domingo, 30 de noviembre de 2014

20 millones de kilogramos: el hambre (que no es un juego) y la futura constitución republicana

Pienso que en un lugar preferente del articulado de la futura constitución de la República Confederal de los Pueblos de España, (me atrevería a decir, aunque sea poco ortodoxo en el derecho constitucional, que en el encabezamiento), debería figurar un artículo que rezara, aproximadamente, así: "El estado garantizará a cualquier ciudadano que caiga en la desgracia de la extrema pobreza el acceso a una alimentación básica, pues sobre la base de este derecho se sustenta el cumplimiento adecuado de cualquier otro".
El párrafo que antecede surge del hecho de que la Federación Española de Bancos de Alimentos ha organizado los días 28 y 29 de noviembre la "Gran Colecta o Recogida de Alimentos 2014". El objetivo es llegar a recolectar 20 millones de kilogramos de comida
Pertenecemos desde hace decenios al mundo desarrollado, estamos saliendo de la crisis, según las cifras macroeconómicas que nos da el gobierno del PP a marchas forzadas, pero tenemos que apelar a la bondad y al bolsillo de los ciudadanos corrientes para llenar de productos los "bancos" (paradójico nombre) que palíen las necesidades alimenticias de varios millones de personas. Un dato de mi isla, Gran Canaria. En 2004 necesitaron esa ayuda 1.500 personas; en 2013 fue solicitada por 45.000. En una isla que tiene alrededor de 850.000 habitantes, estamos hablando de algo más de un 5% de la población. Desconozco el dato global, pero aplicando ese tanto por ciento a nivel del estado (46.000.000) nos situaríamos en una cifra de 2.300.000 personas necesitadas de ayuda alimenticia para subsistir. El contraste absurdo es que según el Ministerio de Agricultura en España se tiran al año 89 millones de toneladas de alimentos. 
En el mundo esa cifra se eleva a 1.300 millones de toneladas. El dato de las personas que mueren al día en el planeta por el hambre y las enfermedades que esta genera varía según las fuentes, pero podría situarse entre las 25.000 y las 40.000. La cifra global, tomando el dato más bajo, se situaría en 9.100.000 fallecidos por el hambre y sus secuelas, cada año, en un planeta donde se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos. ¿Qué es lo que falla? Alimentos hay. El sistema global que impera en el mundo se llama capitalismo, ¿tiene algo que ver en esta situación? ¿Es lícito, como se ha producido, especular con el precio de los alimentos?
Vuelvo a España. Probablemente un buen número de las personas que han colaborado, rebosantes de buena voluntad, con esta campaña del 28 y 29 de noviembre, pertenecen al segmento de población conformado por los 14 millones de personas que tienen la misma riqueza que las 20 personas más ricas de país. El más rico de España y tercero del ranking mundial, Amancio Ortega, ha firmado, a través de su fundación, una aportación a los bancos de alimentos de 4 millones de euros. Pongamos que cada kilo de comida recaudada tenga un coste medio de alrededor de 3 ó 4 euros (al ser comida mayormente no perecedera, que ha sufrido un proceso de transformación industrial, su coste se encarece), hablamos de, si se cumple el objetivo de los 20 millones, un gasto de 60 u 80 millones de euros para el conjunto de las personas que han contribuido. Una limosna para don Amancio y sus 19 escuderos de la riqueza obscena. 
El problema, bajo mi punto de vista, es ese: la caridad. En este país es necesaria la caridad de los trabajadores para con los excluidos que no tienen que llevarse a la boca porque el estado no cumple uno de los derechos humanos fundamentales, que ni siquiera aparece en la actual constitución: velar porque quién se queda sin nada tenga un plato de comida decente. Es un pensamiento generalizado que la libertad es el derecho humano fundamental. No negaré yo, que me gusta expresarme libremente, su importancia. Pero no podría estar aquí transmitiendo, a quién tenga a bien leerme, mis ideas, si no tuviera mis necesidades básicas cubiertas. Por eso arrancaba este texto soñando (por ahora no pasa del territorio de mi anhelo personal, aunque seguro que es compartido por mucha más gente) con ese artículo de la constitución de la Tercera República, absolutamente realizable económicamente, que garantizaría el más esencial de los derechos humanos.


