domingo, 28 de junio de 2015

Elige, pero no decidas

Syriza ha decidido convocar para el 5 de julio una consulta sobre la última propuesta económica hecha por la Unión Europea a la nación griega.
Y un grito subió al cielo. 
En el Olimpo los viejos dioses helenos, tan pendencieramente humanos como hedonistas, se remueven inquietos en su confinamiento. Desde hace casi dos mil años Europa, incluida su patria, cuya enseña integra una cruz, es territorio espiritualmente gobernado por los diferentes nombres de Yavé. Desde hace casi dos mil años el pequeño territorio griego es sinónimo de apacibles filósofos y, tras las revoluciones burguesas del siglo XIX, de, en frase tan rimbombante como manoseada, "cuna de la democracia". 
Extraña democracia ateniense del siglo V a. C., trufada de esclavismo y exclusión de las mujeres, donde 40.000 varones mayores de edad decidían por 300.000 habitantes. Pero en su honor hay que reseñar que aunque existía la Boulé o Consejo de los Quinientos, especie de parlamento elegido mediante sorteo por un periodo de un año, las grandes decisiones que afectaban a la polis, a la ciudad-estado que se autogobernaba, eran tomadas por esa imperfecta asamblea.
Hoy, los que gritan al cielo monoteísta amenazando con convertir, no la triste morada de los dioses periclitados, sino toda Grecia en una copia del derruido y expoliado Partenón, están airados porque un gobierno convoca a un pueblo a pronunciarse sobre unas medidas que pueden tener un impacto social brutal sobre la brutalidad ya preexistente. El gobierno griego es acusado de "dejación de funciones" por consultar a la población sobre la que se aplicaría ese programa económico basado en recortes a los pensionistas y el incremento de los impuestos más injustos, los que gravan el consumo. 
Funciona en muchas mentes la política del cheque en blanco. Quién vota otorga. Y ahí se acaba nuestro papel en la función democrático-representativa. No deja de causarme cierto estupor la cantidad de demócratas con una grave patología de alergia a las consultas populares que pululan por el estado español. De hecho, en la constitución española el referéndum, en el colmo del absurdo (te pregunto y después hago lo que me da la gana), es meramente consultivo. Lógicamente hay derechos básicos incuestionables. Pero fuera de ese territorio la población tiene el derecho y, sobretodo, asumiendo sus decisiones, acertadas o erróneas, el deber de pronunciarse sobre asuntos de gran calado que afectan de manera incuestionable al devenir de sus vidas.

