domingo, 16 de julio de 2023

El 18 y el 23 de julio: un alineamiento de fechas (y quizás de fachas)

Este año el 18 de julio, día del golpe de estado fascista de 1936, queda  casi en conjunción con la convocatoria electoral del 23 de julio, que se presenta como la posibilidad de que los herederos desacomplejados de los terroristas uniformados sublevados aquella infausta fecha (insisto en recordarle a la persona hipotéticamente escandalizada que todos los sediciosos fueron declarados delincuentes, forajidos fuera de la ley, por el legítimo gobierno de la Segunda República) entren a gobernar en coalición con los herederos silenciosos, los que no alardean pero tampoco renuncian a esa matriz de su partido que son los siete ex ministros de Franco que fundaron en 1976, entre vivas al asesino fallecido en noviembre de 1975, Alianza Popular.

El mes de julio puede volver a ser un mes venturoso para la ultraderecha que reivindica a cara descubierta la figura de Franco con todas las salvedades y distancias, pues no es probable que los fascistas de hoy asesinen a alrededor de mil canarios antifascistas como tras el golpe militar del 36, cifra mayor que el número de muertos por ETA en algo más de 40 años de lucha armada en todo el estado español. Me vuelvo a dirigir a quien se escandalice por el término lucha armada: Aznar, que no es un rojo como quien esto escribe, apenas un año después del asesinato de Miguel Ángel Blanco, en 1997, llamó a ETA Movimiento de Liberación Nacional Vasco y, además, como casi todos los gobiernos posteriores a 1977, estableció conversaciones para buscar el fin de la acción armada de ETA. Incluso ha salido a la luz, mediante el ElDiario.es, un acta de la reunión secreta, en 1998, de una delegación del gobierno español con la dirigencia de Herri Batasuna  en el pueblecito burgalés de Juarros con la presencia moderadora del obispo vasco Juan María Uriarte. 

A mí me gusta estar atento a la desfachatez de la derecha ultra disimulada (PP), porque la ultraderecha (VOX) presenta un programa de máximos, netamente fascista en lo político-social, orientado a recortar derechos básicos a las personas y todos los avances del feminismo, eliminar autonomías, defenestrar lenguas y criminalizar a la inmigración mientras glorifica a la nación española, dechado de virtudes intemporales que no colonizaba sino iba regando su maná civilizatorio, a costa de negar la realidad de naciones, como la canaria, la catalana, la vasca o la gallega, que forman parte del ente jurídico llamado estado español. En el ámbito económico, pinochetistas ultraliberales acérrimos, plantean una bajada masiva de impuestos a las rentas más altas. O sea, la ultraderecha oficial no tiene doblez, es fascismo sin correajes, aunque cierto es que cada vez existen más adeptos al saludo romano mientras entonan el Cara al Sol (por cierto, para los escandalizados porque la Junta Electoral Central permitiera a Falange usar en su propaganda el citado himno matizarles que lo escandaloso es la persistencia de Falange como organización política legal, en Italia, por ejemplo, la constitución prohíbe explícitamente al Partido Fascista, circunstancia que sé que se burla con un cambio de nombre, pero que no deja de ser un hecho revelador de cada proceso histórico). VOX es cristalino mientras el PP es más sibilino y por eso conviene mostrar su faz oculta.

