sábado, 30 de julio de 2022

La 18 de julio: entre ETA y la Ley de Memoria Democrática

En este mes de julio que acaba se han producido dos aniversarios y la aprobación de una ley que irrita a la derecha en su conjunto (la extrema y la ultra).

En el acto de conmemoración de uno de los aniversarios estuvieron las más altas magistraturas del estado: Felipe VI, Pedro Sánchez y Meritxell Batet.

Me refiero al asesinato por ETA, el 13 de julio de 1997, de Miguel Ángel Blanco. En la magia de la cifra redonda, 25 años, el Estado se personó al mas alto nivel en el municipio de Ermua para homenajear a las víctimas del terrorismo de ETA. 

El mismo mes de julio, cinco días después, se produce otro luctuoso aniversario, el de la puesta en acción de la banda terrorista más criminal del siglo XX español: La 18 de julio. No es un título que yo le otorgue a mi libre albedrío. Mas de 100.000 asesinados en fosas comunes y cunetas contemplan sus no igualadas, en el estado español, proezas. 

Al contrario que con las víctimas de ETA, el estado nunca ha hecho un acto oficial de desagravio a las víctimas de La 18 de julio (al menos cien veces más que las de ETA sólo en asesinados) con la presencia física de toda su cúspide política. Hay que reconocer que sería curioso ver a Felipe VI, pese a quien pese nieto político de Franco, el máximo jefe terrorista, en un acto que condenara al líder de la banda que, restauración de la monarquía mediante la figura de su padre ladrón, impulsó que él hoy sea rey. 

Muchos de los sanguinarios subjefes terroristas de La 18 de julio recibieron del jefe máximo, como recompensa a su indignidad, títulos nobiliarios con derecho a sucesión que aún hoy avergüenzan al país aunque parece que esto, aunque tardíamente, se reparará pronto cuando entre en vigor la Ley de Memoria Democrática. Ninguno de todos aquellos que ejercieron la represión bajo la jefatura del jefe terrorista Francisco Franco, e incluso en años posteriores a su muerte en esa época llamada Transición, sufrió castigo alguno por sus oprobiosas y criminales conductas. Todos (y es un todo enorme) lograron, viento en popa, mantenerse cara al sol y levantarse demócratas. Recalco esto porque siempre que hay algún homenaje a las víctimas de ETA se recuerda los cientos de asesinatos aún no resueltos y la injusticia que ello representa. 

Me dirán que mi comparativa es odiosa e impertinente apelando a la monserga del enfrentamiento fratricida.  Lo digo claro: el golpe militar de La 18 de julio fue la acción criminal de una parte del ejército que se convirtió en una banda de forajidos que aterrorizó (por eso los denomino terroristas, porque estoy cansado de la aplicación selectiva e interesada del término) a la población incluso de las zonas donde la resistencia fue escasa. Y lo que me asquea es que aún hoy en día, aunque sea implícitamente, reivindican su ignominia. En una información del digital Público se recoge que en la página web del Ministerio de Defensa el Regimiento de Infantería "Canarias Nº50", con sede en Las Palmas de Gran Canaria, se refiere al golpe de estado con la denominación fascista de Movimiento Nacional. Éstas son las palabras:

"El 18 de julio de 1936 al estallar el Movimiento Nacional este Regimiento procedió a la ocupación de la ciudad y el puerto, en sus vías y puntos estratégicos así como de los edificios públicos y de comunicaciones". Parece que salieron para una placentera excursión ciudadana y no para derribar un gobierno elegido en las urnas solo cinco meses antes, el 16 de febrero. De las detenciones de miles de demócratas y su internamiento en campos de concentración o de los fusilamientos que conllevó su felonía ni una palabra.

Entre la celebración del acto en homenaje a las víctimas de ETA y la no celebración, un año más, de homenaje alguno a las víctimas de La 18 de julio, se produjo la aprobación en el Congreso de los Diputados de la Ley de Memoria Democrática. Por supuesto, esa aprobación se hizo con el voto en contra del PP, de VOX y del ya anecdótico Ciudadanos. El "por supuesto" usado por quien escribe no es (solo) tirria personal a las derechas extremas hispanas, es pura realidad. El PP es hijo del fascismo español (usualmente llamado Franquismo) al igual que VOX es hijo de los tiempos de flaqueza del PP. 

