lunes, 31 de marzo de 2014

Milhombres (diecisiete)


Hago mención nuevamente, pensando en la gente que quizás se asome por primera vez a este callejón, que todas las hermosas ilustraciones de los poemas que publico en este espacio son de Pilar de Vera.

jueves, 27 de marzo de 2014

Denunciar, sin descanso, rádicalmente, la criminalización de las protestas


La individua que es alcaldesa-presidenta del ayuntamiento de Madrid salió a la palestra dando cuenta del costo económico que había supuesto para el contribuyente la
manifestación del sábado 22.
Javier Krahe, en su canción “Cuervo ingenuo” donde pone de manifiesto el incumplimiento de las promesas de Felipe González tras llegar al gobierno en 1982, utiliza el estribillo “hombre blanco hablar con lengua de serpiente”.  Hombres y mujeres blancas, desde la superioridad y la desvergüenza del que se sabe clase pudiente, siguen intentando confundirnos con sus lenguas viperinas.
Botella nos comunica que el coste de la movilización fue de 655.000 euros. Todo el mundo asociará esa cantidad con los incidentes ocurridos al final (en cualquier caso, con el rendimiento publicitario que están sacando, hasta poco me parece). Craso error. El monto de los desperfectos originados por los incidentes ascendió, según la Cadena Ser  a ciento y pico mil euros. El resto es achacable a servicios de seguridad, limpieza, etc. Añadió la alcaldesa-presidenta, con aviesa intención, que se anuncian nuevas movilizaciones y que ante esa circunstancia habría que preservar determinadas zonas del centro madrileño.
La criminalización de la protesta (y la del sábado 22 fue la madre de todas las protestas) sigue viento en popa, anunciada a lo largo y ancho del estado por todas las trompetas mediáticas. Han exprimido el flanco de la violencia desatada de los manifestantes hasta la última  gota. Telediario tras telediario, han difundido al séptimo de caballería policial (sospechosamente aislado en un operativo de 1.700 agentes) recibiendo la lluvia de flechas de los salvajes rojos. Parafraseando a Churchill, nunca tanta derecha debió tanto a tan pocos policías.
Ahora, para camelar a incautos y perezosos mentales, han abierto el melón, putrefacto, del costo económico de la violencia. Como puede salir esta señora infame a mostrar como si fuera el acabose, en este país plagado de corruptelas, sobresueldos, Bárcenas, yernos chorizos  y donde se calcula que el rescate público de la banca ha costado 100.000 millones de euros, el coste de una marcha de más de un millón de personas. Por cierto, parece que el gobierno pretende recuperar buena parte de ese dinero mediante expedientes sancionadores que podrían acarrear multas de hasta 600.000 euros. El doble costará cambiar el nombre del aeropuerto de Barajas por el de ese paradigma democrático que respondía al nombre de Adolfo Suárez.
Ningún problema hay cuando el dinero se dilapida en la promoción de eventos olímpicos que paga el contribuyente  y que generan importantes deudas o en cualquier fiesta folclórico-religiosa que mantenga al rebaño en la mansedumbre adecuada (han terminado los carnavales y ya asoman las procesiones de la semana santa).
Las marchas, como un buen corazón, reivindicaban la sangre más preciosa del país: techo, alimentación, sanidad, educación, ayuda a los dependientes (el escalafón social más frágil y castigado, en Castilla la Mancha acaba de morir Jomián, un chaval de 13 años con un 100% de discapacidad al que el gobierno de Cospedal, en un ejercicio de violencia soterrada, negó ayuda económica) y el no pago de una deuda injusta.
Necesitan parar este corazón, que amenaza con retumbar hasta enloquecerlos, como sea, le temen, y están usando sin dilación todos los frentes disponibles. Incluso se produce la paradoja cruel de ver a los antidisturbios manifestándose y cortando la calle sin permiso alguno, clamando contra la violencia. Violencia que percibió en forma de pelota de goma el joven, bastante menos publicitado, que perdió un testículo.
Las manifestaciones  no sólo son violentas, sino costosas para el erario público, nos transmiten los que ejercen la violencia cotidiana del empobrecimiento y sitúan, mientras rescatan a la banca, el pago de la deuda en el altar constitucional.
Aunque el objeto de este texto es la creciente criminalización de la protesta, no puedo dejar de hablar sobre un clamoroso silencio.
Siempre he tenido la idea de que un sindicato  es una organización que defiende los intereses de los trabajadores y, por ende, de los humildes, de los necesitados. En resumen, una organización humanista contra la depredación de una minoría. Soy consciente de que en la movilización habrían bastantes militantes de CCOO y algunos de UGT, pero el silencio y la ausencia de sus direcciones, que son las que establecen las directrices, por no hablar de su reunión con Rajoy (dándole una foto de consenso en una semana de lucha) cuando las marchas enfilaban Madrid, me hace pensar que dichas organizaciones, las caras que ahora las dirigen (con el asentimiento de su militancia), no son elementos que ayuden a avanzar en la lucha. Son, objetivamente, en la práctica, tras el escenario de sus ocasionales palabras hermosas y nuestra fe de carboneros, (digo lo que siento, quizás errado) uno de los peores enemigos, el que tienes a tu espalda, no enfrente, el camuflado, el que piensas tu aliado.


miércoles, 26 de marzo de 2014

La violenta fragilidad del mamporrero o cuando Cañamero pudo ser presidente de la Tercera

Si el millón de personas, ciento más o ciento menos, que según variados cálculos se reunió en Madrid el sábado 22 de marzo, hubiesen sido personas arrojadas o valientes, dispuestas a todo, la extrema izquierda o izquierda radical podría haber tomado el poder en la capital del estado. No habría quedado ministerio o edificio oficial incólume.

