lunes, 28 de diciembre de 2015

Lentitud. El Borbón okupa en mi callejón

Admiro, no, envidio la capacidad de respuesta inmediata. Últimamente me ocurre mucho: los asuntos puntuales que pueden inspirarme algún texto se quedan viejos. Ante la pléyade de comentaristas felinos yo me percibo cada vez más como un rumiante, un bóvido que mastica y mastica buscando algún sabor diferente, pero llegando casi siempre a destiempo. 
Desde que se produjo el discurso de Nochebuena de Felipe VI me planteé escribir alguna reflexión. Y ahí empieza la estúpida lucha. El temor a una circunstancia a la que en cierta medida estás condenado: a repetirte. Sé que esta condena afecta a la inmensa mayoría de las personas que, con mayor o menor periodicidad, escriben artículos. Pero estoy convencido de que cuando eres habilidoso con las palabras y además posees las herramientas (y los trucos) del oficio, la capacidad de encajar fondos y formas se multiplica. Y lo peor es que, lento y todo, casi siempre, cuando releo un texto, siento que le ha faltado alguna idea o matiz. Tampoco son raras las veces, debo reconocerlo, en que la relectura me deja un buen sabor de boca. Me echo el brazo por encima a mí mismo y me espeto un indulgente: "¡Pues no está tan mal hombre!".
Además, no sé si puede ser una eximente para mi complejo de caracol (lento y tímido, no traspaso los límites de mi callejóncito, salvo el aireo de los amigos de Unidad Cívica por la República que, de motu propio, empezaron a acogerme con generosidad en su página), la carencia de un negro literario, alguien que agilice la producción. 
Al modo borbónico, vamos. Mil y un discursos para defender con frases huecas la unidad de España, siguiendo un crescendo repetitivo, de Bolero de Ravel tocado por una orquesta aún en ciernes, pero que va a tener grandes mecenas: La Tripartita Big Band, con un joven locuaz y sobreexcitado de animador.
Reconozco que sin los borbones este callejón carecería de uno de sus latidos básicos. Es un placer maquiavélico traer de paseo a este territorio desvencijado los dorados y los barroquismos, la inmensa y alfombrada sala que simbolizaba, con el no elegido al frente, el esplendor de la patria indisoluble. 
Lástima que el coronado, el símbolo de la unión, entre tantas referencias implícitas a los catalanes díscolos, no tuviera una frase para las 54 mujeres asesinadas este año por la violencia machista. Me pregunto si al leerse previamente el discurso no percibió que no hacia mención alguna a la gente que peor lo pasa. O igual, es otra lectura, ha decido dejarse de paripés, ser totalmente honesto y hacer referencia, en exclusiva, a lo que le preocupa: la perdurabilidad de su cargo. O tal vez teme, en su defecto, que le mengüe la cantidad de súbditos. Los escoceses independentistas se planteaban la separación manteniendo como jefa del estado a la reina. Los catalanes independentistas, en cambio, quieren construir una república. Y sé que hace falta una consulta para dilucidar si el independentismo es mayoritario o no, pero es evidente, viendo los datos electorales, que la idea de la república predomina en Cataluña. 
Usted dijo una frase osada en su discurso: "La ruptura de la ley sólo nos ha conducido a la decadencia y al empobrecimiento". Pues mire, la ruptura de la ley puede generar muchos caminos, dulces o agrios, dependiendo del contexto y la clase social a la que pertenezcas, pero a usted le ha conducido, como nieto político de Franco, el gran destructor de la legalidad en la España del siglo XX, a ser el okupa, mientras no haya referéndum, de un palacio desalojado en 1931 por el pueblo español.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Las reinas magas, la niña Jesusa y un par de obispadas

Cuando leí la noticia esbocé una sonrisa.
Hace justo dos años, con la osadía de no ser nadie, me permití publicar en mi callejón suburbial, de esta ciudad inacabable y repleta de avenidas infinitas, un cuentillo navideño, fruto de una noche donde, alentado por el fuego etílico, caí en el postureo intelectualoide. Y como a nadie, salvo a mi inexistente crédito como literato, perjudicaba, seguí p'alante con éste, mi pequeño ejercicio de desafío (no soberanista).
El fruto fue, de ahí mi sonrisa, un textito que titulé "Las reinas magas". http://josejuanhdezlemes.blogspot.com.es/2013/12/las-reinas-magas.html
Este próximo 5 de enero, si la autoridad confluyente no se retracta, y sin reconocer mi pensamiento precursor, en los distritos madrileños de San Blas y Puente de Vallecas van a desfilar un par de magas que, para mitigar un cierto escándalo de las gentes de bien, en vez de ir como reinas, haciendo un ejercicio de travestismo inverso,  aparecerán ante la multitud infantil como reinones.
Rubén Amón, articulista de El País, ante la irrupción de las magas, después de un par de milenios de ostracismo,  ha escrito un texto que se titula: "¿Ha nacido la niña Jesusa?". Me ha parecido tan sugerente el título que, por miedo a influenciarme en exceso o decepcionarme, no me he atrevido a leerlo. 
Probablemente si el haz luminoso del espíritu santo hubiese errado el tiro fecundador, su padre, empeñado en el varón, habría permitido el triunfo de la sanguinaria mano de Herodes. El exitoso monoteísmo cristiano, basado en el más minoritario judío, y antecesor del islámico, supuso el inicio del fin, en el mundo occidental y sus grandes áreas de influencia, de los politeísmos y, lo que quizás es mucho peor, de las diosas. Esté término ha quedado reducido al mundo de la obnubilación amorosa o el erotismo. 
Tan inconcebible como la niña Jesusa o mi sueño de las magas, debería ser el niño Jesús y la carencia de mácula de María. El único papel protagonista que tiene la mujer en todo el entramado cristiano de creencias es el de recipiente intacto. 
Tal vez si Jesús, aceptando su existencia, hubiere nacido Jesusa, el desarrollo de ese entramado llamado Iglesia Católica no podría haber desembocado, más de dos mil años después, y cuando la ciencia es una realidad esencial en la cotidianidad, en que uno de sus mandamases, un supuesto pastor de almas, sea una persona con el pensamiento de Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, que, con enorme falta de caridad hacia los deseos de maternidad o paternidad de algunos de sus semejantes, tacha la fecundación in vitro de "aquelarre químico de laboratorio". Una especie de culmen orgiástico de espermatozoides íncubos y óvulos súcubos. También nos muestra su visión de la familia. El hombre "aporta particularmente la cobertura, la protección y la seguridad". La mujer "tiene una aportación específica, da calor al hogar, acogida, ternura". Un clásico de la biblioteca básica de la Sección Femenina: el guerrero lacerado y la dama que sana con ungüentos y dulces palabras.
Hablando de sanar, un igual jerárquico al señor Fernández, el obispo de San Sebastián, Jesús Munilla,  ha dicho que los resultados electorales del 20D son "el reflejo de una sociedad enferma". Sospecho que el señor obispo no detectó tras las elecciones de 2011 síntoma de quebranto en la salud moral de las Españas. No obstante, le reconozco que, en mi arrogancia, yo también he tenido a veces ese pensamiento. Aunque barrunto que usted y yo disentiríamos en que parte del cuerpo (electoral) está enfermo.  

sábado, 19 de diciembre de 2015

La trompada a Rajoy o viajando con adversativos

Ante la agresión a Rajoy por parte de un muchacho de 17 años que ha hecho un uso calculado, y quizás erróneo, de su minoría de edad, se ha declarado la prohibición tácita del adversativo.
Se entiende que me refiero a la reprobación de un hecho que va seguido de un matizante pero. 
"Ante determinadas acciones el rechazo debe ser absoluto".
"La violencia nunca es aceptable".
"La agresión al presidente es una agresión a la democracia". 
Frases vacuas que nos eviten el trabajo de pensar y entreverar ideas. El adversativo lo entiendo, no como un justificante de determinadas acciones o comportamientos, sino como un elemento que quizás puede ayudar a entender o a mostrar otras aristas de la realidad.
La violencia, sin llegar al uso de armas o con resultados graves, es un componente de la cotidianeidad que, además, y dejando al margen las declaraciones rituales de rechazo, tiene un cierto predicamento social. Cualquier enseñante que imparta sus clases en un instituto de enseñanza secundaria, ya no les cuento si éste pertenece a una zona socialmente deprimida, se mueve a diario en un territorio donde la violencia, cierto que mayormente verbal, esa antesala del golpe que es el insulto, es una moneda de uso corriente bastante valorada. El respeto se gana a golpes. Directriz que en alguna ocasión surge del propio hogar. O de cualquier medio audiovisual. Casi todos hemos crecido disfrutando cuando el villano, y no con bellos argumentos, es machacado por el "muchacho". El comité de convivencia de mi Centro, al que pertenezco, cuando se produce una agresión verbal o física insiste, enfático, en que la violencia nunca soluciona nada. Cuando estamos mediando en una pelea y cantando las loas al conflicto resuelto mediante la palabra, me suele acosar una cierta sensación, desasosegante, de que estoy lidiando con una verdad frágil, de que el historiador que hay en mí desmiente al moralista de la bondad en la palabra. Y si alguien me dice que mezclo territorios yo le pregunto si ya que la violencia ha sido y sigue siendo un método recurrente, y no proscrito, en ese modo específico y milenario de relaciones humanas, entre pueblos o estados, que conocemos como guerra, hasta que punto el individuo, salvo por la presión legal del castigo, debe asumir la bondad moral de una actitud vital pacífica. 
Por Whatsapp me llegó una frase que dice: "Mariano Rajoy: otra víctima de los recortes en educación". Esa frase empezaría a tener visos de realidad si lo que pusiera en solfa no fuera la educación, sino el incuestionable (de las opciones relevantes solo Izquierda Unida se proclama explícitamente anticapitalista ante la contienda electoral del 20 D) sistema capitalista que, como cualquier sistema anterior basado en la desigualdad, genera violencia. Una violencia que también subyace en mí, y que sin desdeñar mi aprecio a la dignidad humana, sé que custodio bajo las siete llaves de mis múltiples miedos. Me desazona la certeza de que en determinadas ocasiones y circunstancias la barbarie no me sería ajena. Por una compleja razón: porque sí es ajena a mí la posibilidad del hombre nuevo. Ese que soñaba el viejo comunismo y al que renuncia la nueva política.
Cuando vi la trompada a Rajoy reconozco que me estremecí y me repugnó capilarmente, sin poner en marcha ningún mecanismo de reflexión. Percibí en el primer segundo, aislado de cualquier contexto, la fragilidad intrínseca de un ser humano golpeado a traición.
Pero. Se entrometió el adversativo y me acordé de un texto que escribí en este callejón en enero de 2013. Trata sobre una persona dependiente cuya prestación transitó desde algo más de 300 euros a unos ridículos 40 para desembocar en unos violentísimos 59 céntimos que eran 59 trompadas sin mano a la dignidad esencial de un ser humano, especialmente cuando éste padece una situación de vulnerabilidad vitalicia.
Comparar, adversar, es tan inevitable como necesario. Por ejemplo, nos trasmiten todo el día la idea machacona de que en democracia solo cabe la palabra. El canon actual establece como paradigma de dicho sistema a los EEUU. Perfecto: ¿cuántos vídeos de negros pobres cosidos a balazos hemos visto en los últimos años sin casi superar la categoría de anécdota? Volviendo a nuestra dialogante democracia: ¿despertó tanto rechazo el ahogamiento de 16 subsaharianos que pretendían llegar a nado a una playa de Ceuta, estableciendo un diálogo, de trágico teatro del absurdo, con las balas de goma que les lanzaba la guardia civil?
Acabo con el demagogo subido a la parra y alambicando las comparaciones. En este país tenemos un régimen monárquico (casi 80 años sin un jefe de estado electo) gracias a un grupo de macarras uniformados al servicio de los poderosos que se liaron, en una fase de bestialismo superior por su capacidad mortífera, a golpes con la Segunda República.
Por último, acudiendo al refranero y parafraseando la celebre "París bien vale una misa", atribuida a Enrique IV, Borbón transfuga (esta gente es una peste pertinaz) del protestantismo al catolicismo para acceder al trono francés, podríamos decir que, en una contienda electoral que se presenta inéditamente reñida, el plus de unos cuantos escaños bien vale una humilde hostia y el vuelo de unas gafas.