Cualquier persona de la derecha española que se engloba bajo el repugnante concepto de "españoles de bien" (un trasunto del "españoles todos" de  Franco) considera que la dictadura fascista  fue necesaria y nos dejo "preparados" para la democracia. Y así, siempre que los rojos dan la tabarra con lo que hasta 30 años después de la muerte de Franco fue el cultivo de la desmemoria (la Ley de memoria Histórica de Zapatero es de 2007), les aflora lo que para ellos, la derecha, es la esencia de la "gloriosa" (y sangrienta) Transición: tras 40 años de disciplinamiento se comienzan a otorgar libertades por parte del propio Régimen. Así, los personajes señeros, los héroes democráticos, no son los represaliados y asesinados por la policía fascista, esas personas (y su lucha), debido al predominio ideológico de la derecha son absolutamente desconocidos para la mayoría de la población.  Los héroes son dos hijos del Régimen: Juan Carlos I y Adolfo Suárez. Ese es el marco mental de la derecha española hoy en día, incluyendo aquí a parte del PSOE. Por eso cualquier ley, aunque llegue demasiado tarde, que declare ilegal el Régimen Terrorista y sus amañadas sentencias, aunque no ponga la mirada sobre los victimarios (a la inmensa mayoría lo tardío de la ley los deja impunes, aparte del ardid de la Ley de Amnistía de 1977) les enfurece. Desafiantes (y miserables) han prometido derogarla cuando lleguen al poder y sustituirla por una ley de concordia o una patochada similar que ahonde en su predominio ideológico.  Como parte de su ofensiva sacan de manera reiterada una palabra que actúa sobre gran parte de la población como el deslumbrador antimemoria de la saga cinematográfica "Hombres de negro": ETA. Y les da resultado.

Posdata: pido, nuevamente, disculpas por los fallos de presentación. El mando que tengo sobre el contenido no lo logro en la misma medida sobre el continente. 

martes, 12 de julio de 2022

Algunas reflexiones (y una sensación) sobre la cumbre de la OTAN en Madrid

Ya hace varias semanas que acabó la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid. Digerido el cónclave, y en este carrusel enloquecido ya los focos ubicados en otros asuntos, quisiera hacer alguna reflexión sobre ese encuentro.

Mi primera desazón es la sensación de frivolidad. Se reúnen 30 naciones que componen la más formidable alianza militar, potencial destructivo mediante, que nunca ha visto la humanidad (sólo EEUU tiene un presupuesto militar de 800.000 millones de dólares; si le sumas el presupuesto de las restantes naciones la cifra sobrepasa el billón de dólares) y acuerdan una declaración final que tilda a Rusia de "amenaza" y a China de "desafío". Impresionan y, como mínimo, preocupan las posibles sombras que se avizoran. Pues bien, quién esto escribe ha tenido la sensación de observar un acto social donde han abundado los posados y las risas y, en concreto, el presidente Pedro Sánchez ha mostrado el máximo esplendor de su galanura transmitiendo una enorme felicidad por ser el anfitrión de un evento que, como acto llamativo, especial, incluyó una cena en el Museo del Prado con un menú elaborado por el chef José Andrés, ese condimento, casi ubicuo, de todas las salsas propagandísticas del capitalismo asistencial. 

Y ni la risa ni las "primeras damas" (y algún "damo" que otro) en sus fútiles paseos pueden ocultar la esencia de la reunión celebrada a finales de junio: anunciar, casi celebrar, una reedición de la Guerra Fría. Por eso he empleado el término desazón, porque los tambores de guerra nunca me casan con la frivolidad, con esa estética de la ligereza que percibí en personas que saben que tienen en sus manos, objetivamente, el “artefacto” más destructivo del planeta. Casi me pareció, en regio lenguaje letiziano, una reunión de compiyoguis.

Pero claro, tras los brincos en la cama y los inofensivos lanzamientos de almohada de la fiesta de pijamas, sale el comunicado en el que señalan que la cooperación de Moscú y Pekín “va contra nuestros valores e intereses”. Dicen que el orden de los factores no altera el producto, pero, añado, tal vez tape o disimule las vergüenzas. Sitúan la grandeza de los valores (siempre toda guerra de conquista o empresa colonizadora lleva causas "salvadoras", incluso humanitarias, en su seno), palabra vana en este contexto, delante de los intereses, cuando cualquier persona sabe que son estos últimos los que se defienden, en concreto los de  ese primus ínter "impares" que es el jefe estadounidense y su hegemonía mundial. Por cierto, me pregunto si los valores de los que se hace estandarte son los de la policía del estado de Ohio que asesinó a finales de junio a una persona desarmada de raza negra (el vídeo es espeluznante) tras dispararle más de noventa veces con más de sesenta impactos de bala en su cuerpo.

