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domingo, 20 de octubre de 2013

Abulia social

Del 22 al 24 hay movilizaciones contra la LOMCE en todo el estado español. En concreto, está convocada huelga de estudiantes para esos tres días, ampliándose para el 24 también a los profesores. La culminación serán las manifestaciones, a las que se convoca también a los padres, que se celebrarán esa fecha en muchas ciudades. El pasado mes de mayo hubo otras tres jornadas de lucha. En el último mes se han recogido un millón de firmas contra la ley que, aprobada en el Congreso, ahora va al Senado, de donde retornará al propio Congreso.
Mi intención, firme, es ir a la huelga y acudir a la manifestación de mi ciudad.
Pero lo voy a decir como lo siento y lo percibo.  Ante la abulia social predominante, no creo que sirva, a efectos prácticos de retirar la ley, para nada. Ya en alguna otra ocasión he citado el título del poemario de Ángel González, "Sin esperanza, con convencimiento", como referente moral ante diversas situaciones de la vida. No sé cuál era la intención del poeta al escribirlo. Creo que lo más atrayente del lenguaje poético, hablando desde mi condición de lego en la materia, es que se basa sobretodo en la sugerencia. Al estar publicado en 1961, con más de veinte años de régimen fascista criminal, muchos vemos en esa frase un asidero extremo: aunque no podamos derrotar a la dictadura, no podemos dejar de luchar, si somos conscientes, contra la dictadura. Esa frase yo la percibo (insisto, es mi percepción) en clave imperativa. Es una frase que me embelesa y me asusta. Piénsenlo. Yo me imagino a parte de la gente que luchaba clandestinamente contra Franco, jugándose literalmente la vida, en momentos de desánimo, que quizás serían los más, agarrándose a ese palo mayor mientras arreciaba el vendaval. Pero, sigan imaginando, perfectamente la pudo pronunciar Hitler en los días finales del asedio a Berlín dirigiéndose a sus atribulados camaradas. Es una frase llena de luz y de tinieblas. Siendo yo de naturaleza cobarde, tuve la suerte de nacer en el 59 y no en el 39, por ejemplo. La frase, aplicada al día de hoy, pierde la épica de jugarse la vida ante un régimen de dominación burguesa fascista, pero mantiene sin embargo el desaliento que encierra.
Es así. Nuestro aliento, mientras aumentan las tropelías de la clase dominante, se entrecorta cada vez más. Se abren continuos frentes de lucha, se convocan diferentes manifestaciones para intentar taponar las múltiples vías de agua que van a anegar nuestros derechos durante generaciones, y tengo la triste impresión de que casi siempre acudimos las mismas caras, desfilando, rutinariamente, por los mismos sitios.
Todas las luchas son cortitas. Somos un cuerpo raquítico, incapaz de lanzar, ante tanto órdago ofensivo,  el nuestro defensivo. Por eso me pareció admirable la valentía de los profesores de Baleares al plantear una huelga indefinida, que sostuvieron durante tres semanas, no estando en juego la pérdida de puestos de trabajo, que es el único motivo que hoy en día origina huelgas que vayan más allá de uno o dos días.
En la conciencia global de amplios sectores de la sociedad, lo que son acciones y opciones de grupos humanos privilegiados, han calado con la misma fuerza de principios científicos inmutables o de catástrofes naturales. La crisis (englobando en esta palabra todas las medidas antipopulares) es un sol oscuro que viaja por el cielo de nuestras vidas con la misma autonomía y capacidad cegadora que el astro rey, venerado por tantas civilizaciones finiquitadas, que le ofrendaban tributos de sangre. Ese tributo de sangre, de sufrimiento social, que con vana esperanza y escaso convencimiento estamos pagando con más estoicismo del esperado... por ellos.
Acabo.
Un sacerdote, menor, del culto a las tinieblas, es el  señor León de la Riva, alcalde pícaro de Valladolid, que esta semana nos ha dejado esta greguería digna del Lazarillo: "no hay que multar al pobre de pedir de toda la vida". Mi padre, que trabajó muchos años en una agencia de aduanas, me contaba que los sábados ponían en el mostrador monedas de céntimo de peseta. Los pobres de pedir de toda la vida (me fascina la arquitectura de la frase, además tiene resonancias a estirpes de pobres, seres predestinados a recibir caridad que tienden la mano con decencia, ajenos a ágrafos cartones), debidamente acreditados, llegaban y se les daba la limosna. Pura inmutabilidad solar.
 
 
 

viernes, 4 de octubre de 2013

Profesores de Baleares.¡Viban los compañeros!