miércoles, 26 de noviembre de 2014

El vinilo tiene dos caras: del palacio al desahucio

Aún, almacenados en casa de mis padres, perviven los viejos "singles", aquellos que a inicios de los 70 oía en un desaparecido tocadiscos a pilas, con un único altavoz, bichito que se encerraba en sí mismo como un caracol convirtiéndose en una pequeña maleta de posibilidades campestres. Aquellos discos y los aparatos que los reproducían necesitaban pulso y delicadeza. Temías rayar el disco y estropear la aguja. Si leyera esto un DJ seguro que se reiría de mí (imagino). Hoy el vinilo es su territorio de noches estruendosas y el de algunos sibaritas del "vintage".
Aquellos sencillos (siempre recordaré haber comprado en la absorbida Galerías Preciados el Mami Blue de los Pop Tops por 5 pesetas) solían tener la cara A, que escuchábamos mil veces hasta que de fondo empezaba a sonar una jaulita de grillos, y el patito feo de la cara B, que ignorábamos con olímpico desdén.
La semana pasada, coincidentes en el tiempo, y casi coetáneas biológicamente, Cayetana, de 88 años, y Carmen, de 85, fueron la cara A y la cara B de la dolorosa realidad social, más antigua que los vinilos, del estado español. A la primera, muerta multimillonaria un 20 de noviembre, día de la congoja del fascismo patrio, sin oficio pero con mucho beneficio, le fue otorgado el boato de esperar su cremación en un salón del ayuntamiento de Sevilla por el que se calcula que desfilaron cerca de 80.000 admiradores de la nada. El día siguiente, 21 de noviembre, previo funeral catedralicio multirretransmitido, las fuerzas del orden acordonaron las calles y cuidaron de que sus cenizas llegarán en perfecto estado a la iglesia de la Hermandad de los Gitanos. A Carmen, la cara B sobre la que gira la A, la desahuciaron, ley e injusticia de la mano (por una deuda usurera de 77.000 euros te quedas con una casa de 150.000), el mismo día 21, con el sigilo culpable del alba. 7 furgonetas de las mismas fuerzas del orden que en Sevilla pastoreaban borregos, acordonaron su calle para encadenar la rebeldía de cien defensores de la vida digna.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Doña Cayetana: la rebeldía y el terror

"Muere a los 88 años, Cayetana de Alba, la duquesa rebelde". Uno de los titulares de la edición digital de El País.
"Fue una mujer libre y valiente, que se puso el mundo por montera". Alfonso Guerra, dirigente histórico del PSOE.
"la duquesa de Alba tenía verdadero terror a los comunistas". Ana Cañil en el espacio Mas Vale Tarde de La Sexta.