sábado, 12 de diciembre de 2015

La esencia en el armario o el disimulo de Pablo

¿Qué está haciendo, cómo calma Pablo Iglesias al comunista que lleva dentro? Me surge esta pregunta de las clarificadoras palabras de Pedro Sánchez en El Hormiguero, pidiéndole al líder de Podemos que fuera ¿valiente? ¿honesto? ¿suicida? y, saliendo del armario (fue el término utilizado por el preboste socialista), confesara, término adecuadamente religioso y saturado de culpa, su condición de comunista.
A veces escucho o leo una frase y se me queda rebotando de un lado a otro de la bóveda craneal, hasta que se diluye o cuaja, con mayor o menor fortuna, en un textito, en unos garabatos más para compartir en este callejón. A bote pronto me surgen dos preguntas: ¿es Pablo Iglesias realmente comunista? Suponiendo que lo fuera, ¿debe difundirlo o disimularlo? Ahora, tras el bote pronto, me surge una pregunta previa en la que ya, de partida, habría discrepancias: ¿qué es ser comunista? Es curioso como toda la precisión terminológica que existe para nombrar y acotar bastantes conceptos abstractos como el amor, la bondad o el odio, al entrar en liza las definiciones de carácter ideológico, se difumina. El concepto comunismo (y aún más el de socialismo, paraguas lingüístico bajo el que se acogen Maduro y Felipe González) ha acogido bajo su manto organizaciones en algunas ocasiones absolutamente contrapuestas, con modelos enfrentados. Ciñéndome al mundo comunista me retrotraeré al jardín rojo que floreció en los años 70: Partido Comunista de España (PCE), Movimiento Comunista (MC), Partido del Trabajo de España (PTE), Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT), Liga Comunista (LC), Liga Comunista Revolucionaria (LCR), Partido Comunista de España (Marxista-Leninista), Partido Comunista de España (reconstituido), Oposición de Izquierdas al PCE (OPI). En el ámbito canario existía, además, el Partido de Unificación Comunista, donde yo milité. Un mar de organizaciones que se autodefinían, a veces con profundos odios entre ellas, como comunistas. Siendo sincero y citando, espero que sin que me consideren un hereje, a Celia Cruz, "aquí no hay (ni había) cama pa tanta gente". Estos partidos, casi todos póstumos largo tiempo ya, tenían el mismo fin: una sociedad sin clases donde cada persona recibiera según sus necesidades y diera según sus capacidades, y donde no fuera necesario el aparato represor del estado. Este fin, discrepando en la trayectoria a seguir, era también compartido por los anarquistas. Aunque ciegos no lo viéramos, era desolador. Una meta tan hermosa lastrada por una fragmentación tan grande y, a otra escala, en el ámbito de la izquierda, persistente. Sé que no menos importante que la meta era el camino, que se aventuraba larguísimo. Y que, como el enemigo era de poco fuste, encima se afrontó sumidos en la división. 
Cuento viejo, me dirán. Sí y no. Pedro Sánchez formula la pregunta con una clara, y lógica, intención dañina, sustentada en una exitosa lucha ideológica por parte de las fuerzas capitalistas. Esta idea vieja pero hermosa del comunismo, frustradas las experiencias de tránsito del llamado socialismo real por sus errores, sus crímenes y un hostigamiento perpetuo, en el imaginario popular, incluso de la gente más humilde, se presenta como algo indeseable. 
Sí, aunque no tenga el valor de ser un Julio Anguita que nunca reniega de su condición de tal, Pablo, conociendo su trayectoria en La Tuerka y aventurándome, osado, en sus silencios y sus probables lecturas, es un tipo que, incluso queriendo zafarse, por coherencia de pensamiento, no le queda otro remedio que, aunque le cueste usar en un mitin los conceptos clase trabajadora (los de abajo) u oligarquía (los de arriba), ser comunista. O sea, ese diablillo menor llamado Sánchez tiene razón. Si usted le vota a Pablo Iglesias le está votando, aunque él disimule, pues esa parece una de las esencias de cualquier campaña electoral que quiera tener ciertos visos de éxito, a un tipo rojo como un tomate. Pero queden tranquilos los alarmados. La idea, su esencia, volverá y prenderá, pero aún pasarán muchos años y mucho sufrimiento. 

domingo, 6 de diciembre de 2015

Elecciones o un cierto nihilismo gatopardiano

Tengo un cierto sentimiento de culpa por poder permitirme el lujo de, ante las próximas elecciones del 20 de diciembre, ser algo parecido a una especie de nihilista (in)tranquilo. Siendo funcionario de educación desde el 91, y traspasado el ecuador de la cincuentena, la estabilidad laboral, que a tantas personas quita el sueño, no es el fantasma que a mí me atormenta. Si me molestaron los recortes y congelaciones salariales, iniciados por el PSOE y afianzados por el PP, no fue porque ellos supusieran una merma en mis posibilidades de gasto. A nivel crematístico, y siendo un tipo poco ambicioso, me siento servido. Hace más de diez años que no me atosiga ninguna hipoteca. Por añadidura dispongo de un vehículo que me permite subir, cuando los demonios me rondan en exceso, a la cumbre de mi isla a contemplar, si los cielos están diáfanos, un anochecer absolutamente espectacular con el Teide ocultando el sol. Además, puedo permitirme derrochar en mi vicio confesable, los libros, a un ritmo mayor que mi capacidad de lectura. Confieso que hice las últimas huelgas generales más que convocado por la tenue acción sindical (y de los trabajadores, aunque suene contradictorio, colectivamente dispersos), invocado por el deber moral, bastante idiota, de no trabajar un triste, un mísero día en que hay que dar un golpe unánime en el asfalto saliendo a las calles masivamente, para que los oligarcas beneficiarios de la crisis observen que tenemos un resto de dignidad, y que no nos chupamos el dedo y somos conscientes de que buena parte de la población está siendo sometida a un ajuste social durísimo.
Sí, estás elecciones que miro de reojo, van a completar el remozamiento de la fachada. Operación que se inició, con éxito, el año pasado con el recambio en la jefatura del estado. Según algunas formaciones se dirime una lucha entre lo viejo (Rajoy/Sánchez), que se resiste a morir, y lo nuevo (Iglesias/Rivera), que encuentra grandes dificultades para nacer. No me lo trago. Aquí lo único viejo, y que goza de una mala salud de hierro, es el capitalismo. Un sistema, ahora mismo incuestionable para ninguno de los cuatro grandes candidatos a comerse una porción grande del pastel. Y sé que tiene lógica electoral. Garzón, candidato de Unidad Popular, que dijo el otro día en un acto con jóvenes que el capitalismo es un sistema criminal, quizás tenga dificultades para formar un grupo parlamentario propio, para lograr cinco diputados. Y lo lamentable es que su afirmación seguro que no le ayuda a conseguir votos. No existe un discurso alternativo de la izquierda que plantee la necesidad de superar este sistema, ni siquiera a largo plazo. Es imposible ir un pasito más allá del discurso, cuya necesidad reivindico, paliativo de los daños salvajes inmediatos sin incomodar en demasía, desarrollado por el PSOE (carente de credibilidad alguna, salvo para masocas confesos) y, principalmente, por Podemos, organización que desde unos ciertos aromas fundacionales anticapitalistas a inicios de 2014, ha transitado a una socialdemocracia clásica. Aunque introduciendo la variable los de arriba versus los de abajo o, como elemento sustitutorio y más amable, la gente o la ciudadanía. Y así, en el ámbito inclusivo, acolchadito, de la ciudadanía, surge con la intensidad del rayo que manejan los que habitan el Olimpo, no cuestionados en su financiación, Ciudadanos, un cauce manso, apacible, para desencantados criados en la moderación y el orden por el bipartito hasta ahora reinante. 
Pido perdón por este texto extraño, abrupto, quizás inapropiado en estos momentos de expectativas para muchas personas que hacía demasiado tiempo que políticamente no esperaban nada. Pegajoso, me ronda el precepto gatopardiano: "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". Se aplicó con éxito, en lo referente al orden social, durante la transmutación del fascismo en democracia siguiendo el camino diseñado por un hijo de Franco, Torcuato Fernández Miranda: "de la ley a la ley a través de la ley". Quizás en esta nueva hora reformista aquellos que simbiotizan en las redes sociales los rostros de Primo de Rivera y Albert Rivera se equivocan de falangista.
Acabo preguntándome si en el caso de estar llamado hoy a votar en las elecciones parlamentarias de Venezuela, que centran una gran atención mundial, mi desidia de lo incuestionable sería la misma.

