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viernes, 12 de abril de 2013

Optimismo republicano. O avizorando un pajarito tricolor


Reconozco que mi tendencia natural es a ver, en términos coloquiales, “la botella medio vacía”. Poniéndome un poco engreído haría mío aquel famoso aserto que dice que “un pesimista es un optimista bien informado”. Los cobardes vitales, los aprensivos, siempre tendemos al pesimismo. Yo milité en el Partido de Unificación Comunista de Canarias (PUCC), uno de los muchos partidos comunistas que florecieron a mediados de los 70 al calor del “conflicto chino-soviético” (conflicto de capital importancia como se comprenderá para la revolución proletaria en Canarias o en el estado español) y con la esperanza, loable, pero extraña, de unificar a los comunistas en un solo ente organizativo mediante el método de crear partidos como hongos.  A lo que iba: en mi época activista (me suena rara esta palabra) yo me consideraba, en un burdo juego de palabras que compartía con algún camarada, osadamente, “marxista-pesimista” (por si algún lector es muy joven y no está familiarizado con el término, hago referencia al marxismo-leninismo, base ideológica de los partidos comunistas). Ya en la cincuentena, como más arriba ha quedado claro, soy perseverante en uno de los componentes de la dualidad. Unas anteojeras grises que en un tanto por ciento elevado no son más que una negación infantil de las inexorables leyes que rigen la vida. Por lo que respecta al marxismo, he dejado de ser un hombre osado y ya no me reclamo marxista por la simple razón de no ser conocedor profundo de la obra de Marx, más allá de algunos rudimentos básicos. Confieso, con cierta vergüenza, que la teoría económica, en general, siempre ha producido en mí el terror de un Leviatán surgido de las aguas. De Marx he utilizado, principalmente en mis clases, su visión de la historia como un devenir movido por la lucha de clases. El enfrentamiento entre los poderosos, los detentadores de la riqueza, y los desposeídos, los que sólo tienen la fuerza de sus brazos y el esfuerzo de su mente para ganarse la vida (curiosa expresión esta de “ganarse la vida” que contradice la máxima que habla del inalienable derecho a la vida de todos los seres humanos). Lo reitero, he perdido la arrogancia intelectual de llamarme marxista, pero he perseverado en la moral fatalista del pesimismo.
Pero.
Un pero. El adversativo que utilizamos para el contraataque.
Una persona lectora de este foro me dijo que había que ser optimistas, que casi era un deber en estos tiempos. La izquierda transformadora conoce la frase que dice, con bastante fatalismo y sorna: “de derrota en derrota hasta la victoria final”. Elías Jaua, ministro de exteriores de Venezuela , -es hermoso enlazar el 14 de abril republicano con el posible triunfo de las fuerzas revolucionarias en Venezuela- decía que ellos, los luchadores de izquierdas, estaban “diseñados” para resistir y que el factor subjetivo Chávez los había puesto en el camino de la victoria, de lo inimaginable para ellos apenas unos años antes (¿ir hacia el socialismo en los 90, cuando los países del “socialismo real” naufragan en el capitalismo salvaje?).
Quién de tanto en tanto de un paseo por este callejón conoce mi fervoroso rechazo a la monarquía, que se corresponde “sensu stricto” (déjenme marcarme un latinajo, que viste mucho) con su carácter de institución animal, al basar sus fundamentos en la función reproductiva, necesaria para nuestra perpetuación como especie, pero indigna para elegir al ser humano que se sitúe en la cúspide de un estado. Por lo tanto para mí, acendrado republicano, el 14 de abril es casi un sueño. Muchas veces he pensado la emoción que tuvo que ser echar a un rey, sea éste un felón (caso del abuelo de Juan Carlos) o un santito (caso desconocido), me he visto recorriendo las calles con entusiasmo agitando la tricolor. El 14 de abril es la fecha más fastuosa de la historia contemporánea española. Nació una república que trajo el voto para la mujer, el divorcio (que no volvió hasta 1981), la reforma agraria, la enseñanza laica, la separación efectiva de la iglesia católica y el estado, etc.
Muchos vimos como aquel grito de las manifestaciones posteriores a la muerte de Franco: “España mañana será republicana” se iba apagando en las mullidas moquetas de las cortes donde la izquierda besaba la bandera bicolor e hincaba la rodilla ante el rey impuesto.
La losa monárquica se presentaba, 23 F interpuesto, más rotunda e inamovible que la tonelada y media que cubre a Franco en el Valle de los Caídos. Hace unos pocos años a la gente republicana de mi quinta, pensar en ver una república, aunque fuera ya con bastón y audífono, nos parecía una entelequia, una fantasía mayor que cualquier saga que hiciera un compendio de mitologías varias.
Ya lo dije antes. Pero. Ahora mismo hay un pero hermoso. Este 14 saldremos a la calle con otras ganas. No saldremos a la calle como un deber, como un homenaje a la vieja república robada, con el semblante de resistencia que planteaba el canciller venezolano. La imposibilidad ha caído. No hemos ganado nada,  incluso podemos perderlo todo, "pero" ya vamos teniendo la sensación de que el castillo amenaza ruina, que la situación es volátil, cambiable. Que no es poco. Javier Ortiz, periodista cuyo blog leía todos los días hasta su muerte hace cuatro años, decía: “otro mundo es posible… pero no necesariamente mejor”. Javier: con tu permiso retiro el no. Mientras contemplamos revolotear al pajarito chavista tricolor, que inspira a la derecha mucho más temor que risa, y escandaliza a la cartesiana mente del progre, seamos optimistas.


