada.

“Quiero expresar mi felicitación más sincera a la democracia colombiana”. Así se expresó Felipe VI, el nieto político del dictador fascista Franco, en la clausura del Congreso Mundial de Juristas celebrado en Barranquilla. Tras esta aseveración procedió a entregar al presidente de Colombia (cuyo nombre, al contrario de lo que sucede con el de la su vecina Venezuela, casi nadie en el estado español conoce), el premio Paz y Libertad que es el máximo reconocimiento que la Asociación Mundial de Juristas otorga “a las personas o entidades que se han destacado por su compromiso con los valores democráticos y el Estado de Derecho” en palabras del periódico colombiano El Tiempo. 

La burla proviene de que Colombia es el país del planeta donde son asesinados más líderes sociales. Es el país de los “falsos positivos”. En la lucha contra la guerrilla el ejército asesinaba campesinos a los que presentaba como guerrilleros y cobraba una cantidad determinada por (perdóneseme la crudeza de la expresión) pieza. Es el país donde en la revuelta que comenzó en abril de este año asesinaron alrededor de 60 manifestantes. Pobre gente que, por no haber nacido en el país fronterizo  de Colombia cuyo presidente usted se sabe de memoria, fueron relegados a los rincones de los grandes informativos. 

Por cierto, los discursos del rey son visados por un gobierno español, hipotéticamente de izquierdas, que en septiembre, en una visita oficial del presidente colombiano, lo condecoró con la Gran Cruz de Isabel la Católica. Sí, ténganlo claro, cuando determinados gobiernos (EEUU y UE) o los grandes medios, esos emporios ideológicos, nos dicen que todas las vidas valen lo mismo o ponen la lupa en unos países mientras opacan otros (¿qué sabemos de los miles de trabajadores fallecidos en accidentes laborales durante las obras del mundial de fútbol de esa monarquía absoluta llamada llamada Qatar? ¿se planteará EEUU hacerle el mismo boicot diplomático que acaba de anunciar a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín?), sepan que sólo les anima el interés económico o estratégico, el único criterio que utilizan es la obediencia a un designio imperial que ha establecido que unos países, díscolos, son dictaduras y otros, con matanzas perpetuas como Colombia, son felicitados por un tipo que debe su cargo a la restauración monárquica de un asesino de masas.

Mientras escribo este texto (a ratos, voy y vuelvo, o lo dejo algún día en barbecho) me viene a la mente una declaración de Emilio Aragón, nacido en Cuba, de donde salió con un año, hecha el pasado agosto: “Volveré a Cuba cuando pueda meter un papelito en una urna”. Y yo me pregunté, ya que no lo hizo el periodista, si este hombre cada vez que viaja a un país (y estoy convencido de que no son pocos los que habrá visitado) establecerá el mismo listón que con la tierra donde nació. Ya no digo nada sobre reducir la democracia a la mera introducción de “un papelito en una urna”. Pura guerra ideológica. 


Tercera pincelada.

El 21 de noviembre se celebraron elecciones presidenciales en Chile. 

Pasaron al balotaje o segunda vuelta el candidato de la ultraderecha José Antonio Kast (28%) y el de la izquierda Gabriel Boric (26%)

El primero es un pinochetista ultraliberal en lo económico (con la cantinela universal de la bajada de impuestos y del adelgazamiento del estado, que incluso, en el estado español, compran muchas personas que durante el destrozo económico de la pandemia han tenido ingresos gracias a ese mecanismo estatal llamado ERTE) y profundamente retrógrado en lo social, planteándose la derogación de la ley del aborto o eliminar el Ministerio de la Mujer. O sea, un trasunto de VOX en el hemisferio sur de América. Boric, su oponente, está al frente de una coalición de partidos llamada Apruebo Dignidad que tiene un mensaje tibiamente socialdemócrata donde no se nombra la palabra socialismo y, si resultara ganador, estoy convencido que se mantendría lejos de ese “eje del mal” que los yankees consideran a Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

En este contexto, surge la figura de Mario Vargas Llosa, que ya levantó cierta polémica en octubre, cuando en el marco de la Convención del PP dijo que lo importante no es que los pueblos voten libremente, sino que “voten bien”. A mí es que lo de votar bien me chirría, me parece un concepto pobre y que nada aclara. La papeleta no es portadora de maldad o bondad en abstracto, la papeleta, se supone que es la concreción en una persona o personas de un compendio de ideas, con sus filias, sus fobias y su carga histórica. Imagino que los fundamentos que mueven el voto de Ana Botín y el mío, alejados de la bueno o lo malo, son radicalmente diferentes por nuestra opuesta visión del mundo, condicionada por la clase social a la que pertenecemos. Sin embargo, no traigo aquí a colación a Vargas Llosa por la humorada de hablar de votar bien en un país que no ha disuelto, y sigue dando millones de votos, a esa asociación para delinquir llamada Partido Popular. Lo he traído porque ha expresado su total apoyo al candidato Kast, al que pide que gane para “que Chile lidere el centro-derecha, la libertad, estimular a los empresarios, la inversión extranjera”. 

Disecciono.

Pinochet, el carnicero de Chile que bombardeo La Moneda y asesinó a Allende (previa guerra económica inmisericorde para crear el caldo de cultivo), sería apoyado hoy en día por Varguitas, así se autodenomina en “La tía Julia y el escribidor”, como solución centroderechista a la torpeza votante de los chilenos apoyando a la Unidad Popular de Salvador Allende. Después, la estupidez ayusista-cervecera, una apelación a esa inexistencia que es la libertad abstracta. Lo de la estimulación empresarial suele consistir en odiar la intervención estatal cuando la vacas van cebadas y exigir fondos públicos cuando se les empiezan a marcar las costillas. Lo que, resumiendo, se conoce como privatización de las ganancias y socialización de las pérdidas. Por último apela a la inversión extranjera. No es rechazable per se. Ni mucho menos. La esencia es el reparto de las ganancias. Cuando Evo Morales llegó al poder en 2006 una de sus propuestas principales era que las empresas españolas que explotaban los recursos naturales del país no siguieran perpetrando un despojo. Se llevaban cerca del 80% de los beneficios dejando una limosna para el estado boliviano del 20%. Les planteó que el reparto debía ser al revés o se acababa. Aceptaron. O sea, no existía un beneficio empresarial, sino un expolio de las riquezas bolivianas.

Bueno, dejo al ochentón Varguitas en su incansable viaje de decenios a la extrema derecha. Ya es hora de acabar, que, más que pinceladas casi termino haciendo un mural. Por cierto, noble tradición pictórica de las izquierdas de otro país americano: México, insurgente o no.