lunes, 30 de noviembre de 2015

La muchacha que amaba (y lo hacía maravillosamente) dibujar a carboncillo

                        
                       Ingrid Bergman (1963)



                    
                     
                        Gregory Peck (1963)


                     
                     

                       Olivia de Havilland (1945)


  
                       

                        Desconocido (1945)


La muchacha, con ese punto jocoso que bastantes veces la caracterizaba, decía que tenía nombre de película mejicana: María Candelaria. Era mi madre. Y creo que no me ciega el amor filial si digo que sus dibujos, entre el blanco y el negro, moviéndose por un mar de grises envueltos en el sepia que pone el tiempo, tenían una técnica perfecta. Hoy, cuando completo otra vuelta, quizás a destiempo porque ella ya no está, me apetece regalarme la posibilidad de compartir, desde este callejón, una pequeña muestra de su arte.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Molero y el Rambo del Bierzo

El militante de Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), Francisco Molero, participó en abril de 2013 en una convocatoria llamada "Rodea el Congreso". En el curso de la misma fue detenido y acusado de lanzar piedras y causar lesiones a tres policías (contusiones y una rotura fibrilar según la sentencia). La Audiencia Provincial de Madrid le ha condenado a 5 años de cárcel y 16.000 euros de multa. El encausado denuncia que todo es un montaje y que tras la detención sufrió vejaciones y malos tratos. Según parece, en el juicio la principal prueba de cargo fue la propia palabra de los policías. Aquí quiero hacer un pequeño inciso y destacar que en este país hace mucho tiempo que el periodismo dice amen a las notas o informaciones de origen policial como si constituyeran fuentes de donde manaran verdades absolutas e incontestables. Aparte de la perorata constante acerca de su abnegado trabajo, que no minusvaloro pero que tampoco elevo a ningún altar, la policía, guste o no, es una herramienta del poder y como tal es, en muchas ocasiones un valioso instrumento político. Volviendo al asunto de la sentencia judicial, y obviando la credibilidad que para algunos tiene el luchador por un orden social más justo o la que poseen los guardianes, les guste o no, del status vigente, la condena a Molero es más salvaje que su hipotético lanzamiento de piedras. Hablamos de más de 1.800 días (véanlo desde esta óptica) de prisión por lanzar piedras y originar algunos moretones. ¿Tan peligroso es Molero que hay que apartarlo de la circulación todo ese tiempo? Tengo claro que esta sentencia forma parte de un rosario de condenas que van saliendo a la luz como aviso a navegantes por mares procelosos, navegantes que en algún momento puedan dejarse llevar, aunque sea mínimamente, por una especie de rabia social.  No dejo de preguntarme, comparador nato, porqué aquí Molero es un cuasi terrorista y si hubiera estado en febrero de 2014 en Kiev, derribando a un presidente elegido democráticamente, tendría la consideración de luchador por la libertad.
Tras la cruz roja de Melero les traigo la cara azul (o parda) de un tipo simpático al que llaman el Rambo del Bierzo. Por cierto, se llama Miguel Ángel Reguera, pero en la mayoría de los medios que he consultado aparecen sólo sus iniciales, hecho que no sucede con el militante izquierdista del SAT. En una de sus fotos comprobarán (en google escriban Rambo del Bierzo) que su habitáculo y su cuerpo son templos de la simbología nazi. Parece un delito de odio andante, tatuado con la esvástica y la siniestra doble ese afilada. Que es una bellísima persona, dicen sus complacientes y firmantes vecinos encabezados por el señor cura. Que le gustan esos símbolos pero no la ideología perversa que encarnan. Y yo no dudo que ayude a cruzar la calle al desvalido. Eso seguro que lo hace hasta algún infame yihadista. No obstante, sin ser baladí, el asunto crucial no es su parafernalia fascista. El problema es que este ser bondadoso tenía en su casa un arsenal que constaba de 15 armas de fuego (11 de ellas largas), 68 armas blancas, 501 cartuchos de munición (algunos de guerra) y casi 22 metros de cordón detonante. En uno de los vídeos se le observa, con dos fusiles, al más puro estilo pistolero del Viejo Oeste, partir un árbol por la mitad. Este individuo, previo pacto con la fiscalía ha sido condenado a dos penas de dos años de cárcel. Esta circunstancia, que ninguna supere el par años, le permitirá "acogerse al beneficio de solicitar la suspensión del ingreso en prisión". O sea, que igual no pisa la cárcel. Insisto en mi mantra de siempre: es complicado que un fascista entre en prisión en España.
Comparando los precios a pagar, parece más peligrosa la paleolítica guirrea, nombre que se da en Canarias a una contienda a pedradas entre muchachos, que el adulto fusil contemporáneo.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Plácidos homenajes a un jefe terrorista

Estoy esperando. Pero creo, sospecho, que me quedaré con las ganas. 
En los últimos días se han celebrado en el territorio "nacional" (nunca mejor utilizada esta palabra) 17 misas de homenaje para conmemorar el 40 aniversario de la muerte del que fue, durante 40 años, jefe único y vitalicio de la banda terrorista más asesina del siglo XX español: "La 18 de julio". Militares felones sublevados contra el legítimo gobierno republicano del Frente Popular, cuando fueron expulsados por éste de la milicia, quedaron convertidos en una cuadrilla de forajidos que aplicaron con dedicación plena y protección del nazifascismo internacional una planificada y exitosa política de represión y exterminio. 
Este connotado jefe terrorista, para escándalo y oprobio de todos nosotros, tiene sus restos en un espacio suntuoso que celebra su pérfida obra y se mantiene con el erario público. En cambio, más de 120.000 de sus víctimas están diseminadas, según datos de 2011 del Ministerio de Justicia, en 2.591 fosas comunes. Para la excavación y exhumación, para reparar esta infamia mantenida en el tiempo no ha habido ni un euro durante los cuatro años de gobierno del Partido Popular, organización fundada, es un dato histórico, por un secuaz que detentó altas responsabilidades en el organigrama de poder establecido por "La 18 de julio" (que conste que el nombre no se lo he puesto yo, ellos mismos hablaban constantemente del régimen del 18 de julio).
Las víctimas siguen esperando una justicia que buscan a 10.000 kilómetros, y quién esto escribe espera (sin esperanza alguna) que doña Consuelo Madrigal, fiscal general del Estado, proceda a denunciar la celebración de las 17 misas realizadas en homenaje a ese asesino de masas llamado Francisco Franco. Asesino de masas engendrador de un miedo que duró decenios. No exagero. Tengo muy vivo el recuerdo de mi abuela Carmen, allá por el 73 o 74, yo era un adolescente de 13 o 14 años, pidiéndoles, en voz baja pero imperiosa, a mi primo y a mi padre, que no hablaran de política. En el mismo barrio donde vivía mi abuela, La Isleta, en la isla de Gran Canaria, permaneció escondido, autoencarcelado, aterrorizado durante 33 años, de 1936 a 1939, Pedro Perdomo, al que fueron a buscar en varias ocasiones militantes de Falange. Por eso, porque estás historias son gotas en un océano de represión, no es gratuito que catalogue al jefe supremo como el mayor terrorista español del siglo XX.
"La 18 de julio" mató, haciendo estimaciones a la baja, al menos 150 veces más que ETA. Y si mañana un grupo de personas convocaran en Euskadi 17 actos para ensalzar a un jefe fallecido de esa organización terrorista, no dudo ya de la diligente actuación del Ministerio Público, sino de la posibilidad de celebrar los mencionados actos. El aliento de la fiscalía ha soplado, pertinaz, sobre el cogote del concejal Zapata por difundir chistes que todo el mundo ha leído en las redes sociales sobre Irene Villa o el holocausto judío. La Audiencia Nacional ha encausado a una concejal alicantina que en su blog llamó hijo de puta al rey "demérito", al que yo me atrevo a llamar hijo político de Franco, lo que en un país con conciencia antifascista debería ser un insulto infinitamente peor. 
En su momento Mayor Oreja habló de la extraordinaria placidez que él sintió bajo la bota de Franco. Mayor, que tú y los tuyos queden tranquilos, sazonado con misas, y amparado por la doble vara de medir, el estado español sigue siendo un lugar donde el fascismo y sus más o menos soterrados admiradores, al menos institucionalmente, nunca se sienten en tierra hostil.