domingo, 2 de octubre de 2011

"Una República de trabajadores de toda clase" (artículo 1 de la Constitución de 1931)

Leo una noticia en un medio digital alternativo, cuyo enlace
adjunto: http://www.kaosenlared.net/noticia/promueven-campana-recogida-firmas-para-modificar-constitucion, que habla de que el 15 M ha iniciado una campaña de recogida de firmas, para que la ciudadanía tenga derecho a solicitar referendums vinculantes. Iba a introducir un comentario en el propio Kaos pero, no se porqué razón, me resulta imposible.
Procedo a ponerlo aquí, aunque no era este su destino. Ya saben, dicen que los padres siempre cobijan a los hijos, quizás  les parezca , si no gemelo, si mellizo de algún otro anterior:

Hay un paso que, si queremos hablar de una democracia real debemos plantearnos, que es la democracia republicana. En el estado español esa democracia la simboliza la avanzada constitución de 1931, aprobada sin las metralletas amenazantes del 78 (y no me refiero a ETA).Esa es la primera consulta popular, la que nunca se nos hizo, decidir, después de la dictadura franquista, si queríamos al rey heredero del fascismo o la recuperación de la República derribada por los militares felones. Con la constitución del 78 y la apertura de libertades políticas, había que "tragarse" la monarquía y la bandera. El 15 M habla en muchas ocasiones de los políticos, a los que increpa a diestro y siniestro (recordemos el agua a Cayo Lara en una acción antidesalojo),  pero ¿dónde está la crítica a una jefatura del estado hereditaria?, o sea, surgida, es así de crudo y ridículo, ya lo he escrito, de la conjunción de un espermatozoide y un óvulo. A una familia que recibe todos los años, para su libre disposición,  9 millones de euros de las arcas públicas, aparte del costo que tienen sus palacios, viajes, etc. En ese tema el 15 M está calladito, creo que deberían ampliar la agenda, más aún, después de ver a individuo tan vivales, hablar de los " bastantes sacrificios " que esperan a los habitantes del estado español. Me dirán  algunos que no es tema prioritario. Opino que no debe de haber queja por la paciencia republicana, el asunto está pospuesto desde hace más de 30 años, por culpa sobre todo de una izquierda que inclino la bandera de la República con gran celeridad, me refiero principalmente al Partido Comunista, hundido apenas unos años después. El PSOE, en su gran mayoría, vivió el franquismo y la transición con placidez mayororejiana, sabiendo  que los EE.UU.  y la socialdemocracia alemana lo tenían destinado para elevados designios. Esta tesis la defiende Joan Garcés, socialista por cierto, en su libro "Soberanos e intervenidos".
 Y que conste,  no critico que se luche porque la gente pueda pronunciarse mediante referéndum sobre muchos temas que le afectan a su vida cotidiana, lo apoyo firmemente, me parece vital, porque incluso hay un agravante, muchos temas que se aprueban en Las Cortes, de gran trascendencia, como la reciente modificación constitucional, no iban en el programa político del partido que los proponía, en este caso el PSOE. ¿Podemos hablar de algo mínimamente parecido a democracia cuando los programas electorales son papel mojado o hablamos de fechoría antidemocrática? Y por último, sobre el PSOE: ¿Les creemos ahora que sacan del baúl la pintura de guerra, roja por supuesto, contra "los poderosos"? Lo prometo, hoy  no ”vi arder naves más allá de Orión”, pero aluciné viendo entonar los acordes de La Internacional a un señor calvo y con barba (podría ser yo mismo). Ya lo sé, esto es una "democracia representativa". Y más del 80% votan y callan por el bipartito PPSOE. Humilde, pliego velas.