miércoles, 24 de junio de 2015

Mi bandera no declina

A mí no me da igual.
Ante el espectáculo teatral montado por Pedro Sánchez en su
proclamación como candidato del PSOE a la Moncloa, donde la estrella invitada fue una macro rojigualda, una de las reacciones más habituales, dentro de lo que llamaríamos el campo de la izquierda, ha sido quitarle importancia a un trozo de tela de vivos colores, creado en el siglo XVIII para ser una enseña de la Armada por su visibilidad en el mar.
Es curioso. Igual me equivoco, pero tengo la impresión de que las personas de izquierdas declinamos con facilidad nuestros símbolos en aras de una concordia decretada por los detentadores del poder. Una concordia que sólo existirá mientras seamos buenos chicos y no cuestionemos ni un ápice el sistema. Véase, a modo de ilustración, como han sido recibidos por la derecha política y mediática los gobiernos municipales encabezados por candidaturas de unidad popular. Los tradicionales cien días de cortesía pasaron a mejor vida. En la Transición, después de cuarenta años de dictadura, a cambio de que nos legalizara el Régimen (no pudimos romper y legalizarnos de facto nosotros), nos tragamos un rey heredero del fascismo y su bandera sin pestañear. Nos olvidamos de nuestros muertos, con cierto desparpajo, para facilitar la convivencia, el perdón y la reconciliación. Creo que España es el único país que se planteó, como si fuera un igual, reconciliarse con el fascismo. El único país donde el principal héroe, el hombre que "trajo", (aquí al pueblo le traen las cosas, no las conquista) la democracia, es un alto cargo del régimen asesino de Franco. Y así Suárez subió a los altares de la paternidad democrática en detrimento de todos los ejecutados y encarcelados. Fue una claudicación en la que entregamos nuestras banderas y nuestros muertos a cambio de que el enemigo que nos perseguía y torturaba, esperando que hubieran cundido los largos años de amaestramiento, nos legalizara. Y el enemigo y su aparato represivo no sufrieron ni un rasguño, ni una mínima molestia. Quedaron al instante, de la noche al día, milagrosamente democratizados.
Lo repito: a mi no me da igual.
Y sé perfectamente que una bandera bi o tricolor o que una testa coronada u otra con el gorrito frigio, utilizando el fatalista lenguaje popular que tanto bien hace a los poderosos, "no me va a dar de comer". Pero me duele que una institución (la República) y su símbolo (la bandera), derrotas por un complot fascista internacional, fueran abandonadas a las primeras de cambio, sin resistencia, cuando funcionaron como eje de lucha y esperanza durante la dictadura. Me hiere que ni siquiera pudiéramos alcanzar la capacidad de decidir entre un rey nombrado por el fascismo y la restauración de la forma republicana.
No siendo nadie, lo único que le pido al PSOE, ya lo he hecho en otras ocasiones, es que si le apetece persevere en sus halagos al Borbón, pero que tenga la dignidad de permitir descansar en paz a su alma republicana. Tienen el derecho de ser monárquicos y el deber de ser honestos, de no mancillar la república que muchos anhelamos. Y no puedo olvidar que si hace un año, en plena crisis de la corona, el PSOE (ya sé que era y es imposible) vira a la república, la monarquía habría sido herida de muerte. A Podemos e Izquierda Unida les solicito honestidad y valentía. La bandera republicana debería presidir, inexcusablemente, todos sus actos por simple coherencia. Y me atrevería a añadir que además cumpliría una función pedagógica como contrapoder ideológico, como muestra de la posibilidad de un estado español, hasta en sus símbolos, diferente. ¿Hay en las filas de IU o Podemos un solo monárquico? ¿Vendemos nuestra esencia transformadora (se supone) por un puñado, seguramente escaso, de votos despistados? Y Pablo, menos lisonjas al joven Borbón del tipo de "si se presenta a unas elecciones a presidente seguro que las gana". Ya, para la ambigüedad y el mercadeo de ideas, existen el PSOE y ese comodín, construido desde el poder para encauzar descontentos formales y sin fondo, llamado Ciudadanos. No van a dejar de criminalizarte porque les hagas guiños, van escudriñar cada declaración, cada recoveco de tu pensamiento, el grosor de tu condena cuando utilices la palabra ETA. Reconozco que una faceta de Julio Anguita, al que no deberías abandonar como referente político, que siempre me gustó, fue la del hombre que no vendía la sinceridad de su pensamiento por un puñado de votos, independientemente de que complaciera más o menos al receptor.



jueves, 18 de junio de 2015

Pequeño gran nombre

Este 19 de junio se cumple el primer aniversario del acceso a la jefatura del estado de Felipe VI. Ya me había puesto el impermeable mental, presto a capear el temporal de babas mediáticas e institucionales que se avecina y practicar el ascetismo del mono que se tapa las orejas, los ojos y la boca. Pero. Sí, siempre hay un pero pernicioso que me conduce a agudizar el oído, aguzar la vista y articular la palabra.
El día 16 el joven Borbón, el que homenajea republicanos en Francia mientras le importa un bledo que aquí sigan en cunetas, recibió a la nobleza de España. Después del tradicional besamanos Felipe tuvo a bien dirigirle unas palabras a esa anomalía histórica, señalando la responsabilidad añadida que tienen las personas portadoras de un título "porque destacar, estar entre los mejores en cualquier ámbito, es cada día una tarea más ardua. Pero es la exigencia de llevar un GRAN NOMBRE".
Grandes nombres, según el monarca "inscritos en la Historia de España". Se le olvido añadir que esa inscripción en muchísimos casos está hecha con la sangre ajena que mancha las conquistas, los latrocinios, el secular expolio de los campesinos y el alzamiento de los generales fascistas cuyos títulos se cimentaron en cunetas y paredones.
Y yo, que debo vivir en la cara oculta de la luna, donde abundan los nombres chicos de la clase trabajadora selenita, me enfado, y en vez de las serpientes con las que soñaba Silvio Rodríguez Domínguez (apellidos plebeyos para el creador de un puñado de canciones que están en la educación sentimental de miles de personas), acogiéndome a la aún no establecida delectividad del mundo onírico, sueño con una guillotina y un mar de pequeños nombres portando escarapelas tricolores.