martes, 17 de noviembre de 2015

París y la humanidad periférica

"El mundo está loco. No tengo palabras". Declaración compungida, inconsolable y totalizadora de una señora mayor parisina. 
"¿Cómo pueden suceder cosas así en 2015?". Una mujer joven.
"Podría pasar en cualquier lugar y cualquier momento. Cualquiera podríamos haber estado entre esas víctimas". Dice, candorosa, otra muchacha. Seguramente Siria, Iraq, Afganistán, Líbano, Libia... carecen de espacio físico (más allá de nuestro televisor) y están fuera del tiempo, ubicados en el cómodo limbo (para nosotros) de la barbarie.
"La vida tiene que seguir, la gente tiene que ir a los cafés, salir..."
"Se quiere impedir la alegría de vivir de la sociedad francesa".
"La ciudad palpita con el corazón herido".
Las tres anteriores son frases cazadas al vuelo en los diferentes informativos que han potenciado la mitología de París: un cuerpo eternamente joven e iluminado, lleno de lugares hermosos, salvajemente golpeado, tambaleante, se levanta heroico. 
Y en los diferentes ámbitos comunicacionales: teles, whasapp, facebook, por la vía que tengan a su alcance, muchísimas personas emocionadas arriman su hombro virtual para ayudar, desde el dolor por la gente vilmente asesinada, a reconstruir la alegría de París. Así, para apuntalar un poquito, miles de perfiles en las redes sociales se tintan de tricolores francesas y, por doquier, como un hilo musical cuasi permanente, suena, mil veces que la escuches, mil veces que te emocionas, La Marsellesa. Y el lunes dieciséis todos los centros escolares del estado "como muestra de repulsa a los brutales atentados cometidos el pasado fin de semana en París" fueron convocados a un minuto de silencio al que se le añadió una coletilla hipócrita que incluía a "todas las víctimas del terrorismo internacional". Hipócrita porque la masacre continua que se vive en Oriente Medio podría mantenernos mudos unas horitas y en cambio la inmensa mayoría no nos hemos sentido impelidos a callarnos ni un segundo.
Un mes y medio antes del infausto trece de noviembre, a inicios de octubre, en un lugar donde, por su precariedad, se celebra más la vida que en ningún otro sitio, un hospital de Médicos Sin Fronteras en la paupérrima Afganistán, fue objeto de un bombardeo terrorista (sí, los que estaban allí, fallecidos o supervivientes, seguro que sintieron un enorme terror) de EEUU, que asesinó a veintidos personas.
Un mes y unos días antes del infausto trece de noviembre, el diez de octubre, en Ankara dos suicidas asesinaron a noventa y nueve personas que celebraban la vida de una manera bastante hermosa: manifestándose por la paz. Aquí se hablaba (ya pasó al olvido internacional, pues esta masacre, por su ubicación, no marca ninguna línea divisoria) de una hipotética connivencia entre el malvado Estado Islámico y el otánico estado turco.
Un día antes del infausto trece de noviembre, en Beirut, capital de un pequeño estado que acoge a más de un millón de refugiados sirios mientras el gigante europeo se pelea por la distribución de poco más de cien mil, el Estado Islámico asesinaba a 43 personas que seguramente alguna noche que otra, aunque no fuera en la emblemática ciudad de la luz, celebraban la alegría de vivir.
La doble vara de medir, o de sentir, la argumentaba con bastante honestidad a través de facebook una persona que explicaba que establecía como fondo los colores de la bandera de Francia porque le dolía bastante más el crimen en París, con quién compartía civilización y valores, que en Iraq, Afganistán, Turquía o Líbano, con cuyos habitantes, según él, solamente le unía su condición de pertenencia al género humano. O sea, las víctimas de esos atentados serían, por así decirlo, y creo que es una visión que aunque no se explicite es generalizada, una humanidad periférica. Pero muy mayoritaria en el reparto del sufrimiento. Conmovidos por los justificados lamentos de las víctimas parisinas y repudiando los alarmismos mediáticos, el dato es demoledor: desde el año 2000 el 97.4% de las víctimas de atentados pertenecen a esa periferia. Si quitáramos de la estadística el macroatentado a las Torres Gemelas el 11S, esa cantidad aumentaría a un apabullante 99.5%. Termino haciendo una observación: en estas cifras no entran las innumerables víctimas civiles de las intervenciones militares llevadas a cabo por Occidente en esos territorios en estos quince años. Intervenciones que hoy, cuando Hollande redobla los tambores de guerra elevando su presupuesto de Defensa (que en el caso de Occidente casi siempre es de ataque), hacen que la industria armamentística, al calor de su cotización bursátil al alza, experimente, celebrando la muerte, la más insana alegría de vivir. Como yihadistas a punto de inmolarse, pero sabiendo que el paraíso de algunos, e infierno de muchos, está en el más acá.

jueves, 22 de octubre de 2015

El cristal del debate

 «En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira»

Estos versos enfadados y vencidos de don Ramón de Campoamor, junto a los diez cañones por banda vibrantes de don José de Espronceda y las oscuras golondrinas que refrenaban su vuelo ante el desengañado don Gustavo Adolfo Becquer, son parte de mi más temprana educación. Y no, no me llegaron fruto de mi amor precoz a la literatura. Yo, envidiando a Alfonso Guerra, confieso que no leí a los once años el Juan de Mairena. Mi "flechazo" lector fue bastante más tardío. De hecho, con la edad citada, tenía el convencimiento de que jamás sería capaz de realizar la proeza de leer un libro, salvo que fuera por obligaciones estudiantiles. Esos versos archiconocidos de estos insignes poetas románticos de música imbatible, llegaron a mí a través de mi padre, ese hombre que siempre añoró el estudio, que amaba la estética en la prosa por encima de cualquier argumento, y que gustaba de recitarlos. En concreto, recuerdo que cuando nos empantanábamos en alguna discusión, fuera sobre política o cualquier otro asunto, él se agarraba del brazo de Las Doloras más famosas de don Ramón (las que abren este texto) y yo tenía que plegar velas ante un ejercicio tan potente como cotidiano de relativismo.
Todo este mejunje mental del cristal y sus tonalidades lo he cocinado lentamente a raíz del debate sobre el debate, que acaparó el lunes, y coleó el martes. Al estar únicamente permitido como elemento de combate el aguijón verbal, varios medios digitales ofrecieron a sus lectores la posibilidad de votar el vencedor de lo que en el argot mediático-pugilístico definiríamos como el combate del siglo. Y funcionó el cristal. Yo he visto tres medios: Público, Eldiario.es y El Mundo. Quién conozca un poco la realidad de la tendencia de la prensa (en papel o digital) lo tendrá claro. En los dos primeros, refugio de la gente que se ubica a la izquierda del PSOE, ganó Pablo (puedes buscar el centro o la centralidad, pero sospecho que es inútil, ya estás ubicado para el imaginario colectivo). En el último, periódico liberal-conservador, que está, junto con El País (La Razón y ABC son peperos fieles), en  plena campaña de promoción de esa derecha renovada que es Ciudadanos, el vencedor por arrasamiento (80-20) fue Rivera.
Lo destacable del debate fue la expectación creada y el espectáculo de la cercanía, de la cotidianidad, donde se quiso visibilizar desde las formas campechanas, un bar de barrio con algunos jubilados como figurantes, ese nuevo tótem que empieza a tener legión de adoradores (a diestra y siniestra) y que conocemos como "nueva política". Ya he oído ponderar el inicio de una nueva era en los debates entre partidos, e incluso en la política española en general. Quizás.  Sí tengo claro que en cualquier caso esta hipotética nueva era no "está pariendo un corazón" aunque se muera de dolor. Esta era ya ha parido mucho miedo social, mucho vencimiento de los trabajadores, término que casi nunca le escucho a un Pablo Iglesias que lo camufla en el más ambiguo de la gente. Bastantes personas manejan la siguiente idea: Ciudadanos y Podemos son partidos que luchan contra la vieja política y por la gente. O sea, manejan una idea absolutamente vacía. La nueva o vieja política, venga insertada en un nuevo o viejo formato de debates, es un fraude. El problema esencial no son las formas, la corrupción o el sueldo de los políticos. Lo esencial es el empobrecimiento y la creciente desigualdad fruto de la no menos creciente explotación de la masa laboral, que se traduce, por ejemplo, en el dato de fines de septiembre que reveló que el 58% de las horas extra trabajadas el segundo trimestre de 2015 no fueron abonadas. O esta cifra que ya reflejé en un texto anterior: más de trece millones de personas viven en la pobreza y en riesgo de exclusión social. 
Aunque Rivera lo niegue y Pablo dijera que el hablaba de oídas, el voto a Ciudadanos, o al PP o al PSOE (partido que vuelve a padecer trastorno izquierdista transitorio matrimoniado con un votante que no se si es transitoria o permanentemente amnésico) sí es, en ese sentido global al que algunos llaman razón de estado, el voto a las políticas del IBEX 35. Tampoco tendría razón alguna el IBEX para preocuparse si llegara Pablo Iglesias a la Moncloa, pues no puedo dejar de descorazonarme viendo como la montaña de la rebeldía griega parió al ratón Tsipras (y aquí ni siquiera existe la montaña con lo cuál es dudoso que el ratón llegue siquiera a asomar el hocico). La nacionalización de recursos públicos fundamentales es para Podemos una medida que se le antoja extrema, la última de la fila, sólo realizable si el grupo oligárquico en cuestión, que obtiene pingües beneficios, saca en exceso los pies del tiesto. Gran parte del pensamiento autodenominado de izquierdas de este país sigue presentando lo que debería ser parte de sus señas de identidad, la propiedad pública, como un instrumento de excepción. 
Cuando Évole les realizó una serie de preguntas rápidas, ante la concomitancia de algunas respuestas Iglesias dijo: "como sigamos así nos presentamos juntos a las elecciones". El flirteo de pitufo amable de Pablo con el tiburón neoliberal, con piel y bailoteo de delfín social, que es Rivera, prestidigitador que mientras él sonríe, su partido ya desliza un concepto como copago (sanitario y educativo), me recordó, por contraste, sus broncas de pitufo gruñón a Izquierda Unida. Y me apené. Tal vez porque pienso que la broma de Pablo tiene un triste trasfondo de realidad para él y para los seguidores de una ilusión: confundir un sistema de libertades controladas con una democracia popular (o participativa, es en esencia lo mismo). Así que perdonen la pregunta: ¿en el corsé de una Unión Europea dominada por el capital (y no desdeño la existencia de marcados matices) tiene demasiada importancia quién es el capataz de la finca?  
Eso sí, el debate, incoloro a la par que situado bajo un cristal de gran aumento, fue entretenido.

