viernes, 27 de febrero de 2015

Desde la indignación: honor a los brigadistas de ayer y de hoy

Siempre que desde la izquierda orgullosa, la que no se avergüenza de su historia, se vuelve la vista hacia la Guerra Civil, una de las páginas que más emoción produce es la que escribió ese grupo de miles de seres humanos generosos que respondieron al nombre de Brigadas Internacionales. Su participación fue decisiva para detener en las puertas de Madrid a un ejército fascista y asesino que desde Andalucía avanzaba sembrando, inmisericorde, el terror. El fascismo tuvo que esperar dos años y medio para, felonía del golpista Casado mediante, entrar en esa capital del antifascismo mundial que fue durante casi tres años Madrid. Los brigadistas, con mayor mérito los que murieron, pero todos sin excepción, se convirtieron en verdaderos patriotas españoles sin renunciar ni un ápice a sus heterogéneos orígenes. Ninguna lucha puede ser más patriótica y honorable que la lucha internacionalista por la libertad de los pueblos y contra el fascismo. 
Menos en España, claro, territorio donde, en una equivalencia asquerosa, los medios oficiales u oficiosos, equiparan, como reverso y anverso de una misma moneda, antifascismo y fascismo. O ni siquiera eso. En este país los fascistas tienen bula. El torturador Billy el niño, entre otros siniestros personajes de la dictadura de Franco, goza de su libertad tras ser denegada por los tribunales y el gobierno su extradición a Argentina. 
La impunidad fascista del territorio español se vuelve más onerosa un día como hoy, 27 de febrero, en que ocho jóvenes antifascistas españoles han sido detenidos tras estar luchando durante meses en las milicias populares del Donbass (territorios de Donetsk y Lugansk) que se han enfrentado al gobierno ultraderechista de Ucrania apoyado por la Unión Europea. Estos jóvenes internacionalistas son acusados de asesinatos y, en una burla cruel, de violentar la neutralidad que España ha de mantener en relación con la Comunidad Internacional. En honor a que la justicia sea digna de tal nombre y a que la rabia que siento se mitigue, estoy esperando la detención de todos los responsables políticos y militares de la intervención ilegal, con el resultado de cientos de miles de muertos, del estado español en Iraq. Estoy esperando la detención de los mercenarios privados de nacionalidad española que ahora puedan ofrecer sus bien remunerados servicios en algún punto caliente del globo. Estoy esperando que alguien me explique la neutralidad española cuando se forma parte de ese entramado belicista y expansivo llamado OTAN. Estoy esperando el cese del cónsul español en San Petersburgo que este mes ha participado en un acto de homenaje a las fuerzas nazi-fascistas de la División Azul que sitiaron Leningrado. 
En realidad, en este país carente de una cultura global antifascista sólo puedes aspirar a desesperar. Ah, sí, se me olvidaba, repitan conmigo la frase del año: Venezuela es una dictadura. Ya podemos irnos, tranquilitos, a pacer. Si los viejos brigadistas levantaran la cabeza...



