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lunes, 18 de noviembre de 2013

Ante el 20 de Noviembre. Fascismo y comunismo.

 
Mientras la ONU le dice a España que tiene que crear una comisión para investigar los crímenes del llamado Franquismo, que una ley de amnistía no puede amparar delitos de genocidio, los fascistas españoles se preparan para darse un garbeo el 20 de noviembre por el mausoleo donde el cadáver de su extinto jefe terrorista es mantenido con el erario público. Además, celebrarán algunas misas por el alma de la que carecía. Lo harán con la impunidad de todos los años. Incluso podrán portar algún retrato suyo sin ser acusados de apología del terrorismo. No como apologetas del terrorismo, sino casi como a terroristas están juzgando, desde el 18 de este mes, a los acusados del tartazo a la señora Barcina, presidenta de Navarra. La acusación particular pide 9 años de cárcel a uno de los encausados, la fiscalía, más comedida se conforma con entrullarlos 5 añitos. Mientras tanto, deshaciéndose como un dulcito de merengue, dando vergüenza ajena  (la propia que se la ventile él), el fiscal jefe anticorrupción se desvive en salvarle salva sea la parte a la hija del heredero del jefe terrorista que nos gobernó del 36 (en Canarias y en otras partes del estado español) al 75.
 
El sujeto susceptible de fascistizarse (reconozco que es bastante más sencillo fascistizarse que comunistizarse) vive o en el seno o en los aledaños de la comunidad pepera. Aunque intentan mimetizarse de amantes de la democracia, en alguna ocasión su almita colmenera les traiciona y se les escapa un tuit o se abstienen o votan en contra si de quitar una calle o una placa fascista se trata. Muchos de estos tuiteros, fascistas vergonzantes, son jóvenes.
 
Creo que fue Willy Brandt quién dijo que quién a los 20 años no es comunista no tiene corazón. La frase la completó algún arrepentido añadiendo que quién lo sigue siendo a los 40 no tiene cabeza. La frase de Willy, aunque él ya había recalado en las plácidas y respetables aguas de la socialdemocracia, es tremendamente elogiosa para el comunismo, pues lo sitúa como un ideal natural, propio de una naturaleza humana aún pura, anhelante de justicia e igualdad, una naturaleza propia de la aún no baqueteada juventud. Una naturaleza que se acomodará con el paso del tiempo y verá la posibilidad de una sociedad sin clases explotadoras como una entelequia tan deseable como irrealizable. No es raro el sujeto que dice que el comunismo como idea está bien, pero... siempre habrá ricos y pobres y además lo dice la resignada canción (¿qué sería de nuestras vidas sin canciones?), que casi todos habremos entonado tras unas cuantas copas: "todos queremos más, todos queremos más, mucho más y siempre más..." Sin embargo, la extrema derecha, que llena en Europa el zurrón de votos con mensajes simples y miedosos (no pocos autores identifican al fascista con un burgués asustado, para mí que ese susto es extendible a capas más amplias, y vulnerables, de la población), tiene bastante cuidado de no reivindicarse como fascista, pues saben que desde la nobleza de un ideal el fascismo es indefendible, ya que basa su ideología en el afianzamiento de la jerarquía social y en un imperialismo explícito, racista y agresivo. Esto, junto a las referencias viriles, machistas, atrae a jóvenes que ven en Franco , un personaje en muchas ocasiones asépticamente tratado en los institutos, al que a veces ni siquiera se tilda de dictador, sino de autoritario, como el hombre que salvó a España de su desintegración a manos de una República escasamente reivindicada, con no poca negligencia, por buena parte de la llamada izquierda. Y muchos de esos jóvenes y no pocos talluditos incuban, sin prisa, pero sin pausa, quizás alguno sin saberlo, el  siempre latente huevo de la serpiente. Tengámoslo claro, si algún día las fuerzas que luchan por la sociedad de los iguales avanzan posiciones, el bicho, en toda su fiereza, sin mascaras, eclosionará. Y el atildado burgués Jekill mutará en el monstruoso Hyde.