Desde el 16 de septiembre los profesores de las Islas Baleares han mantenido una huelga indefinida. En estos tiempos de huelgas testimoniales, chiquitas,  que generalmente no osan ir más allá de un par de días, me parece cercano al heroísmo que estos compañeros se hayan planteado un pulso, a priori,  tan desmesurado. Cuando leí la noticia de que en Baleares los enseñantes planteaban una huelga sine die, el docente archipielágico  (canario) que es quién esto escribe pensó que se habían vuelto locos los colegas, que iban a ser masacrados principalmente por dos razones: la primera, endógena, por la propia enormidad del desafío; la segunda, exógena, por una coalición (circunstancial) mediático-familiar que, apelando al sacrosanto derecho de los niños a su enseñanza y sabiamente azuzada por la mayoría absoluta del PP en Baleares, mataría socialmente a los profesores. Pero no. Al menos por ahora. El 29 de septiembre sobre 100.000 personas salen a la calle en una, sin exageraciones de ningún tipo, auténtica marea verde. Canarias tiene alrededor de 2.100.000 habitantes, Baleares la mitad, 1.088.000. Aquí se manifiestan en defensa de la enseñanza pública, lo veremos el 24 de octubre, 200.000 personas, y del subidón nos da un telele a más de uno. Fíjense en un dato: en Canarias hay poco más de 20.000 docentes, en Baleares debe haber 10 ó 12.000. En esa manifestación los profesores eran una gran minoría, la lucha se transforma en una reivindicación de la sociedad balear en su conjunto.
A los estúpidos que hablan de la mayoría silenciosa que no se manifestó recordarles un dato: el PP, sobre un censo de 35.000.000 de votantes, sacó en las elecciones de 2011 mayoría absoluta con alrededor de 11.000.000 de votos. ¿Qué pasa con los 24.000.000 que se abstuvieron o votaron a otras opciones? ¿Son silenciosos o gritones?
Bauzá, presidente balear, o es tonto (mayorías absolutas aparte) o, lo más probable, quiere entontecer. Dice: "la huelga tiene un trasfondo político". Dense cuenta que le atribuye a la política, de manera soterrada, una especie de malignidad intrínseca. Bauzá bebe en las fuentes de Franco, que le aconsejó a un ministro atribulado: "usted haga como yo, no se meta en política". Serán descarados los profesores baleares... Hacen una huelga "política" contra una "ley" educativa ¡Qué osadía! El PP, cuando se pone húmedo, sueña con votantes apolíticos.
En algún otro texto ya he hecho referencia a la máxima de Danton: "¡Audacia, más audacia, siempre audacia!". Nunca más adecuado citarla, en reconocimiento al valor de los compañeros, que ahora. Por cierto, quizás su triunfo no dependa sólo de ellos, que ahora mismo son un ariete. En cualquier caso, en este ambiente algo mortecino, son un ejemplo vivificador.
Aclaración para posibles escandalizados, si es que han llegado a estas alturas del texto. La segunda parte del título hace referencia al poema Pedro Rojas del poeta comunista César Vallejo. Lo añado aquí. No se si viene al caso. Júzguenlo ustedes. A mí, como la lucha de los compañeros de Baleares, me emociona. Y eso me basta.
 
III
  PEDRO ROJAS
Solía escribir con su dedo grande en el aire:
«¡Viban los compañeros! Pedro Rojas»,
de Miranda de Ebro, padre y hombre,
marido y hombre, ferroviario y hombre,
padre y más hombre, Pedro y sus dos muertes.

Papel de viento, lo han matado: ¡pasa!
Pluma de carne, lo han matado: ¡pasa!
¡Abisa a todos compañeros pronto!

Palo en el que han colgado su madero,
lo han matado;
¡lo han matado al pie de su dedo grande!
¡Han matado, a la vez, a Pedro, a Rojas!

¡Viban los compañeros
a la cabecera de su aire escrito!
¡Viban con esta b del buitre en las entrañas
de Pedro
y de Rojas, del héroe y del mártir!

Registrándole, muerto, sorprendiéronle
en su cuerpo un gran cuerpo, para
el alma del mundo,
y en la chaqueta una cuchara muerta. .

Pedro también solía comer
entre las criaturas de su carne, asear, pintar
la mesa y vivir dulcemente
en representación de todo el mundo.
Y esta cuchara anduvo en su chaqueta,
despierto o bien cuando dormía, siempre,
cuchara muerta viva, ella y sus símbolos.
¡Abisa a todos compañeros pronto!
¡Viban los compañeros al pie de esta cuchara para siempre!
Lo han matado, obligándole a morir
a Pedro, a Rojas, al obrero, al hombre, a aquél
que nació muy niñín, mirando al cielo,
y que luego creció, se puso rojo
y luchó con sus células, sus nos, sus todavías, sus hambres, sus pedazos.

Lo han matado suavemente
entre el cabello de su mujer, la Juana Vásquez,
a la hora del fuego, al año del balazo
y cuando andaba cerca ya de todo.