lunes, 15 de junio de 2015

Del chiste como crimen y una gota esperanzadora de las mareas

Les voy a contar un chiste cruel que, como lo leí ayer en el digital Eldiario.es, pongo en entrecomillado no por miedo, sino por seriedad y respeto a la fuente: "Israel acusa a Hamas de crímenes de guerra en un informe elaborado sobre el conflicto de Gaza".
La gracia, o la crueldad (en el chiste negro son lo mismo), radican en que el victimario, el poseedor de la fuerza aérea más poderosa de Oriente Medio, el practicante en 2014, durante más de un mes del tiro al palestino sobre una población acorralada, generando más de 2100 muertos, acusa a la principal fuerza política de ese territorio, que intenta responderle en la medida de sus magras fuerzas, de crímenes de guerra.
Y los bienpensantes del planeta no se escandalizan y, además, tienen muchísimo cuidado de condenar a Israel pues, ya sabemos que la crítica al estado hebreo , y no es chiste, casi siempre bordea el espinoso territorio minado del antisemitismo. Ese concepto ligado al holocausto que permite al ente sionista disfrutar de un muro de defensa extra, alimentado por viejas culpas, que parece mitigar el carácter fascista de sus agresiones al pueblo palestino.
Quién de vez en cuando se dé un garbeo por este callejón sabe de sobra que tengo, con toda intención, una manera alambicada de acercarme a la realidad, de buscar relaciones entre hechos o noticias diferentes. Y sabe que si hablo al inicio de este texto de chiste cruel es porque tarde o temprano voy a llegar al ya exconcejal de cultura del Ayuntamiento de Madrid, Guillermo Zapata. Desde el sábado icono, muñeco del pim pam pum, del antisemitismo y del humor negro inaceptable.
Ni un día de tregua, de "cortesía". Que les sirva de enseñanza. Esta es la derecha que existe en nuestro país, la que arrambló a sangre y fuego con la Segunda República. Todo (y todos) lo que se aparte un milímetro del guión transicional establecido, todo lo que huela, aunque sea levemente, a alternativa real en vez de a la estipulada alternancia, va a ser demonizado, atacado sin piedad por tierra, mar y aire (siguiendo el modelo judío en Gaza). Dice Zapata, ingenuo o apesadumbrado, que no cree que haya una conspiración contra Ahora Madrid. Y quizás tenga razón, no pienso que exista una conspiración porque han declarado, sin escarceos previos, la guerra abiertamente, sobretodo pensando en las elecciones generales de fin de año y en la posibilidad de que se formen candidaturas confluyentes de unidad popular. Ninguna persona, salvo que sea irremediablemente ingenua, puede creer que esos tuits de hace 4 años no estaban cuidadosamente guardados para ser "explotados" en el momento más dañino, empañando la investidura de Carmena y provocando una crisis en el grupo de gobierno ya desde el primer día.
Y sé que los chistes son duros y que, aplicándose el refrán que dice: "virtudes publicas, vicios privados", deben quedar para el ámbito de la copa entre amigos o familiares. Y quién diga que nunca ha estado en una reunión donde se cuentan chistes bestias, racistas u homófobos, miente. Confieso que cuando leí el chiste de los 6 millones de judíos introducidos en un 600 vía cenicero, pensé, esbozando una sonrisa (sí, sonreí, lo admito), que era muy bestia.¿Me descalifica esa sonrisa? ¿Hace de mi un filonazi? No, no me convierte en individuo maligno. Diferencio el campo del humor, esa vía de escape, ese territorio vasto por donde a veces se pasea el peor de los hombre que vive en mí, de la acción que mejora o empeora la realidad y la conciencia de los seres humanos con los que interactúo. Sí, la conciencia. Siendo, como ya he dicho en diversas ocasiones, profesor de Ciencias Sociales, uno de los ejes de mi actividad docente, modestamente, es crear gente empática con los oprimidos, un acercamiento a la historia y las realidades sociales que pivote acerca del conflicto entre la mayoría del pueblo y los sectores más poderosos. Y en esa aproximación, nada aséptica, mi crítica al nazifascismo como ente monstruoso es esencial. Y no excluyo al fascismo español, ese al que tantos fariseos siguen sin condenar y mantiene estatuas (como la de Melilla) al asesino, que poco importa las sensibilidades que hieren. ¿O son un chiste más de 100.000 personas en cunetas, pozos o fosas comunes?
Estoy convencido de que Zapata es un hombre radicalmente antifascista que en 2011 no pensaba ser cargo público, ni que en 2015 su vida iba a ser escrutada de arriba a abajo y que si hubiese sido, por ejemplo, un empresario que aplica condiciones de miseria a sus trabajadores (circunstancias de la vida real y no chistes desafortunados) pocos habrían cuestionado su trayectoria. Y lo más frustrante para Zapata, aunque no lo exprese públicamente, tiene que ser el convencimiento de que la mayoría de quiénes lo critican son pergeñadores de las políticas de sufrimiento social aplicadas en los últimos años.
Que Carmena, Ada y otros alcaldes surgidos de candidaturas populares unitarias lo tengan claro: no tendrán un día de paz. Y aunque hayan llegado al poder con el voto del PSOE, cuando el conflicto se torne crudo van a estar solos, teniendo únicamente el apoyo de otras fuerzas de izquierda consecuente.
Con mucha menor trascendencia mediática, de momento, el domingo los alcaldes de las mareas gallegas (Ferrol, Compostela y A Coruña) protagonizaron un hecho cargado de simbolismo y esperanza. Ninguno, marcando con acciones la separación Iglesia-Estado, asistió a la ofrenda de las siete ciudades del  Reino de Galicia al Santísimo Señor Sacramentado. Asistieron, acogiéndose al capote de la tradición, dos alcaldes del PP y dos del PSOE. La oferente, Elena Candía, alcaldesa del PP, tras agradecer al Santísmo la protección que ofrece a los gallegos y pedirle ayuda para "ser inflexible con los corruptos", irrespetando a multitud de gallegos agnósticos, de otras confesiones o no creyentes, en un chiste paródico, criticó a las escrupulosos alcaldes no asistentes por intolerantes. Tampoco crean que es un gran avance, es adelantarnos a 80 años atrás, pues en su momento esa inasistencia ya la llevaron a cabo alcaldes de la Segunda República. 