jueves, 26 de febrero de 2015

El buen corazón

Hace unos meses, en un texto anterior, mostré una posición crítica sobre una campaña que hicieron los bancos de alimentos para recaudar en un fin de semana 20 millones de kilogramos de comida. Hablaba de que me parecía irritante esa transferencia de renta de las clases media-baja y baja a la paupérrima. Transferencia que beneficiaba directamente a las grandes superficies y puenteaba el indemne bolsillo de los muy ricos, aquellos que viven en la estratosfera social. En un camino al pasado, que la mayoría parece ignorar o aceptar, nos acercamos tanto a la caridad y la buena voluntad individual, como nos distanciamos de la justicia social. Y sé que nadie puede esperar a que ésta se haga entre nosotros, pero esa alimentación de la persona que queda a la intemperie vital debería ser una sagrada obligación del estado. Más aún cuando este no garantiza que todos los ciudadanos puedan procurarse un digno sustento con su trabajo.
He vuelto a este asunto que traté hace pocos meses por una noticia que vi en un informativo (no recuerdo cuál), que me pareció una profundización peligrosa en este camino de irresponsabilización del estado con respecto a las personas en situación precaria que, se supone, son las que más necesitan de su protección. Cuidado,  no soy un pardillo, sé que el estado, como estructura, en un país capitalista es básicamente una herramienta de dominio de la clase dominante, pero las luchas de los trabajadores han ido logrando que en el propio seno de esos países capitalistas los estados tuvieran que reforzar su vertiente social, protectora. Sin embargo, ahora, entre la abulia o la inconsciencia social y aprovechando que la crisis pasaba por aquí, en un proceso escasamente cuestionado, se pierden.
Tras el banco de alimentos arriba a nuestras puertas el banco de medicamentos. Si la memoria no me falla alrededor de mil farmacias de todo el país invitan a sus clientes a adquirir alguna de las medicinas que el estado ha dejado de cubrir y donarlas al banco. El esquema se repite. Pobres en su mayoría, ayudando a muy pobres. Ya no hablamos sólo de la caridad de los alimentos, sino de la caridad de los medicamentos. El que unas personas sin recursos económicos puedan llevar a cabo sus tratamientos completos pasa a depender, ante la abstención o retroceso de la acción estatal, de la buena voluntad, de lo que no tendrían que depender jamás derechos básicos como son el cobijo, el alimento o la salud de una persona: del buen corazón ajeno.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Verstringe o la siembra, silente, del temor

Hay una noticia que ha pasado desapercibida, al menos entre los grandes medios de comunicación. No es excepcional. En realidad es una gota más. Silenciosa, diluida bajo el repetitivo mantra de que vivimos en un país democrático, libre. Este sonsonetillo lo oirá usted a todas horas. Y casi todo el mundo se lo cree. Y se asocia democracia con libertad. Hecho que me parece, al menos en la base, erróneo. ¿Aquí gobierna el pueblo en su conjunto? Somos conscientes de que no. Elegimos gestores con un escaso margen de maniobra ante los grandes poderes económicos. Según parece la Grecia de Syriza esta próxima a inclinar la testuz (al menos de momento) ante la Alemania de Merkel para no morir de pura asfixia. Imagino que Syriza podrá mantener sus medidas sociales de choque, pero el mensaje que ha mandado Alemania es claro: no hay otra política dentro de la Unión Europea. Probablemente suena banal, pero el país perdedor de las dos guerras mundiales está hoy en una posición dominante, reunificado y tranquilo de que ya no exista el ente aterrorizante llamado Unión Soviética. Y me imagino que en España el PP se relame pensando que el varapalo que se pueda llevar Syriza cae también en el lomo de las expectativas de Podemos. Esta situación me hace escéptico a la hora de votar. Si todo está escrito porqué tengo yo que ser una marioneta entre millones en este paripé. ¿Vale para algo el voto? ¿Vamos a cambiar algo sustancial aunque seamos mayoría? Si a alguien le apetece dejar en las paredes de este callejón su opinión se lo agradeceré mucho. Como casi siempre, soy de la cofradía de la botella medio vacía. Invoco a la cofradía de enfrente, la de la botella medio llena, a que me aporte una brizna de esperanza.
Pero, siempre me pasa, mis textos me controlan más a mí que yo a ellos. Quería hablar de libertades y no de democracia. Quiénes vivimos la dictadura fascista sabemos que, aunque el PP sea el referente político de la España que mira con gesto amable a Franco, no es equiparable la situación actual con la vivida bajo aquel régimen de terror. Y eso no quita para que sea consciente de que hoy, tecnología mediante, estamos, en muchos ámbitos, más eficazmente controlados que en aquella época, más rudimentaria, pero también más impune y brutal. No obstante, sé que las comisarías y cuartelillos siguen siendo agujeros básicamente opacos. Pero un hecho es real. Vivimos una regresión, no en el terreno de la democracia, eso ni me lo planteo, en el mero terreno de las libertades individuales, de lo que podríamos llamar en lenguaje llano el derecho, triste pero consolador, al pataleo. Este derecho le puede salir caro al profesor Jorge Verstringe. La fiscalía le pide tres años y medio de cárcel por manifestarse el 19 de junio de 2014, día del relevo borbónico, a favor de la República. La acusación habla de atentado a la autoridad y lesiones. Verstringe es conocido, pero ahora mismo en España hay muchísimas personas anónimas de sindicatos, organizaciones sociales o políticas, o ciudadanos sin militancia que estuvieron en una concentración donde pudo plantearse una situación tensa, de conflicto, pendientes de juicios donde se les piden penas que implican entrar en prisión. O sea, las libertades van en regresión. Y el otro día el PPSOE, con el pacto antiyihadista, abrió la puerta a la cadena perpetua (realmente a individuos que cuando emprenden sus acciones saben que en un altísimo porcentaje perecerán en ellas, ¿les disuadirá ese horizonte?). Miedo a ser víctima de un atentado, miedo a manifestarse. Mucho miedo. Y como respuesta una policía "paternal", castigadora y protectora, que disuada, no a los contestatarios irrecuperables, gente contumaz pero anecdótica mientras esté socialmente aisladasino a la gran masa impresionable que componen los tibios.
Les dejo unas fotos que dan fiel testimonio del hercúleo Verstringe atentando y provocando lesiones a débiles policías.