Son tres brevísimas pinceladas en un mar de brochazos. Tengo un enorme respeto por la palabra rebeldía. Incluso, cuando en el ámbito educativo, queriendo describir un comportamiento disruptivo y perjudicial para la convivencia se utiliza el concepto rebelde, me resulta inadecuado. En su momento, con gran desconocimiento de lo que significa objetar, se llego al disparate de denominar a esos alumnos "objetores escolares". Por una razón de trayectoria vital, probablemente cuestionable, asocio siempre rebeldía a conciencia, a un conocimiento de la realidad que te circunda y que te lleva a, desde una actitud meditada, enfrentarte a ella o a cuestionarla. Para mí no hay rebeldía sin un posicionamiento frente a la injusticia. Pondré un ejemplo. Desde mi óptica, en Venezuela el gobierno de Chávez era un gobierno rebelde, mientras sus opositores, aunque salieran a la calle y provocaran disturbios o golpes de estado, eran (permítaseme la palabra), la antirrebeldía, los que se negaban a cambiar un orden social injusto. Desde este punto de vista, a mí me parece que unir a doña Cayetana y su inmensa fortuna con el concepto rebeldía es una afrenta a tanto rebelde que históricamente ha padecido las consecuencias de su enfrentamiento a la clase dominante que tenía en la duquesa uno de sus principales y más rancios exponentes. Enlazo con el señor Guerra, aquél que era jaleado en los mítines con el famoso: "¡dales caña, Alfonso!". Ponerse el mundo por montera desde palacio, con un mar de propiedades que te hacen tener un patrimonio (por cuyo 90% no tributa), de más de 3000 millones de euros, es algo más liviano que, por ejemplo, cuando trabajas con la espada de Damocles del despido sobre la cabeza. Las espaldas cubiertas facilitan mucho la libertad y la hipotética valentía. Incluso permite ser sencilla y realizar obras de caridad. Obras de caridad que suponen que no sólo quieres la superioridad material que te da tu inmensa riqueza, sino que también anhelas el halago y un cierto reconocimiento moral. 
Doña Cayetana era un buen ejemplo para muchos trabajadores:  era una señora con conciencia de clase. Una conciencia que los de su clase, la oligarquía, siempre tienen muy bien enraizada. Y cuando una persona tiene conciencia de clase debe tener muy clarito quién es el enemigo. No le daban miedo las izquierdas, así, difusamente. El PSOE, que por último, temiendo el bocado de Podemos, enfatiza su filiación izquierdista, la nombró hija predilecta de Andalucía y le erigió un monumento en Sevilla. La aterrorizaban, según palabras de la señora Cañil, los comunistas. Esos locos que hubieran puesto en el punto de mira sus inmensas propiedades, sus 34.000 hectáreas de tierra (equivalente a más de 60.000 campos de fútbol), necesitadas de una buena reforma agraria que haga real aquella máxima de "la tierra para quién la trabaja". En el fondo, campechanías aparte, y siguiendo la moda del lenguaje que ha puesto en boga la formación antes citada, temía a los de abajo, al menos a aquellos que no están alienados por toda la basura mediática que convierte a alguien sin mérito concreto alguno en portada y casi unánime loa, no de la prensa rosa, sino de la pretendidamente seria. Resumiendo, le aterrorizaban aquellos que, en la trinchera opuesta por supuesto, tenían la misma conciencia de clase que ella.
En los albores de este blog escribí otro texto sobre esta señora. Por si les apetece pongo el enlace





domingo, 16 de noviembre de 2014

El Maradona de los impostores o esos aprovechados antifascistas

El escritor Javier Cercas acaba de publicar una obra que se llama "El impostor". Versa sobre la vida de Enric Marco, individuo que durante años se hizo pasar por sobreviviente a los campos de concentración de la Alemania nazi, y que como tal adquirió cierta notoriedad y relevancia entre el año 2000 y el 2005, en que fue descubierta su mentira personal por el historiador Benito Bermejo. 
El autor, en una entrevista publicada en http://www.eldiario.es/cultura/libros/Javier-Cercas-Memoria-Historica-convirtio_0_324068438.html realiza algunas afirmaciones que me apetece destacar aquí para después realizar unas breves reflexiones:
"El problema de la memoria histórica es que se convirtió en un negocio".
"La industria de la memoria histórica lo que provoca es un pasado falsificado, sentimentalizado y kitsch. Y Marco es el emblema de todo esto".
"También hay canallas en las buenas causas".
"Tenía ( Enric Marco) una extraordinaria capacidad de farsa".
"Maradona de los impostores".
Habla Cercas del "negocio" de la memoria histórica. El industrial, el dueño de la fábrica que creo esos productos objeto decenios más tarde del ¿lucrativo? "negocio" de la memoria histórica, tiene nombre y generalmente un único apellido: Francisco Franco. El mentado individuo fue en este sector más que un empresario eficiente, un benefactor. Sembró España de fosas comunes para que decenios más tarde hijos y sobretodo avariciosos nietos pudieran permitirse una vida regalada a costa de la desgracia de sus antifascistas y represaliados antepasados. Conclusión sorprendente ¿o infame?: el fascismo ha sido un gran negocio, así, globalmente, para los descendientes (muchas veces expropiados de sus posesiones) de los antifascistas.
Pero, según Cercas, los descendientes aprovechados del generoso industrial fascista Francisco Franco no se han contentado con la pela, han sido más pretenciosos, han provocado un pasado "falsificado, sentimentalizado y kitsch", en cuya cúspide, y como demostración con su impostura de las tres afirmaciones anteriores, estaría el denostado Enric Marco. Menos mal que llegó el gobierno del PP y puso orden en este desaguisado. Ni un duro más para estos falsos (a saber de que remoto homínido son los huesos recuperados de las pocas fosas abiertas), llenos no de sentimientos, sino de resentimientos y de mal gusto (una de las interpretaciones de kitsch). Ni un demócratafascista español honrado, que nunca hizo negocio, interpoles aparte, rumbo a la Argentina.
Por supuesto que hay canallas en las buenas causas. Y hasta se convierten en líderes e iconos de las buenas causas o, siguiendo las palabras de Cercas, "Maradonas de la impostura". Se me viene a la mente algún individuo que, mientras los que luchaban por la democracia en el estado español eran encarcelados o legaban a sus descendientes, perdiendo la vida, un próspero negocio, vivía bajo el ala confortable del dueño de la fábrica. Me refiero, por supuesto, al abdicante del mes de junio pasado, al demócrata de toda la vida Juan Carlos de Borbón que jamás sometió su cargo, legado por la dictadura, a referéndum. Es un hecho real, las buenas, las causas más nobles tienen canallas, que además suelen ocupar con letras de oro, mientras se oculta la sangre, las páginas de la historia. Situar a Enric Marco en la cúspide sí que me parece tener una extraordinaria capacidad para la farsa.
Abandono la clave irónica para hacer una brevísima reflexión final. Lo que hizo Marco es incorrecto sólo en la medida en que él se presentó como víctima de algo que no experimentó en sus propias carnes. Por eso al inicio del texto hablaba, con toda intención, de su "mentira personal". Pero eso no invalida ni minusvalora la realidad de los españoles que pasaron por esos campos de concentración nazis. Españoles a los que, cuando iba, por ejemplo, a un colegio, ponía voz, despertando quizás en algún adolescente el interés por hechos que en este país han estado enterrados en fosas más profundas que las comunes, en las fosas del olvido.