sábado, 13 de junio de 2015

Retorciendo la mirada: antidisturbios y monarquía

En los últimos días se han producido dos noticias de relevancia muy dispar en los medios. Pero, como elemento común, en ambas he percibido la presencia de lo absurdo. 
Estoy convencido de que esa percepción es una deformación personal mía. Me refiero a esa necesidad que tengo de retorcer la mirada, de pellizcar la realidad con una mezcla de ira y concupiscencia. El dolor y el placer como motores vitales.
La noticia de menor relevancia o difusión dice que "los antidisturbios de la Guardia Civil en Melilla se fotografían ante la estatua de Franco". Esta escultura, que homenajea al Franco joven de las guerras coloniales, se ubica en la periferia portuaria de la ciudad norteafricana tras ser trasladada, en una extraña aplicación de la Ley de la Memoria Histórica, desde un enclave más céntrico. La Dirección General de la Guardia Civil ha decidido investigar "los hechos" por si existiera alguna falta disciplinaria. ¿No es absurdo? El hecho que habría que investigar es porqué todavía en este país hay una estatua del general fascista en un ámbito público. Los guardias se han arracimado a los pies de quién probablemente muchos de ellos imaginan como un salvador de España. Pero no son legalmente culpables de nada, ni tienen porque ser investigados por una foto en un lugar público que demuestra la poca implicación antifascista de las autoridades españolas. Y tiene la virtud, también, de recordarnos que fueron sectores aperturistas del régimen fascista quiénes prepararon la llamada Transición. Lo que ha supuesto que una foto imposible en Italia o Alemania, sea factible en España. Investigar al peregrino, mientras dejamos bien expuesto el objeto de peregrinaje, es de hipócritas. 
La noticia que si ha estado en todas las tertulias es el despojo o renuncia (según las fuentes) de la infanta Cristina al título de duquesa de Palma. Realmente lo noticioso no debería ser que su hermano le quite el absurdo título o que ella renuncie. La noticia es, esencialmente, que ambos existan. No me refiero, por supuesto, a su existencia física, sino a la política. Un jefe del estado vitalicio y no electo, llamado rey, puesto por el asesino de la estatua al que hacía referencia más arriba, le transmite, con las mismas condiciones, el cargo regio a su hijo y les otorga a sus hijas, como premio por su casamiento, un par de títulos nobiliarios, por huevos (que es el ente donde anida el vector originario de la institución). Partiendo de este punto, ya está instalado en mi pensamiento lo absurdo. Da igual que la infanta sea honesta o bellaca. A ustedes les parecerá normal, seguramente yo soy el orate cuando hay tanta gente complaciente. Pero no puedo dejar de sentir un cierto asombro, el espanto de que toleremos la existencia de reyes y nobles. Algunos analistas defienden la idea de que son elementos que irán declinando con el tiempo, que los avances sociales acabarán sepultando a monarcas y aristócratas. No lo sé. Quizás. Desde luego, ignorante a conciencia de sus problemas sucesorios y sus martingalas, a mí lo que me desazona es que eclipsen ellos solitos, que nosotros, carentes de dignidad, no hayamos hecho prácticamente nada.