Pedro Rojas, así, después de muerto,
se levantó, besó su catafalco ensangrentado,
lloró por España .
y volvió a escribir con el dedo en el aire:
«¡Viban los compañeros! Pedro Rojas».
Su cadáver estaba lleno de mundo.

 
 

sábado, 20 de julio de 2013

Educación, sentimiento y razón. El hálito de dos años

Luis Landero es, sin ningún género de dudas, uno de los mejores prosistas del estado español. Su manera de manejar el lenguaje, sencilla pero virtuosa, a mí que soy lector voraz pero degenerado en mediocre, no deja de maravillarme. Ayer, tirado en la playa con mi libreta, mientras le daba  vueltas al magín (anacoreta tarraconense del siglo III) sobre la reflexión que quería escribir -relacionada con la emoción y la razón- para el 20 de julio, segundo aniversario de este blog, me acordé de la obra que lo dio a conocer en 1989: “Juegos de la edad tardía”. Si el lector me lo permite, después explicaré porqué se me vino a la mente ese título, ya que al acordarme de “los juegos” recordé, a su vez, un libro entre la ficción y el ensayo que escribió años más tarde, llamado “Entre líneas: el cuento o la vida”. Este título me parece digno de un letraherido (sansebastianes asaeteados por la necesidad de escribir una obra que justifique sus vidas). De este texto se me quedó grabado un pasaje donde desmitifica la conexión entre divertimento y cultura o, añado yo, estudio. Conexión muy en boga en los años 90, época en la que también se maldecía la memoria como elemento nocivo ante cuya sola presencia había que sacar la estaca para enviar al averno a tan peligroso engendro. Decía Landero, jocoso, que nadie se plantea: “¡Esta tarde a engolfarse con La Celestina!”. Divertirse es una cosa y estudiar otra. Landero nos transmite que el estudio de cualquier disciplina, sin que tenga que ser un potro de torturas, aunque a veces se le asemeja (¿verdad José María?, hijo mío), pudiendo ser ameno y hasta placentero, implica un esfuerzo. Y lo dice un hombre de izquierdas, no un pepero que tiene en mente al “emprendedor” como paradigma del esforzado. Hemos dejado que la derecha se apropiara de un término que horripilaba a la progresía por oírselo a Aznar: “la cultura del esfuerzo”. Era una tontería. El trabajo, cualquier trabajador honesto lo sabe, requiere -en mayor o menor medida- cierto tesón. El estudio debe ser el empeño de los jóvenes. Un compañero, hombre luchador cuyo nombre no cito porque no tengo su permiso, me abrió un día los ojos con un ejemplo simple: “Yo a veces le pregunto a un alumno que no estudia (hablamos de chicos y chicas entre 14 y 18 años) qué ha hecho para ganarse la comida, con qué derecho holgazanea mientras sus padres trabajan -si el desempleo no los asola, lo que sería aún peor- para mantener la casa”. La izquierda es responsabilidad. Para mí un trabajador o un estudiante tienen la misma obligación de hacer bien su labor, que de luchar por sus derechos y por vivir en un mundo carente de explotación, donde recibamos y aportemos, según nuestras posibilidades, parcelas de felicidad, de bienestar. En el fondo, creo que esta es la esencia que defendemos quiénes queremos una sociedad socialista o comunista. Desarrollándonos como individuos, con sus múltiples aristas, hacemos crecer “el buen vivir” colectivo (hermoso término que utilizan en Ecuador).