viernes, 14 de noviembre de 2014

El Papa Francisco y la imagen del comunismo

El Papa Francisco, quizás a su pesar, elogió hace unas semanas al comunismo. En un encuentro mundial de movimientos populares celebrado en el Vaticano, al que acudió Evo Morales, expresó lo siguiente: "si hablo de tierra, techo y trabajo resulta que soy comunista". Después el Papa adujo que la doctrina social de la Iglesia viene de lejos, en concreto de la encíclica "Rerum Novarum", sacada por León XIII en 1891, que, con el habitual tiento eclesial, y ante el empuje de socialistas y anarquistas, tiende una mano al sufrimiento de los obreros y establece una cierta crítica a "la inhumanidad de los empresarios". No obstante, el "daño" estaba hecho, la frase es todo un elogio al comunismo como fin deseable, y me atrevería a entroncarla con otra que pronunció el obispo brasileño Helder Cámara: “Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen que soy un comunista”. Muchos de los detractores del comunismo reconocen la belleza moral de la idea, pero añaden la coletilla: "es irrealizable y acaba en dictadura". La crítica al comunismo, feroz y descalificadora para siempre, se basa en las experiencias acontecidas en el siglo XX y encabezadas por la URSS. La aplicación práctica, con deficiencias, de una ideología no invalida esa ideología, no la descalifica por los siglos de los siglos. Es necio y falaz quién equipara fascismo y comunismo. La primera es una ideología intrínsecamente perversa que glorifica élites, razas y desigualdades; la segunda es todo lo contrario y además es la que, vía Unión Soviética, permitió que Europa no se convirtiera en un protectorado nazi. Los setenta años de la URSS son, en un contexto histórico, un periodo ínfimo de tiempo. Aunque no pierdo nunca de vista que los hechos históricos los protagonizan seres humanos cuyas vidas, únicas e intransferibles, tienen una temporalidad diferente. Pienso que el fin de cualquier organización colectiva humana debe ser la dignidad de lo esencial (lo que citaba el Papa temeroso de parecer comunista) y, siguiendo la premisa de la Ilustración, la consecución de una relativa felicidad. 
Días pasados confluyeron dos aniversarios con significaciones opuestas. El 7 de noviembre fue el 97 aniversario del inicio de la Revolución Rusa de 1917. El 9 de noviembre fue el 25 aniversario, con la caída del Muro de Berlín, del inicio de la descomposición del denominado bloque soviético. La Unión Soviética, ahora que la frase está de moda tras usarla Pablo Iglesias en la asamblea de Podemos, desde su erróneo ateísmo oficial (lo correcto es defender un laicismo radical), quiso "asaltar los cielos". Y en el sentido físico fueron los primeros en lograrlo al poner a Yuri Gagarin en órbita en 1961. El problema es que tampoco puedes querer asaltar los cielos con ristras de burócratas asentidores y sin libertad real de crítica. El combate esencial contra lo viejo no se libra en un campo de concentración (al que bastantes de los enviados eran comunistas), el combate contra lo viejo, contra la sociedad que cultiva la desigualdad (recuerden: 20 españoles con la misma riqueza que 14 millones), tiene que ser ideológico. Por ejemplo, aún muy pocas personas luchan por limitar la riqueza obscena. Creo que falta mucho para que esta idea cuaje en el cuerpo social, pues lamentablemente la mayoría de las personas, en su idealismo beneficioso para la clase dominante, creen que acumular riquezas es una aspiración deseable e incluso loable.
La Unión Soviética, tal y como fue conocida al menos, no volverá. Fue una experiencia histórica que llevó a una nación cuasifeudal a convertirse en 40 años en una una superpotencia.  Eso se basó, como dice Domenico Losurdo, en mandar un país entero al colegio, dando a muchos de sus habitantes más pobres la posibilidad de formarse, en un país cuya enseñanza era de verdad un derecho gratuito donde, ausentes las barreras económicas, la única existente era la capacidad del propio individuo. 
Sí permanecerá siempre la lucha por sociedades igualitarias, sociedades que no tienen que ser homogéneas, que responderán a contextos culturales diversos y se plasmarán en modelos políticos diferentes, donde la desigualdad escandalosa sea la línea roja (nunca mejor dicho) infranqueable. El nombre que le demos a este sistema (aunque algunos, sentimentales, amamos nuestros símbolos), carecerá de importancia. Y si no podemos asaltar los cielos, intentar, al menos, tener todos un poquito de cielo en La Tierra. Después, si Francisco y los suyos tienen razón, allí, en mi bienamada e inexistente balconada celestial, nos encontraremos.