jueves, 11 de junio de 2015

Un jarrón chino en Venezuela

Ha concluido el primer acto del teatrillo montado por Felipe González (los patrocinadores de la obra quedan entre bambalinas), visitando Caracas para "asesorar técnicamente" a la defensa jurídica de los opositores acusados de ser instigadores de las acciones violentas (guarimbas) que costaron la vida en febrero de 2014 a 43 personas.
Desconozco si en esta función el rutilante personaje volverá a salir al escenario o, después de agitar el espantajo mediático de la intrínseca maldad del "régimen venezolano", agotado su papel, desaparecerá de la primera fila.
Tal vez su visión justiciera de la realidad, su necesidad de defender a los perseguidos (en otras tierras , por supuesto) le lleve a trasladarse a Arabia Saudí, esa monarquía absoluta más democrática y menos perversa, si nos atenemos a los medios informativos españoles, que la Venezuela que ha celebrado múltiples consultas electorales. En el arenoso y oleoso país don Felipe se pondrá a disposición de la defensa del bloguero saudí Raif Badawi que, en condena ratificada por el tribunal supremo, ha sido sancionado con 10 años de cárcel y la bagatela de 1000 latigazos que serán administrados en cómodos plazos de 50, pues si se les administran en una sesión sospecho que podrían haberse ahorrado los 10 años de cárcel debido a la incomparecencia forzosa del penado. Después, si las fuerzas le acompañan, puede trasladarse al México "lindo y querido" (muchos llevamos una rancherita en el alma para los momentos alegres) de su amigo, el multimillonario, tercero en el ranking mundial de la riqueza, Carlos Slim. Un país torturado por la violencia, donde el único régimen que impera es el de la impunidad, donde en las democráticas elecciones legislativas celebradas el domingo 7 de junio ganó con más del 50% el partido de la abstención. Una vez en tierra Mexica puede dirigirse a la localidad de Ayotzinapa y poner su saber y su hipotético corazón socialista, igualitario, de tipo que, al modo martiano, se dice "con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar", a disposición de los padres de los 43 normalistas desaparecidos el año pasado. Y que le parecería asesorar a las familias de los "falsos positivos", de esos campesinos que son asesinados y "presentados" como guerrilleros por los militares en su amada Colombia. O véngase a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, donde Takbar Haddi, madre de un joven saharaui asesinado por su gobierno amigo de Marruecos, lleva a cabo una huelga de hambre exigiendo la devolución de los restos de su hijo.
Ancho es el planeta para un prestigioso abogado con licencia mundial y al que ningún dolor humano le sea ajeno.
Pero, nos guste o no, más allá de nuestra capacidad para el contorsionismo político, siempre elegimos. Y Felipe ha elegido defender a los doloridos (nunca niego el sufrimiento individual, aunque sea el de una persona en una trinchera ideológica opuesta a la mía) de la extrema derecha venezolana. Él sabe que como abogado no tiene papel alguno, que está realizando una labor política de ariete para desgastar al gobierno democrático de Nicolás Maduro. González ha abandonado Caracas en un avión del gobierno colombiano. ¿Un expresidente español que va a defender a unos presos en Venezuela sale del país en un avión oficial de Colombia? ¿Y ésta es una operación donde los derechos humanos, cabalmente respetados en Colombia por supuesto, son lo esencial? ¿Está desquiciado el gobierno de Maduro cuando habla de un eje hostil Bogota-Madrid-Miami? No nos olvidemos de que hace unos meses Venezuela fue declarada oficialmente "un peligro" para los EEUU. Quizás sea quién esto escribe un conspiranoico, pero tengo claro que cuando un gobierno comienza a implementar políticas que cuestionan privilegios seculares, la oligarquía, los detentadores tradicionales de los hilos del poder, se pone en situación de alerta y dispuesta a combatir, sin complejo alguno y utilizando todo tipo de herramientas, esos cambios. Las élites dominantes mundiales saben que, obviando su adscripción a un partido que incluye en su nombre, por inercia, la palabra socialista, Felipe es un servidor del orden mundial injusto que impera en el planeta. Su proyecto político no transita por una sociedad que elimine las enormes desigualdades (ese 1% que acumula el 50% de la riqueza). Por eso, cuando, en el escenario interno, discrepa con el PP (con la irrupción de ese comodín del bipartidismo llamado Ciudadanos ha declinado la hipotética coalición PP-PSOE) le podríamos espetar que lo suyo es "puro teatro". 
No obstante, si quiere, aquí tiene un amplio escenario en el que puede encontrarse a los familiares de miles de enterrados en cunetas y fosas comunes, a miles de desahuciados, e incluso  a Encarnación, una anciana preferentista de 73 años juzgada por hacer ruido con una azada y un hierro en una protesta. Seguro que toda esta gente agradecería sus servicios.
¡Oh, perdón, señor González! Se me olvidaba que cuando vuelve a España, tras su ardua vida de quijote, tan selecto como selectivo, muta, naturaleza muerta, en jarrón chino.