domingo, 15 de febrero de 2015

Monedero y lo inmoral

Pedro Sánchez en declaraciones a Tele 5:
"Si un miembro de la Ejecutiva del PSOE crea una empresa interpuesta para pagar la mitad de impuestos, lo expulsamos. Es inmoral que Podemos mantenga a Monedero”.
Me interesa en este asunto la palabra inmoralidad. 
Con el asunto Monedero empiezo a sentir ya un cierto, mentira, un gran asco. Toda la masa putrefacta del PPSOE (lo reconozco, hablo con la espada metafórica de la ira sedienta de embadurnase con la sangre, espesa y maloliente, de los farsantes) nublándonos la mente con la aquiescencia de los medios y, por otra parte, el afán, erróneo, de Podemos de poner todos los "huevos" en la cesta de la corrupción, como mal único y supremo. Yo afirmo rotundamente que la corrupción más pavorosa que he leído en los últimos meses no ha merecido la portada de ningún medio. Ya he escrito sobre ella aquí: "los 20 españoles más ricos tienen la misma riqueza que los 14.000.000 más pobres". A mí esta corrupción, esta inmoralidad que la mayoría de la sociedad ni siquiera valora como tal, me parece difícilmente superable. Inmoral fue modificar con agosticidad el artículo 135 de la constitución para poner la deuda por encima de las necesidades básicas de la gente humilde. Inmoral fue, que en 2008, con el impulso del gobernante PSOE se crearan tribunales para agilizar los desahucios. Uno de los últimos fue el de un señor que pidió a un prestamista privado 4.000 euros y al cabo de 6 meses debía 32.000. Interpuso una querella, pero la jueza, sin esperar a la resolución de ésta, decidió ejecutar el desahucio, apelando, más allá de su argumentación, de manera inmoral, a unas leyes inmorales que priman la acaparación de riquezas de un especulador por encima del derecho de un ser humano a tener un humilde cobijo. Inmoral es que se tilde casi de corrupto a un parado que cobra prestación y, a ratos, hace algún trabajillo. Yo no me olvido de las clases sociales, de la posición de cada ser humano en la pirámide social. El discurso de la corrupción y la consecuente inmoralidad se convierte en abstracto y absoluto. A nuestra escala, todos y cada uno somos chorizos potenciales. Quién trapichea poco o nada es porque escaso o ningún acceso tiene al pastel. Y puede que en bastantes casos tengan razón los sustentadores de esta teoría. Pero el problema esencial sigue estando en el reparto del pastel. Por eso es una canallada hacer una equiparación moral entre quién estira un poquito la lengua, para "lamer" algo más del cuchillo, y el voraz que, teniendo tarta de sobra, todavía ansía un trozo mayor.
Monedero intentó pagar un poco menos a Hacienda, no por avaricia o buscando un enriquecimiento personal, sino probablemente para potenciar un proyecto comunicativo alternativo (televisión en internet, soñar con ir más allá es imposible) al que, los que no pertenecemos a la oligarquía, tenemos la imposibilidad de acceder. ¿Es un sistema razonable o decente aquél que permite que un señor tenga el potencial comunicativo de 2 televisiones, 2 periódicos y tropecientas editoriales? ¿Es justo que la información y opinión que a mí o a usted nos llegue quede al albur de un grupito de seres humanos muy ricos? ¿Es razonable que, al menos en España, y salvo en Euskadi con Gara, la visión del mundo televisiva y en papel que se acerque, ligeramente, al campo de la izquierda, tenga que venir de la propiedad de un señor de derechas?
