jueves, 30 de diciembre de 2021

Miscelánea en el crepúsculo del año

Tomo notas en el móvil sobre noticias que leo o las ideas que me surgen a partir de ellas. Algunas mueren, otras, las menos, dan origen a algún texto y, a veces, creo que ya lo hice en otro fin de año y en alguna otra ocasión, elaboro una mixtura. Al caldero con los restos y a empezar el año con “las notas” a cero.

Empezaré, aprovechando las fiestas navideñas, que cabría preguntarse si son fiestas religiosas, aunque si que no podemos cuestionarnos que son fiestas que ilusionan a los niños con el cóctel vacaciones y regalos (ahora por partida doble con la asunción de Papá Noel). Mezclo religión, que en el caso del estado español es hablar de catolicismo, e infancia por una declaración, de hace al menos mes y pico, de la Conferencia Episcopal acerca de la pederastia en su seno en la que el portavoz dice: “son pequeños casos ¿por qué se pone el foco sólo en la Iglesia Católica?” 

“Pequeños casos” y “ el foco”.

Yo iba a centrarme en lo segundo, pero los pequeños casos llegan al menos a 251 miembros del clero y algunos seglares, según una investigación de 385 páginas del diario El País que ha servido de base al Papa Francisco, al cual fue entregada, para pedir a la Iglesia española una actuación interna. Según el periódico el número mínimo de víctimas sería de 1.237 y afectaría a 31 órdenes religiosas (tienen muchísimos centros de enseñanza) y 31 diócesis. Lo llamativo de esto no es que Francisco solicite que la Iglesia española investigue, lo que a mí me irrita y escandaliza es que en la noticia de El País solo se habla de tribunales eclesiásticos. Si en cualquier centro de enseñanza no religioso, público o privado, se detectara un solo caso de posible abuso, intervendría la justicia civil, entraría en acción una fiscalía que en la noticia de El País brilla por su ausencia. Los curas pederastas suelen ser “condenados”, por sus colegas administradores de la justicia divina, en la inmensa mayoría de los casos a retiros “espirituales” en los que “redimirse” mediante la oración.

https://elpais.com/sociedad/2021-12-19/la-iglesia-espanola-afronta-una-gran-investigacion-de-la-pederastia-con-251-nuevos-casos-aportados-por-el-pais.html

Ahora voy a lo que era mi objetivo principal: ese “foco” que sobreexpone a la Iglesia Católica. ¿No es evidente? Toda oferta religiosa es también una oferta moral. En ningún caso soy especialista en religiones, pero las tres grandes, las llamadas religiones del Libro, son un extenso catálogo de preceptos morales. Judíos, musulmanes o cristianos (todos en sus diferentes variedades) establecen de manera más o menos estricta, o laxa, una serie de mandamientos, de normas para transitar por este mundo y ganar la vida eterna. Tanto se asocia moral con religión que es bastante conocida la frase “si Dios no existe, todo esta permitido”, puesta por Dostoievski en boca de uno de los hermanos Karamazov. El filósofo Zizek reformuló la frase a la inversa: “si dios existe, entonces todo está permitido”. Plantea que la creencia en un ser superior, omnipotente, justifica cualquier acción en su nombre, si se es un instrumento del Altísimo todo está, en términos morales, permitido. Algunos pensamos que de la ecuación moral hay que sacar lo que José Saramago llamó, en un texto que escribió tras el 11S, “el factor Dios”. Más allá de premios o castigos, en vida o tras la muerte, el ser humano debe tener unos códigos de comportamiento y respeto, unas barreras infranqueables.

Y pocas barreras más infranqueables que el abuso a los menores, en cualquier lugar o contexto. Pero si ese lugar o contexto es una organización de señores, como la Iglesia Católica, que son servidores, intermediarios y propagadores de la bondad de Dios, elemento que los sitúa para buena parte de la población en un escalón moral superior, el foco tiene que adquirir una potencia casi bíblica. Y es vergonzoso que la Conferencia Episcopal quiera que las aberraciones de parte de sus miembros tengan menos relevancia que, por ejemplo, la de un entrenador de chavales cuya pederastia puede suponerle, con justeza, decenas de años de prisión.

Como estamos en Navidades no puedo abstraerme de comentar una noticia de hace tres semanas. En Sevilla existe una tienda de pastelería erótica llamada La Verguería. Tuvo la ocurrencia de poner en su escaparate un pequeño belén donde San José y el Niño eran penes y la Virgen una vagina, envueltos en su capita, con sus ojitos y su azuquita. Abogados Cristianos y VOX han denunciado al establecimiento por un presunto delito contra los sentimientos religiosos. Los Juzgados de Instrucción 15 y 20 las han admitido, iniciando diligencias previas. El Anís del Mono, según algunas teorías, parodia en su etiqueta, con el conocido primate barbudo, a Darwin y su teoría evolutiva. ¿Podría Abogados Ateos denunciar la emblemática etiqueta como ofensa a los sentimientos científicos? ¿O sería mejor sacar los sentimientos, como ofensa global y subjetiva, del Código Penal? Desde otro ángulo, es interesante observar que el ámbito de la hipotética ofensa es una tienda privada, e incluso sería acogido bajo el manto de la libertad de expresión si se produjera en el espacio público. A mí sí me resultaría rechazable (lo que no quiere decir que me pareciese jurídicamente punible) realizar esa muestra en el lugar de culto de una determinada religión, en este caso la católica, que pudiera sentirse afrentada por esa expresión.

Aunque en el título hablo de miscelánea voy a seguir con el “palo” religioso de la mano de unas declaraciones a la emisora Plaza Radio del cardenal Cañizares: “Francisco no es un Papa comunista, es un Papa cristiano que defiende la caridad, que va más allá de la justicia”. Añadió: “el comunismo es radicalmente falso”. Y remató: “si uno es comunista de verdad no puede ser católico”. No puedo negar que la caridad, históricamente, ha llegado a los terrenos donde no se esperaba la justicia social. Musulmanes y cristianos tienen entre sus deberes morales lo que se llama la limosna. En las iglesias está el cepillo y en las misas se pasa la bandeja. Pero trascendía de los templos. Recuerdo que mi padre comentaba que en la agencia de aduanas donde trabajaba, los sábados (se refería a los años 50 y 60) se ponían en el mostrador monedas de céntimo, décima parte de una peseta, para los mendigos de la zona. Imagino que existiría el pacto implícito de no servirse más de una. Creo que la frase de Cañizares enaltece, a su pesar, a los comunistas pues los equipara con el ansia de justicia social, quedándose él con el más allá de la caridad. A partir del siglo XIX, los socialistas y, los de su seno nacidos, los comunistas, hablando de lucha de clases e igualdad social (la igualdad que plantean la  revolución francesa y sus hijas de la  primera mitad del siglo XIX es la política, que ansía la emergente burguesía ante la nobleza y el clero) denuncian esa caridad que jamás indagaba, dándola como designio divino, en las causas de la pobreza. Lo sintetizó muy bien precisamente un obispo, el brasileño Hélder Cámara, que tiene una sentencia muy conocida: “Cuando doy comida a los pobres, me llaman santo (caridad loada por todo el mundo incluidos los ricos). Cuando pregunto por qué son pobres, me llaman comunista (crítica implícita a una sociedad de clases donde la riqueza está injustamente repartida)”. Creo que queda claro que los dos paréntesis son acotaciones mías.

La última frase de Cañizares me llama la atención también porque, por su enfoque, parece expresada más por un dirigente comunista que por un dirigente católico. Habría sido más lógica, desde su perspectiva, la expresión: “si uno es católico no puede ser comunista”. Sabemos que una de las fricciones principales entre cristianismo y comunismo fue el ateísmo militante de estos últimos. Con respecto a esto, como posible punto de encuentro, me quedo con la postura de José Bergamín, intelectual antifascista y católico que planteó: “con los comunistas hasta la muerte… ni un paso más”.

Siguiendo con el tema socio-religioso, que se está comiendo todo el texto chafándome el título que tanto me gusta, una curiosidad: diversos medios informan de que la NASA ha contratado a 24 teólogos para estudiar como reaccionarían las diferentes religiones ante un posible descubrimiento o contacto con vida extraterrestre. Siguiendo los versos de Luis Eduardo Aute, que nos dicen “que todo en la vida es cine/ y los sueños/ cine son”, si nos aproximamos a las ficciones cinematográficas que han tratado el tema de la llegada de los marcianos, casi siempre desde una óptica bastante comprometida para la perduración de la especie humana (tiene lógica, si llegan desde lugares remotísimos, a muchos años luz, deben estar mucho más avanzados y, además en esa ocasión no creo que, como en en ese sueño llamado Independence Day, el presidente de EEUU se suba a un caza para expulsarlos personalmente), disculpen la ironía pero no les arriendo las ganancias de futuro a los 24 teólogos espaciales.