martes, 22 de octubre de 2013

Los terrorismos y la doctrina Parot

Me ahorraré hacer la declaración pertinente sobre lo aborrecible que es el tiro en la nuca, el coche bomba que mata indiscriminadamente (casi a diario en Bagdad) o la muerte de niños en una casa-cuartel de la guardia civil. Me la ahorro porque, aparte de la aversión  moral relativa (¿ninguna persona que lo haya perdido todo por la crisis ha tenido la idea de empuñar y usar una pistola? ¿quién arruina y desecha vidas, empujando incluso al suicidio, es un asesino?), creo equivocada la violencia de grupos minoritarios redentoristas, de vanguardias que cuando viran la cabeza no encuentran ni rastros de sus pueblos. Dejando a un lado el pacifismo de los hipócritas, nadie con un mínimo conocimiento histórico ignora que la violencia es un actor principal en el gran teatro del mundo. Todos sabemos que en situaciones de opresión existe el derecho de los pueblos a rebelarse. ¿Sólo pacíficamente? Pido un poco de respeto intelectual, que dejen de repetirme machaconamente que la violencia es inaceptable, aquellos que la practican, la fomentan y amenazan con ella cotidianamente. Son los doblerraseristas. Pakistán ha denunciado hace pocos días, ante la ONU, que en la última década su aliado (o jefe) ha matado a 2.200 personas por ataques de drones. De éstas, 400 eran civiles y 200 más "probables no combatientes". ¿Se diferencia algo del coche-bomba, salvo que el escenario es una aldea remota de un país también remoto? ¿Alguien lo concibe al revés? Drones paquistaníes atacando un rancho de Arizona. Sería un escándalo mundial. Enviarían a Pakistán a la edad de piedra (esta fue la velada amenaza de un funcionario de EEUU tras los atentados de las Torres Gemelas). Simplemente argumento que los grandes condenadores de la violencia de ETA (PP y PSOE) no son pacifistas convencidos, pues pertenecen (felices) a la organización que lidera ese país que ataca a otro, matando a centenares de civiles, con absoluta impunidad.
Ya sabemos que la cercanía del crimen lo hace más impactante. La lejanía, salvo que ocurra en algún punto neurálgico del planeta y los medios lo quieran, diluye en gran medida el espanto. En el estado español, a miles de kms de EEUU, Iraq o Afganistán, si a cualquier persona con información media (básicamente tele) le preguntas cuál ha sido la agresión terrorista más brutal del siglo XXI, no dudará en responder que el atentado de Nueva York. No catalogará como víctimas de atentado a los miles de muertos de Iraq (matanza perpetua). Alguien me dirá que eso son guerras, no atentados. Hablamos de países (campañas mediáticas aparte) militarmente débiles, agredidos por una fuerza militar brutalmente superior. Ni siquiera les declaran la guerra. Aterrorizas desde el aire durante días a base de bombardeos nocturnos (dulces sueños para los niños) y después conquistas (defender lo conquistado es otro tipo de guerra más costosa, más estresante para la fuerza ocupante) por tierra. Estás guerras son más cobardes que un atentado terrorista "clásico", porque se hacen desde la impunidad. Desde el convencimiento de que eres un país no juzgable por tu gran poderío. El terrorista no es un loco, un simple asesino, aunque asesine. Legítimas o no, tiene motivaciones políticas y además sabe que puede pasar largos años en la cárcel o ser ejecutado.
El terrorismo ha vuelto a la palestra hispana por la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que establece que la doctrina Parot (una manera de aplicar a los militantes de ETA, juzgados por el Código Penal del 73, por lo que respecta a los beneficios penitenciarios, el Código Penal de 1995, que es bastante más restrictivo) no está ajustada a derecho, que Inés del Río ha pasado encarcelada varios años más de los que legalmente le corresponden. Esta militante de ETA, sentenciada a 3.828 años de cárcel (¿por qué no 300.000?) por 24 asesinatos, ha pasado más de 26 años en la cárcel, no ha entrado por una puerta y ha salido por la otra. O sea, no es cierto que no haya pagado un precio por sus delitos. Los cincuenta y tantos presos de ETA afectados por la doctrina Parot, que podrían salir pronto a la calle, han pasado más de 20 años entre rejas. Otro debate es si nos parece suficiente o insuficiente el castigo. A los familiares más directos de las víctimas seguro que les parece insignificante. Es muy típico que en los foros cuando opinas de este tema y te apartas de las posiciones ortodoxas, te espeten: "¿Y si asesinan a un familiar tuyo?". Respondo que si pudiera me cargo a quién lo haga. Cuando te arrancan (no pierdes, te lo arrancan) un ser muy querido no quieres justicia, ansías, al menos en un primer momento, pura venganza. No obstante, debo decirlo, los familiares de las víctimas de ETA han tenido, en mayor o menor medida, el tibio consuelo de la justicia. Los familiares de los asesinados del fascismo ni siquiera reciben un euro de los presupuestos del estado para recuperar a sus muertos, que también fueron víctimas, aunque de inferior categoría. Y los que piden justicia tienen que irse a 10.000 kms de distancia para aspirar, probablemente en vano, a obtenerla.
Es curioso. En la Transición siempre se apelaba a superar la "guerra fratricida". A mirar hacia adelante. No había que juzgar a los victimarios ni exigirles el más mínimo perdón. Lógico, ellos comandaron el proceso. Nos enseñaban la zanahoria democrática y agitaban el palo fascista. Ahora que ETA no va a volver a matar, te conviertes casi en terrorista o cómplice, si planteas que el tema penitenciario (acercamiento de presos, por ejemplo) puede ayudar a consolidar el fin de la violencia. A veces pienso, es solo una sospecha, que temen que el fin de la violencia pueda suponer una apertura del camino hacia la independencia.
Los militantes de ETA, libres por la doctrina Parot, no se habrán ido de rositas, como se han ido en este país casi todos los gerifaltes y esbirros de la dictadura. Encuentren un criminal fascista que haya pasado 20 años en la cárcel. Alguno, incluso está enterrado con todos los honores, en un infame mausoleo que se mantiene con el erario público.