El dedo en la la llaga lo puso el dirigente de IU Alberto Garzón cuando afirmó que lo esencialmente inmoral es que una sociedad empresarial, la que uso Monedero para pagar menos, cotice al fisco la mitad que una persona física. O también es repugnantemente inmoral que muchos evasores fiscales, entre ellos el señor Botín, ese que necesitó siete coches fúnebres para llegar a su última morada, legalizaran su situación fiscal (previa carta de invitación, en sentido estricto, a pagar) abonándole a la Hacienda Pública un 10% del dinero evadido. La mitad de lo que le retienen a un profesor de enseñanzas medias de Canarias con 25 años de servicio.
Todos los grandes informativos y las principales tertulias, donde predomina el sesgo derechista, están incluyendo a Monedero en sus planillas de portada. 
Mientras tanto, en el frente estrictamente político, el bipartito lanzando fuego graneado.
Un tirador es el PP de contabilidades B y reformas de su sede central pagadas  en "negro", de reformas laborales que cercenan derechos y vinieron, ante nuestra pasividad, para quedarse, de la recuperación del empleo a costa, no de ver la "vie en rose", sino en precario (se empieza a hablar del precariado) y con salarios de miseria, de, en un acto de terrorismo,  bajar las ayudas a muchos discapacitados cuyas familias, volcadas en ellos, tienen tanta grandeza moral como bajeza el estado que les racanea unos euros.
El otro guerrero es el PSOE del dinero alemán, llegado en la Transición para revitalizarlo tras 40 años de amodorramiento (salvo honrosas excepciones) durante el fascismo y contrarrestar, de camino, aunque la dictadura hizo bien su trabajo ideológico, los 40 años de lucha del Partido Comunista, ese PSOE que montó el GAL y Filesa.
Podemos ha esgrimido el lema "su odio nuestra sonrisa". Queda guay, da buen rollito de cara a la galería. Pero ellos, el entramado de intereses oligárquicos y sus secuaces, no se ríen. Y, sin embargo, ya te habrás dado cuenta Monedero, enseñan los dientes. Y es una dentadura poderosa y afilada, propia de los tiburones que son.
Estoy convencido de que Monedero es un hombre que lucha por el cambio social, no es un impostor, un aparente que cuando se apagan los focos amasa el dinero con el único fin de darse la gran vida, pero lo tiene complicado, la presa que la jauría no pudo hacer con Errejón, la está fraguando con él. Gran parte de su gente, al menos en los foros de la red, le cuestionan e incluso le piden que se vaya. ¿Qué hacer? Sólo puedo confesar, desde mi hastío y mi carácter sanguíneo, que yo me iría. Me refugiaría en mi trabajo, mis aficiones o mis placeres y no querría saber nada de la acción política. Esta sociedad, en un porcentaje elevado incapaz de distinguir a sus enemigos, e incluso compradora de su mercancía averiada (asombrado vi una encuesta en La Sexta que le da al PP una intención de voto en el ayuntamiento de Madrid del 40%), me hace pensar que mucha gente se "merece" la ristra de explotadores que la humillan y maltratan. 
Empecé este texto blandiendo la espada y acabo, mientras la inmoralidad se pavonea erguida, con la moral por los suelos.