Como he hablado de comunismo en una de las noticias quiero hacer mención a que el 26 de diciembre se cumplió el trigésimo aniversario de la disolución de la URSS. Por supuesto, no voy a entrar ahora en un análisis sobre causas y consecuencias. Simplemente quiero mencionar dos aspectos: ese mismo año, el 17 de marzo de 1991, se celebró un referéndum en que se planteaba la preservación o no de la Unión Soviética. Con una participación del 80% del censo, el 77,8% de los votantes lo hicieron a favor. Nueve meses después, con el beneplácito de EEUU y sus satélites, y anunciándose por Francis Fukuyama “el fin de la historia”, la URSS estaba disuelta. Se observa que en los grandes acontecimientos, en los terremotos históricos, guste o no, la fuerza de los votos suele ser escasa. El segundo aspecto es una simple curiosidad terminológica. Con los terribles años 90 de Yeltsin y su enorme traspaso de propiedad pública a manos privadas, se hizo de uso común referirse a los nuevos ricos rusos como oligarcas. La gente de izquierdas siempre hemos utilizado ese término para referirnos a la clase dominante de nuestros países. Sin embargo, los medios de comunicación de masas no. En ellos nunca se habla de la oligarca Ana Patricia Botín o del oligarca Jeff Bezos o de Amancio Ortega, mi oligarca predilecto, que, por cierto, debería presionar para que fábricas textiles indias que producen, entre otras empresas, para Inditex, pagarán el salario mínimo legal a sus trabajadores. Según The Guardian adeudarían 41 millones de libras a 400.000 trabajadores. Amancio, entre donación y donación de máquinas a hospitales, presiona, que tú, uno de los grandes ricos (oligarca, aunque no seas ruso), puedes.

Siempre escuché que era noticia que un hombre mordiera a un perro.  O sea, sería noticia, según ese criterio, que a un perro se le perdiera un amo. Pues no. El periódico Canarias 7, hace unos días, publicó en la portada de su edición digital la localización por la Policía Local de Las Palmas de G. C. de un perro perdido en el barrio de Miller Bajo. ¿Soy un tipo insensible al mostrar mi sorpresa por esta noticia?

Una última mención: el rapero Pablo Hasel, diez meses y medio después, sigue encarcelado por delitos de opinión. Entre otras cosas por llamar lo que es, ladrón, al hijo político de Franco. Imagino que habrá herido los sentimientos borbónicos.

Casi siempre acabo los escritos y después me planteo el título. En este caso me ha sucedido justo lo contrario. El título se me subió a la chepita, acomodándose, y después estuve mucho rato mirando las seis palabras que lo componen, echando un vistazo, con cierta decepción, al cajoncito de sastre de las notas abandonadas y enredándome, desasosegándome mentalmente con la cuarta palabra. Ese “crepúsculo” tan mentiroso en lo global y tan verdadero en lo personal. Y me vino a  la mente, no soy muy original, el Ouróboros o Uróboros. La serpiente que se come su cola. El eterno retorno del círculo. El alba de un año devora el crepúsculo de otro, en una ficción humana de reinicio que me permite desearles a ustedes que el nuevo ciclo les sea venturoso y, sobretodo, saludable.


viernes, 17 de diciembre de 2021

De tornados y capataces

Al igual que sabemos que el Caribe, de junio a noviembre, es zona de huracanes, todos los años nos llegan noticias de tornados que arrasan áreas del centro de EEUU. Repitiéndose anualmente, en ninguno de los casos son un fenómeno novedoso, como sí sucede, por ejemplo, con un terremoto no provocado por la acción volcánica. Cierto que los tornados se forman con mucha mayor rapidez que la gestación, y posterior desplazamiento, de un huracán en el Océano Atlántico. Pero insisto, es algo propio, habitual de cada uno de esos territorios.

Pocas cosas retratan tan bien el desarrollo económico y sobretodo humano de un país, y el grado en que su acción política se preocupa por el cuidado de sus habitantes como esa devastación que llamamos catástrofes naturales. Hechos que casi siempre son tratados informativamente como si solo fueran eso: avatares de la naturaleza ante los que poco se puede hacer. No obstante, el huracán que deja centenares de muertos o miles en zonas del Caribe, o el propio EEUU (recuerden la devastación de Nueva Orleans por el Katrina, que dejo en 2005 oficialmente 1.836 muertos en la principal potencia del planeta), en Cuba generalmente no causa víctimas o lo hace en una mínima proporción. Pero no siempre fue así. En 1963, con la revolución dando sus primeros pasos y acosada no solo económicamente (Invasión de Playa Girón en 1961 y Crisis de los Misiles en 1962), el Huracán Flora produjo en la isla lo que ahora sería una hecatombe: casi 2.000 fallecidos. Esa minimización en Cuba de las muertes, por su catástrofe natural más habitual, debido a planes estatales que establecen  métodos de evacuación y donde debe refugiarse cada familia cuando lo necesite, representa ese desarrollo humano, ese sistema que se preocupa por el bienestar de sus habitantes. 

Me traslado ahora al mundo volcánico que, desde el 19 de septiembre, es primera página en Canarias. En la erupción palmera, parece que ya en sus estertores finales, ha fallecido una persona que entró, con permiso de las autoridades, como tantas otras, a retirar cenizas. Desde el primer momento la labor esencial ha sido evitar pérdidas humanas y el desamparo de las personas, ya que el desastre material era incontenible. Un dato comparativo: el 4 de diciembre erupcionó en la isla de Java, en Indonesia, el volcán Semeru, uno de los más activos de ese país. Datos del 10 de diciembre establecen en 45 el número de fallecidos. Imagino, quizás indebida y osadamente, que en un estado con 273 millones de habitantes (el cuarto país del mundo en población) que en 2004 sufrió un tsunami que mató a un cuarto de millón de personas, vivir en las faldas de un volcán que erupciona a menudo es una espada de Damocles, un tributo, casi inevitable, para los más humildes. También me pregunto si el volcán no dio indicios previos o lo que ocurre es todo lo contrario, da tantas señales continuadas que, no teniendo alternativas, prefieres no pensar demasiado en ello aunque el hipotético precio a pagar sea la vida.

Por cierto, quien me haya leído en otras ocasiones ya conoce mi tendencia a una cierta dispersión. Arranco por un camino pero me surge algún senderillo por el que incursiono antes de volver al rumbo inicial. Ahora me pasa eso a cuenta de un elemento que he observado con la erupción de La Palma: hablar del volcán humanizándolo, en el peor sentido, al tildarlo de demonio o bestia enfurecida, despiadada. Lo que fue gozo y fiesta hace 50 años con el Teneguía se convierte en odio con el volcán, aún sin nombre, surgido en Cumbre Vieja. Aplicamos nuestra medida a lo que es una manifestación de la naturaleza, siempre creando y destruyendo, ajena a calificaciones morales. 

Bueno, después de arrancar en el Caribe y EEUU, pasar por La Palma y llegar a Indonesia, vuelvo a EEUU, la tierra de la libertad, porque de la libertad, ese fetiche que se nos muestra como abalorio para indígenas timados por avezados colonizadores, vamos a hablar.

La idea de este texto surgió de los tornados que asolaron Kentucky y otros estados hace unos días, en concreto el 10 de diciembre. Y en esta catástrofe destaca con luz propia, sé que es un humor un poco negro (no se me enfaden los políticamente correctos), la fabrica de velas aromáticas de Mayfield. 

“Si os marcháis, es más que probable que seáis despedidos” fue lo que dijo a los trabajadores uno de los supervisores, según el testimonio, corroborado por tres compañeros, de McKayla Emery, rescatada tras pasar 6 horas bajo los escombros. La fábrica trabajaba con turnos continuados, sin parar las máquinas, por la enorme demanda de velas en estas fechas.

La primera alarma había sonado a las 5.30, tras ella algunos trabajadores, menos de 15, a pesar de las amenazas, priorizaron su seguridad y se marcharon, ejerciendo, con buen criterio, su libertad de poder quedarse sin empleo. Cuando sonó, 4 horas después, otra vez la sirena, había en la fábrica 110 empleados. El resultado, hasta hace dos días (no tengo datos posteriores), pues había desaparecidos, era de 8 muertos y múltiples heridos. 