martes, 11 de noviembre de 2014

Apunte sobre el 9N y la montaña que parió un ratón

Aunque parezca rizar el rizo, no creo que al gobierno español le haya agradado mucho que uno de cada cinco asistentes a la votación celebrada el 9N en Cataluña se haya pronunciado, con matices, pues buena parte sí apoya la creación de un estado catalán, en contra de la independencia. Un resultado más unánime habría servido para poner en duda la limpieza del proceso y la honestidad de los voluntarios, aparte de mostrar la lucha por el derecho a decidir como una reivindicación exclusiva de los independentistas. A lo que el gobierno de España llamó "acto inútil y estéril" se sumaron mas de cuatrocientos mil no independentistas. No obstante, no ignoro que el "no" se quedó masivamente en casa. ¿Cuál es ese porcentaje? Esa es la ocasión perdida. Quizás sobretodo para el estado español, que antepone la granítica unidad de España a la posibilidad (riesgo que asumió Cameron en Escocia), ayer menos remota que mañana, de ganar la consulta. El gobierno tenía en su mano una poderosa herramienta que no se si tendrá en el futuro: el miedo a un escenario nuevo, desconocido, que quizás sea peor, circunstancia que, sospecho, cala con facilidad en el votante indeciso que tal vez sea más proclive a quedarse como está que a apoyar a lo que percibe como una aventura de futuro incierto.
El gobierno del PP ha hecho de la constitución un "Santiago y cierra España". Una barrera infranqueable para los proconsulta, a los que se les conmina a plantear la modificación de la constitución, logro, desde sus exclusivas fuerzas, totalmente imposible, pues para cambiarla se requieren las tres quintas partes de la cámara (210 diputados).
El dato es que se han acercado a votar poco más de dos millones trescientas mil personas en una consulta criminalizada, con amenazas de la fiscalía y sin poder decisorio alguno. Cuando en 2006 se votó, en consulta legal, el recortado estatuto de autonomía catalán, acudieron a las urnas poco más de dos millones quinientas mil personas. Esta referencia pone en valor la cantidad de gente que acudió a unas urnas con la mitad de puntos de votación que en otros eventos electorales. Todos sabemos que la abstención técnica puede rondar el treinta por ciento. La incógnita sigue abierta. Saber con certeza, sin especulaciones, cual es la opción mayoritaria del pueblo catalán, es una asignatura pendiente que, aunque sea vía elecciones plebiscitarias, tendrá su examen. Aunque sea por justicia, pues es absurdo que dejen ser nominalmente independentista si en la práctica bloquean cualquier vía que permita saber si ese ideal es mayoritario en una determinada comunidad.
Un contraste. 
El Tribunal Constitucional también ha suspendido la consulta que quería celebrar el Gobierno de Canarias sobre las prospecciones petrolíferas en las costas de Lanzarote y Fuerteventura. Es evidente que se quiere poner coto a que los pueblos adquieran un protagonismo que exceda la colocación de una urna que sirva, en exclusiva, para elegir a los administradores de la finca cada cuatro años. El gobierno catalán, impulsado por una importante base social, ha realizado un proceso participativo que ha llevado a más de dos millones de personas a desobedecer de facto al gobierno español. En Canarias, donde se plantea una pregunta genérica, ambigua, mientras se prepara el inicio casi inmediato de las prospecciones de Repsol, la montaña parió un ratón. El gobierno autónomo ha tenido, como medida para conocer el sentir de los canarios, la brillante idea de encargar a las universidades de La Laguna y Las Palmas una encuesta con un universo de dos mil cuatrocientas entrevistas. Cuando la respuesta es una vergüenza, rozando lo ridículo, más vale adoptar, aunque revele tu impotencia, un digno silencio.