lunes, 1 de junio de 2015

El pito, ese arma de irritación masiva (de monárquicos y lacayos)

Llegó el día que tenía previsto hace cierto tiempo, el de escribir sobre la pitada, al himno monárquico español y al rey, programada para el 30 de mayo desde que se conoció que los finalistas de la Copa de fútbol eran el Bilbao y el Barcelona. Mala suerte para los monárquicos y los defensores de la sacrosanta unidad de la patria hispana y su perdurabilidad más allá del fin de los tiempos. 
El joven Borbón, impertérrito, tieso como una estaca, mirada al frente, perdida en los vaivenes del insonorizado himno. Como un hombrecito, carajo. Casi me resultó enternecedor verlo a usted aguantando la ira, la cachetada que su cerebro le dictaba a su mano, mientras a su lado Artur Mas paseaba ufano la miradita por el estadio con una sonrisa más estruendosa que la acogotada musiquilla. Le diré a Pablo Iglesias, el rojo disfrazado que va a llenar Madrid de soviets y el estado español de capotes bolcheviques, que para la próxima cita que tenga con usted le lleve de regalo "Así se templó el acero" de Nikolai Ostrovski, obra culmen del realismo socialista, al que según esa maestra, que no aprendiz de bruja, llamada Esperanza Aguirre, nos llevará Pablo. Pero tranquilo, siempre le quedará el pelota de la clase: Pedro Sánchez. Llamándole a palacio, con su almita republicana postrada a sus pies, para expresarle "todo su apoyo y el del partido".
En la grada del Camp Nou pitos, esteladas, ikurriñas y al menos una rojigualda ondeada por dos aficionados bilbaínos (lo he visto hoy en la tele, no me lo invento). En territorio hostil, y como si nada oiga. Ellos expresando en medio de la pitada, con todo su derecho, su amor a la bicolor. Rodeados de diabólicos separatistas y republicanos (en este caso catalanes y vascos). O sea, fiesta y una protesta tan ruidosa como leve y pacífica. Una catarsis colectiva, políticamente inocua, que el gobierno patriota de las cajas b, los tesoreros procesados y los recortes sociales criminaliza, antes de que acabe el partido, con un comunicado en el que convoca una reunión de la comisión antiviolencia en el deporte para que estudie si es pertinente establecer algún tipo de sanciones, alegando que "la intolerancia de algunos no debe poner en riesgo la convivencia de todos". 
Hace 90 años, en 1925, durante la dictadura de Primo de Rivera, el campo de Les Corts fue cerrado durante tres meses por pitar el himno español. Imagino que la comisión antiviolencia (¿qué violencia y por parte de que personas se ejerció ayer?) será más benevolente en su hipotética sanción. Pienso que tecnológicamente es factible la identificación de cada espectador asistente. Sancionar a los clubes es convertir a las dos hinchadas asistentes en menores de edad. Si el gobierno cree que en el estadio había decenas de miles de instigadores a la violencia que actúe contra ellos y autorretrate con más claridad su faz represiva y doblerraserista. Sí, el mismo día de la pitada que insonorizó el himno, en una plaza madrileña se celebró una concentración convocada mediante mensajes de móvil, sin comunicación a autoridad gubernativa alguna, bajo el lema: "Madrid no es comunista". Fueron amenazados y zarandeados varios periodistas a los que un ultra, con añoranza de su amada Inquisición, advirtió: "¡Os vamos a quemar vivos!". Otra más civilizada espetó: "¡Así os pegaran un tiro!". La policía estaba allí. Por supuesto, ni han olido el calabozo. Pero ya se sabe, los violentos en el estado español siempre anidan en los territorios desafectos. Sean estos físicos o ideológicos.