El problema más grave, siéndolo mucho, desde mi óptica, no es que se amenazara a los trabajadores si abandonaban ese posible matadero que era su puesto de trabajo. La esencia es que en un país cuyo fundamento no sea poner en la cúspide la libertad del beneficio, la sacrosanta producción de velas que nos permita felicitarnos la navidad y el nuevo año con más calidez, sino el cuidado de sus habitantes, había que evacuar, buscar refugio con toda premura. Y eso debía estar estudiado, pactado entre empresa y trabajadores o legislado (¿lo estará?) por el estado de Kentucky o por leyes federales. En ningún caso debe quedar al albur, a la falsa libertad de jugar a la lotería con su vida de cada trabajador, arriesgando su empleo. O de un supervisor, esa manera suave, propia de la edulcoración verbal de estos tiempos, de nombrar lo que toda la vida ha sido un capataz.


miércoles, 8 de diciembre de 2021

Tres pinceladas americanas (de norte a sur)

De entrada, por favor, antes de seguir leyendo, abran este enlace. Aunque lo vean tan largo, no se asusten, es solo una foto, una dulce felicitación navideña que, si están impregnados del espíritu de estas fechas, pueden compartir, rebosantes de buenos deseos, con las personas queridas.


https://twitter.com/RepThomasMassie/status/1467197523127422979?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1467197523127422979%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Factualidad.rt.com%2Factualidad%2F412659-congresista-compartir-foto-familia-posar-armas


No me digan que no es una especie de brutalidad u obscenidad de lo naif. Teniendo claro que estas personas serán fervientes cristianos no he podido evitar una extraña asociación (sé que mis conexiones a veces son algo retorcidas) con una frase que seguramente han escuchado en algún momento de sus vidas: “familia que reza unida, permanece unida”. Fue el lema de una campaña mundial pro oración creada por el sacerdote irlandés Patrick Peyton y me ha parecido que esta foto podría ser el manifiesto fundacional (en un país donde hay un 15% de terraplanistas todo es posible) de un movimiento que abogue por algo así como “familia que se arma unida se defiende (o ataca) unida”.

El congresista del partido republicano de EEUU, Thomas Massie, ha felicitado las navidades posando con toda su familia armada y, fíjense, enseñando los dientes. Alguien diría que están sonriendo, yo no me atrevo a tanto, ya sabemos que el reino animal enseñar los dientes no siempre es un signo de amistad. El texto del tuit se entiende clarito, incluso para los que tenemos escaso conocimiento del inglés, salvo las dos últimas palabras que es donde, tras el impacto de la foto, anida la sustancia del texto: “bring ammo”.  Significa, dirigiéndose a Santa (Claus), “trae munición”.

Tiendo a utilizar, casi en defensa propia (me parece la expresión más adecuada en este contexto) la pincelada irónica, pero el tema es lacerante. Solo unos días antes de la publicación de esta foto, en una tragedia que por habitual en EEUU al menos por estos lares ya casi no es noticia, Ethan Crumbley, adolescente de solo 15 años, asesinó a 4 compañeros e hirió a 7 más en una escuela secundaria de Michigan con un arma que le compraron sus padres como regalo de Navidad. Según parece, Ethan será juzgado como adulto y probablemente le espere una vida entera encarcelado. He leído que los padres, tras abandonar a su hijo y huir, también están detenidos, pues no hicieron caso a advertencias de las profesoras acerca de dibujos donde se plasmaban actos muy violentos. Imagino que en EEUU ser profesor y ver ciertos dibujos de algún alumno debe encender un rosario de luces de alarma.


Segunda pincelada.

“Quiero expresar mi felicitación más sincera a la democracia colombiana”. Así se expresó Felipe VI, el nieto político del dictador fascista Franco, en la clausura del Congreso Mundial de Juristas celebrado en Barranquilla. Tras esta aseveración procedió a entregar al presidente de Colombia (cuyo nombre, al contrario de lo que sucede con el de la su vecina Venezuela, casi nadie en el estado español conoce), el premio Paz y Libertad que es el máximo reconocimiento que la Asociación Mundial de Juristas otorga “a las personas o entidades que se han destacado por su compromiso con los valores democráticos y el Estado de Derecho” en palabras del periódico colombiano El Tiempo. 

La burla proviene de que Colombia es el país del planeta donde son asesinados más líderes sociales. Es el país de los “falsos positivos”. En la lucha contra la guerrilla el ejército asesinaba campesinos a los que presentaba como guerrilleros y cobraba una cantidad determinada por (perdóneseme la crudeza de la expresión) pieza. Es el país donde en la revuelta que comenzó en abril de este año asesinaron alrededor de 60 manifestantes. Pobre gente que, por no haber nacido en el país fronterizo  de Colombia cuyo presidente usted se sabe de memoria, fueron relegados a los rincones de los grandes informativos. 

Por cierto, los discursos del rey son visados por un gobierno español, hipotéticamente de izquierdas, que en septiembre, en una visita oficial del presidente colombiano, lo condecoró con la Gran Cruz de Isabel la Católica. Sí, ténganlo claro, cuando determinados gobiernos (EEUU y UE) o los grandes medios, esos emporios ideológicos, nos dicen que todas las vidas valen lo mismo o ponen la lupa en unos países mientras opacan otros (¿qué sabemos de los miles de trabajadores fallecidos en accidentes laborales durante las obras del mundial de fútbol de esa monarquía absoluta llamada llamada Qatar? ¿se planteará EEUU hacerle el mismo boicot diplomático que acaba de anunciar a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín?), sepan que sólo les anima el interés económico o estratégico, el único criterio que utilizan es la obediencia a un designio imperial que ha establecido que unos países, díscolos, son dictaduras y otros, con matanzas perpetuas como Colombia, son felicitados por un tipo que debe su cargo a la restauración monárquica de un asesino de masas.

Mientras escribo este texto (a ratos, voy y vuelvo, o lo dejo algún día en barbecho) me viene a la mente una declaración de Emilio Aragón, nacido en Cuba, de donde salió con un año, hecha el pasado agosto: “Volveré a Cuba cuando pueda meter un papelito en una urna”. Y yo me pregunté, ya que no lo hizo el periodista, si este hombre cada vez que viaja a un país (y estoy convencido de que no son pocos los que habrá visitado) establecerá el mismo listón que con la tierra donde nació. Ya no digo nada sobre reducir la democracia a la mera introducción de “un papelito en una urna”. Pura guerra ideológica. 


Tercera pincelada.

El 21 de noviembre se celebraron elecciones presidenciales en Chile. 

Pasaron al balotaje o segunda vuelta el candidato de la ultraderecha José Antonio Kast (28%) y el de la izquierda Gabriel Boric (26%)

El primero es un pinochetista ultraliberal en lo económico (con la cantinela universal de la bajada de impuestos y del adelgazamiento del estado, que incluso, en el estado español, compran muchas personas que durante el destrozo económico de la pandemia han tenido ingresos gracias a ese mecanismo estatal llamado ERTE) y profundamente retrógrado en lo social, planteándose la derogación de la ley del aborto o eliminar el Ministerio de la Mujer. O sea, un trasunto de VOX en el hemisferio sur de América. Boric, su oponente, está al frente de una coalición de partidos llamada Apruebo Dignidad que tiene un mensaje tibiamente socialdemócrata donde no se nombra la palabra socialismo y, si resultara ganador, estoy convencido que se mantendría lejos de ese “eje del mal” que los yankees consideran a Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

En este contexto, surge la figura de Mario Vargas Llosa, que ya levantó cierta polémica en octubre, cuando en el marco de la Convención del PP dijo que lo importante no es que los pueblos voten libremente, sino que “voten bien”. A mí es que lo de votar bien me chirría, me parece un concepto pobre y que nada aclara. La papeleta no es portadora de maldad o bondad en abstracto, la papeleta, se supone que es la concreción en una persona o personas de un compendio de ideas, con sus filias, sus fobias y su carga histórica. Imagino que los fundamentos que mueven el voto de Ana Botín y el mío, alejados de la bueno o lo malo, son radicalmente diferentes por nuestra opuesta visión del mundo, condicionada por la clase social a la que pertenecemos. Sin embargo, no traigo aquí a colación a Vargas Llosa por la humorada de hablar de votar bien en un país que no ha disuelto, y sigue dando millones de votos, a esa asociación para delinquir llamada Partido Popular. Lo he traído porque ha expresado su total apoyo al candidato Kast, al que pide que gane para “que Chile lidere el centro-derecha, la libertad, estimular a los empresarios, la inversión extranjera”. 

Disecciono.

Pinochet, el carnicero de Chile que bombardeo La Moneda y asesinó a Allende (previa guerra económica inmisericorde para crear el caldo de cultivo), sería apoyado hoy en día por Varguitas, así se autodenomina en “La tía Julia y el escribidor”, como solución centroderechista a la torpeza votante de los chilenos apoyando a la Unidad Popular de Salvador Allende. Después, la estupidez ayusista-cervecera, una apelación a esa inexistencia que es la libertad abstracta. Lo de la estimulación empresarial suele consistir en odiar la intervención estatal cuando la vacas van cebadas y exigir fondos públicos cuando se les empiezan a marcar las costillas. Lo que, resumiendo, se conoce como privatización de las ganancias y socialización de las pérdidas. Por último apela a la inversión extranjera. No es rechazable per se. Ni mucho menos. La esencia es el reparto de las ganancias. Cuando Evo Morales llegó al poder en 2006 una de sus propuestas principales era que las empresas españolas que explotaban los recursos naturales del país no siguieran perpetrando un despojo. Se llevaban cerca del 80% de los beneficios dejando una limosna para el estado boliviano del 20%. Les planteó que el reparto debía ser al revés o se acababa. Aceptaron. O sea, no existía un beneficio empresarial, sino un expolio de las riquezas bolivianas.