En el debate con Pedro Sánchez expresó Feijóo lo siguiente, refiriéndose al ya mentado Miguel Ángel Blanco y ahondando en el mantra de que los terroristas llevan cuatro años gobernando, por mor del socialcomunismo, España: “Jamás voy a gobernar o pactar con el brazo político de quienes lo ejecutaron o de quienes aplaudieron”. Dos gotas para ubicar a estos enemigos de la violencia: en el Consejo de Ministros que en abril de 1963 dio el visto bueno a la ejecución del dirigente comunista Julián Grimau, 24 años después de acabada la Guerra Civil, estaba el fundador y presidente, primero ejecutivo y después honorífico, del PP, Manuel Fraga, que, trece años después, era Ministro de Gobernación cuando la policía, en marzo de 1976, asesinó a cinco trabajadores en Vitoria. Alguien poco sospechoso de radicalidad, el ex dirigente del PCE y CCOO, Nicolás Sartorius, en entrevista con El Español, en noviembre de 2020, declaró lo siguiente: “No sé si hay pacto con Bildu, pero en la Transición pactamos (la izquierda) con quien nos fusilaba”. Esa es la esencia del asunto: la izquierda perseguida con saña 40 años pactó con una derecha de tradición fascista que no dejó ni un segundo de manejar sus resortes jurídico-policiales y que en la celebrada "Transición Pacífica" (1976-1982) asesinó a cerca de 200 personas. Y sobre estos poderes, amenaza formidable y por otro lado útil para frenar reivindicaciones democráticas esenciales, como el referéndum sobre la forma de estado, se cernía la alargada sombra militar. Todos los interesados en política sabíamos quienes eran los capitanes generales de cada región militar y si pertenecían al sector duro o eran proclives a "abrir la mano". Y, lo más importante, ese mundo represivo salió indemne de las cuatro décadas de criminalidad ejercida desde el mismo 18 de julio con los resortes del estado. Insisto, soy pesado, lo sé, pero más tercos son y muchos más altavoces tienen los que disculpan el golpe militar y su consecuente represión con un "todo el mundo fue culpable" que diluye la esencia asesina e impune del fascismo español. En cambio, es un dato, los militantes de ETA suman cientos de años de cárcel cumplidos y cumpliendo. Así, Feijóo, líder de un partido que hunde sus raíces en el 18 de julio, que nunca ha condenado radicalmente la gran masacre de los aliados de Hitler y Mussolini, es capaz de poner líneas rojas con EH Bildu, circunstancia que, por cierto, ellos no cumplen en Euskadi. 

Más irritante es la mentira para enardecer al ignorante político, al incapaz de argumentar que se mueve por impulsos y frases simples. Digo esto porque declaró Feijóo que iba a revisar atentamente todas las leyes aprobadas con el voto de EH Bildu. Un dato: en esta legislatura  "socialcomunista" han votado los decretos ley del gobierno juntos casi en las mismas ocasiones PP y PSOE (51) que el PSOE y EH Bildu (52). Además, y es lógico porque hay leyes de amplio consenso, en 27 ocasiones han coincidido PP y EH Bildu en el apoyo a las leyes gubernamentales. O sea, el PP podrá, si llega al gobierno, incluso autoenmendarse. Aviso a uno de los graneros tradicionales del PP, la denominada tercera edad, los pensionistas, de que el 8.5% de subida de las pensiones tuvo como cooperador a EH Bildu, o la subida a 1.080 euros del salario mínimo interprofesional también lleva la marca de la infamia abertzale. Otro tanto ocurre con el Ingreso Mínimo Vital o cualquiera de las otras leyes elaboradas para ampliar derechos, como la de eutanasia o la de derechos LGTBI. A rascarse el bolsillo y devolver los dineros de la ignominia. No, nadie lo hará, pasa lo mismo que con las huelgas, a la hora de hacerlas muchas personas se lo miran y escurren el bulto, pero el fruto cae para todos y nadie renuncia a él.

El día que empiezo a hilvanar estas ideas, 14 de julio, Feijóo ha declarado en Onda Cero, insistiendo en el concepto de lo fratricida, que es “absolutamente respetuoso” con “las personas que han muerto en la guerra (civil) de los dos bandos”. O sea, escapismo falsamente buenista para no condenar (para ellos y su alma franquista es sacarles una muela) un régimen terrorista surgido de un golpe de estado que generó más de 100.000 enterrados en cunetas y fosas comunes. Por poner una contraposición: en Argentina, hace un par de semanas, han dictado los tribunales cuatro cadenas perpetuas para represores de la dictadura que asoló el país entre 1976 y 1983. En total, y creo que me quedo corto, hay más de 500 condenados por los crímenes de ese periodo.

Este texto surge, como su título indica, al albur del alineamiento de fechas: 18 y 23 de julio. Ojalá se logre que el PP y VOX no obtengan números suficientes para gobernar (no creo que el PSOE, aunque por ello suspiran Felipe y Guerra, vuelva a abstenerse si el PP es la lista más votada), pero debo ser honesto con lo que, quizás erróneamente, pienso. Existe ahora mismo una visión de que esa victoria supondría casi retrotraernos a los tiempos de Franco. Y pienso que no, acecharán retrocesos puntuales y determinadas censuras en actividades culturales, y habrá que estar prestos a enfrentarlos, pero creo que no va a haber un desmontaje general porque, simplemente, a los que detentan de verdad el poder, no les interesa. Seamos realistas: la hacienda está bien guardada. Los amos no ven peligrar ninguno de sus extensos privilegios. No creo que permitan que un desatado VOX, que además siempre sería minoritario, revuelva en exceso un gallinero que se mueve, para ellos, dentro de una aceptable apacibilidad. 