martes, 10 de febrero de 2015

Varoufakis entre poetas

Siempre me ha encantado, desde mi posición de hombre que se ha debatido entre las mareas del sentimiento y de la pasión (este inicio está deliberadamente inflamado de romanticismo), el título de un libro. Me refiero a "Un héroe de nuestro tiempo", del escritor decimonónico ruso Mijail Lérmontov. Lo leí hace muchísimos años. Su protagonista es un oficial del ejército ruso mujeriego y nihilista. Quizás, en una hermosa paradoja, predominan los rasgos del antihéroe. Haciendo abstracción del contenido del libro, el título siempre me enamoró, tal vez porque en él he querido ver más de lo que explicita: un fatalismo vital al que tan propenso es mi ánimo.
Sí, Varoufakis, el Ministro de Finanzas griego, me ha traído, desde mi lejana juventud, el recuerdo de la obra de Lérmontov. Y no soy persona dada a mitificaciones, aunque no olvido que este hombre es de la tierra de los mitos que me ubicaron a inicios de los 70, a través de un libro para jóvenes que agrupaba 15 leyendas de la mitología griega, en la senda de la lectura. Su viaje inicial (y no sé si iniciático), recorriendo capitales europeas, con un mundo a la expectativa esperando ver en cuantas de ellas le parten esa cara de sonrisa contenida y escéptica. Ariete de ese gobierno aguerrido y levantisco, situado en el margen izquierdo, fuera del guión, que intenta dar un poco de calor a su aterido pueblo, yendo en busca (¿o en defensa?) del fuego a lugares inhóspitos, me ha recordado los versos de otro griego llamado Kavafis, que siempre resuenan en mi cabeza en la voz de Lluis Llach. "Bon viatge per als guerrers que al seu poble són fidels..."



viernes, 6 de febrero de 2015

José Manuel Lara y los caminos inescrutables

Cuando este blog me haga millonario y me permita comprar medios de comunicación, y cultivar loas carentes de mesura y vergüenza, pediré a mis acólitos y corifeos que en la hora de mi desaparición física no se pasen de frenada babosera. Ni siquiera exigiré que mis televisiones abran, presentadores compungidos mediante, sus informativos con mi óbito. No lo haré porque queden en mí reminiscencias del hombre de izquierdas, anticapitalista y sentimental, que en una vida de ofuscación fui. Reconvertido, cual Pablo de Tarso volteado por el caballo camino de Damasco, por mor del inesperado y fulgurante éxito de mi blog, a la fe verdadera del libérrimo mercado, y fervoroso creyente en que un hombre con ambición y valor no tienes límites, me podrá la soberbia, la ira de ver truncada mi trayectoria de dios viviente por esa contingencia ingobernable, esa puta soberana (aún, pero todo se andará, al menos para algunos) llamada muerte. No querré fanfarrias pues será una cabronada irme cuando dios y el diablo, al unísono, me sirven.
Esta última situación tan desmesurada, ficticia e inimaginable para el cobarde que rige mis actos, la luz y las tinieblas como sirvientes, debe haberla sentido, desde la contradicción de su cuenta atrás vital, el oligarca de la comunicación José Manuel Lara Bosch. Ningún medio estalla tan brutalmente en los cerebros como la televisión. Lara era propietario de dos de los cuatro grandes canales privados televisivos: la derechista Antena 3 y la ¿izquierdista? La Sexta. De ahí mi afirmación de que, no pudiendo encarnarla él, se servía de la dicotomía divina. Imagino que para el también dueño de la editorial Planeta y su amañado premio, la rama diabólica sería La Sexta y su nada desdeñable "audiencia roja". Esos seres que, aunque sea  a regañadientes y teniendo que sufrir (ya que de diablos hablamos) las periódicas demonizaciones venezolanas, encuentran en este canal un cierto aroma cercano a su aire ideológico.
Cualquier gran burgués, más allá de sus convicciones políticas, ama el amplio espectro cromático del dinero. Pero los grandes oligarcas comunicacionales saben que tienen un papel especial, y fundamental, para los de su clase. No venden sólo, como nos quieren hacer creer, entretenimiento o información aderezada con opiniones y tertulias. Nos introducen en casa, con agilidad de trileros, una visión global del mundo donde ellos mismos se presentan como modelo beatífico, único y exclusivo, que asocia, en afortunadísima frase de Rafael Correa, presidente ecuatoriano, al dueño de la imprenta con la libertad de imprenta (o de expresión). O sea, Lara Bosch era, según este criterio, el garante de que a mí me llegara, mientras él no decidiera lo contrario, una información veraz o, tal vez, cercana a mi campo ideológico. 
Una frase que siempre me ha despertado curiosidad en el credo católico es aquella que afirma que "los caminos del señor son inescrutables". Los seres humanos, en nuestra pequeñez, tenemos vedada la comprensión de los vericuetos que siguen los designios divinos. Lara, un defensor de la estabilidad del sistema, mimado por el bipartito, ha incubado en el ala izquierda de su imperio a lo que algunos ya ven como el huevo de la serpiente (primera representación del demonio) con coleta: Podemos. Ya incluso tocan, quizás fuera de tiempo, a rebato las campanas. Esperanza Aguirre pasó de entrevistada a entrevistadora en el ala derecha (A3), cuando, en una reveladora lección, preguntó, ni siquiera a la periodista, si el dueño era consciente del tiempo que le dedicaban en sus empresas a Podemos (el enemigo, esos bárbaros que hemos estado esperando toda la vida señor Lara, le faltó decir). Si ya interpelan descarnadamente en público, qué hilos no estarán moviendo entre bambalinas para atenuar la presencia de esos rojos camuflados en los platós. Pero claro, desde hace algo más de un año Podemos es un activo que genera pingües beneficios al grupo oligárquico que comandaba Lara, quién, con toda seguridad, y con temores ojalá no infundados, vivía la contradicción divina de estar insuflando vida a un grupo de redomados ateos.