sábado, 28 de septiembre de 2013

La tortura franquista bajo los focos de la justicia... argentina

La tortura (tradicionalmente presencia silenciosa o de voz baja) está de moda en el estado español.
La solicitud de extradición de cuatro policías españoles, torturadores del tardofranquismo y la denominada transición, por parte de la jueza argentina María de Servini, que atendió una demanda de represaliados por la dictadura fascista, ha puesto tan ominosa práctica en las portadas de todos los medios de comunicación.
Llevo varios días rumiando como arrostrar el tema. En mi se debaten, como casi siempre, la víscera y mi anhelo de ser un circunspecto profesor.
Pocas situaciones se me hacen más aterradoras que estar inerme en unas manos que pueden hacer contigo casi lo que quieran. Esa situación, afortunadamente, yo no la he vivido. Pero sí estuve detenido en comisaría, con otros compañeros, en dos ocasiones: agosto de 1976 y abril de 1977.  De la primera experiencia, apenas 20 horas, recuerdo que pase la noche en una celda tan exigua que no podías  tenderte. La segunda vez cumplimos las 72 horas legales. Nos detuvieron el 13 por la noche tras realizar una “pegada” de carteles en conmemoración de la Segunda República y en pro de la Tercera. Unos días antes, el 9 de abril, el Partido Comunista de España, tras 40 años de ser la organización esencial en la lucha contra la dictadura, había sido legalizado. Tenía dos condiciones básicas (con lo que ellas implicaban): reconocimiento de la monarquía de Juan Carlos y de la bandera bicolor. Los cuatro detenidos aquella noche empezábamos a ser ya unos restos a la deriva, unos náufragos. La oposición de izquierdas, calada hasta el tuétano, se subía masivamente al barco que le ofrecían los reformistas del régimen dictatorial. Recuerdo que uno de los policías que me interrogó me dijo: “ O se meten en el PCE o acaban todos aquí”. Eso es capacidad de adaptación a los tiempos. Todo el mundo adaptándose (transicionando): el poli y el PCE. Por otro lado es curioso. No me dijo: “métete en el PSOE, muchacho”. El poli sabía, era su trabajo, que quiénes se habían cargado a sus espaldas la oposición a la dictadura eran los comunistas y, empeñados en darle matarile a Franco, los anarquistas. Pensaba que el PCE rentabilizaría esa lucha en las urnas que venían. Pero está claro que le faltó visión política, al menos en un primer momento.
Esos policías no nos torturaron en el sentido de los horrores que implica el término. Hubo un leve maltrato  y alguna humillación. Teníamos 17 años. El fascismo te consideraba mayor de edad legal  a los 21, excepto en el ámbito penal, donde esa mayoría se adelantaba en ¡5 años! Con 16  ya podías quedarte 72 horas en comisaría y si el juez lo consideraba oportuno enviarte a la cárcel. Cuando íbamos detenidos en el coche yo pensaba en el famoso, entre los círculos clandestinos de la izquierda de Las Palmas, Heliodoro. Ese “social” (apelativo común de los miembros de la Brigada Político Social) tenía fama de torturador. Ya parte de la izquierda estaba legalizada y yo sentía que iba derechito a las fauces de la bestia. Por mi trabajo de profesor lidio todos los días con jóvenes de 16 ó 17 años. Muchos de ellos son complicados, desnortados, con mucha rabia interior. Nosotros teníamos la rabia de la injusticia y el socialismo, el anhelo de un mundo más justo, como brújula que nos señalaba el norte. Pero seguíamos siendo unos críos. Y pienso que era asqueroso el pan que se ganaban aquellos individuos amedrentando a un chico como esos con los que hoy (exactamente hoy), he estado luchando para que no acaben en un camino sin salida ni retorno. Estoy convencido de que uno de los mejores hombres que he sido a lo largo de mi vida lo fue ese muchacho expectante de 17 años. Aquellos represores y la confortable apacibilidad con la que transcurrieron sus “vidas laborales”  posteriores, me dieron –a mi pesar- una gran lección que vas estudiando con el tiempo, una lección pesimista y puñetera: la justicia es un bien escaso, al que pocas veces accedemos, y que además no tiene nada que ver con la ley.  He dicho que era asqueroso el pan que se ganaban, y lo mantengo, pero no los masacro moralmente. Tal vez eran buenos padres de familia que, cuando los llamaban, acudían raudos al colegio preocupados por la enseñanza de sus hijos. A uno de ellos lo vi en un par de ocasiones entrar en la iglesia del barrio. Pensaba, irritado, que era un tipejo hipócrita. Hoy en día estoy convencido de que para ese hombre maltratar a un chico de 17 años o, si se terciara torturar, no significaba ninguna contradicción con su fe en un dios omnipotente y bondadoso. Mis camaradas y yo éramos el enemigo, el mal. Con esto quiero decir que los torturadores fascistas o los torturadores “demócratas” (Amnistía Internacional denuncia que en el estado español todavía se tortura), no eran o son malvados a tiempo completo. Eran o son hombres con una ideología clara, como lo eran los nazis: el anticomunismo. Ésta era y sigue siendo la barrera infranqueable. El fascismo siempre surge cuando esa barrera corre peligro de quebrarse, cuando se avizoran unos cambios profundos e igualitarios del modelo capitalista existente. Por eso muchos nazis de “rango menor” transitaron del uniforme pardo a la americana y la corbata de la República Federal Alemana. Y por eso la fidelidad de los “sociales” a un régimen fascista sanguinario no fue impedimento para, cambiando algún nombre, reubicarlos dentro de la “democracia”. Y, añoranzas particulares aparte, seguro que la mayoría se sintieron muy a gusto en la nueva situación.
No escurro el bulto. No concibo la tortura como parte del engranaje estatal de un país socialista. Para mí el socialismo, en sus raíces ideológicas, triste utópico, tiene un componente moral básico donde la vileza ejercida desde el poder no tiene cabida. Ríanse, pero yo me creo el concepto del “hombre nuevo”, y éste no puede ser construido a golpe de picana. Lo repito, soy utópico pero no quimérico. La lucha de clases es dura, pero en el poder tenemos que ser diferentes, nuestra moral, nuestros límites, como aspirantes a una sociedad de seres libres, tienen que ser innegociables. Una vez a Fidel (Castro, por supuesto) unos periodistas le preguntaron si llevaba chaleco antibalas. Desabotonándose la camisa verde oliva, con un toque teatral, contesto que el llevaba siempre puesto un escudo moral.
Ahora todo el mundo “progre” está feliz de que la juez argentina reclame a cuatro torturadores para juzgarlos. Encantadísimo. Hay centenares de abueletes (si hablamos de torturadores de la época franquista) que reclamar. Ya que aquí es imposible, que los juzguen a 10.000 kms. Que a Heliodoro, si vive, se le pongan de corbata, sería un gran placer. Que Martín Villa esté de boca en boca como posible extraditable (¿cuántos te negarían Rodolfo?) es un regocijo. Sin embargo, imagino que extraditar  a un anciano recién operado de cadera, aunque sea hijo fidelísimo de su padre y “jefe de los torturadores” (no olvidemos que el torturador es un empleado público), según atinada expresión de Otegui que le costó una condena a un año de cárcel, debe ser un poco más complicado.  Insisto, todo genial.
Pero.
Han existido más de 30 años de silencio mediático (hablo de los medios de masas, ya sé que los marginales denuncian muchas situaciones que gran parte de la gente desconoce o conoce mal, que es peor aún), más de 30 años donde se vendió por parte de la derecha y se compró por gran parte de la izquierda, la baratija de la desmemoria como método de avance hacia una supuesta reconciliación entre los fratricidas españoles, hacia el borrón y cuenta nueva. Pero según parece el borrón persiste. Tal vez un fantasma de Canterville rojillo dedica sus noches a reponer el rastro de sangre de los criminales.
Para acabar dos breves:
Titular de una noticia del digital Kaos en la Red que no siendo buena, vista desde el estado español, es magnífica. Dice: “Chile: represores de la dictadura pinochetista gozan de privilegios en las cárceles”.
Recomiendo un libro llamado: “Claves de la Transición. 1973-1986. (Para adultos)”. Su autor es Alfredo Grimaldos. Es breve, poco más de 170 páginas, y muy ágil. Contraindicado para las almas cándidas, puede originar un subidón de realidad que quiebre algún bello esquema mental.