viernes, 7 de noviembre de 2014

El crimen del concejal de cultura

"Valiente hijo de la gran puta, vete a colombia y le das por el culo al hijo de puta amigo tuyo, ese dictador q tanto amas y como amas su pais y son la envidia a seguir pues camina haber si te dan un tiro en la nuca cacho cabron y dejanos tranquilos". 
El autor del texto, que antecede, publicado en Facebook, se llama Jonathan Cabeza Infante y es concejal del área de fiestas y cultura en la localidad zamorana de Paredes de Nava por el Partido Popular. 
El individuo al que solicita que liquiden es Pablo Iglesias. Por supuesto, se ha levantado enorme polvareda en las redes, más cuando hace unos días han sido detenidos una serie de jóvenes, que ya están en libertad, por apología del terrorismo etarra y yihadista en las redes sociales. Espero leer pronto que este individuo ha sido conducido al cuartelillo para que los mal pensados no alimentemos nuestra creencia en que hay doble vara de medir. Pero el motivo de este microtexto es otro más alarmante aún. Mi incredulidad ante la realidad que reseñé más arriba. Su cargo de concejal de cultura. En tres líneas y media de Facebook, redacción farragosa aparte, muestra tres limitaciones contraindicadas para el correcto desempeño de su cargo: la primera es una pobreza lamentable, repitiendo términos, para el insulto en un idioma tan rico en exabruptos como el castellano; la segunda es geográfica, confunde su odiada Venezuela de Maduro con la Colombia de Santos, país con un régimen amigo del bipartidismo patrio; la tercera, bastante habitual últimamente, consiste en confundir el verbo haber con su expresión homónima "a ver", que expresa expectativa ante la posibilidad de que ocurra algo. Su delito no es decir la verdad, expresarse con franqueza (nunca mejor dicho), cuando desea, hipocresías aparte, que se carguen al rojo camuflado y peligroso que detecta su fino olfato de fascista. Al revés, éste empieza a mentir cuando rectifica y usa la manida excusa de un inexistente "contexto". Para mí, frívolo que estoy hoy, su principal crimen, tiniebla que se extiende, es de lesa lengua.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Tras la entrevista de Évole a Iglesias: un tuit revelador