martes, 3 de febrero de 2015

Bombas cara al sol (dos varas para medir la incitación a la violencia)

Extracto de una noticia publicada el 3 de febrero en el periódico digital "Kaos en la red":
“El PP me enseñó que todavía hacen mucha falta los GRAPO”. Esto publicaba Alba González Camacho en su cuenta de Twitter el 18 de julio de 2012. Este pasado lunes ha sido condenada a un año de prisión y siete de inhabilitación por un delito de “enaltecimiento del terrorismo”. La Fiscalía de la Audiencia Nacional y la defensa de la joven han llegado a un acuerdo de conformidad, por el cual la chica de 21 años, no entrará en la cárcel siempre que no vuelva a delinquir, así su pena queda en suspenso (...).

Por su parte Pascual Serrano, periodista especializado en analizar los medios informativos y sus manipulaciones, que nos regocija y enseña desde hace años publicando mensualmente unas "perlas informativas" viva demostración de que muchas veces los medios nos quieren vender como oro lo que es pura quincalla, ha mostrado, en las perlas correspondientes al mes de enero, los tuits que aparecen a continuación: 

"Bombas en Sol"
"¿Cuántas detenciones realizará la policía por apología de la violencia en estos tuits el día 31 de enero tras la manifestación de Podemos en Madrid?"
Apología del terrorismo. \ Perlas



¿Alguien duda todavía de la doble vara de medir fascista que a la hora de perseguir el "enaltecimiento del terrorismo" está vigente en este país? ¿Si esos tuits, nada ambiguos, hicieran referencia a una concentración del PP habría actuado de oficio la fiscalía? ¿Cuándo alguien pone en un tuit ¡Gora ETA! es detenido o al menos citado a declarar? ¿Es investigado quién usando un símil ajedrecístico dice que hay que dar "jaque mate" a la Guardia Civil? ¿Y la expresión ¡Viva Franco! motivará que el fascista de turno vea aparecer a la policía por su domicilio, acusándolo de apología del terrorista más sanguinario de la historia de España? Sospecho que no. Seguramente las fuerzas del orden estarán tirando una puerta abajo en un desahucio urgente para proteger a un indefenso fondo buitre de una familia multimillonaria. O tal vez custodiando a una pobre empresa que, siendo "la chispa de la vida", se ve acosada por sus insolidarios (y despedidos) trabajadores.