martes, 16 de julio de 2013

La 18 de julio: la banda terrorista más criminal de la historia de España


“Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades y sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándose castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas”
El general Mola redactó el texto que antecede, el 25 de mayo de 1936, como parte de la primera de las “instrucciones reservadas” que elaboró en su condición de director del golpe militar fascista, que una parte del ejército comenzó a preparar poco después del triunfo del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de ese año.
El texto de Mola es muy interesante. Desde un punto de vista ético casi todos nos repeluznamos (eso se piensa pero no se escribe, que eso no mola, Emilio Mola). Hay una frase estremecedora: “la acción ha de ser en extremo violenta”. Acongoja ¿no? Pero desde el punto de vista organizativo es impecable. Instrucciones claras y concisas. Quieren vencer y saben como. A Mola el discurso de Unamuno el 12 de octubre de ese año en Salamanca (“Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis”) se la trae al pairo. Le parecería y perdónenme, habla Mola, “una mariconada”. Primero había que someter al país, después habría tiempo de convencerlo. Casi 40 años duró el convencimiento. Un convencimiento donde abundaron tanto las hostias consagradas, administradas por los custodios de las mentes, deleznables inculcadores de miedo, como las hostias prosaicas, administradas por los maestros fascistas y los diferentes estamentos armados vía prisiones y cuartelillos diversos.
La sublevación comenzó en Melilla la tarde del 17 de julio y se extendió por el protectorado de África, que el 18 ya era territorio dominado por los militares sublevados. Los militares que se mantuvieron leales a la República, entre ellos un primo de Franco, el comandante Ricardo de la Puente Bahamonde, (esta ejecución cimentaría su liderazgo moral entre su tropa) fueron fusilados, como tantos otros posteriormente, ¡oh paradoja! por “rebelión militar”. El 18 de julio del 36, sábado, que le arrebató al 14 de abril del 31, martes, la condición de fecha más importante del siglo XX español, comenzó, como dije antes un 17 de julio con la consigna clara de bañar al país en sangre. Vean a Franco, al amigo Mola y a Queipo de Llano en sus palabras:
 El 27 de julio del 36 Franco declaró: "Salvaré a España del marxismo, cueste lo que cueste. No dudaré en matar a media España si es necesario para pacificarla". Allen: "¿Cuánto tiempo va a continuar la masacre, ya que el golpe ha fracasado?". Franco: "Yo continuaré avanzando sobre Madrid hasta que mis tropas hayan pacificado el país." Allen: "¿Significa eso que tendrá usted que fusilar a media España?" Franco le contestó, sonriendo: "Escúcheme bien. Le repito que cueste lo que cueste." (27 de julio de 1936, el periodista norteamericano Jay Allen entrevista a Franco en Tetuán). Mola, julio del 36: "Yo veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo...Hay que sembrar el terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensan como nosotros". Queipo de Llano: “Yo autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción entre vosotros; que si lo hiciereis así, quedareis exentos de toda responsabilidad... nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los rojos lo que es ser hombre. De paso, también a las mujeres de los rojos. Esto está totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen”.
Queipo, hombre de fino pensamiento y noble corazón, gran misógino (el fascismo restableció legalmente la subsidiaridad de la mujer con respecto al hombre, su condición de veladora del reposo del guerrero) e instigador de violaciones, está enterrado con todos los honores en la basílica de la Macarena, en Sevilla, al pie de la virgen (imagino que asombrada de tener los despojos de  tan siniestro elemento tan a mano). Hasta 2009 la virgen llevaba su  sangriento fajín y en 2012 su nieto heredó el título de marqués que en su momento otorgó Franco a su abuelo. Y Mola, el alma sensible que abre este texto, fue nombrado, a título póstumo, duque con grandeza de España, título que han ido heredando sus descendientes. Si, la nobleza creada por la dictadura fascista perdura. En realidad, lo lamentable es que se admitan en este país los títulos nobiliarios.
Esta panda de forajidos militares fascistas que el 18 de julio se pusieron fuera de la legalidad republicana, que eran la punta de lanza de la oligarquía en una época de gran acentuación de la lucha de clases, con un fascismo emergente que las “democracias liberales” pensaban que podía hacerles el favor de acabar con la Unión Soviética, no lograron triunfar en todo el país. El golpe en parte fracasó, pero la decidida ayuda militar de Italia y Alemania a favor de Franco fue decisiva en la guerra. La República tuvo que defenderse. Al principio funcionó la ira popular, el odio de los secularmente desposeídos. Tener pinta de burgués no era conveniente, podía ser perjudicial para la salud. Al cabo de varios meses, cuando se constituyo un ejército regular de la República y se consolidaron sus estructuras políticas, las acciones descontroladas dejaron de ser tan habituales. Me mojo. En Madrid en el 36 se luchaba a cara de perro, enfrente de la República estaban gentes con mucha claridad de ideas y decisión en su manera de actuar. ¿Podía pedírsele a la República un comportamiento exquisito? La quinta columna en Madrid no era un mito. Existía. La República, incluso con los crímenes (no oculto las palabras) que cometió para defenderse, era un régimen que quería humanizar el país, abrió caminos a la mujer, instruyó a los niños de las aldeas más alejadas (creó 5.000 escuelas y la mitad del magisterio español fue depurado por los fascistas, en los pueblos conquistados el maestro solía ser una de las primeras víctimas), intentó la reforma agraria (combatida encarnizadamente por las derechas), en la búsqueda de un reparto más justo de la propiedad de la tierra. La violencia de la República fue justa y necesaria. Los aliados mataron en el bombardeo de Dresde a 60.000 personas, quizás muchos de ellos antifascistas, pero sabemos que el culpable de la Segunda Guerra Mundial fue el nazi-fascismo internacional y su ideología execrable, intrínsecamente criminal. La República tenía el deber de defenderse, y lo hizo con luces y sombras, pero en su esencia no estaba el pensamiento repugnante que he explicitado con algunos ejemplos más arriba, esa planificación del exterminio puesta por Mola, negro sobre blanco, dos meses antes del golpe, ni estaba la altanería de las castas que han detentado el poder desde tiempos ancestrales y no se resignan a verlo o intuirlo en disputa. Hoy no concebimos una situación como la que se inicio hace 77 años. Seguro. Pero no le pisen el rabo al mastín, se revolvería, si es necesario, con la misma fiereza.
Ninguno de los componentes de la banda terrorista 18 de julio, que mató y reprimió durante 40 años, banda que tuvo  siempre el mismo jefe, pero cuyos miembros se fueron renovando con el tiempo, fueron juzgados jamás. Ningún grupo terrorista, perfectamente estructurado y jerarquizado, se ha ido tan de rositas como estos criminales fascistas. En Alemania, en Italia, en Chile, en Argentina, hace poco en Guatemala, en todos estos países, en mayor o menor medida, actuó la justicia. Aquí las tropelías les salieron totalmente gratis. Incluso es legal la fundación Francisco Franco. O sea, en un país donde Otegui lleva cuatro años en la cárcel por trabajar para acabar con el terrorismo de ETA, donde la apología del terrorismo es tan perseguida, existe una fundación dedicada a preservar y enaltecer el legado del mayor terrorista español del siglo XX. Y encima este genocida nos dejo de jefe del estado -no me canso de repetirlo- a su protegido.
Acabo. El PP rechazó en el congreso de los diputados hace un par de meses que el 18 de julio fuera el “día de la condena al franquismo” (hay que sustituir ese término por fascismo). Usó la palabrería de siempre. Esa que ha legitimado parte de la llamada izquierda. La equidistancia de los hermanos que empezaron a darse garrotazos en un ataque de locura. No remover viejas heridas que están cerradas. Aquí, bellacos, lo que siguen cerradas son las cunetas, las fosas comunes y los pozos. Y lo peor es que han ganado esta partida, y la perspectiva, desgraciadamente, es que sus herederos sigan ganando. Les interesa esa visión que, con gesto contrito, reparte culpas, la mejor manera de no culpar a nadie. Visión que sustrae conocimiento, justicia y reparación.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Al fascista ni tarta