Bueno, dejo al ochentón Varguitas en su incansable viaje de decenios a la extrema derecha. Ya es hora de acabar, que, más que pinceladas casi termino haciendo un mural. Por cierto, noble tradición pictórica de las izquierdas de otro país americano: México, insurgente o no.

domingo, 28 de noviembre de 2021

Cuba: entre las Soberanas y la doble Y

 Cuba es el pequeño gigante del planeta. Ningún país de su dimensión poblacional (11.326.000 habitantes) tiene su relevancia internacional. Su presencia mediática, siempre en tonos sombríos, es muy superior a su peso demográfico. Y me refiero a una presencia mediática continuada, no ocasional. Haití, separada de Cuba por un estrecho llamado el Paso de los Vientos, y con una población casi idéntica (11.402.000) tiene, casi siempre vía catástrofes naturales, una presencia mediática ocasional. Su continua inestabilidad política, su miseria pertinaz, son irrelevantes para los que marcan, con gran éxito, la agenda del pensamiento. Su tasa de mortalidad infantil en 2020 fue del 42,6 por mil. Utilizo este indicador porque se considera un buen exponente del nivel de salud de un país. Aclarándolo, por si alguien no maneja el concepto, significa que por cada mil niños nacidos en Haití 42 de ellos fallecieron antes de cumplir un año de vida. En la parte oriental de La Española, isla que comparte con la citada Haití, se encuentra la República Dominicana que tiene 10.800.000 habitantes y una tasa de mortalidad infantil del 21 por mil en 2020 y que casi nunca sale en los medios, salvo algún suelto cuando se produce una rutinaria elección presidencial que nada cambia en cuanto a la estructura social, o llega, más potente y destructor de lo habitual, el huracán de turno. Cuba, empatada con Canadá, tuvo en ese mismo año, con un 4,3 por mil, la tasa más baja del continente americano, equiparándose a lo que llamamos Primer Mundo (Alemania, por ejemplo, tiene 3,3 por mil), una tasa un punto inferior al 5,3 del país más desarrollado del mundo, país que como todos ustedes sabrán se llama EEUU y, desde hace 60 años, somete a Cuba a duras sanciones económicas.

Tres países de la misma zona geográfica y de peso demográfico casi idéntico. Dos de ellos, mediáticamente hablando, casi no existen. Nadie sabe quién los preside, ni la distribución de la riqueza entre sus habitantes. Son o la página de los sucesos (a perro flaco todo son pulgas, expresaremos con sentida conmiseración) o las vacaciones en Punta Cana (como Brasil, territorio de mezclas hermosas y pobreza invisible).

El otro, Cuba, existe mucho en esos medios para los que es una de las “dictaduras” oficiales del planeta. No he hecho la encuesta, pero estoy convencido que si le preguntas a cualquier persona, solo informada mediante los grandes emporios comunicativos, por el nombre de tres dictaduras del planeta, no menos de ocho van a nombrar a Cuba, y a Venezuela, por supuesto, aunque desde la elección de Hugo Chávez, en 1999, se hayan celebrado en ese territorio un total de 29 comicios. 


Casi nadie sabrá que esa pequeña isla ha sido capaz de producir, en sus laboratorios, con sus científicos, tres vacunas (Soberana, Soberana02 y Abdala) contra el coronavirus con las que ya ha vacunado completamente al 80% de su población. Ningún otro país de Centro o Sudamérica ha logrado lo que, visto el lugar de Cuba en el mundo, a mí me parece casi una hazaña. Hazaña ocultada por los grandes medios con tanto esmero como el que pusieron en difundir las manifestaciones violentas del 11 de julio y la fallida convocatoria opositora del reciente 15 de noviembre. 


Sobre las protestas del 11 de julio, aunque sea a destiempo, me gustaría hacer alguna consideración. El gobierno cubano reconoció un fallecido en un ataque a una comisaría. Fue la única víctima. En las protestas iniciadas en la “democrática” Colombia en abril de este año se calculan entre 50 y 60 fallecidos. A esto le podríamos añadir el interminable e internacionalmente silenciado goteo siniestro de líderes sociales asesinados en ese país. También es de resaltar que el mismo 11 de julio miles de personas salieron a la calle a defender la revolución. 


Quien quiera analizar la pervivencia del régimen cubano en términos estrictos de represión comete un grave error. Hay una base popular importante y una necesidad de no ser engullidos por los EEUU. Sí, tragados. EEUU no ha sometido a sanciones económicas durante 60 años a ningún país del planeta salvo a Cuba. Incluso con Vietnam, el país que le infligió su más humillante derrota militar, costándole la vida a 53.000 soldados estadounidenses, tiene hoy relaciones diplomáticas y económicas plenas. EEUU tiene en Cuba, contra el deseo del pueblo cubano, la base naval de Guantánamo (conocida por ser cárcel de yihadistas, dudo que mucha gente sepa dónde está ubicada). Yo me pregunto cuantos países del mundo tienen en su territorio, contra su voluntad, un enclave militar de 117 kilómetros cuadrados (más grande que el municipio de Las Palmas de Gran Canaria que tiene 100) de una potencia vecina y manifiestamente hostil que no ceja en provocarte graves dificultades económicas.


Dos personas, con significaciones diferentes, han sido las caras visibles de una protesta que, al menos el 15 de noviembre, no fue.


Yotuel Romero, antiguo integrante del grupo musical Orishas, es el elemento más farandulero y anecdótico. Es autor de la canción Patria y Vida, tema recientemente premiado en los Latin Grammy, que han querido convertir en el “himno” de la lucha por la “democracia” en Cuba y en una respuesta al tradicional “Patria o muerte” de la Revolución. Aunque creo que, al menos en el estado español, más que por el tema musical, el mentado Yotuel es célebre principalmente por su participación en un concurso de “maestros” de cocina. Por cierto, entrando en lo rosa, el tipo aprovecho la gala celebrada en Las Vegas para, en un alarde de servidumbre al “American Way of Life”, renovar votos matrimoniales en la “ciudad del juego”, modelos exclusivos y limusina incluida. Patria y limusina creo que sería un lema que aplaudirían los ricos del planeta.


Yunior García Aguilera sería (solo me sale el condicional, no me llega para la consistencia del es) el elemento serio. Y el protagonista absoluto de un 15 de noviembre que, como escribo más arriba, salvo en la prensa internacional, no fue. Yunior, líder de un grupo opositor denominado Archipiélago, dijo que ante la prohibición de las autoridades cubanas marcharía solo y vestido de blanco. Este grupo, y el núcleo duro de la oposición, radicado en Miami, hicieron un llamado a que el 15 la gente saliera vestida de blanco a la calle. Ni él marchó (huelga decir que si miles quisieran marchar el gobierno no podría encerrarlos en casa), ni el blanco (más allá de los adeptos a la santería), predominó en las calles. En cambio Yunior sí marchó el martes16, pero no solo, sino con su esposa camino del aeropuerto para embarcar en un vuelo a Madrid. El martes por la tarde sus camaradas del grupo Archipiélago daban la voz de alarma. Llamaban repetidamente a casa de Yotuel y nadie contestaba. Alarmados solicitaban al gobierno cubano una “fe de vida”, pero la bola no pudo crecer (como con Shuai Peng la tenista china supuestamente desaparecida de la que se han visto fotos y vídeos). A las pocas horas Europa Press anunciaba  la llegada a Barajas de un señor que pasó a velocidad vertiginosa de mártir cautivo en casa a desaparecido y a reaparecido, vía visado turístico que tuvo que empezar a tramitar días antes de la jornada de protesta, en esa meca de la libertad y las cañas que es Madrid. Si Yunior es el líder, la mente más preclara de la oposición interna al gobierno cubano, éste puede estar bastante tranquilo. No sé si la cara de sus compañeros habrá pasado ya del poema a la prosa, al menos para contarse y explicarse lo que ha sucedido.


En Madrid, aparte de una rueda de prensa colectiva, comenzó a desfilar por un rosario de medios.


Expresó alguna idea vieja como que el bloqueo era una excusa del régimen para ocultar su fracaso. Siempre respondo lo mismo. Quítenlo, dejen a los revolucionarios cubanos sin pretexto alguno. El gobierno de EEUU podrá ser un gánster internacional, pero no es imbécil. Las sanciones, la guerra económica, siempre hacen daño, y ese daño cuando el país que lo recibe es pequeño, con una economía débil, aún más resentida en estos tiempos de pandemia, causa muchas dificultades materiales al pueblo.

 

Y una idea nueva y reveladora. Planteó una alianza de las oposiciones de Cuba, Venezuela y Nicaragua pues, según él, enfrentan “la misma dictadura”. Es reveladora porque demuestra que el tema no va de tener uno o mil partidos políticos. En Nicaragua y Venezuela han habido elecciones este mes. En el primer país fueron presidenciales y concurrieron 6 candidatos (5 opositores). En Venezuela fueron a gobernadores y alcaldías. Más del 80% de los candidatos pertenecían a organizaciones opositoras. 