sábado, 17 de octubre de 2015

De la escatología en la toma del cielo por asalto

El 12 de octubre, en su facebook, Willy Toledo se cagó, literal y reiteradamente, en "todo lo que se menea" (fiesta nacional, monarquía, conquista de América y hasta en la Virgen del Pilar).
Imagino, siendo quizás un poco aventurado, que, en lo personal, es una espita, una válvula de escape, un regulador del humor corporal que conecta con nuestro espíritu, pregonar a los cuatro vientos la hartura, la mezcla de tristeza y ebullición que te producen ciertas ideas imperantes, repetidas por todos los grandes medios de comunicación, que marcan, con muy escaso contrapeso, la ideología dominante entre la gran mayoría de la población. Desde posiciones de la izquierda transformadora, creo que casi todos hemos sentido en muchos momentos esa ira con lo que nosotros pensamos que son unas generalizadas tragaderas sin fondo con todos aquellos oligarcas (y sus gestores PP y PSOE, quizás con el pronto auxilio de ese apuntalador del edificio que es Ciudadanos) que han llevado a este país a tener trece millones y medio de personas en la pobreza y en riesgo de exclusión, la cifra más alta de la historia del estado español. Y ante esta realidad surge el exabrupto lleno de rebeldía, ira y malsonancia de Willy. Un grito que conmociona a los sectores politizados de la población. Surge el coro de fieles dispuesto a unirse a una insurrección defecatoria que inunde de mierda todos los "palacios de invierno" que en el mundo son metáfora de la injusticia y la opresión. Surge el coro de ejecutores voluntarios que piden la muerte civil de Willy, vía condena social ("este tipo está loco") o vía judicial (ya tiene varías denuncias en el juzgado, aunque en enero todos éramos Charlie y defendíamos la libertad de expresión a marchamartillo).
No pretendo la equidistancia. Ninguno de los símbolos que Willy rechaza me es querido. Sé que representan una España rancia que une una institución caduca, y restaurada en este país por el fascismo, como la monarquía, con una fecha que marca una anexión territorial imperialista que provocó millones de muertos (circunstancia ya narrada en el siglo XVI por Fray Bartolomé de las Casas en su "Brevísima relación de la destrucción de las Indias"). A estos dos elementos se uno el factor religioso que representa la Virgen del Pilar.
Así, la corona, la espada y el báculo cristalizan como ejes vertebradores, cuarenta años después de la muerte de Franco, en el día nacional de España. Un día que ni se nutre ni conmemora ninguna rebelión popular contra las injusticias seculares. Un día donde lo más aclamado es un cuerpo del ejército machista y nacido para las guerras coloniales, que desfila a toda pastilla y tuvo este año el raro gesto de cachondeo de llamar a su chivo (¿expiatorio?) Pablo. Un día donde más de mil personas rinden pleitesía al único cargo publico cuyo acceso es vitalicio y por vía genital. O sea, repitiendo la frase: nada que celebrar.
La parte  del texto de Willy que quizás ha molestado más ha sido su referencia escatológica a la Virgen del Pilar. Primero quiero destacar la hipocresía. En este país, con la lógica de ser históricamente católico y la necesidad de cabrearse con la figura del padre, de quién, para el bien y el mal, nos tutela, ha sido muy habitual la blasfemia. O sea, cagarse en dioses, vírgenes y santos lo hemos oído todos en múltiples ocasiones. Sospecho que el ateo, condición de Willy, defensor de la inexistencia de fuerzas sobrenaturales, tiene, si quiere, con respecto al creyente, más necesidad de la pedagogía que del insulto. Sí, cuando cubres de improperios a la Virgen del Pilar, en Canarias sería la Virgen del Pino, no atentas contra una idea política en la que la gente no interioriza e incluso admite el "calentón" del insulto, atentas contra un sentimiento enraizado en amplias capas de la población y logras un efecto fortificación. Leí el otro día que Ho Chi Minh, líder de los comunistas de Vietnam en su lucha contra la intervención de EEUU, recomendaba a sus correligionarios no ser prepotentes, respetar las creencias de los campesinos y usar la vía del convencimiento, no la de la ofensa o el desprecio. 
Es tan necesaria la libertad de creencias como que ninguna de ellas tenga algún tipo de oficialidad estatal. La Asociación Española de Guardias Civiles ha solicitado a la fiscalía que proceda contra Willy Toledo por "vomitar improperios" contra símbolos religiosos de la Guardia Civil. Ese es el el problema, la Guardia Civil, como organismo público, no debe tener patrona o símbolo religioso oficial alguno. Cada miembro individualmente puede profesar la creencia o no creencia que estime. Si alguien osara cagarse en Santo Tomás de Aquino, oficioso patrón del gremio profesoral, no imagino, espero, a ningún sindicato del sector solicitando la actuación de la fiscalía para que encarrile por la vía penal al deslenguado. 
Acabo. Este es un curioso país donde el insulto o hacer humor a través de las redes con temas cuasi sagrados puede traerte grandes dificultades y llevarte incluso al banquillo. En cambio, una actuación con pelotas de goma por parte del cuerpo policial que pide encausar a Willy, con el trágico resultado de 15 inmigrantes ahogados, no merece ni siquiera la celebración de un juicio que dilucide todas las responsabilidades. La verdad es que dan ganas de soltar un par de barbaridades...

domingo, 11 de octubre de 2015

Los dictadores son mortales (y sexuales)

Sé que voy a hacer lo que en teoría nunca se debe hacer.
Criticar a priori. Sin visionar el objeto de la crítica.
Hoy sábado el espacio de TVE "La noche temática" conmemora su veinte aniversario con una selección de tres documentales ya emitidos. El periódico ABC, en su sección de televisión, los presenta así:
«No puede haber un Kennedy feliz», un acercamiento a los Kennedy, una familia marcada por la tragedia; «Dictadores: sexo y poder», una inmersión en la vida íntima de los dictadores más sanguinarios; y «Hayley: la adolescente más vieja del mundo», la historia de una chica que sufre progeria, una enfermedad rara que le provoca envejecimiento prematuro. 
Fin de la cita.
El último queda claro que es un reportaje donde se difumina cualquier perfil ideológico para introducirnos en esa lotería siniestra y mortificante que es la amplia gama de enfermedades poco comunes, terribles para los enfermos y sus familiares, que me hacen detestar mi incredulidad en paraísos que los seres marcados con ese vía crucis merecerían, por justicia poética o divina, más que nadie.
El primero nos acerca al emblema más cercano a la aristocracia (gobierno de los mejores en su raíz griega), o a una saga de notables, que existe en el imaginario de un país que nació en la costa este de América del Norte casi a la par que en la otra orilla del Atlántico, con la revolución en Francia, se iniciaba la contemporaneidad que supuso la sublevación de la burguesía contra una nobleza posteriormente devenida en aliada ante el crecimiento y la organización de ese enemigo superior, e infinitamente más peligroso, llamado clase obrera. Reconozcan que el título puede hacer rechinar los dientes de envidia a Jorge Javier Vázquez. Es la enésima versión de esa historia perseverante que se empeña en explicarnos e imbuirnos de mil maneras que el dinero no da la felicidad o que los ricos (o poderosos en su amplio espectro) también lloran. Los Kennedy serían míticos héroes malditos de la democracia americana, dignos de una tragedia clásica en la que la gravedad de un coro nos remache la futilidad de nuestra existencia independientemente de cuál sea nuestra posición en la escala social.
En realidad, la idea de este texto surge, a trompicones y sin saber a donde me lleva (casi todos toman su propio rumbo obviando mis ideas preconcebidas) del segundo: "Dictadores: sexo y poder". Nos presentan un cuarteto dictatorial "equilibrado". Por un lado los gemelos  Zipi y Zape del fascismo: Hitler (el rubio que no fue) y Mussolini (el moreno de ademanes apolíneos). Por el otro, el peligro que llega de donde siempre vienen los bárbaros, del este: Stalin y Mao (o el comunismo es siniestro hasta en la cama). Imagino que la vida sexual de los seres humanos arriba citados comenzó antes de su acceso a los ámbitos del poder o, para ser más precisos, acorde al título del documental, a sus funciones dictatoriales. Yo entiendo que arribar a una cúspide absoluta, seas hombre o mujer, puede aportar un plus a tus posibilidades de desenvolvimiento sexual. Hasta ahí de acuerdo. Pero no creo que el acceso a ese poder absoluto supusiera un cambio en su visión del sexo. Estoy convencido de que Franco (siempre se libra cuando sale el ranking de las tiranías nuestro monstruo particular, a pesar de ser el fascista gobernante más longevo y que dio mucho más matarile interno que Mussolini) no cambió su vida sexual tras convertirse en un gobernante absoluto. Sí condicionó, y mucho, con el sometimiento a una estricta moral católica y sus plasmaciones legislativas, la vida sexual de sus súbditos, especialmente de las mujeres, que habían visto abrirse, en el cuartucho cerrado con olor a sacristía, una ventanita, con el advenimiento de la Segunda República. Vida sexual que sigue sometida hoy en día para muchas mujeres en países que, si aplicamos el frágil baremo democrático de la celebración de elecciones, no serían considerados dictaduras. 
La vida sexual de los cuatro individuos arriba señalados carece de relevancia. Es un ejercicio que busca rizar el rizo de las maldades de los tiranos prototípicos, para contraponerlas con las bondades de líderes centrados y democráticos como, por ejemplo, el supuestamente necrófilo Cameron y su aventura con la cabeza de un cerdo. 
Entre el párrafo anterior y este media casi un día. Al final, azuzado por una mala conciencia algo tonta, visioné el documental francés cuyo nombre original es "La sexualidad de los tiranos". La única conclusión posible, más allá de múltiples y alambicadas explicaciones de varios historiadores y un psicoanalista, es que entre los tiranos, como en botica, hay de todo. 
Los mejor parados son los revoltosos hermanos fascistas, cuyos perfiles amatorios, absolutamente divergentes, parecen extraídos de "El gran dictador" de Chaplin. Réplicas en el terreno sexual de apocado Hynkel y del excesivo Napoloni. Stalin era un "macho georgiano precoz" (llamativas palabras textuales que le hacen a uno preguntarse por la posible búsqueda, en el Caucaso, del gen de la virilidad infalible), un "psicópata absoluto" que seducía a las mujeres de altos cargos y gerifaltes del partido para conocer ese pensamiento secreto que emana al calor de la noche y la alcoba, y que podía trasladarte de tan tibio lugar al frío siberiano. De Mao dicen que, al modo tradicional de los emperadores,  en su vejez "buscaba regenerarse a través de la carne fresca". Ya la experiencia milenaria debería haberles indicado, a un estudioso del Materialismo como Mao el primero, lo vano del intento. Intento que han repetido muchos viejos con posiciones de poder (o prestigio) en el mundo, no en la búsqueda de la regeneración imposible, sino de apurar ciertos gozos por la vía del deslumbramiento ajeno. 
Acabo con unas palabras textuales del historiador Dimitri Casali: "Un dirigente político impotente, sin virilidad, es incapaz de gobernar a su pueblo". Siendo esta la condición imprescindible de la gobernanza, no entiendo como la señora Thatcher no fue reelegida por los siglos de los siglos. Sin amén.



domingo, 4 de octubre de 2015

Antonio Baños y Pablo Iglesias: dos mensajes desde la izquierda

"Pregunta: En un momento en que nuevas formaciones abominan del lenguaje clásico de la izquierda, la CUP habla abiertamente de lucha de clases y reivindica el comunismo y el anarquismo.