Rusia es una amenaza. Y ante ella el gobierno español aprueba una partida presupuestaria extra para defensa de 1000 millones de euros. Es bastante absurdo. Aventemos el miedo. Viene el coco ruso presto a comerse a la confiada Europa de las libertades, aunque en la libérrima aldea hispana por rapear contra el Borbón puedes ir a la cárcel. Hay que defenderse ampliando los presupuestos militares. El joven amo estadounidense, en plan “divino marqués”, disciplinando a la vieja dama europea. Los datos: el presupuesto militar de Europa, excluyendo a EEUU, sobrepasa los 250.000 millones de dólares. Casi cuadruplica al de la Federación Rusa que es de 66.000 millones. La esencia del miedo a Rusia no es que su ejército tome carrerilla y se plante en Gibraltar. No. El poderío esencial de Rusia, el que no se soluciona con mil millones extra o con llegar al 2% que exige EEUU, es una herencia que, aunque hubieron tratados de reducción de armas nucleares, pervive de la época soviética: su enorme arsenal atómico. 

La OTAN, aunque vaya a formar una fuerza de respuesta rápida de 300.000 soldados, no va atacar a Rusia de manera frontal. Ahora intenta utilizar a Ucrania como un ariete de desgaste (¿por qué se reunieron en las primeras semanas del conflicto delegaciones de Rusia y Ucrania y desde hace meses, al menos oficialmente, esas negociaciones no existen?) contra Rusia que lo que está haciendo es poniendo en graves dificultades a Europa y con unas previsiones invernales que auguran una hecatombe económica.

La OTAN, como siempre, atacará a países sin capacidad de respuesta al elemento fundamental de sus invasiones: bombardeos masivos para "ablandar" y entrada terrestre posterior. Un ejemplo de esto fueron las declaraciones del Ministro de Asuntos Exteriores José Manuel Albares que, en las fechas de celebración de la cumbre, declaró a la prensa, refiriéndose a Malí y una posible intervención en ese país: "si es necesario y la situación constituye una amenaza para nuestra seguridad, lo haremos". No está claro si esa subida del ardor belicista del ministro fue producto del yihadismo o porque, según El Confidencial, tras la la ruptura del tratado de cooperación con Francia y la salida de tropas de ese país, el "vacío" lo está llenando Rusia con  mercenarios, matones para El Confidencial, que cuando son occidentales transmutan en contratistas. Tras la llamada al embajador español por parte del gobierno maliense se produjo, pasado el subidón otánico del ministro, la oportuna rectificación. 

Voy acabando, pero quiero decir algo sobre el "desafío" chino. Imagino el pavor de EEUU. A inicios de los años 90 logras lo casi inimaginable: te cargas a la Unión Soviética desmembrándola y enviándola a un capitalismo primitivo y feroz al mando del borracho Boris Yeltsin. El paraíso soñado.  Diez años después, con el inicio del siglo XXI, a paso firme, lenta pero inexorable, con una dirección política potente, la de (¡oh casualidad!) otro partido comunista, surge una potencia económica que es, hay que preparar al personal, un "desafío", paso previo a ser considerada "amenaza". Es curioso, la desafiante China solo tiene una base militar fuera de su territorio y, además, sus fronteras están  muy, pero muy lejos del Atlántico (norte o sur). Cierto es que la OTAN, atendiendo siempre a su vocación exclusivamente defensiva, invitó a la reunión celebrada en Madrid a otros países aún más lejanos del Atlántico que China: Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Hagan el saludable ejercicio de imaginarlo a la inversa: piensen, por ejemplo, en una alianza militar de China con Rusia, repúblicas exsoviéticas, Vietnam y Corea del Norte. Ahora imaginen que invitan a su cumbre a Cuba, México, Nicaragua y Venezuela, vecinos de quien todos sabemos. Si quieren, sigan imaginando.

Acabo con las declaraciones, el 3 de julio, unos días después de la oficialización del desafío chino, de Bill Nelson, director de la NASA: "debe preocuparnos que China aterrice en la luna para decir: ahora es nuestra y ustedes no pueden venir". Añade que "el programa espacial de China es un programa espacial militar". Y a mí me vino a la mente La Guerra de las Galaxias. No, no voy a hacer ninguna pirueta cinematográfica. Este es el nombre popular que recibió la Iniciativa de Defensa Estratégica que ideó a inicios de los 80, bajo la presidencia de Ronald Reagan, el Departamento de Defensa de EEUU. Su objetivo, según sus promotores, era defenderse (esa palabra que no falte) de un posible ataque nuclear soviético con armas espaciales. Caída la URSS (y habría que ver si era posible) decayó, al menos oficialmente, el proyecto. Parece que 40 años después, desafío chino mediante, el espacio exterior se anima, aunque sea para ir conformando nuestras terrenales mentes.