El problema de Nicaragua, Venezuela o Cuba es su afán de independencia, de tener un camino propio y emancipatorio. Por eso las dos últimas están ya fuertemente sancionadas por EEUU y sobre Nicaragua, con el mismo afán, Biden ha promulgado la Ley Renacer (bajo la bota yankee, añado yo). Piénsenlo: las monarquías petroleras del golfo, con gobiernos absolutistas que restringen múltiples libertades y derechos, y consideran a las mujeres  seres inferiores, son tratadas casi con mimo por los EEUU y su apéndice la Unión Europea.


Yotuel también habló de los presos políticos en Cuba. Puesto que es solidario con los presos políticos me pregunto si, tras entrevistarse con Pablo Casado o con el Ministro de Asuntos Exteriores José Luis Albares (¿cuántos disidentes políticos que no sean de derechas son recibidos casi de inmediato por los gobiernos españoles lacayos de EEUU?) ya se habrá desplazado a Lleida. Allí, en la prisión de Ponent, en Lleida, en el país  donde no hay perseguidos políticos pero encarcelaron a medio gobierno catalán por, precisamente, hacer política, podrá mostrar todo su apoyo al rapero Pablo Hasel, encarcelado por sus letras, fieramente políticas, desde febrero.



miércoles, 17 de noviembre de 2021

Un volcán africano

Cada una de las diferentes formas que tiene el terreno de nuestro planeta recibe el nombre de accidente geográfico.

Los múltiples accidentes geográficos que cubren la superficie terrestre, en cuanto a su ubicación natural, no entienden de decisiones políticas. Por ejemplo, la palabra Nilo nos transporta de inmediato a Egipto, incluso nos hace visualizar, con sus emblemáticas pirámides, una de las civilizaciones más antiguas, y extensas en el tiempo, de la historia de la humanidad. Sin embargo, este accidente geográfico transcurre en la actualidad por 10 estados diferentes y quizás dentro de 200 años transite por la URSA (futura Unión de Repúblicas Socialistas Africanas). La única realidad tangible es que este río fluye desde hace milenios por un continente que responde al nombre de África y que cuando sus aguas, en el siglo XIX, estaban, vía colonización, administradas por el Reino Unido, esa circunstancia no convertía al mentado río en europeo.

En la isla canaria de La Palma comenzó el 19 de septiembre una erupción volcánica. Y uno, nacido en Gran Canaria, otra de las islas de este archipiélago, se harta y comienza a sentir un poquito de vergüenza ajena por el continuo esfuerzo desubicatorio que percibe.

Varias veces, Ángel Víctor Torres, presidente de Canarias, comunidad autónoma del estado español y región ultraperiférica de la UE, ha dicho que estábamos ante el volcán europeo más destructivo de los últimos 100 años. Más grave aún es que el coordinador del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), puesto eminentemente científico, el geólogo Nemesio Pérez, también haya situado al volcán, al menos en un par de ocasiones que yo le he escuchado, en el autodenominado, con cierta pompa etnocéntrica, viejo continente.

Estos días en que la habitual lentitud geológica se ha acelerado han saltado a la palestra otros enclaves destacados surgidos del fenómeno  vulcanológico que formó, forma y seguirá formando el archipiélago canario. Uno de ellos, más allá de las obligatorias referencias a esa acción casi cataclísmica que fue la erupción de Timanfaya (1730-1736), es la Cueva del Viento, tubo volcánico de 27.000 años ubicado en el municipio tinerfeño de Icod de los Vinos. Pues bien, entro en la página web oficial de Museos de Tenerife y leo, como uno de los titulares destacados, textualmente, esta barbaridad científica: "El sexto tubo volcánico más grande del mundo y el más grande de Europa". 

Apartándome del volcán, pero siguiendo con el catetismo y/o el servilismo y/o el autoengaño, Tenerife Senderos, una cuenta de twitter, con fecha 10 de noviembre nos mostraba, con el Teide de fondo, una preciosa foto de "El Patriarca", un cedro canario de más de 1.100 años de antigüedad, lo que lo convertía, según ellos, en "uno de los árboles más antiguos de Europa". 

Martinica, isla caribeña, y la Guyana francesa, ubicada al norte de América del Sur y dotada de una exuberante selva amazónica, son territorios franceses que, siendo como Canarias regiones ultraperiféricas de la UE, nadie, salvo que quiera hacer el ridículo, ubicaría en territorio europeo. Ya de Nueva Caledonia,  ni les hablo.

Curiosamente, en 1946, la época más fervorosa de la España fascista del "Una, Grande y Libre", el Noticiero Documental (NODO), aquel que nos permitía calcular que si llegábamos al cine con 5 ó 10 minutos de retraso no nos perdíamos el inicio de la película, nos ofrece un fragmento imperdible que les propongo escuchen atentamente. Son solo 14 segundos que pueden oír clicando en la siguiente dirección.

https://twitter.com/elpaiscanario/status/1436392069455622145


Me pregunto si la sinceridad de la voz cantarina del locutor llamando a las cosas por su nombre tendría que ver con la circunstancia de que en esos momentos, salvo dos estados independientes (Liberia y Etiopía), toda Africa seguía siendo territorio ocupado  y la lucha anticolonialista solo empezó a plantearse con gran fuerza en los 50 y 60. La suficiencia, la carencia de temor, es una mera hipótesis, puede ser una vía para la sinceridad. No podemos olvidar que la situación cambió en los años 60 y 70 cuando la  Organización para la Unidad Africana (OUA) llegó a tener en su agenda la descolonización de Canarias y su posible independencia. Además, a finales de los 70 surgió la Unión del Pueblo Canario, que entró, con el diputado Fernando Sagaseta y haciéndose con la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria, como  un elefante en cacharrera españolista. Esta formación que, al menos en teoría, defendía el derecho de autodeterminación para Canarias desde posiciones socialistas, preocupó al gobierno español, que temió el enraizamiento de una organización independentista, y de clase, fuerte. Posteriormente lo que surgió y se enraizó, y tranquilizó, fue el nacionalismo burgués, que es poco más que regionalismo tricolor con siete (u ocho) estrellas verdes.

Cuidado, yo en este texto no me pronuncio, aun defendiendo que cualquier opción debería poder estar en la palestra sin veto alguno,  sobre el status político que debe tener Canarias con respecto al estado español, pero sí pienso que ese empeño en ocultar o tergiversar nuestra evidente realidad geográfica no es inocente y está impregnado de un evidente racismo que abreva en las aguas de considerar a África como el "continente negro".

Me produce tristeza que gran parte del pueblo canario si te diriges a él y le señalas nuestra africanidad, o se espanta o se incomoda, y consecuentemente la niega. Ni la cultura ni la política te ubican en un continente u otro. Fíjense que curioso, Rusia que es un país claramente bicontinental, podía haber sido tricontinental si el Imperio Ruso no hubiere vendido en 1867 Alaska a EEUU. Se me pone una sonrisa malévola imaginando a la URSS (e incluso a Putin) con un territorio de casi dos millones de kilómetros cuadrados "a espaldas" de los yankees.

Después de la palabra, la prueba gráfica en una hermosa foto satelital (si clicas sobre ella se ve más clara).


Posdata: lo siento, no he nacido para luchar contra el formato o los  fondos de texto.



lunes, 10 de mayo de 2021

Colombia, Pablo Iglesias y la frase demoledora de Malcolm X

Sí, usted, conteste sin hacer trampas. Le digo que no vale buscarlo, lo que ahora llaman googlear. Si lee este texto, y tiene un minuto, póngame en los comentarios, el nombre del presidente de Colombia. Insisto, no lo mire, no sorteo nada. Si no lo sabe, escríbamelo también. Repita el proceso indicado con el nombre del presidente de Venezuela. Es un ejercicio simple pero que, le aseguro, encierra importantes enseñanzas.

Colombia y Venezuela son estados fronterizos situados al norte de América del Sur. Siamesitos que casi comparten bandera. Usted, la mini encuesta y su sinceridad dirán, ha escuchado el nombre del presidente de Venezuela, país que soporta la categoría, poco halagüeña, de régimen, en infinidad de ocasiones. Nadie, ni los marcianos aún no detectados por el helicóptero que escudriña el planeta rojo, desconoce el nombre del individuo en cuestión. Cuando hace unos años hubieron protestas, las llamadas guarimbas, cuando en una plaza juramentó un "presidente encargado", oyó usted hasta la saciedad el nombre del, con gran unanimidad mediática, denominado siniestro dictador. Día tras día los "luchadores por la libertad venezolanos", que usaban esa violencia que aquí, en las protestas caseras, aún en un grado menor, es catalogada de terrorismo, eran tildados de héroes, aunque entre sus heroicidades estuviera quemar vivo algún chavista de piel excesivamente oscura. Por cierto, uno de los acusados de la hazaña, Enzo Franchini,  tiene refugio en el estado español. 