A.B.:En una entrevista en una revista moderna, Playground, me decía que hablamos de ideología a la gente joven, cuando ya no tienen ideología y me lo vendía como un mérito que estuvieran desideologizados. Y al final lo que dije fue el titular: pues igual el hecho de que cobréis menos que vuestros padres es porque no tenéis ideología. No tener ideología hace que cuando te contratan por cinco euros a la hora durante una semana digas 'qué suerte, tengo un curro', en cambio si tienes ideología montas un sindicato e intentas acabar con esta explotación".
(Respuesta de Antonio Baños, líder de la CUP, en una entrevista concedida al diario Público el 2 de octubre)

"Sí, soy marxista. Y es un día importante para los marxistas: 125 años del nacimiento de Groucho Marx".
(Tuit de Pablo Iglesias, líder de Podemos, el 2 de octubre)

Primero accedí a la entrevista de Baños y reconozco que este fragmento me pareció revelador de la tragedia de lo que vulgarmente llamamos izquierda: renegar del tronco común del cuál han salido las diferentes ramas: socialistas, comunistas y anarquistas. Y ese tronco, ese fundamento que sostiene cualquiera de los discursos que se consideren de izquierdas, es la lucha de clases, el odio radical a la explotación, a que una minoría se enriquezca a costa de la gran mayoría. El ejemplo que pone Baños es demoledor y cotidiano: llevan a muchas personas a condiciones laborales decimonónicas (escasos sueldos, largas jornadas, precariedad masiva) y, como son "privilegiados" que abandonan el paro, se sienten contentos pues vienen del terror y les han estado machacando con las ideas de la derecha, ante la pasividad y el entreguismo de una izquierda que ha alentado el mito de las clases medias. Mito que la crisis ha barrido llevando a la realidad del submileurismo a millones de personas. La izquierda, con su dimisión ideológica, ha renunciado a lo más importante y complicado, a sembrar conciencia, a enseñar que la historia del ser humano, en toda su diversidad y con mil matices, es una lucha constante de oprimidos contra opresores, de los detentadores de las riquezas contra los poseedores de su fuerza de trabajo. Y, por supuesto, nada más comprensible que la alegría personal, el alivio, aunque sea temporal, de quién abandona, con el alto precio del salario bajo, la ciénaga del desempleo. Pero esa alegría nunca le puede quitar terreno a la rabia que surge de la conciencia de clase, a la lucha contra lo que no tiene la inalterabilidad de una ley física: la guerra de rapiña, ese saqueo continuo y organizado llamado capitalismo, que hace que un 1% de la humanidad (algo inédito en la historia) posea la mitad de la riqueza del planeta.
Después, cuando llevaba un rato rumiando las palabras de Baños, accedí al Tuit de Pablo Iglesias. No le doy más importancia que la que tiene: una humorada bastante recurrente en los últimos 20 ó 30 años entre ciertos sectores de la izquierda que consideran superado, devorado por el ansiado, por las clases dominantes, crepúsculo de las ideologías, al antiguo y plomizo don Carlos, un tipo que con don Federico conmovió el siglo XIX y creó avenidas para el pensamiento y la lucha por la igualdad de los seres humanos. Esos mismos sectores convierten a don Groucho, incansable escrutador (en sus películas) de damas con excedente de inocencia y peso, alumbrado, indudablemente, por la chispa de un lenguaje ingenioso, en una burbujeante cima del pensamiento moderno. 
Me pareció muy curioso tener acceso, en el mismo día, desde el ámbito de lo que llamamos la izquierda, a un par de mensajes que, es mi percepción, siendo de dos personas que seguramente están de acuerdo en la crueldad del sistema capitalista, transmiten, esencialmente, ideas antagónicas. 


jueves, 1 de octubre de 2015

De escaños y votos o los caminos de la mayoría absoluta

Me conmueve el desmedido amor que, al cobijo de las elecciones celebradas en Cataluña, ha surgido al valor intrínseco de cada voto. 
Ojalá cunda esa pasión y no sea una simple tontuna pasajera para desacreditar independentistas. Ya sabemos hasta el fin de los tiempos, por si alguien tanto desde la malicia como desde la buena fe no se había percatado, que una mayoría absoluta de escaños en una cámara de la bella democracia representativa puede no ser concordante con una mayoría absoluta de sufragios.
Siempre nos recuerdan: esas son las reglas del juego. El problema es que el asunto no es un juego. 
Desde 1977 hasta la fecha ha habido en el estado español diversas mayorías absolutas parlamentarias, tanto del PSOE como del PP. Ninguna de ellas, ni siquiera la aplastante de Felipe González en el 82 (202 diputados sobre 350), fue lograda con más de la mitad de los votos. La actual del PP, bastante plácida con 186 escaños, fue conseguida con el 44,6% de los votos (10.830.693). Descontando el voto nulo y en blanco el resto de opciones políticas obtuvieron 13.108.883. Y hemos oído infinidad de veces el argumento de que el PP tiene toda la legitimidad democrática para sacar adelante sus propuestas. Bien. Pero que no se nos olvide que cuando el resto de grupos rechazan unánimemente alguna ley del PP, en aritmética pura, voto a voto, esa ley estaría siendo rechazada mayoritariamente por la población. Y el legislador tiene en su mano una cierta capacidad de contribuir al sufrimiento o al alivio de las clases populares. En estos cuatro años la mayoría absoluta  ha sido absolutamente recortadora de derechos. Recortes que el pesimista que me habita tiene el convencimiento de que han venido para quedarse, previa asunción ideológica (esta es la clave) por parte de grandes capas de la población. Y se ha hecho con una minoritaria mayoría absoluta cuya mano, a la hora de apretar el apabullante botón, ha carecido del más leve temblor moral. 
No defiendo con lo expuesto que los 72 diputados independentistas, mayoría absoluta obtenida con un insuficiente 48% de los votos emitidos, en injusta reciprocidad, tengan legitimidad para hacer una declaración unilateral de independencia, aunque el número de escaños los cobije y les permita trabajar en pos de la creación de un estado propio. Sí mantengo que tras estás elecciones queda aún más claro que la única resolución posible al conflicto planteado, tarde o temprano, es un referéndum justo con una pregunta clara. Pues lo indiscutible es que si unimos a los 72 diputados independentistas los 11, muy disputados, de Cataluña si que es Pot, defensores sin ambigüedad del derecho a decidir, tenemos una mayoría absoluta en la que caminan de la mano, en este caso sí, los escaños y los votos.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Billy era múltiple o la tortura como esencia del fascismo

El 27 de septiembre se cumplen 40 años de los últimos cinco fusilamientos realizados por el régimen fascista surgido en España a raíz de la sublevación militar de 1936. Coincidiendo con esa fecha, La Sexta emitió en la noche del viernes 25 un especial de su programa "La Sexta Columna" con el título: "40 años después: la última bala de Franco". 
No es mi intención analizar dicho programa al completo pues quién no lo haya visto seguro que puede hacerlo a través de internet y se formará su propia opinión. No obstante, sí me gustaría señalar algunos aspectos que me parece interesante poner en valor.
El personaje estrella del programa, multianunciado desde días antes por la propia cadena, con fuga ante las cámaras incluida, es el famoso policía conocido con el sobrenombre de Billy el Niño. El periodista, inquisitivo y algo crédulo, le pregunta a González Pacheco si se ha arrepentido, si no va a pedir perdón a sus víctimas. Lógicamente, eso no puede hacerlo, pues él ni siquiera ha sido sentado en el banquillo y, mucho menos, condenado. O sea, una petición de perdón de motu propio sería un reconocimiento de facto de culpabilidad. Una víctima suya lo califica en el programa de sádico que disfrutaba torturando. Seguro, no tengo la más mínima duda de que no sentía lástima por ninguna de sus víctimas. Pero no olvidemos lo principal, que no lo exime de sus responsabilidades, la tortura no fue algo específico de policías o guardias civiles con tendencia sádicas que encontraban en sus parcelas de poder vía libre para satisfacer sus inclinaciones perversas. La tortura no era una excepción, era intrínseca al régimen. Un elemento básico de su engranaje con dos objetivos claros: aterrorizar a la población y extraer información de los detenidos. 
Billy el Niño ejerce su función como símbolo, pero no lo convirtamos en una especie de malvado aislado, de torturador único. El estado español estaba sembrado de miembros de la Brigada Político-Social (cuyo nombre, curiosamente, si mi percepción no fue errónea, no aparece ni una vez en el programa): los hermanos Creix en Barcelona, o Heliodoro en mi ciudad, Las Palmas de Gran Canaria, o el comisario Matute que mató a finales de 1975, en Tenerife, torturándolo, al obrero Antonio González Ramos. Estos individuos de indeseable fama y muchos otros, anónimos, se aplicaron con fervor a su siniestro oficio durante décadas. Fueron nuestra Gestapo particular y duradera. El problema, siéndolo, no es que el famoso Billy no haya sido juzgado. Lo lamentable es que todos estos esbirros del fascismo transicionaron a defensores de la democracia con total impunidad y aquiescencia de la izquierda reformista del PSOE y el PCE, dirigido por el "lúcido". y siempre bien ponderado por el poder, Santiago Carrillo. 
Otra idea que se me quedó rondando la mente tras finalizar el programa fue la ausencia de una palabra, para mí, clave: fascismo. En diversas ocasiones se habla de dictadura franquista, pero nunca se habla de dictadura fascista. Y el régimen de Franco tuvo como parteras de su nacimiento a Hitler y Mussolini. Y durante 40 años tuvo un Caudillo-Führer-Duce y un partido único Falange-Nazi-Fascista. El concepto Dictadura Franquista convierte a Franco en un tipo cuya ideología era él mismo. Nunca oigo hablar de dictadura mussoliniana o hitleriana. Y cuidado, cada régimen, tuvo sus especificidades, sus contextos históricos y sus demonios particulares. Pero los tres, más allá de la longevidad extra de la tiranía española y su participación de refilón (exclusivamente en el frente ruso mediante la División Azul) en la 2ª Guerra Mundial, fueron regímenes fascistas. 
En esas estamos. A 40 años de los últimos fusilamientos, sigue sin transmitirse al conjunto de la población, ni en los centros de enseñanza, ni por los grandes medios de comunicación hispanos, que este estado, aunque mucha gente lo ignore, es el que más tiempo sufrió el yugo (y las flechas) de la barbarie fascista.