Ahora, espero que con la comprensión de la persona lectora, torno a los tardíos juegos. Mi intención era partir de ese título para hablarles del segundo aniversario de este blog. Lo abrí con 51 años, que aunque ahora te dicen que a esa edad eres casi un crío, yo no me trago ese cuento. Siendo optimistas se que dos tercios de mi vida son pasado, recuerdos. Lo confieso, no pensé que fuera más allá de un juego momentáneo de mi edad tardía. Sé que la constancia no es una de las virtudes que me adornan. Sólo sería un intento fallido de paliar ese deseo que nunca se cumplirá de ser un novelista, un creador de mundos propios. A veces, este blog es testimonio de ello, intento escribir poemas (pronto aparecerá, por entregas, un mínimo poemario ilustrado por Pilar de Vera llamado “Milhombres”). No obstante, sé que eso no me hace ni poeta ni escritor. Camilo J. Cela, con su desparpajo entre burlesco y grosero, lo explicó muy bien: “Intenté hacer un censo de poetas españoles y me quedé en el 110.000” o “mucha gente cree que hacer poesía es escribir cortito” (y echarle paletadas de ripios y sentimentalismo añadiría yo).
Me instalé en el callejón y duré un verano y un otoño (casi 6 meses). A inicios de 2012 lo dejé. Me sentí tan rebosante de emociones contradictorias y miedos como vacío de ideas. Me pareció, aunque suene prepotente, que había escrito cosas interesantes, incluso buenas, y que ya no mantendría “el nivel” (ahora relativizo, pero reconozco que intento escribir dignamente). En julio de 2012 garabateé algo en sus paredes y temeroso, salí corriendo. En noviembre, justo antes de la huelga general del 14, volví a instalarme en él hasta este día. Ahora tengo el firme propósito de no abandonarlo. No obstante, sé que soy voluble, que la lucha constante por mantenerme en la estabilidad emocional, ya que no puedo lograr la impasibilidad a la que aspiro, puede hacerme flaquear.
Como les dije al principio, quería hablar del corazón y el cerebro, que aunque sean un falso dilema, reflejan en el acervo de todos, lo que concebimos como una lucha entre el sentimiento (que alojamos en el corazón)  y la razón. ¿Cuándo alguien es buena persona qué decimos? Que tiene buen corazón. No afirmamos, que sería lo lógico, que tiene buen cerebro. Quiero que fluya en este callejón la corriente fría que asociamos a la razón y la que depositamos en el latido, sangre caliente que nos da tanta vida como extravío. Me gusta cuando logro enlazarlas, que se acomoden la una junto a la otra, complementarias, mirándose fraternales. Aunque quisiera repudiar a una, soy consciente de que si quiero seguir habitando este espacio un tiempo indefinido, las necesito a ambas.
Escribí un texto en febrero donde ya lo hice http://josejuanhdezlemes.blogspot.com.es/2013/02/agradecimiento.html
Lo reitero ahora, a toda persona que pasa por aquí mi agradecimiento por los minutos que deposita. No voy a repetir lo que dije en febrero, pero si voy a ser un poco más osado y decirles que quién quiera, si cree que merece la pena, sé que en la red hay mucho y bueno que leer, puede pasarle la dirección de este callejón a gente conocida o amistades. ¿Qué un callejón es muy pequeño y no cabemos? Observo que aún no se han percatado de que somos hormigas entre cigarras tiranas que se cachondean del cuento. Este reducido espacio puede ser casi un universo con planetas agonizantes, agujeros negros y, por supuesto, estrellas fugaces. Eso sí, controlen sus deseos.