Colombia, en cambio, es ese país que tiene centenares de líderes sociales y comunitarios, mayormente campesinos, asesinados con sordina mediática, pero que afortunadamente no padece régimen siniestro alguno. Ese país cuya policía en una semana ha asesinado a más de 30 personas que protestan contra una ley fiscal regresiva. Eso de fiscalidades regresivas trae a mi mente algún eco de una comunidad donde se ha plantado la bandera de la libertad, sustituyendo siete trasnochadas estrellas blancas (por supuesto) por siete espumeantes cañas. Paro mi tendencia a la deriva. Abandono el cocidito castizo y sigo con Colombia, ese país donde hay miles de falsos positivos (campesinos que asesinaba el ejército para hacerlos pasar por guerrilleros y cobrar el correspondiente estipendio) pero, ufff, insisto, qué suerte, no tiene un régimen. Y como no tiene el baldón de un régimen, los grandes portaviones mediáticos no ubican la masacre en portada o primera línea, y la comunidad internacional, o sea, EEUU y sus acólitos europeos y esa engendro llamado OEA, hacen admoniciones casi beatíficas a parar la violencia, tipo: la violencia nunca es el camino (argumento siempre usado por quienes tienen más rebosantes los arsenales), debe imperar el diálogo. Así, todo lo que en Venezuela es un foco constante, nítido y preciso, sobre la maldad de un tipo con mostacho con el que no cabe diálogo alguno (leña a Zapatero por legitimar el lado oscuro de la fuerza), aquí es niebla y responsabilidades compartidas porque, por designio imperial y bases militares estadounidenses mediante, Colombia, ya lo he repetido, no es un régimen, sino una democracia que atraviesa dificultades y cuyos manifestantes no merecen el rango de luchadores por la libertad.

La derecha, con su armada político-intelectual, Vargas Llosa y Felipe González al frente,  protege a los suyos, y su sangrienta represión, sin fisuras. Lo vimos en Bolivia en 2019, lo vemos ahora en Colombia. Y cuando toca la ofensiva ataca con la dureza de un puño. En cambio la izquierda, que simboliza la unión de los trabajadores con el puño alzado, casi siempre ofrece una mano laxa, desmadejada, acomplejada.

Cada día que pasa, la famosa frase de Malcom X, aquella que nos dice que si no tenemos cuidado los medios de comunicación nos harán odiar al oprimido y amar al opresor, es más plena, tiene más vigencia.

Sobre la sevicia de los grandes emporios mediáticos hay, en clave del estado español, como epílogo, otro ejemplo muy reciente. Pablo Iglesias, exitosa demolición mediante, se ha ido de la política institucional. Y se ha marchado cargando sobre sus hombros un odio enorme hacia su persona (no me atrevo a decir que el que más pues Puigdemont, ahora en segundo plano, también carga el suyo). Lo que me parece digno de estudio es cómo se ha forjado, cómo ha cuajado ese odio. Intento explicarme. Los exiliados y presos independentistas sabían, o deberían haberlo sabido y calibrado, que, incluso sin necesidad de furia mediática, gran parte de la población hispana los iba a odiar y el aparato judicial los iba a machacar. Un proceso de independencia no es jamás, como alguno de ellos desatinadamente expresó, una "revolución de las sonrisas". Los estados, cuando la fuerza se los permite, enseñan los colmillos, no los dientes. Y si no basta, los usan.

La peculiaridad del "caso Pablo Iglesias" es que nunca planteó romper España, y que partiendo del programa ambicioso del primer Podemos acabó en un reformismo muy tenue con leves tintes socialdemócratas. Incluso habló de patriotismo, y como posición "izquierdista" planteaba que los ricos deberían pagar un poco más (sí, así, tímidamente, casi solícito). La ira "revolucionaria" lo abandonó pronto (o viceversa), pero dio igual, la cacería ha sido implacable, lo ha "matado" socialmente, creando en millones de personas una inquina que ni siquiera, la mayoría de ellas, serían capaces de explicar con una mínima racionalidad, y se ha cobrado su pieza. Y así, muchísimas personas de clase trabajadora, con jornada leonina y menguado salario,  destilaban felicidad el miércoles por la mañana, quizás ignorando que  su nómina era un poco más alta porque Podemos,  tal vez su principal logro, pactó con el PSOE una subida del 22% en el salario mínimo. 

Por cierto, unas palabras para los oficiantes que desde la izquierda rezuman pureza. Dicen: la gente reniega de Podemos porque no ha derogado la ley mordaza o la reforma laboral. Y tienen toda la razón en el reproche, que yo comparto plenamente, irritándome sobremanera con la excusa de los 35 diputados. Pero donde me surge la grieta es en lo siguiente, que expresaba en un tuit el periodista, estudioso de los medios de comunicación y su propiedad, Pascual Serrano: la clase trabajadora no le vota a quien no deroga esas leyes, la coalición PSOE- Podemos, pero lo hace masivamente a quien las elaboró, el PP. Extraño razonamiento.  Toda la ira contra el que no derriba la fortaleza se torna en agasajo en forma de votación masiva a los arquitectos y constructores. También es un clásico esgrimir que la irrupción de Pablo Iglesias y la creación de Podemos a inicios de 2014 tuvo un efecto desmovilizador sobre las luchas sociales. ¿De verdad? Ahora resulta que la izquierda revolucionaria estaba a 5 minutos de la toma del Palacio de Invierno y llegó Podemos y jodió el invento. Se confunden movilizaciones masivas puntuales, como la marcha minera sobre Madrid de 2012, arropada por decenas de miles de personas, con situaciones prerrevolucionarias, o ansias transformadoras generalizadas que no existían, ni existen. Ocho meses antes, en noviembre de 2011, y 6 meses después del cacareado 15M, en respuesta a la crisis, el PP sacó una mayoría absoluta de 186 diputados y casi 11 millones de votos.

A Pablo Iglesias se le puede acusar de posibilista, de frustrar expectativas en la lucha de su organización por avances sociales para las grandes mayorías, pero no de una acción lesiva para esas grandes mayorías que con inoculado encono le repudian. Observemos la obscenidad del evasor emérito regalándole a Corina, en lo más duro de la anterior crisis, por los servicios prestados (exclusivamente a él) 65 millones de euros, o a otros personajes con trayectorias siniestras o corruptas. No se olviden de que la sede desde la que el PP celebró su reciente victoria está pagada con dinero negro según los tribunales. Insisto, miren a cualquiera de ellos y en sus siniestras o embozadas faces (todo un número la ex dirigencia pepera negando ser los que aparecen, con nombre y apellidos, en los papeles de Barcenas, declarando con mascarilla desde casa), no verán reflejadas ni la décima parte del odio que concita Pablo Iglesias. 

Acabo, uniendo brevemente los dos hilos de este texto. Pablo Iglesias,  no sé si por estrategia electoral, o por cambios en sus convicciones (lo dudo), orilló sus simpatías por la revolución bolivariana. ¿Valió la pena? Retroceder, renegar de ideas y aliados, no amansa a la carcundia derechista, la fortalece y envalentona. Hace unos días, en una entrevista, la que situan como próxima líder de Unidas Podemos, ante la pregunta de si era comunista respondió, sonriente y algo apurada, que hablar del comunismo era algo muy complejo. No te va a valer de nada el equilibrismo Yolanda Díaz. En Madrid, Ayuso acaba de arrasar, aupada por los medios, con la absurda disyuntiva Comunismo o Libertad (la real sigue siendo socialismo o barbarie). Si, mirando alrededor, ves que ese es el nivel, no cambies arañar votos por dignidad. La línea roja es delgada, y sembrada de dificultosos recovecos, pero sigue marcando el camino.

jueves, 1 de abril de 2021

La historia: ni monta en escoba, ni porta varita mágica

"Si te llaman fascista, estás en el lado bueno de la historia".

Frase pronunciada hace varias semanas por la ultraderechista que gobierna Madrid. 

Es una desgracia, pero hay que apechugar. Yo no puedo hablar de ese misterio que es el átomo para mí, ni de las enanas rojas (las estrellas), ni de que un espermatozoide entre millones, nadando y arribando el primero a ese óvulo que parece un sol, da como resultado Pablo Picasso, Jack el destripador o La Pasionaria. Casi nadie puede hablar, con cierto fundamento, de esos temas. Aspiramos, al menos quien esto escribe, a ver, con fe cuasi religiosa, algún documental que más que iluminar, nos permita una modesta penumbra.

Sin embargo, es materia diferente la historia. Esa de la que yo viví, que quizás para alguno es como vivir de un cuento, de ese que ahoga todos los gritos de angustia del hombre, un cuento inmisericorde que describía en su "Sé todos los cuentos" León Felipe.

Y sé que sobre la historia, y con ella, cualquiera disparata y dispara. Sé que con la historia para el común se sublima el juego, tan cultura cinematográfica que nos nutre, de los malos y de los buenos.