El fascismo y la burla, a veces se agarran de la cintura y amagan unos pasos de baile. Sin embargo, en el estado español esos danzantes cada vez son más contumaces. Provocadores, se restriegan con lujuria mirando desafiantes a un personal que en su mayor parte mira para otro lado olvidándose del conocido  texto (falsamente atribuido a Bertold Bretch) del pastor protestante alemán Martín Niemöller que en una de sus múltiples versiones  dice así:
 
 "Primero vinieron a buscar a los comunistas
y no dije nada porque yo no era comunista.
 Luego vinieron a por los judíos
y no dije nada porque yo no era judío.
 Luego vinieron a por los sindicalistas
y no dije nada porque yo no era sindicalista.
 Luego vinieron a por los católicos
y no dije nada porque yo era protestante.
 Luego vinieron a por mí pero, para entonces,
ya no quedaba nadie que dijera nada".
 
Exagerado, me dirá más de una persona. Tal vez. Pero pienso que la exagerada es la realidad que nos rodea. Estamos educados en el extremismo de lo moderado, en el miedo a asomarnos a las ideas que están más allá de los límites establecidos. Ideas que el poder de la clase dominante nos permitirá expresar mientras no exista el peligro de que prosperen, de que se implanten socialmente. El fascismo danza hoy desprovisto de correajes y uniformes. Pero no renuncia nunca, principalmente donde encuentra fuerte resistencia, a enseñar su faz represora, a avisarnos de con quién nos la estamos jugando.
 
El viernes 24 de mayo se juzgará o se juzgó -según cuando usted lea este texto- en la audiencia nacional (tribunal de excepción),  por lo que la fiscalía tipifica como “atentado grave a la autoridad”, a cuatro miembros del colectivo Mugitu (nacido contra el Tren de Alta Velocidad, la llamada Y vasca) que lanzaron varias tartas contra Yolanda Barcina, presidenta de Navarra. Aconteció el hecho en la localidad francesa de Toulouse el 27 de octubre de 2011. La señora Barcina, a la que engolosinan más las dietas crematísticas que los merengues, volvió tras un pequeño receso, sonriente, al acto. No obstante la sonrisa del fascismo es, como el camino del señor, inescrutable. El CAT (Comando de Acción Tartera)  y algunos que en la distancia estábamos dispuestos a empuñar las tartas (estaba pensando en reactivar mi fallido equipo atracador del Banco de España http://josejuanhdezlemes.blogspot.com.es/2011/09/un-brevisimo-cuento-nada-ejemplar.html), estamos añulgados, pues nunca fuimos conscientes de que cada  cumpleaños celebrado corríamos el riesgo de ser acusados de manipulación de artefacto explosivo. Sí. El fiscal de la audiencia nacional pide 5 años de prisión y 2.700 euros de multa para cada miembro del comando tartero. La acusación particular de doña Yolanda pide para 3 de los encausados 6 años de prisión y 3600 euros de multa; para el cuarto, debido a su condición de “autoridad”, la comedida acusación particular pide sólo 9 años y 5.400 eurillos (Barcina, sumando multas vas a recuperar un pico de las dietas, pillina). El siniestro individuo es concejal de un pequeño pueblo navarro donde, según fuentes de la máxima insolvencia, se encontró un zulo con 30 tartas y 500 velitas de cumpleaños. El perímetro fue debidamente acordonado y un equipo sanitario veló por la salud de los artificieros expuestos a un subidón de azúcar. Quién iba a pensar que aquellos payasos con sus lanzamientos que celebrábamos alborozados nos adiestraban subrepticiamente en guerrilla urbana, en el arte de derribar el poder establecido mientras gritaban, inaudibles  entre el jolgorio infantil, “hasta la victoria siempre”.
 
Al que le lanzó el zapato a Bush creo que le pusieron la perpetua.
 
A todo esto quiero añadirle, apartando de mí el tono irónico, dos pasitos, burlescos, de baile más. El primero lo dio la delegada del gobierno en Cataluña el 11 de mayo, cuando otorgó en un acto oficial un diploma a la “Hermandad de Combatientes de la División Azul”. Estos combatientes lucharon encuadrados en el ejército nazi. Más allá de las motivaciones personales de cada uno o del valor que mostraran en combate lucharon bajo el estandarte de la ideología más ignominiosa del siglo XX. No cabe homenaje alguno sin envilecerse. Y recordarle al PSOE, que pidió la dimisión de la delegada, que algunos han incubado el huevo de la serpiente. José Bono cuando fue Ministro de Defensa montó un paripé militar en el que homenajeó a un combatiente republicano antifascista junto a un ex divisionario, equiparando la lucha contra el fascismo con su defensa. Equidistancia “made in transición española”. Etiqueta de impunidades para pasear por el mundo. Impunidad que se extiende al segundo paso de baile. El PP,  con la abstención de UPyD, ha rechazado declarar el 18 de julio “Día de la condena al franquismo y de  reconocimiento a sus víctimas”. Es lógico, nadie se condena a sí mismo. El otro día leí un artículo –lamento no recordar nombre ni autor- donde se decía, tesis que siempre he defendido, que tan víctima del terrorismo es una de ETA o del GAL, como una del fascismo ( abogo por la sustitución del término franquismo por el de fascismo) que imperó en el estado español durante 40 años.  Además de no condenarlo, con desfachatez, el Ministerio de Asuntos Exteriores torpedea, impidiendo declaraciones por videoconferencia, la investigación que sobre los crímenes de la dictadura lleva cabo una jueza argentina. Allí el asesino Videla ha muerto en una celda. A veces, entre tanta oscuridad, titila una estrella.
 