jueves, 11 de julio de 2013

Mecenas en la universidad

Noticia publicada en la prensa el 5 de julio:
“Un anónimo se dispone a donar hasta 70.000 euros para que 50 estudiantes que han perdido su beca puedan proseguir sus carreras en la Universidad de León. El rector de la universidad, José Ángel Hermida, desveló que se ha reunido con el mecenas para conocer los detalles del ofrecimiento.
La oferta llegó después de que el Ministerio de Educación anunciara el endurecimiento de los baremos para la concesión de becas. Con la idea de encontrar una solución para estos jóvenes, el mecenas y la entidad educativa se pusieron en contacto, según publica Diario de León.
Desde ese momento, la universidad ha comenzado a realizar una selección de los estudiantes que más lo necesitan, teniendo en cuenta los criterios económicos y familiares y obviando los baremos de nota. Después del paso atrás de José Ignacio Wert la semana pasada, la nota para acceder a las becas se sitúa en el 5,5, un punto menos que la que el ministro había defendido, el 6,5, pero en cualquier caso, superior al 5 que ha regido hasta este curso.
El donante, del que públicamente no se conocen más detalles, podría ser tanto un individuo como una institución, dispuesto en cualquier caso a aportar entre 60.000 y 70.000 euros (corresponderían más de mil euros por estudiante) para aquellos alumnos que tras la reforma no puedan lograr becas e incluso se hayan planteado dejar de estudiar."
La noticia utiliza un término de resonancias nobles, en el doble sentido de la palabra (generosidad de carácter y “buena” cuna, al menos crematística) y de ecos renacentistas: mecenas. Todos la hemos usado y la conocemos. El diccionario de la RAE la define como: “Persona que patrocina las artes o las letras”. Sin embargo nunca me había preguntado de donde proviene. Lo busqué y el resultado es el siguiente: Cayo Cilnio Mecenas fue un noble y adinerado romano (70-8 a. c.) que, aparte de consejero político de César Augusto, fue protector económico de poetas como Virgilio y Horacio, al que incluso obsequió una finca en las montañas Sabinas (ya sabemos que la naturaleza, con las comodidades adecuadas, es bastante poética). Este último, en justa correspondencia, lo cita en su obra 31 veces. Incluso su primera Oda arranca (quién paga influye):”Mecenas que tienes por antepasados a reyes”. Estoy convencido de que el patrimonio artístico y literario de la humanidad sería mucho menor sin la existencia de los mecenas… y del sufrimiento. Esta última palabra me ha venido a la mente ahora, de improviso, al pensar en el legado arquitectónico de milenios. Si en 2011 fallecieron 123 trabajadores en la construcción en el estado español, ¿podemos calcular la cantidad de muerte que han generado las grandes obras arquitectónicas (civiles y religiosas) realizadas en la historia de la humanidad? Seguro que muchas más que la mayoría de las guerras. Bertold Brecht se acercó al tema en su famoso poema “Preguntas de un obrero que lee”. Los nombres de los mecenas suelen aparecer en una placa donde se les agradece su generosa contribución, su enorme desprendimiento. El nombre del que murió, el que lo dio –en sentido estricto- todo por esa obra, queda anónimo. Sé que es absurdo, inocente por mi parte, pero me genera cierta tristeza, una desazón interior, viajar por la historia del arte ( en la historia a secas lo tenemos claro) y sentir que tras tanta belleza se oculta la mugre de las injusticias y arbitrariedades.
He unido mecenazgo y sufrimiento. En la noticia, que transcribo literalmente, al principio también coexisten ambos términos, pues imagino que esos 50 estudiantes que han perdido sus becas, habrán sentido angustia cuando se cercenaba la posibilidad de que siguieran sus estudios. Ustedes me dirán: el mecenas no les aporta angustia o sufrimiento, se las quita. Tienen razón, esos cincuenta respirarán aliviados. Además serán los 50 más necesitados. Cierto que no dice la noticia cuantos necesitados hay en total en la Universidad de León. Dato que sería interesante conocer. Tampoco sabemos las riquezas que posee el desconocido mecenas. En su momento Amancio Ortega, el tercer hombre más rico del mundo con una fortuna de 38000 millones de euros, donó, con gran propaganda (hecho que hay que reconocer que no busca el mecenas de León) de los medios, 20 millones de euros a Cáritas. Es, equivalente matemático, como si un trabajador que gana 19000 euros al año diera a esa organización 10 euros. Mentira. Para el trabajador que gana 19000 euros el esfuerzo es mucho mayor que para el señor Ortega.
Me parece humillante para la Universidad de León, y para toda la enseñanza pública, que la posibilidad de estudiar de unos alumnos esté, cual si retrocediéramos 2000 años a los tiempos de don Cayo Cilnio (por cierto, ¿cuántos esclavos tendría? ¿haría honor al generoso apellido que nos ha legado con ellos?), en manos de la riqueza de una persona de la que no dudo de su buena voluntad, de que sea persona o entidad... caritativa (palabra cuyo protagonismo parece que se irá agigantando).
Lo siento Helena, ( véase http://josejuanhdezlemes.blogspot.com.es/2013/06/wert-ante-helena-o-una-no-ficcion-de.html) pero tú no eres leonesa. Aunque quién sabe, quizás queda por allí, por Lanzarote, algún cacique de vieja estirpe, duro pero sentimental, que en estos momentos está pensando en levantar el teléfono y ponerse el contacto con don José Regidor (nunca un apellido fue tan apropiado), Rector Magnífico de la Universidad de Las Palmas. Si la llamada le desconcierta, puede contactar con su colega leonés que, a lo mejor a su pesar, está retrocediendo camino.
 
 