El lado bueno y el lado malo. Clasificar nos sirve y es necesario, nos ordena un mundo que puede ser muy desconcertante, maravilloso y horripilante.

La bondad y la maldad como explicaciones históricas son herramientas tremendamente frágiles. Tengo claro que en cada uno de esos campos puedes encontrar trazas del otro.

Alguien podría decirme: tú defiendes la lucha de clases como motor de la historia. O sea, sí crees que hay malos (los explotadores) y buenos (los explotados). Falso. No se trata de bondad o maldad. Se trata de dinámicas históricas que sitúan a unos seres humanos acumulando riquezas y prevaleciendo sobre otros seres humanos, generalmente gracias a la fuerza que pueden comprar, estructurar y ejercer. Es su posición en la pirámide social lo que los define. No obstante, los privilegiados cuentan además con la enorme ventaja de su dominio ideológico. Históricamente a través de las religiones y en la actualidad con el dominio de los grandes medios de comunicación.

Todos los poderosos no son, ni eran, seres perversos. Incluso algunos de ellos, un señor feudal en la Edad Media, o un cacique en el XIX o el XX, podían tener una visión paternalista, ayudar en momentos puntuales a esas personas a las que explotaban y de las que nacía su riqueza. En modo contrario, un obrero, incluso un esclavo, puede o podía ser un tipo trapacero y profundamente insolidario con aquellos que comparten su infortunio.

Por eso pienso que hay que sacar de la ecuación el bien y el mal. En la sociedad más injusta, que quizás sea la que más necesita esos actos, podemos toparnos con muchas acciones benéficas. Y la sociedad más justa, aquella que está por venir y debería ser (aunque no será) el porvenir, no estará exenta de la vileza y la ruindad. 

La frase del inicio, infantilismo y buenomalismo aparte, es muy interesante porque sirve para retratar y desnudar una característica del estado español: la injusticia sobre la que se construyó la denominada Transición.

Sí, se fundó no solo en dejar impune al fascismo patrio, sino en aceptar de facto el discurso con el que machacó durante 40 años: la Guerra Civil fue inevitable, (no producto de la ultraderecha hispana y su brazo armado, unos militares facciosos apoyados por el nazismo alemán y el fascismo italiano) fruto de la división de la sociedad española.

La palabra eje, la palabra que demoniza, es división. La idea que, a la contra, refuerza, es la necesidad de unidad. La nación debe estar unida, y eso que proclaman los comunistas, la lucha de clases, contraria a la armónica colaboración de clases que defiende el fascismo, solo trae desgracias. Y, como si estuviéramos en el Cuento de Navidad de Charles Dickens, el fantasma del pasado nos lleva a observar los horrores del 36, la matanza, el fratricidio, hurtándonos el diestro espectro la visión de una oligarquía que, ante una república reformista, no quería ceder un ápice de sus privilegios, tema, insisto, no de bondad, sino de naturaleza.

Sí, la lucha de clases es una desgracia, pero, incluso desorganizada, preexiste, no la inventaron los comunistas.

Y esta preexistencia de la lucha de clases me lleva a una de esas ramificaciones por las que a veces me voy en mis textos, pero que me parece viene a cuento y a cuenta.

Hace unas semanas leí un opúsculo de un autor francés, Eric Vuillard, llamado "La guerra de los pobres", cuyo eje es Tomás Muntzer, un reformista religioso alemán del siglo XVI que puso a los desheredados de la tierra como eje de su lucha, pero lo que me llamó la atención, pues lo desconocía, es que ya antes, en el siglo XIV, los campesinos ingleses, liderados por otro reformista religioso, y con un carburante explosivo, mezcla de fe y cólera, se plantaron en Londres. El rey huyó, cortaron algunas cabezas, dudaron, y perdieron. El libro, tan breve como hermoso, no es otra cosa que, con esa herramienta que era una Biblia vedada a los pobres, una expresión de ese enfrentamiento contumaz entre poseedores y desposeídos (campesinos que querían traer un poquito del Reino de Dios a sus míseras vidas terrenales). De este autor no me resisto a nombrar dos joyitas más. La primera es "El orden del día", donde narra como la oligarquía alemana apostó decididamente por Hitler, y que se torna necesario ante tanto lerdo que defiende que los nazis eran socialistas, desconociendo que no es el nombre que robas sino la práctica. La segunda delicia, que casi me hizo saltar las lágrimas, es "14 de julio". Narra esa jornada, que ha pasado a la historia como el inicio de la contemporaneidad, con la cercanía del buen reporterismo, con la emoción de vibrar con muchos de los asaltantes de La Bastilla, esos "sin nombre", artesanos y obreros, de los que hablaba Eduardo Galeano, y a los que Vuillard saca del anonimato y ubica con nombre propio, aunque sea un minuto fugaz, en la historia.

Después de este rodeo vuelvo, en realidad no la he abandonado, a la desgraciada lucha de clases, esa que por reconocer su brutalidad y la injusticia que la propicia, los comunistas aspiran a que quede abolida por una sociedad igualitaria. Los fascistas defienden, como dije anteriormente, una colaboración de clases. Traduciendo: aspiran a la sumisión de la clase trabajadora desde un discurso, un mensaje que se centra en el paternalismo, tan caro para la clase dominante, y una acción que se plasma en la brutalidad.

Se viene un tiempo donde, por mor de la campaña madrileña, se va a hablar por cierta profusión de fascismo (cada vez más envalentonado) y de comunismo (siempre tan desconocido y tergiversado). Y lo triste es el ínfimo nivel. Cuando tienes la certeza de que cualquier mentira encuentra para crecer el abono de la ignorancia.

Solo desde ese supuesto la misma persona autora de la frase entrecomillada que encabeza el texto puede superarse diciendo: "...vendrán intentos de privatización de los servicios públicos a manos de cuatro... porque así es el comunismo". La derecha ultra y privatizadora (junto a la muy hipotética izquierda llamada PSOE) acusando al comunismo de su propia práctica política es una falta de respeto gigantesco... a sus propios votantes. 

Y ahí llegas a la certeza pesimista de que lo que expresa un sindicalista, bastante quemado, en un documental imprescindible, sobre todo en su hora final, llamado "El año del descubrimiento", es una realidad: el mundo camina inexorable (con riendas ideológicas firmes, añado yo) hacia la derecha. 

jueves, 18 de marzo de 2021

Reflexión corta sobre diecisiete palabras para una película de gansters


Texto de la cuenta oficial en twitter del PP de la Comunidad de Madrid:

"Iglesias es un caribeño con chándal que vive de los demás en mansiones con séquitos de mujeres".

No son, como en el bolero, tres palabras. Son diecisiete. 

Y en ese exiguo número de palabras caben el racismo, el clasismo y el machismo.

El término caribeño está utilizado con afán degradante. Iglesias es madrileño, y la cuenta oficial del PP lo sitúa, para desprestigiarlo, como natural de una zona geográfica cuya población ellos consideran, a la luz de su texto, de inferior categoría. Un lugar de sangres mezcladas que tienden a la oscuridad de la piel, camisas de flores al sol con un mojito o un daiquiri, y pocas (o ningunas) ganas de trabajar. Racismo de manual de la moderna derecha española.

Chandal y mansiones. A mí se me han venido a la mente esas películas donde un gánster con cadenas de oro y sortijas, puro ensalivado en ristre y chandal abierto hasta un poco por encima de la prominente barriga, al borde de una piscina donde se solaza la que en el caribe llamarían una "reina de la belleza", ordena un asesinato con la misma facilidad que pide un whisky. Creo que el objetivo es despertar en el imaginario de la gente la repulsión y la envidia por el que presentan como nuevo rico (Pablo, el defensor de los pobres, ya pertenece a la clase alta), a la par que el despreció por el chandal como símbolo de algo cuasi lumpen, una especie de estigma que delata tu "verdadera" raíz y condición social. Con el agravante, digno de juicio sumarísimo, de que el supuesto nuevo rico, según ellos, es comunista y, por tanto, hizo votos de pobreza severa.

A los administradores de la cuenta, lanzados al fragor de la batalla, al final les faltó una pizca de valor al culminar: "séquitos de mujeres".  Harem era la palabra que tenían en mente y no se atrevieron escribir, pues el término séquito aquí tiene, no nos engañemos, el mismo sentido: un harem de descerebradas, pastoreadas y atentas a los niveles de testosterona del macho alfa, más allá de sus proclamas feministas.

Por cierto, se les cuela una verdad constatable en esas diecisiete palabras: todos, la cuestión esencial es cómo, vivimos de los demás: se llama vivir en sociedad. Cuando preparo el potaje de berros que tan rico me queda (creo que al sabor canario lo doto de un matiz caribeño inigualable), reconozco que yo no he cultivado los ingredientes ni los he transportado al lugar donde los compro.