"Aunque seamos del mismo grupo me parece un error que Antena 3 informe así de la entrevista a Pablo Iglesias".
Este tuit conciso de Jordi Évole, tras la manipulación de A3 sobre las palabras de P. Iglesias en la entrevista que éste le hizo en Ecuador, es bastante revelador del poder de los dueños, pocos, de los medios de comunicación. El programa de Évole tuvo cinco millones de televidentes. Una cifra espectacular para un evento no futbolístico. Se supone que quién hace un programa con un elevado índice de audiencia queda en una posición muy reforzada al generar importantes dividendos a su empresa. Pues así y todo, Évole, en su tuit, es un dechado de prudencia a la hora de cuestionar a la pata derecha (A3), que saca de contexto, burdamente, una frase, desvirtuando el significado de lo emitido por la pata "progresista" (La Sexta) del enorme animal mediático. Atresmedia intenta abastecer, sin importarle el color del dinero, a diestra y siniestra. 
Si un periodista es absolutamente libre en el estado español para opinar, las cinco primeras palabras del breve comunicado no deberían de existir. A la hora de responder a la que consideras una reseña incorrecta, siendo benevolente, de un trabajo hecho por ti, no debería, en aras de una hipotética y sacrosanta libertad de expresión, importarte si quién la elaboró es de tu empresa o de una ajena. No obstante, donde queda de manifiesto lo que manda la empresa, es en la utilización, con gran tiento, de la palabra "error", para referirse a lo que, Évole es el primero que lo sabe, es una manipulación intencionada. Si alguien como él, un tipo sagaz e incisivo, interesante en comparación con mucho de lo que pulula por las grandes cadenas, en la cresta de la ola, es en extremo cuidadoso a la hora de denunciar una información sesgada, que desvirtúa lo que expresó un invitado a su programa, ¿qué presiones tendrán que soportar de sus empresas los cientos de periodistas no mediáticos mileuristas? Exceptuaría, quizás, a los que se mueven en medios ubicados en los margenes del sistema.
Por cierto, lo que son las ideas preconcebidas y machacadas para que integren el imaginario colectivo, ese acumulativo de maldad que tiene la Venezuela bolivariana. La pregunta origen de la manipulación era si Iglesias tendría un "Aló presidente" a imagen y semejanza de Chávez. Pablo, algo cobardón quizás, dijo: "Evidentemente, no". Y me pregunto: ¿por qué evidentemente? ¿Es malo un programa donde, respetando libertades, con una determinada periodicidad, la gente cuestione al presidente? Aludía a las ideas preconcebidas y al plus de maldad, porque para inquirir por los supuestos "afanes dictatoriales" (idea subyacente de la pregunta) de Iglesias, Évole no necesitaba moverse del territorio geográfico de la entrevista, Ecuador, donde Rafael Correa, al igual que Chávez, tiene un programa semanal de cara al pueblo llamado Enlace Ciudadano.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Los 20 y los púnicos: dos escándalos y un contenedor

El ayuntamiento de Sevilla, gobernado por el PP, multará con hasta 750 euros a quién rebusque en los contenedores de basura. Podría apuntarme a la moda de los chistes sobre la corrupción pepera. Lo montan (el chiste) ustedes mismos si quieren: contenedor, rebuscar y corrupto. El partido enfangado en la inmundicia multa a quién revuelve en la basura. Tragicómico.
Es la fiebre del momento: la corrupción. La operación Púnica desvela, según el juez, una organización criminal creada por políticos y empresarios para el lucro de gente que no tiene necesidad de lucrarse, pues tienen, en mayor o menor medida, una existencia apacible donde no impera la escasez. 
Seguro que estoy equivocado, pero yo he sentido la necesidad de cruzar esta noticia omnipresente con una, casi paralela en el tiempo, que encontró bastante menos cobertura. En el estado español las 20 personas más ricas acumulan la misma riqueza que los 14 millones más pobres. ¿Cuál de las dos noticias es más escandalosa? ¿Cuál encierra más corrupción? ¿Cuál le intranquiliza a usted más? La que a mí me parece más inhumana y escandalosa es, para mi asombro, absolutamente legal. Ningún juez persigue tamaña acumulación, innecesaria hasta para una vida guiada por el lujo desenfrenado, que incluso, para mi renovado asombro, cuenta con el beneplácito y la admiración de una mayoría social, que mientras tanto brama contra el púnico Granados y sus compinches, quiénes al lado de los 20 putos amos (perdonen el soez apelativo, pero es que se lo merecen), son unos mindundis. Por cierto, esta corrupción legal tiene un nombre: capitalismo. Sistema que persigue legalmente, si se tercia, a una persona que busca su sustento en la basura y protege e impulsa la acumulación demencial de riquezas.