Y que los bienpensantes queden tranquilos en sus torres, el malvado Otegui, uno de los hacedores de la paz en Euskadi, uno que se propuso sustituir las pistolas por las tartas, después de casi 4 años sigue entre rejas. Suerte que este país es una balsa de paz, un lugar donde nada puede lograrse con violencia. Dicho por los que todo lo lograron a través de ella. Y ahí siguen.
 
Brevísima reflexión
 
No puedo evitarlo, en mi naturaleza está la sinuosidad, la vuelta, el recodo. Sé que nunca llegaré, que la meta no existe, pero buscaré, tantas veces errático, mientras llegan las cenizas, los frutos agridulces del camino.
 
Posdata: estas palabras se las dirijo especialmente a Federico Ferrando que introdujo ayer un comentario a la entrada llamada “Una sociedad inerme”. El pone en su post el poema de Niemöller. Sinceramente, lo acabo de ver justo antes de subir este texto. Me queda un regusto raro. En cualquier caso gracias por tus palabras Federico.
                                           
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Picar en el enlace del cuento creo que vale la pena. Hay dos respuestas -al médico atracador le encanta especialmente la primera- muy divertidas. A mí, como insultan a mi personaje, me gustan menos.
 
 









domingo, 3 de marzo de 2013

La inmodélica y permisiva -con los fascistas- Transición

El 3 de marzo de 1976 se cometió uno de los grandes crímenes del fascismo en España. Cinco trabajadores murieron baleados por la policía al salir de una iglesia en la que celebraban una asamblea, después de que las fuerzas del orden fascista lanzaran gases lacrimógenos al interior. Sí, nuevamente son ustedes adivinos. Nadie paso ni cinco minutos en un calabozo por el por la matanza, que dejo también cien heridos de bala. El señor Fraga, ministro del interior en ese momento, sería un padre de la constitución y murió el año pasado en loor de santidad democrática. 
Ya era rey, absoluto en aquellos momentos, Juan Carlos. Ese al que debemos la democracia. Aunque hay fundadas sospechas de que se ha cobrado la deuda, crematísticamente, con amplitud. La llamada Transición, debió llamarse "Transubstanciación" (lo confieso, para escribirla correctamente he mirado el diccionario). En España no se produjo la conversión, durante la eucaristía, del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo. Aquí el misterio fue más insondable aún. Una pléyade de fascistas, con el ahijado político de Franco al frente, transmutaron bíblicamente en demócratas de toda la vida. Cierto es que lo hicieron con la colaboración de algún monaguillo, -teóricamente izquierdista- que se acabó pisando la casulla, con el consiguiente leñazo, en su carrera por llegar al altar. Al nazismo alemán lo transubstanció un ejercito de ateos en esas aras gigantescas que fueron Stalingrado o la batalla del Kursk. Aquí el heredero del fascista, coronado como fascista, con la mirada atenta de Pinochet, es el primero de los demócratas. En cambio los nombres de los cinco asesinados en Vitoria-Gasteiz, en un periodo de fuerte lucha obrera por la democracia, son absolutamente desconocidos. Son, a su pesar, héroes. Héroes sin honores, en un país donde cualquier fachilla es un prohombre. Es probable que la gran mayoría de la gente, lamentablemente, pues aquí el poder siempre ha contribuido a diluir la memoria antifascista,  desconozca incluso la existencia de esos sucesos. Ni siquiera les han pedido perdón a sus familias y al resto de las víctimas de esa acción que sólo puede ser calificada como terrorista.
Pongo el vídeo del tema que  Lluís Llach compuso tras los sucesos. Se llama "Campanades a Morts". Es una versión que cantó en Vitoria en el treinta aniversario de los sucesos, con la orquesta sinfónica de Gasteiz y el orfeón donostiarra.



viernes, 11 de enero de 2013

Carromero y Alfon: la cara y el puño


Ultimísima hora: son las seis y diez de la tarde del 11 de enero (hora canaria). Carromero, el Terminator de la oposición cubana, en un tercer grado que ha roto la velocidad del sonido, ya está en la calle. Ha cumplido menos de la octava parte de su condena (no llega a seis meses sobre cuatro años) Le espera un trabajo de asesor municipal por 50.000 euros. Carromero es un modelo para la juventud -tiene el angelito exterminador 27 años- del estado español. Todo lo contrario que ese tal Alfon, un individuo verdaderamente siniestro –de izquierdas- entre tanto diestro, que fue interrogado por policías encapuchados, sí, encapuchados, que le llamaban "vago y comunista" . Además le censuran un libro que es una entrevista de Ignacio Ramonet -gran arma de destrucción masiva, lo digo en serio- a Fidel Castro. ¿Le habrían censurado el libro de memorias de Aznar? ¿No les atufa esto a fascismo? ¿Esta frase no podría haber sido pronunciada por cualquier policía de la Brigada Político-Social franquista? ¿No dicen que la policía no tiene ideología? El mentado Alfon, habrase visto desfachatez, tiene en su habitación el póster de un tipo calvo y con perilla, un tal Lenin,  que quería establecer el socialismo, que no quería que hubieran explotadores, ni explotados. Un tipo al que la izquierda –ilusa- ha querido ocultar, siendo uno de los grandes revolucionarios de la historia de la humanidad. Insisto, el cachorro Carromero es el ejemplo para esa juventud “emprendedora” (chiquito camelo) que la CEOE quiere mandar al almacén de las generaciones perdidas, implantando un contrato generalizado por el valor del mísero sueldo base que tiene este país (645 euros brutos) que, perdonen la expresión, cada vez huele más a pocilga, donde algunos cerditos, que viven en casas de sólidas paredes, salen por televisión diciendo que mejor un contrato de este tipo que nada. Y si el hambre aprieta ¿ser un esclavo que trabaje por la comida también es mejor que nada?