Acabo con una mención a la Comuna de París, esa primera experiencia socialista que hoy, 18 de marzo de 2021, cumple 150 años de su inicio. Duró hasta finales de mayo, cuando las fuerzas de la burguesía, ubicadas en Versalles, la arrasaron. Miles de personas fueron ejecutadas en la feroz represión que conllevó su derrota. Esta placa del Cementerio de Pere Lachaise, uno de los lugares que contempló la masacre, las recuerda.

viernes, 12 de marzo de 2021

Canarias en su rincón (africano)

Racismo, xenofobia, invasión.
Son conceptos que están en boga en Canarias. No obstante, cualquier persona, sea autoridad, representante o caminante embozado, negará airadamente que el pueblo canario se caracterice, así sea de refilón, por alguno de esos términos. Es un clásico con mucha solera "la tradicional hospitalidad del pueblo canario", esa gente encantadora y de acento meloso, que incluso en sus cadencias futbolísticas (Manuel Vázquez Montalbán siempre citaba a la Unión Deportiva Las Palmas de fines de los 60 e inicios de los 70 como ese equipo que, cual serpiente de ritmo pausadísimo, te iba envolviendo hasta neutralizarte)
recordaba a Sudamérica.
Alguien que tolera mis envíos de los textos que perpetro, me escribió un wasap hace ya más de un mes diciéndome que "esperaba" un artículo mío sobre el tema migratorio y esa ola de "terror" que se extendía (parece que en cierta medida el pico de histeria ha remitido) por la isla de Gran Canaria. En cierta medida, el colega, por decirlo suave, me fastidió, porque ponía el dedo en una llaga que yo ya me había inspeccionado.
Tú, me he dicho en más de una ocasión, mucho hablar de que en EEUU al republicano por mucho que lo vistas de demócrata, apenas pone un pie fuera, imperialista se queda, que nos tragaremos, organización trilera llamada PSOE mediante, a la parentela del demérito ladrón con la más abyecta de las sumisiones, que Podemos esta en camino de aguantar de su socio lo inaguantable con la mísera e indigna excusa de la pequeñez de sus 35, que los independentistas catalanes da lo mismo que saquen el 52%: serán perseguidos mientras aspiren a que sus ideas transiten de lo abstracto a lo concreto. En resumen, me digo, tu arreglas el mundo exterior pero te escaqueas del suelo que pisas.
Y aquí estoy, algo abrumado entre el pueblo acogedor y un ambiente hostil y fascistizado hacia la denominada inmigración ilegal. Diría que intento ordenar mis ideas, pero creo que es falso. En realidad, me gusta agitarlas, me gusta coger el hilo de los pensamientos en el territorio de las peteneras y seguirlo a veces de manera un tanto errática expectante ante los derroteros que pueda mostrarme.
Miren, el primer racismo que hay en Canarias es el geográfico, y se promociona desde las instituciones. Me refiero a la caracterización de nuestro archipiélago como un territorio "atlántico", circunstancia repleta de indefinición que compartimos con territorios tan dispares y alejados como Islandia o Las Malvinas. Nadie discute la africanidad de Cabo Verde aunque diste 600 kilómetros del punto más cercano de la costa africana. Entre Fuerteventura y Cabo Bojador hay 95 kilómetros. Sin embargo, aquí es tabú una afirmación tan simple y evidente como que Canarias es un archipiélago africano, igual que la Guayana Francesa, pertenencia a la Unión Europea aparte, es territorio americano aunque políticamente este ligada a Europa al ser colonia francesa. Lo asocio con el racismo, aparte de con el tema político de no dar alas al independentismo canario (ahora mismo bastante escualido), porque para el pensamiento común dominante África es el continente negro o, en su defecto, de esos no caucásicos que habitualmente llamamos moros. Se ha ignorado, más allá de los ámbitos historiográficos que Canarias fue, tras su conquista, culminada a fines del siglo XV, un lugar al que llegarían gran cantidad de subsaharianos en calidad de esclavos. 
Estudios realizados con el ADN mitocondrial (linaje materno) por la profesora de Genética de Universidad de La Laguna, Rosa Fregel, apuntan a que el componente genético de la población canaria estaría compuesto por un 55% europeo, alrededor de un 42% norteafricano y un 3% subsahariano. El 42% norteafricano correspondería básicamente la población que habitaba las islas antes de la Conquista, derribando una idea que ha estado bastante extendida en nuestro archipiélago: los canarios se habrían extinguido, esfumado de la tierra que los albergó durante más de mil años antes de la llegada de los colonizadores. No expreso estos datos porque yo le dé valor a tener una componente genética u otra, pero es bueno ubicarse, conocer las raíces reales y no las ficticias. Las élites que dominan el pensamiento quieren que los canarios veamos África como algo ajeno por completo a nuestra identidad y, por eso, nos llenan la cabeza con esa nada que es ser atlánticos o hacernos creer, incluso mediante groseras mentiras geográficas como la que publicaba por twiter RTVE haciendo referencia que el primer lugar Patrimonio de Ballenas en Europa se encontraba entre Tenerife y La Gomera, que habitamos en continente europeo.
Alguien me dirá que me voy por las ramas, y a veces para lo que observas a ras de suelo no es mal lugar seguir las enseñanzas de Calvino (Don Italo) y ser un remedo del barón rampante. Sí, el pánico viene de los oscuros que emigran ilegalmente a una Canarias que no perciben como destino sino como puente. Antes de proseguir quiero detenerme en un término que hace a mucha gente con alma cuartelera poner firme su pensamiento: ilegal. Todo lo ilegal es para ellos intrínsecamente perverso y, ante la palabra, sacan su cerebro  de la cabeza, como un gorro se lo colocan bajo el brazo e inclinan la testuz. 
Siempre dicen, cansinos, lo mismo: la esencia de la democracia es el respeto a la ley, y la ley puede cambiarse. Pura hipocresía, con Franco, los que tienen ya una edad, también decían que el que tenía problemas  era por meterse en lo que no debía y no acatar las leyes.
La famosa Rosa Parks, cuando no se levantó en la guagua del lugar que no le correspondía por su negritud, también vivía en lo que se llama una "democracia representativa". El estado de Alabama tenía su parlamento. ¿Por qué, en vez de desafiar las leyes, no esperó pacientemente a que hubiera una mayoría  que quisiera cambiar las disposiciones reguladoras acerca del color de la piel y el derecho a sentarse? Es fácil. Casi de primero de conciencia. Porque los cambios legislativos, los avances que nos humanizan, históricamente, se fuerzan desde la calle, desde la acción, incluso violenta. Y a quiénes, falazmente desde la derecha o desnortadamente desde la izquierda, quieran ponerme un gritito en el cielo les digo que posen su exquisita mirada en enero de 2014, en Ucrania, en el Maidan. Con el apoyo de la UE y EEUU una rebelión violenta tumbó al gobierno ucraniano, en esos momentos aliado de Rusia, y logro imponer otro proestadounidense y que a cada rato rinde homenaje a los nazis ucranianos.
Para el fascismo, o la fascistización, la llegada de pobres que otros pobres sienten como una amenaza es una situación óptima. El fascismo, doctrina en esencia criminal, e instrumento de la oligarquía cuando se ve amenazada por la pujanza del movimiento obrero (eso fue en Italia, Alemania o España) tiene la virtud de la simpleza, del mensaje que llega a las tripas, ese lugar donde se aloja el miedo. A nadie le horroriza o enerva que 60.000 millones salvaran a la banca sin que ese dinero se recupere o suponga, al menos, la nacionalización del sector. Sin embargo, la posibilidad del raterillo norteafricano saca a mucha gente de sus casillas.
Yo vivo en Gran Canaria, pero una persona que no habite en nuestras islas podría pensar que estábamos en una situación de enfrentamientos diarios y robos generalizados. Las estadísticas lo desmienten, aunque no debemos negar la posible influencia de la pandemia en el descenso de las cifras. No obstante, da igual. El objetivo está conseguido. El pensamiento se pudre cada vez más y los viejos ideales, socialistas y comunistas, de paz entre los pueblos, los oprimidos, y lucha entre las clases, quedan arrumbados.
Y esto no quiere decir que no exista una problemática con la llegada masiva de inmigrantes a un territorio fragmentado, con una densidad de población elevada y con un modelo económico basado en el turismo que, como demuestra la pandemia, te hace extremadamente frágil a cualquier circunstancia que altere el orden internacional y lo frene.
En el marco de esta problemática una cifra destaca: a finales de 2020 el paro juvenil en Canarias rondaba el 60%. Es muy sencillo que esos jóvenes vean a los migrantes como una enorme amenaza. Como acelerantes tenemos a la prensa magnificando cualquier riña que si de turistas se tratara no tendría mayor relevancia, y unas redes sociales donde se confunde la libertad de expresión con la libertad de revolcarse entre mentiras y bulos que abren camino al pensamiento fascista.
Mientras este proceso se da y los parias se miran con desconfianza, Canarias, frontera africana de la Unión Europea, ejerce de carcelera.