domingo, 1 de febrero de 2015

La marcha por el cambio de Podemos, con aristócrata tergiversadora de fondo

Esperanza Aguirre, que me parece, al menos en el ámbito de lo público, un ser que mezcla a la perfección la mendacidad y el descaro, en un ejercicio de imbecilidad histórica (¿e histérica?) para débiles mentales políticamente ágrafos, comparó la denominada "marcha por el cambio" de Podemos, que al final fue una enorme concentración con pretensiones anunciadoras de un nuevo tiempo, con la "marcha sobre Roma" celebrada por los fascistas italianos en 1922. La derecha española tiene motivos, aggiornamientos aparte, para estar calladita. Los que consideran que el régimen de Franco fue un periodo de "extraordinaria placidez" (en lo que no se equivocan desde el punto de vista de la oligarquía, su clase social), deberían de, en expresión de ese otro espécimen espectacular que ejerce la portavocía congresual del PP, aplicándose el tratamiento recomendado a Bárcenas, "lavarse la boca con lejía" antes de acusar a nadie de actuar con métodos o intenciones fascistas.
Pertenezco, cada equis tiempo lo reitero, al mundo ideológico comunista. Sin duda el que con más firmeza ha combatido el fascismo allí donde éste ha hundido sus garras. El fascismo italiano fue tan repugnante como el español o ese hermano mayor y musculitos que fue el nazismo alemán. El fascismo es ideológicamente, por esencia doctrinaria, prácticas concretas aparte, asqueroso. Nunca he negado, y lo reitero ahora, que mi "mundo" ha cometido asesinatos injustificables, pero mi patria ideológica busca, junto a otros por supuesto, una sociedad más justa. El fascismo ama la desigualdad, jerarquizando, además de las clases, pueblos y culturas y, cuando muestra su rostro descarnado (hoy es época de caretas y uniformes apolillándose en los baúles), ejerce el culto a la violencia. Pues bien, el fascismo italiano, ese que marchó sobre Roma, fue infinitamente menos violento (con su propio pueblo) que el fascismo militar español. El fascismo español marchó en el 36 sobre Madrid, seguro que con el aplauso de sus nobles antecesores señora Aguirre, no a golpe de palo, como sus primos italianos o, aunque duela, aupado por millones de votos, como el alemán. No. El fascismo español avanzó hacia el poder, en un siniestro juego de la oca, de matanza en matanza, y no dejó de tirar (de pistola), le tocara o no, durante 40 años
Las personas que acudieron al acto de Podemos, incluso los más dubitativos ideológicamente, son antifascistas señora Aguirre. Cuando el PP convoca sus actos "sacramentales" de defensa de la familia tenemos todos la conciencia de que allí abundan los admiradores del mayor asesino de masas de la historia de España. Usted tiene derecho a que un acto le guste más o menos, pero no a establecer comparaciones taimadas, para ganarse y pastorear al indocumentado de turno. Si usted hubiera dicho que allí iba a acudir mucho rojo camuflado, yo le habría dado la razón. Se lo confirmo aunque ahora estén colocados de perfil (el temor es que se queden ya de perfil para siempre). Lo mismo que en la intimidad Aznar hablaba catalán, en su intimidad, ubicada en las antípodas aznarianas, los Iglesias, Monedero y Errejón flipan y lagrimean oyendo La Internacional. Son de la izquierda radical, aunque, por un exceso de tacticismo, a mi entender, no tengan la valentía syriciana de explicitarlo en su nombre. Y sí, admiran a Chávez y saben que Fidel es uno de los líderes antiimperialistas más grandes de la historia. Cuando usted ha dicho que son bolivarianos y castristas lleva razón. Y todos ellos seguro que han buceado (el provecho lo desconozco) en los mares de la pérfida literatura marxista. Y, no siendo filoetarras, en el sentido de defender una vía de violencia grupuscular para lograr el poder o un determinado fin político, son, se lo digo yo, que soy un poco rojólogo y a veces tengo sueños húmedos separatistas, partidarios del derecho de autodeterminación o (para entendernos y ajustándonos al vigente modelo catalán) del derecho a decidir. Incluso, en la última semana, podría usted haber acusado a Pablo Iglesias de maleducado (y errado añadiría yo) por, olvidándose del ejemplo anguitiano (la contundencia del golpe está en la idea, no en el chascarrillo de risotada fácil), en la estela de ese mal ejemplo que responde al nombre de Alfonso Guerra, llamar "Pantuflo" al repelente Eduardo Inda. Y llamarlo repelente es una opinión, más o menos acertada o compartible, mientras decirle "pantuflo" es una gracieta vacua, digna de sobremesas, habituales y degradantes, donde sueña, largamente, la razón.