domingo, 30 de junio de 2013

Dando clases en un barrio humilde: un combate de sentimientos e ideas

Aunque aquí no tengo perfil (bueno sí, en sentido literal y en tono de broma, el de la foto), creo que parte de las personas que de vez en cuando se dan una vuelta por este callejón, saben que quién esto escribe es profesor de enseñanza secundaria. Mi trabajo se desarrolla en la localidad grancanaria de Jinámar, barrio a caballo entre los municipios de Telde, al que pertenece la mayoría de la población, y Las Palmas de Gran Canaria. Llevo trabajando allí, en el mismo centro educativo, desde hace más de 20 años. O sea, mi experiencia (y la de otros compañeros y compañeras que llevan tanto o más tiempo), es larga, al menos en el plano temporal. Cuando le comentas a alguien el barrio en que trabajas, generalmente arruga la nariz. Jinámar tiene fama de barrio conflictivo. Lo es.
Este curso que acaba de concluir impartí conjuntamente, a los dos grupos de 4º de la ESO, la materia de Ética. En esas dos horas semanales hemos hablado de lo humano y en ocasiones también de lo divino. Una de las actividades de la materia fue la elaboración de una redacción sobre la vida en Jinámar. Drogas y peleas fueron los términos más usados. No obstante, plantearon, mayormente, una dicotomía comprensible. Les gusta vivir aquí, donde uno abre los ojos tiene sus recuerdos, su formación como ser humano, pero la mayoría querría irse. No es algo novedoso. Desde que doy clases aquí, cuando se ha planteado hablar sobre el barrio y su problemática (hecho que al impartir Ciencias Sociales, donde por ejemplo hablas de subdesarrollo y desarrollo, es relativamente frecuente), se entrelazan la devoción y la animadversión.
Muchas veces los arrugantes de nariz te plantean: “¿Por qué no cambias de Centro?”. La primera razón, lo dejo claro de entrada, es una cuestión de carácter, contradictoria con ese cuatrero del orden social existente que me habría gustado ser, me cuesta cambiar, soy un rutinario impenitente, temeroso, en todos los ámbitos de mi vida. Pero también hay otra motivación, enfados puntuales aparte de alguien con gotas coléricas, y es una sensación especialmente satisfactoria cuando sientes que tu hombro ha empujado un poquito para cambiar el rumbo de un alumno destinado al fracaso social. No voy a mentir. No son los casos más habituales. Lamentablemente un entorno familiar complicado es un elemento mucho más decisivo que el colegio o el instituto. Por mucho que estos pongan bastante más de lo que se reconoce socialmente-, mucho de su parte para intentar “rescatar” a esa chica o ese chico que intuimos condenado por un entorno hostil. En muchos casos tenemos casi la certeza de que su fracaso escolar va a suponer también su fracaso un fracaso programado- vital. Sé que es un diagnóstico duro, pero creo que no es errado.
Odio las quimeras no las confundamos con las utopías que han sido y son oxígeno- en la vida real. Dentro del sueño, del cuento o de la novela, podemos establecer la coherencia  que deseemos. Cada mundo puede tener sus reglas, pero este tiene las suyas propias, enmarcadas por una sociedad de clases. Y una de las reglas del sistema capitalista que rige este mundo es la generación de carne de cañón, seres cuyo único norte es el consumo, cuasi esclavizados por la precarización laboral y los salarios de miseria. Ese es el destino diseñado especialmente para los jóvenes de barrios populares como el de Jinámar. Un futuro sin derechos, un futuro fragmentado donde la solidaridad se cotice a la baja, al contrario que la caridad. Un futuro de sumisión, sin rastros de pensamiento crítico.
Uno de los últimos días de clase a los alumnos de 4º de la ESO, después de reconocerles haber disfrutado con ellos, les dije que mi objetivo principal es que ahora, cuando acaba el curso, tengan en sus mentes muchas más preguntas que hace un año. Que sepan que vivir es buscar respuestas que muchas veces generan más preguntas. Que su enfoque sobre la vida se haya ampliado. Lo sé, soy un iluso, pero aspiro a abrir brechas en fortalezas no pocas veces cimentadas con ideas nocivas.
Como profesor, lo confieso abiertamente, quiero ser un activista del pensamiento. Alguien quizás se escandalizará y me espetará: “usted quiere manipular al alumnado”. No, se confunde, aspiro a ofrecerles otra visión de la realidad, combato el pensamiento mágico que nos inocula que el mundo como lo conocemos, como está estructurado (ser rico o pobre, por ejemplo), es un suceso tan inevitable como que el sol salga por el este y se ponga por el oeste. Si yo les digo que al rey Juan Carlos lo puso un dictador fascista y genocida llamado Franco, al que nunca ha repudiado,  estoy ofreciendo una visión alternativa a la edulcorada que nos presenta un rey de cuento, un padrecito protector, hacedor de democracias. Son necesarias visiones que se contrapongan a la ideología dominante y aplastante. Una de las preguntas en la asignatura de ética era si les interesa la política. Repuesta casi unánime: no, paso de política. Y me enrabieto imaginando a los que cortan y reparten el bacalao frotándose las manos, pensando: consume (lo que puedas) y calla. Siempre le he dicho al alumnado que durante años me ha expresado su rechazo a la política: “ustedes pasan de política, pero la política no pasa de ustedes”. Además están bien educaditos (en un sentido irónico), pues tienen una visión bipartita del mundo, reducido al universo del PP y el PSOE con algunas gotas de Coalición Canaria.
Quisiera hacer una mención final a los Programas de Cualificación Específica (PCE). Éste, en bastantes casos, es el último salvavidas para muchos jóvenes rebotados (por múltiples causas) y náufragos. Para no enredarme ni enredarlos diré que es una vía bastante más sencilla para conseguir la titulación en la ESO y de paso obtener una cierta cualificación profesional. Este curso se ha sentado delante de mi mesa, en 2º de PCE, una alumna que conozco desde hace años, que fue puesta a prueba con una situación dura. He visto su esfuerzo, su ilusión, su pelea y su transformación. Su titulación, al igual que la de algunas de sus compañeras, me produjo una sensación de satisfacción con regusto a matrícula de honor. Tiene su belleza luchar (¡ojo! no planteo heroicidades, son más los perdidos que los rescatados) por arrebatar jóvenes al determinismo social dictado por la riqueza o la pobreza, sea material o espiritual.
No sé si este texto transmite alguna idea o sentimiento, quizás está algo deslavazado,  pero necesitaba escribirlo, compartir estás vivencias y reflexiones. Lo acabo haciendo mía aquella frase de José Bergamín (1895-1983), poeta e intelectual católico de izquierdas,  que en su vejez decía: “He sido tan sentimental que tengo el corazón hecho un trapo, verdaderamente un trapo”.
 