 

miércoles, 9 de enero de 2013

Fascismo


Los que orbitamos, aunque sea en un rincón perdido de la galaxia, el universo comunista, creemos que la democracia –ese tótem sagrado que es el supuesto gobierno del pueblo- tiene apellidos. Por eso, cuando hablamos de los países capitalistas, decimos que son democracias burguesas, donde hay cierta tolerancia con las libertades siempre que la hegemonía de la oligarquía no esté en peligro. En ese caso, si la lucha de clases se agudiza, y su dominio se tambalea, tienen, aunque ahora no vengan con camisas pardas, negras o azules, esa bestia llamada fascismo. El fascismo está latente en España y en Europa. Ante un problema político o social el fascismo tiene una enorme ventaja, da la respuesta simple, la que implica menos cuestionamiento, y en cambio derrocha enormes dosis de  certeza y crudeza.  Estoy convencido de que este factor es básico, por ejemplo, en el crecimiento de los nazis de “Amanecer Dorado”, entre los sectores humildes, en Grecia.
El pensamiento del fascista cotidiano suele ser indubitable. Hoy dice: “El paro es culpa de los emigrantes que nos quitan el trabajo a los españoles”. En otro momento anterior explicó el paro por la incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa. La respuesta siempre es sencilla y cubre todo el marco, no deja resquicios. Para el pensamiento fascista la realidad suele ser eterna, pétrea y magna como el Valle de los Caídos. La placidez de la inmutabilidad. Defiende “la familia de toda la vida”. Y ese toda la vida implica eones y una mujer abnegada y solicita y un guerrero sacrificado y unos niños felices. La dialéctica en cambio, tan puñetera ella, nos invita a la lucha, al conflicto, a la controversia. Al sufrimiento –sin dramatizar- que implica romper, incluso decir lo que piensas. Incluso decírselo a uno mismo, que siempre es lo más doloroso.
El pensamiento fascista lo definió perfectamente Mayor Oreja en su ya celebre “el franquismo fue una época de extraordinaria placidez”. Al principio esa frase me rebeló, me pareció insultante a tanto dolor nunca reconocido, pero cada vez siento más que quizás tenía su carga de razón: ser niño –cogotazos aparte- tiene el deleite de los placeres y las protecciones primarias.
El pensamiento fascista  tiene como referencia execrable a los catalanes (catalinos, catalufos, polacos…) y a los vascos (terroristas, etarras…) pero en una extraña pirueta mental, niega la posibilidad, aferrados a una constitución enbiblecida,  de que –tan desagradables seres- formen un estado propio y se hundan en un averno solitario y apestado.  Partiendo de un nacionalismo avasallador y futbolero, utilizando muchas veces el concepto memo de "ciudadano del mundo", odia los nacionalismos digamos... defensivos.
Me recuerda –en mi simpleza y sabiendo lo trágico de la comparación que establezco- a los hombres que odiando a sus mujeres quieren justificarse en un amor que ya no sienten.
Y los encuentras en el PP y, desgraciadamente, en militantes y votantes del PSOE. El caso más emblemático es el de José Bono o, en un segundo plano, Paco Vázquez. Grandes españolazos los dos. Cualquiera de ellos me parece que tiene una visión del mundo más cercana a un militante de Falange, que a uno de IU (por poner un ejemplo). No obstante creo que tiene mucho que ver la manera en que este país salió del fascismo, a hurtadillas, sin mirar a la cara esa historia de represión. Chile ha detenido – casi 40 años después- a varios militares implicados en el asesinato de Víctor Jara, y ha solicitado la extradición del presunto ejecutor material, que vive  -oh tierra de las libertades-  en EEUU. Aquí la timorata ley de la Memoria Histórica se elaboró más de 30 años después de morir Franco. Jordi Soler, escritor mejicano, descendiente de catalanes exiliados tras la Guerra, cuenta su sorpresa al dar una charla sobre el exilio español a alumnos españoles y otra a alumnos franceses y observar, con gran desazón por su parte, que los segundos sabían más de la contienda iniciada el 36, que los primeros. Sé que una experiencia puntual no tiene valor científico, pero me llamó la atención el dato y por eso lo he expuesto aquí. La mal denominada Guerra Civil ha hecho mucho daño al antifascismo en España. Antonio Machado escribió:
 

Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.

Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios,
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.

 
Al revés de la interpretación habitual que se da al poema, en el sentido de avizorar la guerra, yo pienso, de manera osada probablemente (de todas formas los poemas están para dar vueltas en nuestro interior, para sugerir), que Machado temía que ese español que empezaba a vivir, en el sentido de salir del mundo cerrado de las sacristías, viera -como fue- destrozada su vida por los poderes tradicionales. Yo no creo que Machado planteara una ruleta que cargaba de la misma culpa a la gente que anhelaba el progreso que a las fuerzas conservadoras que abrazaron el fascismo. La Guerra Civil (y ese propio concepto) ha obrado como repartidora de culpas.

De todas maneras, como me gusta ser honesto intelectualmente, no negaré que quizás todo lo anterior sea una sensación mía, algo epidérmico que me ronda. Pura fantasía.
Ahora pura realidad.
Alfon, encarcelado desde el 14 de noviembre, ha salido hoy a la calle, tras ser sistemáticamente ninguneado por todos los grandes medios (incluidos los considerados "progres",por algún incauto, como El País). Parece que ahora empieza una criminalización más pérfida en la red y algunos medios de la ultraderecha (delito sexual, robo…¿todo sale ahora?), la otra cara de las santificaciones, que tampoco me gustan. No sé si Alfon es un santo o no, ni me importa, sólo sé que era un preso político y que con su encarcelamiento se nos estaba mandando un mensaje nítido con aroma de fascismo light, fascismo de colores delicados y pullover sobre los hombros con las mangas cruzadas en el pecho. Por otro lado es infumable que pases de ser un preso CIES (con una serie de derechos restringidos por tu supuesta peligrosidad), a la libertad sin fianza. ¿Ahora no hay peligro de que Alfon huya? ¿Ha dejado de ser un filoterrorista? O será que quedaba demasiado feo mantener a Alfon entre rejas mientras Carromero –el homicida de dos disidentes cubanos-, cumpliendo una octava parte de su condena de 4 años, se prepara para salir de la cárcel a hombros de Esperanza Aguirre y Torres Dulce.
También ha salido la noticia de que dos tuiteras han sido citadas por la fiscalía de la Audiencia Nacional por hacer referencias “violentas”. Según parece una mencionaba en tonos laudatorios al Grapo. El asunto aún está muy confuso. Por lo tanto no me atrevo a pronunciarme. Pero si me atrevo con la siguiente consideración: Si mañana una persona (usted o yo) escribe en su tuiter: ¡Viva Franco! ¿le llamarán de la Audiencia Nacional por apología del terrorismo? Y si escribe ¡Viva ET...!
Aunque este feo decirlo… me he acojonado. Acabaré convertido en un extraterrestre.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