Otra cuestión que me gustaría recordar a quienes ahora (yo también tengo la mosca tras la oreja, que conste) se alarman en exceso: la represión, ciertas censuras (recordemos los titiriteros encarcelados varios días por un guiñol donde salía un cartel que ponía "gora Alka-ETA"), nunca se han ido. Es una carta disciplinante que el estado juega cuando considera conveniente. Aunque debemos tener en cuenta que la censura no siempre es gubernamental, piensen en los años de ostracismo laboral de Guillermo Toledo cuando transitó del  progresismo a lo que podríamos denominar, en el sentido de ir a la raíz, “radicalidad de izquierdas”, comprendo que desde la cultura, especialmente, se sienta una honda preocupación porque VOX traiga menos libertad de expresión y por tanto de creación artística. Otro pequeño recordatorio: Pablo Hasel lleva 900 días en la cárcel por las letras, mejores o peores, de sus canciones. Por cierto, con muy escasa solidaridad por parte de la inmensa mayoría de los en esta hora muy alarmados. Es necesario, también, recordar la persistencia de un delito contra los sentimientos religiosos que me lleva a preguntarme por qué cuando la llamada izquierda gobierna no se le han quitado herramientas punitivas a la derecha. 

La posibilidad de que vuelva un estado policial con la ultraderecha se lo vamos a explicar, por ejemplo, a los movimientos sociales independentistas de Girona que han denunciado la infiltración de una policía que incluso convivió más de un año como pareja estable, hasta que un día desapareció, con un miembro de dichas organizaciones. Es el cuarto caso de infiltración policial en organizaciones sociales detectado por el diario La Directa en los últimos años. A mí me parece una circunstancia escandalosa. Ninguno de esos movimientos practica la lucha armada. Defienden en algún caso la independencia de Cataluña u otras causas sociales, circunstancia que se supone legítima, aunque ya vimos en que hotel acabaron aquellos que pensaban que con paz y sonrisas se consiguen los objetivos políticos. No, no es la violencia la línea roja. Esa línea, que más que delgada a veces la percibo bastante gruesa, está ubicada en el justo lugar que te ponga en disposición de lograr el objetivo propuesto.

Quiero acabar con una reflexión sobre un elemento del debate celebrado el lunes 10 en Antena 3. Feijóo declaró que VOX había signado el Pacto de Estado contra la Violencia de Genero y que Unidas Podemos en cambio no lo había hecho. Alguien avezado políticamente, y que conozca la posición de ambos partidos ante ese problema, sabe que eso es mentira, pero los niveles de información y conocimiento de la realidad son bastante diversos y en muchos casos manifiestamente mejorables. Sánchez le insistía a Feijóo en que lo que decía era falso. La solución a la controversia estaba, no en creer, según simpatías políticas, a uno u otro, sino en la intervención de los moderadores parando el debate y dando el dato objetivo y fácilmente constatable. Y no sería un intervencionismo excesivo, sería poner claridad, pues no tiene nada que ver con la libertad de expresión, que consiste en poder debatir acerca del dato, no en falsearlo. Esa intervención de los moderadores haría, además, que cualquier candidato se lo pensara antes de soltar ante las cámaras una afirmación falsa, pues temería el descrédito que le supondría verse desmentido casi sobre la marcha y cuidaría que las bases de sus exposiciones fueran contrastadas. Las causas, las consecuencias, las circunstancias, deben ser siempre debatibles desde la más amplia libertad de expresión, pero que, por ejemplo, el 6 de agosto de 1945 a las 8.15 de la mañana EEUU lanzó una bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima, no.


jueves, 6 de julio de 2023


Cuando has atravesado

la vida

como un falsario,

esquivando la alameda

del conflicto y el encuentro

y siempre a mano,

carcelera 

que libera,

la cartografía de la huida,

cuando atraviesas

el desierto interior

siéntate en  el áspero suelo

y con la sagacidad de los siglos,

nómada de los imaginarios,

entrégate al rumor creciente.