Posdatas:
1. Perdón por las erratas que puedan aparecer en los textos, los corrijo, pero casi siempre, sospecho, se escapará alguna. Me pasó ayer revisitando el artículo "Religiosidad y comunicación". Había dos errores. Imagino que habrá algunos más campando como bribones a sus anchas
 
2. Algunas personas me han dicho que se ven imposibilitadas para hacer comentarios por cuestiones, digamos, de orden técnico. La verdad es que no sé, en mis escasas nociones informáticas, como solucionar el tema. Mi amigo Jero (que lejana queda la juventud, querido, tanto recordarla como mirar adelante me debilita el ánimo) al principio tuvo ese problema, si él u otra persona quiere explicar como hace para introducir los mensajes le quedaré muy agradecido, pues ayudará a la inmensa cola de comentaristas que ansían verter en este callejón sus opiniones. Como ustedes verán, amo la ironía.
 
 
 
 
 

martes, 25 de junio de 2013

Wert ante Helena: una no ficción de desigualdad


Helena, nacida en febrero de 1995, es hija única y acaba de terminar 2º de bachillerato. Su nota media, tras realizar la PAU, es de 6. Querría estudiar Derecho. Para hacerlo tendría que irse a vivir desde Lanzarote hasta la isla de Gran Canaria , donde esta la facultad.
Héctor, también hijo único, nació el mismo año que Helena y en la misma isla, pero en mayo. Su nota media es una décima inferior y estudiará Derecho en la isla de Gran Canaria.
Ambos son dos jóvenes con ilusiones y capacidades similares. Ni son excelsos, ni son arrentes. Héctor sabe que Derecho le costará un gran esfuerzo, pero le gustará, aunque esté 7 u 8 años, estudiarla. Helena sabe que Derecho le costaría un gran esfuerzo, pero le gustaría, aunque estuviera 7 u 8 años, estudiarla.
Seguro que se han dado cuenta: con Helena he utilizado un futuro condicional y con Héctor no.
Siendo jóvenes del mismo tiempo y lugar, con inquietudes y gustos similares, que han estudiado en el mismo instituto, que alguna vez incluso han tonteado, hay un elemento importante que les diferencia: la capacidad económica de sus familias. El padre de Helena es un trabajador de la construcción en paro que cobra los 426 tras haber agotado la prestación por desempleo. Su madre limpia por horas si surge una casa o una escalera.. El padre de Héctor es un abogado que tiene con un socio un bufete consolidado. Su madre es profesora de matemáticas en un IES de la isla. El sueño de Hector, con mayor o menor dificultad, se cumplirá, el de Helena, al menos de momento, no. La posición social de la familia de Héctor permite que éste, aunque sea en un plazo superior al establecido, obtenga la titulación que anhela. Helena, ahora mismo, no tiene la misma opción que su compañero. Los diferencia su nivel económico.
Si tienes una buena renta económica accederás a la universidad aunque seas un estudiante de capacidad media. Si tu renta es escasa y tu capacidad media no accederás a la universidad. Ahí radica una gran injusticia de esta sociedad de clases. La persona pobre, Helena, para acceder a una carrera universitaria necesita una cierta excelencia. La persona adinerada, Héctor, no. Ésta persona, si el camino se tuerce, incluso podría acceder a una universidad privada. Helena no puede soñar con eso.
La igualdad social a la hora de acceder a la universidad, no está sólo en que puedan cursar carreras los alumnos de condición social más humilde con buenos expedientes. La igualdad real sería que pudieran acceder a la universidad, tal y como hacen los más afortunados económicamente, los alumnos pobres de nivel académico medio.
El dinero, sé que es una afirmación de Perogrullo (pero que debemos mantener izada como una bandera), siempre condiciona.
El ministro Wert (el teclado del ordenador trae su apellido) dice que quién no tiene una media de 6,5, límite académico que quiere implantar para las becas, debería estar en otro sitio y no en la universidad. Wert me parecería honesto y consecuente, dentro de su lógica, si dijera: en el estado español quién no tenga un 6,5 no va a la universidad, ni a la pública ni a la privada, aunque este bañado en oro (ya lo sé, los hijos de los ricos irían al extranjero). Pero Wert plantea ese 6,5 sólo para las becas, para cribar al infeliz que no tiene recursos. La universidad para las élites mentales y, por encima de todo, económicas.
Una última reflexión. Cuando Wert habla de que quién no saque un 6,5 debe estar en otro sitio, no hay que ser muy perspicaz para deducir que se refiere a la formación profesional. Es habitual oír a la gente holgada económicamente cantar las excelencias de la FP (que la conozco y las tiene) para los hijos de los “otros”, pues los suyos van a la universidad, al menos de entrada.
 