martes, 22 de septiembre de 2015

Joyas abyectas

“El Estado de sitio del Chile de Pinochet respetaba más los DD.HH. que el paraíso de paz y de prosperidad de la Venezuela de Maduro”
“El Tribunal de Orden Público de la dictadura de Franco era mucho más respetuoso de la legalidad que la justicia por encargo de Maduro y de Diosdado (…)”

Estas dos joyas que anteceden mi comentario son obra de un tipo que milita en el PSOE. La primera ha tenido una cierta repercusión, la segunda creo que ha pasado bastante más desapercibida. 
No, su partido no le ha abierto expediente. Quizás sea imposible, o al menos inspira cierto temor reverencial, expedientar a un jarrón chino. Aunque tengo entendido, si sirve de precedente (yo tuve el enorme placer de no pasar obligatoriamente ningún momento de mi vida en la milicia), que en el ejército español se arrestaban objetos. En cualquier caso, con la estructura de cemento armado que se gasta, el jarrón puede estar tranquilo, seguro que es irrompible.
Las dos joyas de González, el abyecto, están embadurnadas de mentira y sangre. Cada vez tengo más a gala, me siento más satisfecho de no haberle votado jamás a este personaje cuyo Ministro del  Interior y subalternos acabaron enchironados por estar enfangados en el terrorismo de estado, yéndose él, en cambio, de rositas, y quedando en cualquier caso en un penoso lugar. Tanto si era el señor X o el señor ignorante de las andanzas de su ministro.
El señor X, el señor ignorante, el señor jarrón chino (tres personas y un único dios que diría el desaparecido Benegas), cualquiera de ellos, tiene derecho a defender a Leopoldo López, golpista e instigador de las guarimbas que en febrero de 2014 acabaron con las vidas de 44 venezolanos. Ningún familiar de estos últimos, alguno de ellos decapitados por cuerdas cuando circulaban en sus motos, ha tenido el privilegio de ser recibido por los gerifaltes políticos hispanos. ¿Para cuándo la visita a la Moncloa y a Ferraz de los familiares de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, de cuya desaparición se cumplirá un año el próximo 26 de septiembre?
Insisto, puede defender a quién le apetezca. Pero ciertas comparaciones son mentirosas y, en mayor medida, profundamente inmorales.
El socialista Salvador Allende entregó el poder el 11 de septiembre de 1973 en una magnífica ceremonia "democrática" que consistió en morir cercado por tanques y bombardeado el Palacio de la Moneda por la fuerza aérea del ejército, terrorista de facto, de Chile. Unos días más tarde, un tipo sumamente peligroso llamado Víctor Jara, empuñador de guitarras y autor de una hermosa canción de amor que nos recordaba la sonrisa ancha de Amanda, tras ver machacadas sus manos, fue asesinado en el estadio nacional de Santiago. Y así, murieron o sufrieron cárcel y tortura muchos miles más. Por supuesto, al igual que en la Venezuela de Chávez-Maduro, en los 17 años que duró la presidencia militar de Pinochet se celebraron 18 procesos electorales a los que hubo libre concurrencia por parte de las fuerzas opositoras.
En España, hoy, en este día, en esta hora y este minuto en que tecleo, para vergüenza y oprobio de este estado, siguen enterrados en fosas comunes o, aún más indignante en el panteón fascista del Valle de los Caídos, decenas de miles de víctimas de la dictadura fascista y terrorista de Franco. Otro individuo que accedió al poder encabezando un golpe de estado, una acción, que tenía en palabras de su director, el general Mola, que ser "en extremo violenta". El próximo 27 de septiembre se cumple el 40 aniversario de los últimos fusilamientos de una dictadura cuyo fundador murió matando. El Tribunal de Orden Público emanó, aunque actuara de 1963 a 1977, de esa acción bárbara, de ese régimen parido, en sus propias palabras, con vocación de terror. La legalidad que defendía ese tribunal era, en su origen, ilegítima. Por supuesto, al igual que en la Venezuela de Chávez-Maduro, en los cerca de 40 años que duró el caudillaje de Franco en el Reino de España, se celebraron 18 procesos electorales con libre concurrencia de las fuerzas opositoras. Si el PSOE no compareció, tal vez fue por despiste o por los famosos 40 años de vacaciones. Los comunistas, y otras gentes de la siniestra, siempre presentaban, entre fusilamiento y fusilamiento, o desde la cárcel, sus candidaturas.
Comprueben en el siguiente vídeo la altura, la serenidad moral de Allende, su visión clara de lo que sucedía cuando se le venía encima el fin. Era un defensor del socialismo, un hombre que hoy es reivindicado como un precursor en Venezuela. Cualquier parecido con un jarrón chino es pura coincidencia.


sábado, 19 de septiembre de 2015

La ilusión griega o el año que no fue sur

En enero de 2015 Syriza ganaba las elecciones en Grecia. Ese mismo mes las encuestas en España establecían que Podemos tenía opciones de triunfar en las elecciones generales que se celebrarán en diciembre.
Ilusionaba la posibilidad de que en dos países del sur de Europa se quebrara el cinturón de hierro del bipartidismo que conforman los liberal-conservadores y los liberal-socialistas o exsocialdemócratas.
Ha pasado muy poco tiempo, nueve meses, y los griegos vuelven con la cabeza gacha a las urnas. Syriza se ha rendido y, de camino, sin quererlo, por supuesto, ha machacado el mensaje interno de Podemos: el famoso y multiusos "Sí se puede". Resulta patético Pablo Iglesias tachando de fiero león a un Tsipras que, según él, en un acto de enorme generosidad, da la voz a su pueblo. A la fuerza ahorcan. Tsipras convocó las elecciones forzado por la aparición en su grupo parlamentario de 40 diputados díscolos (aunque en realidad los díscolos al fenecido programa electoral de enero son Alexis y sus fieles). O sea, se había quedado en clara minoría y tenía que subsistir apoyándose, todos los acuerdos con la UE se han aprobado así, en los partidos de la "vieja política". Con las elecciones consigue desembarazarse de los sectores críticos y a lo mejor, a veces malévolo me lo pregunto poniéndome en la mente de Tsipras, tiene suerte y pierde.
Yo, después de llegar al poder con un programa antiausteridad lleno de líneas rojas que nunca traspasaría, me sentiría incapaz de subirme a un estrado a pedir el voto, con el añadido al incumplimiento del mandato electoral programático del bochornoso espectáculo que fue el referéndum burla. Aquel donde un 62% de los electores, a pesar de las duras condiciones del corralito, votaron una dignidad que apenas una semana después se vio afrentada por su propio gobierno. Siempre he creído que la entidad moral de la izquierda debe ser intachable y si le planteas una pregunta tu pueblo y sale la postura que tú defiendes, tienes la obligación estricta de establecer los medios para cumplimentar ese mandato del que tú has sido adalid.
Syriza, ubicándonos en territorio español, se ha convertido en  un precioso regalo para el PP y el PSOE de cara a las próximas elecciones generales. Fuera del social-liberalismo no hay opciones. Queda sólo la locura, el peligro, el mar tenebroso que nos lleva al abismo. Los laboristas eligen un líder, Jeremy Corbyn, del ala izquierda, que maneja algunos vocablos propios de la cultura socialista, como gravar a las rentas más altas para disminuir el déficit o nacionalizar algunos sectores estratégicos, y es tachado por Cameron de "peligro para la seguridad nacional". También se espanta un posible criminal de guerra, nunca juzgado, de su propio partido: Tony Blair. Nunca llegará al poder con esos postulados izquierdistas, claman los analistas. Quizás tengan razón. Aquí brota la teoría de ocupar la centralidad del tablero. 
Resumiendo: la izquierda puede llegar al poder sólo si oculta un programa de transformación social. Se pliega al pensamiento dominante y se niega a educar ideológicamente, a hacer pedagogía de lo común, de que la base de la riqueza es el trabajo humano y no el burgués benefactor (la famosa frase: "mi jefe me da de comer"), a enseñar que el capitalismo es una lacra que transita de crisis en crisis y, en consecuencia, de guerra en guerra. Por supuesto, la izquierda tiene que abanderar las causas inmediatas como la protección de los migrantes por el hambre y la guerra. Pero su deber ineludible es explicar quienes son, y que beneficio buscan, los miserables que convierten países en trágicos estados fallidos.
El sueño de 2015, el sueño de la quiebra por el flanco sur de la política de austeridad (que lástima el destrozo del significado de una hermosa palabra) para el pueblo, no cristalizará más allá de algunas posibilidades surgidas en mayo en el ámbito municipal. En diciembre es probable que Podemos, o las candidaturas de unidad popular, si impera el sentido apropiado de la confluencia, tengan unos resultados buenos, no alcanzados nunca por fuerzas situadas a la izquierda del bipartito. No obstante, la ilusión de enero ya es un ser malherido. Si a duras penas gana Syriza (quizás cuando lean esto ya se haya votado), diremos algo similar a: "bueno... vale", mientras el rictus más nuestro, el del pitufo escéptico, se nos dibuja en el rostro.