viernes, 16 de septiembre de 2011

Contrapuntos: Fraga y Otegui

Hace unos días Bono, presidente del Congreso de los Diputados, hizo un panegírico (gran español y hombre de estado) de un miembro del régimen terrorista-fascista que durante 40 años asesinó, torturó y encarceló a centenares de miles de personas en el estado español. Hablo de Manuel Fraga. Fue ministro con Franco del 62 al 69, estaba en el consejo de ministros que dio el plácet al fusilamiento del dirigente comunista Julián Grimau en abril de 1963. Era ministro de la gobernación (Interior hoy en día) el 3 de marzo de 1976, cuando fueron asesinados en Vitoria (Álava), ametrallados  por la policía, cinco trabajadores. Este individuo es "padre" de la patria y de la constitución. El día que muera, la prensa, las radios y las teles, en su inmensa mayoría, hablarán (quizás con alguna voz levemente crítica entreverada) del gran servicio que le hizo a la democracia en el estado español. Nunca pisará una cárcel, como no la ha pisado, ni la pisará, ningún fascista colaborador del régimen dictatorial que aterrorizó el país de 1939 a (al menos) 1977. En Chile los jueces han acordado procesar a la cúpula de la policía secreta pinochetista. Aquí los torturadores, los represores, siguieron en sus puestos y fueron incluso, en más de un caso, condecorados o distinguidos como egregios demócratas.
El contrapunto es Arnaldo Otegui, líder indiscutible de la izquierda abertzale, elemento fundamental en que el camino de la paz se haya abierto en Euskadi, reconocida incluso su importancia por mediadores internacionales, lleva mas de 700 días en prisión y, como colofón, hoy le condena la Audiencia Nacional a 10 años de reclusión. Están asustados, quieren que ETA queme aunque sea una papelera, una violencia de baja intensidad, les ayuda mucho en el control social. Esta sentencia muestra la desesperación ante la posibilidad de que una mayoría social vasca camine, de manera inexorable, hacia la autodeterminación, hacia su capacidad de decidir libremente su futuro. Sinceramente pienso que yerran en la estrategia, que esta política sólo consigue aunar y reforzar cada vez más a los independentistas vascos, y que ETA, más allá de sentencias judiciales desacertadas y escandalosas, ya ha decidido, afortunadamente, echar el cierre. Y a todas estas, ¿qué pensará el PSOE?, tan hamletiano él en lo que al tema vasco se refiere. Por cierto,  yo no descartaría que veamos, quizás en un futuro no demasiado lejano, a Otegui de lehendakari. Lo digo para que algunos vayan tomándose la tila.


sábado, 20 de agosto de 2011

Monumentos o la injusticia perpetua

Al igual que hice ayer, me permito poner  un comentario que he hecho a una noticia de Publico (hoy también adjunto, como creo que corresponde, el enlace), que trata sobre el tema del destino del  Valle de los Caidos. Probablemente, si el tema me parece interesante, seguiré añadiendo aquí los comentarios, muy pocos, que haga en prensa (generalmente Público o Kaos en la Red).
"Memoria reconciliada. Es esperpéntico, o mejor, asqueroso. Este debe ser uno de los pocos, si no el único país del mundo donde hay que reconciliarse con el fascismo. Y que no me digan el cuento de la Guerra Civil. Hubo un golpe militar fascista, parado en buena parte del país por la actuación decidida de las clases populares y de sectores del ejercito y fuerzas del orden que se mantuvieron fieles a la República. Nadie habla de "memoria reconciliada" en Alemania o Italia. La mayoría inmensa habla de vergüenza, de oprobio, por haber generado regímenes criminales. No olvidemos que en el caso alemán, Hitler llega al poder por las urnas. Los nazis y los fascistas italianos tenían tanto o más apoyo que Franco (que preciso de una Guerra Civil de 3 años, y la ayuda decidida de las potencias fascistas, para imponerse, hecho que no necesitaron sus hermanos de "mala" leche). Ya está bien de memorias reconciliadas, pero claro, pies de plomo, no olvidemos que tenemos de Jefe del Estado a un señor nombrado el 22 de julio de 1969, en plena y feroz dictadura, ante las cortes fascistas, heredero del Caudillo, titulo fascista similar al de Duce o Fürher.
Por último reflejar el hecho, ya citado por otros opinantes aquí, de la humillación de negociar con un jefe de estado extranjero (al que usted Zapatero, ¿servilmente?, va a visitar a la Nunciatura en vez de hacer que él acuda a la Moncloa), como si de una base militar extranjera se tratara, acerca de un "monumento" sobre el que se supone que el gobierno español tiene absoluta competencia. Yo nací en 1959, pero me siento aún a día de hoy, un derrotado de la Guerra Civil. Y sé que lo seré para siempre, pues aquí jamás se hará justicia ni se honrará y reconocerá adecuadamente la memoria de los que lucharon, muchos de ellos heroicamente, contra el fascismo".
Un añadido de carácter local, canario, al comentario que acabo de reproducir.
El 6 de agosto de 1936 fueron fusilados en la Isleta, previo Consejo de Guerra sumarísimo, el delegado gubernativo en el NO de la isla y farmacéutico de Agaete, el socialista Fernando Egea, y el diputado comunista, por el Frente Popular, Eduardo Suárez. Ambos intentaron resistir a la sublevación fascista y les costó la vida. Egea creo que da nombre a una pequeña plaza en Agaete. Eduardo Suárez, que fue asesinado por resistir al fascismo, no tiene ningún tipo de reconocimiento oficial (y mira que hay gente siniestra, o mejor dicho, diestra, dando nombre a calles y plazas) en  Las Palmas de Gran Canaria. Vergonzoso, para la izquierda, claro.