 
 

domingo, 4 de septiembre de 2011

Los profesores o buscando privilegiados desesperadamente

Voy a poner aquí un comentario que he hecho a un artículo publicado por el escritor Isaac Rosa (una de las plumas más interesantes de la narrativa española actual), en su columna diaria de  Público, sobre el profesorado y el conflicto planteado en las Comunidades de Madrid, Navarra y Galicia por el aumento de las cargas horarias.
 http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2011/09/04/trabajas-menos-que-un-profesor/
 Tras releer el comentario, he introducido algún pequeño añadido. El definitivo ha quedado así:

Yo soy profesor. Empecé a trabajar en el año 89. Hay dos aspectos en el artículo de Isaac muy interesantes: primero, el tema de los privilegios de unos trabajadores sobre otros, que ya he tratado en alguna ocasión. Nos quieren enfrentar entre los currantes y cada vez lo consiguen más. Tenemos que entender que nuestra fuerza es la unidad. Yo sé que hay trabajos mejores y peores (por cansancio físico o psíquico, remuneración, horario, peligrosidad, responsabilidad, etc). Pero más allá de todo eso, las grandes diferencias no están entre nosotros, sino con la gran burguesía. Ella es nuestra principal enemiga. No lo es el fijo o funcionario del precario, el que tiene trabajo del parado, el que gana 3000 euros del que gana 1500 o 1000. Los trabajadores no explotamos como clase a otros trabajadores. ¿Seremos más felices si unos trabajadores con mejores condiciones las pierden, aunque las nuestras no mejoren ni un milímetro?
En su momento el gobierno decretó el estado de alarma por las reivindicaciones de los controladores, se les demonizó mediáticamente, y las masas enardecidas de viajeros pedían su linchamiento. En cambio,  se reforma la Constitución a velocidad supersónica y sin consultar a la población, para poner en el altar de las prioridades el pago de la deuda, por encima de las políticas sociales, hecho mucho más grave que la huelga de controladores, que era un problema coyuntural, y la respuesta social es, seamos honestos, escasa.
El segundo aspecto sería el del privilegio de los profesores en concreto. Tenemos más vacaciones que nadie, es así. También, según la Unesco, es una de las profesiones con mayor desgaste psicológico. Una hora de clase, en general, suele ser bastante intensa. Imagínense un 2º de la ESO de 25 ó 30 alumnos, pongan que 5 de ellos estén obligados por la ley en clase, hablamos de una franja entre 13 y 16 años. Tendrás que dar la clase mientras controlas a los que no tienen ningún interés (que como ustedes intuirán no suelen estar quietitos y callados). Les aseguro que eso es agotador si luchas por que la hora sea provechosa. ¡Ojo!, no digo que siempre sea así, pero es una situación bastante común. Añádanle que el hipotético instituto esté en una zona socialmente problemática: familias desestructuradas, droga, paro, etc. En ese caso el Centro se convierte en un reflejo del barrio y los profesores no paramos de ver problemáticas para las que en muchas ocasiones no tenemos respuestas. Muchos docentes ejercemos  de "padres o madres", en el sentido de modelo referencial, de intentar aportar un poco de luz a existencias que en muchas ocasiones, por diversos motivos, se mueven entre tinieblas o reflejos de espejos, televisivos por ejemplo, deformantes. Insisto, es un trabajo de interacción continua con seres que están formándose y transformándose. Además, ni las clases se preparan solas, ni los trabajos o exámenes de los alumnos se corrigen por el método de la alfombra.
He hablado de secundaria porque es lo que yo conozco, pero mi mujer es de primaria, en concreto preescolar. A modo de ejemplo: ¿quién se apunta a  estar 20 horitas semanales con 20 niños de 3 años? A mucha gente le cuesta estar con uno solo media horita. Seguro que es muy gratificante en muchos aspectos, pero tiene un trabajo enorme.
Pienso que  formar a los niños y adolescentes es básico, duro y maravilloso. Y creo, para acabar, que los profesores de secundaria madrileños, luchando por sus condiciones laborales, reafirmándose como trabajadores, lo mismo que los gallegos o navarros, le estarían dando a sus alumnos la primera, y quizás más importante, clase del curso.