jueves, 17 de septiembre de 2015

El hereje y el emperador

Los diputados de los honorables partidos nodriza de los gurtelianos del centro y los eresitas del sur, con el añadido de algún diputado de cuerpo presente de ese ectoplasma que responde al nombre de UPyD, han decidido entregar al fuego purificador al herético representante de Amaiur Sabino Cuadra, que ha osado, en el púlpito del "templo de la democracia" (en lenguaje de cursis embaucadores), arrancar airado, sin la levedad del que desgrana su duda amorosa con una margarita, algunas hojas del sagrado libro de la Constitución Española, donde conviven la palabra revelada, que nombra lo trascendente, lo inalterable eon tras eon (léase la nación española), con la palabra burlada (derechos básicos incumplidos o laminados en la práctica).
El abertzale de izquierdas Sabino Cuadra debería arder entre las llamas de la ley mordaza sin esperar a que, por mor de la justicia divina y unitaria, se vaya derechito al infierno en cuyas lenguas de fuego va a tostarse por toda la eternidad, si la tuviera, su alma separatista. Allí purgará su pecado mortal irredimible junto a los Junqueras, los Oteguis, los Mases y los cuperos como David Fernández, el renegado charnego de origen castellano-leonés. Todos, juntitos para siempre, sin derecho a decidir, en una babel inversa de lenguas subalternas.
En las antípodas del aquelarre separatista, el reyezuelo seráfico acude a la morada, blanco celestial, del emperador, que lo sienta a su diestra y declara, en un plural que me pregunto si será mayestático o inclusivo con el actor secundario que le mira arrobado: "Queremos una España fuerte y unida".
Curioso. No dice que quiere una España próspera, solidaria, y donde impere la justicia social. Covendrán conmigo en que el término fuerte puede ser bastante equívoco e inquietante. Con Franco, el abuelo político del actor secundario, España, como ente estatal nacido de un golpe de estado derivado en guerra de exterminio, fue muy contundente... con sus habitantes. Y la unidad, de destino en lo universal por supuesto, era férrea. 
Pero, siendo esperables, lo más repugnante fueron las babas de los peperos, embadurnando la mano del amo por seis míseras palabras tan rebosantes de simpleza como carentes de compromiso. Caso aparte es el ínfimo Pedro Sánchez declarando, en un ejercicio de enorme talla intelectual, que lo señalado por Obama es el camino a seguir. Como casi siempre sirve más para la compasión que para el sarcasmo. La involución del PSOE en cuanto a la calidad de sus dirigentes es llamativa. Observando que de Felipe González han llegado a Pedro Sánchez, aplicaría una frase que le he oído a ese españolazo atípico que es Pérez Reverte: "Más miedo me da un imbécil que un malvado".





jueves, 10 de septiembre de 2015

Cataluña o el sueño envenenado del estado español

En este blog ya he escrito algún otro texto sobre ese tema que, parafraseando el título de una novela del expresidente madrileño Joaquín Leguina, envenena los sueños del estado español: la posibilidad de que Cataluña inicie el camino hacia la consecución de un estado independiente.
El PP, que sabe que el centro-derecha no nacionalista allí lo representa Ciutadans, es consciente de que su reducido caladero electoral catalán es la ultraderecha españolista de aromas rancios. Tal vez por eso se plantea la campaña catalana en clave de fidelización, vía leña al mono separatista, del voto nacionalista español que necesita para tres meses después.
La falta de sutileza o para ser más exactos, el desparpajo más demagógico, es la carta que pone boca arriba casi a diario.
"Guardiola (candidato simbólico de Junts pel si) jugó en la selección por interés crematístico" dijo, con esa voz que le da gravedad a cualquier declaración que realice, el ministro de la Ley Mordaza, menos para la boca del facha, como la del individuo que lleva un programa en una tele local de Tenerife y del que voy a poner una muestra al final de este texto como ejemplo del fascismo rampante y repugnante del siglo XXI. Que Fernández Díaz me presente al futbolista altruista que va a la selección española henchido de amor a la patria y renunciando a sueldos, primas y demás familia. En 2010, estando en la fase más cruda de la crisis, cuando España fue campeona del mundo, Izquierda Unida les planteo a los jugadores que renunciarán en favor de determinadas obras sociales a la prima por ser campeones. El éxito de tan patriótica (dicho sin ironía) solicitud fue clamoroso. 
"Los catalanes que no creen en la independencia y tantísimos andaluces que tuvieron que salir de Andalucía por culpa de un nazi, un fascista que fue Franco, ahora que no tengan que volver a ver las tumbas de sus familiares con un pasaporte extranjero. Creo que hay mucho andaluz en Cataluña que tiene mucho que decir" son las palabras textuales de ese dechado de exquisitez que responde al nombre de Celia Villalobos. No me digan que no se añulgan pensando en legiones de andaluces suplicando un visado para entrar en esa "Albania del siglo XXI" que, demostrando un nivel político ineludible en el consejero de una gran empresa, pronostica Felipe González, quién en su escrito "A los Catalanes" publicado en el diario El País, refiriéndose a la lucha política de los independentistas, dice que "es lo más parecido a la aventura alemana o italiana de los años 30 del siglo pasado". No utiliza la palabra, pero saca de paseo al espantajo anatemizador por excelencia del siglo XX: el nazismo. El fenómeno expansionista más brutal del siglo XX es comparado, sin vergüenza alguna, con un pequeño territorio de siete millones y medio de habitantes sin ejército. Fenómeno expansionista vencido en gran medida por la Unión Soviética, ese gigante a cuya desmembración en múltiples repúblicas seguro que asistió feliz desde su presidencia, al igual que sus colegas de la Unión Europea, don Felipe. Sin pensar en la viabilidad, en la endeblez económica de los pequeños territorios que surgían, como por ejemplo Letonia, con dos millones de habitantes o Estonia con un millón y cuarto. Aún recuerdo los llantos lastimeros de Helmut Kohl cuando con el estímulo alemán a la secesión croata, Yugoslavia saltaba por los aires en seis estados inviables económicamente (según los criterios que ahora se utilizan para criticar el flanco económico del proyecto independentista). Sí, no lo duden, si Cataluña se independiza le sucederá lo que a nivel de la Peninsula Ibérica fantaseaba José Saramago en su novela "La balsa de piedra": se desgajará del territorio peninsular y quedará a la deriva sumida en una neblina eterna mares tenebrosos.
"Las fuerzas armadas no tendrán que intervenir si todo el mundo cumple con su deber" declaró Pedro Morenés. Y lo hizo, nos guste o no, ateniéndose a la constitución, que le da al ejército la potestad de velar por la integridad territorial del estado español. A mi me parecería una barbaridad esa intervención y no creo que aunque Cataluña culminara, en rebeldía (no le quedaría otra) su independencia, viéramos tropas por las calles de Barcelona, pero ese desafuero político estaría en la letra antidemocrática del artículo octavo de la constitución.  Óscar López, portavoz del PSOE en el Senado fue diáfano: "la independencia no es ni legal ni posible, ni con el 51% ni con un 80%". Imaginemos, por ejemplo, que el 28 de septiembre unos enloquecidos catalanes dieran 100 diputados de 135 a las dos fuerzas claramente independentistas (Junts pel si y la CUP). Para el PP y el PSOE no pasaría nada, pues según ambos partidos el sujeto que decide la independencia de un territorio, sea Euskadi, Canarias o Cataluña es el conjunto de lo que ahora constituye el estado español. 
O sea, como se constató el año pasado, imposibilidad absoluta de utilizar legalmente la única herramienta que permitiría saber, soslayando mil encuestas esgrimidas para repartir mandobles, mediante una pregunta clara, el número exacto, de personas que están a favor y en contra de la independencia. Pero claro, abrir la puerta del derecho de autodeterminación o derecho a decidir, no lo van a hacer jamás ni PP ni PSOE ni Ciudadanos. Podemos o Cataluña si que es pot sí defienden la posibilidad de realizar una consulta legal. Por lo tanto, quienes ubican a esta última fuerza en el campo del voto estrictamente españolista saben que tergiversan la realidad. Por eso, tras las elecciones seguirá el debate sobre que campo es mayoritario. Muchos defienden que una mayoría absoluta de escaños sin mayoría absoluta de votos es tramposa. Y tienen razón. Y no resuelve el problema. Pero recordemos que muchos han defendido la legitimidad de todos los recortes del PP aduciendo que tienen la mayoría absoluta en escaños (186) aunque en votos tengan un 45% minoritario frente al 55 que no les votó.  
También es otro argumento habitual referirse a la división de la sociedad catalana. Cierto, pero ¿cómo dirimimos esa división? Debate libre con exposición de todas las ideas y como culminación la posibilidad de votar en un referéndum consensuado. Y la opción que pierda, perdóneseme que lo diga crudamente, se aguanta y asume lo votado mayoritariamente. 
Debo parecerles un "pensador" algo naif, un bienintencionado simple. Quizás. Pero me parece la única solución realista y, lo que es más importante, honesta.
Por último, procederé a mojarme. Si viviera en Cataluña creo que votaría a la CUP. Patriotas anticapitalistas e internacionalistas. Una fuerza germinada en el ámbito municipal con la sana voluntad de disolver muchas realidades que nos presentan como  indisolubles.