Menos de un millar de individuos en plan cavernícola, con palos y piedras, por lo que parece causaron gran quebranto a la élite de las fuerzas policiales.

¿Qué habría pasado si una décima parte de los participantes en la movilización (100.000) hubieran decidido, al grito de -por ejemplo-: "¡a por ellos!", pasar al ataque? ¿Habrían aniquilado a las fuerzas antidisturbios? ¿Habrían utilizado éstas fuego real?

No creo que nadie, me refiero a ningún poderoso medio de comunicación,  hubiese criticado esa actuación no pacífica por parte del cuerpo manifestante. Hago esta aseveración a la luz de lo que los medios de este país dicen sobre los heroicos y guarimberos estudiantes venezolanos (que han quemado una universidad y han destruido no pocos edificios y bienes estatales) o sobre los triunfantes luchadores (a palo y tiro limpio) por la libertad ucranianos. Imagino que el libertador de Ucrania o Venezuela no tiene porque tornarse en canalla o pérfido totalitario en la España pepera.

El sábado fue una ocasión excepcional para el surgimiento del primer gobierno revolucionario, previa proclamación de la Tercera República,  de la historia del estado español. Quizás hoy ya habría estado Diego Cañamero, dirigente del SAT y Primer Ministro in pectore (la presidencia habría sido, por aclamación, para Julio Anguita) preparando su viaje, junto a su ministro de asuntos exteriores, Sánchez Gordillo, a Rusia, para reunirse con Putin y proponerle una alianza para hacerle la pinza a una asustada Europa, a Cuba, para presentarle los respetos a Fidel, revolucionario y quijote que nunca temió a los gigantes, a Venezuela, para asegurarnos petróleo barato, a Bolivia, para... bueno, este encuentro con el compañero Evo sería especialmente entrañable. Sobre todo para la derecha que podría hacer sangre. Debajo de la foto de Cañamero con poncho indígena, abrazado al boliviano, podría, sucinto,  decir así: el indio y el jornalero (o la inversión de la pirámide). El subtítulo rezaría (nunca mejor dicho): ¿Qué más habremos de ver antes de que se abran los cielos y el ángel exterminador anuncie el fin de los tiempos?

No hay espacio para el escándalo, esto acaba de suceder con el beneplácito de las democracias occidentales. El primer ministro ucraniano, no elegido por ninguna urna, ha sido recibido en su despacho por uno de los premios Nobel de la paz más infames de la historia.

El doble rasero me resulta ya tan insoportable que tengo que retozar con mi amada ironía para no soltar, cual Mencey Loco, "imprecaciones al cielo". Están realizando una criminalización deliberada, poniendo la lupa sobre los incidentes para empequeñecer, hasta provocar casi su desaparición, la gigantesca manifestación.

La delegada del gobierno  ha declarado que hubo intentos de matar a policías. Esta afirmación es gravísima, pues cualquier ciudadano levemente informado o arteramente desinformado asociará las protestas con el terrorismo. El proceso de criminalización será una bola de nieve, pues es uno de los más sólidos agarraderos para abortar un proceso al que temen, el de una amplia toma de conciencia social. Y saben que el tándem violencia/terrorismo es un poderoso tabú. La frontera medieval, el mar tenebroso tras el que asoma el abismo.

La violencia es indeseable en la misma medida que lo son todas las iniciativas que castigan a los sectores más desprotegidos socialmente. Esa violencia cotidiana e íntima, que elimina la ayuda a un dependiente o desahucia a una familia sin recursos, con la colaboración, dicho sea de paso, de esa policía dolorida. El grupo mártir que quedo aislado y recibió un alud de piedras y otros objetos, cuyas imágenes han sido repetidas reiteradamente, está rindiendo un enorme servicio a las intenciones aviesas de los medios dominantes que buscan la desacreditación global de la protesta.

Es curiosa también la imagen de encapuchados ayudando a esposar detenidos. ¿Dos en uno? ¿Bomberos y pirómanos a la vez? La infiltración es una vieja táctica policial. Se infiltran organizaciones de izquierda o manifestaciones siempre con el mismo objetivo, que no es salvaguardar el orden público, sino reventar, desacreditar la lucha de siempre, la lucha de los humildes contra los pudientes. Un ejemplo de infiltración en las postrimerías biológicas de Franco: los pelotones de fusilamiento que ejecutaron a los cinco militantes antifascistas el 27 de septiembre de 1975, estaban compuestos por guardias civiles voluntarios jóvenes y melenudos. ¿Se imaginan donde desarrollaban su actividad?

El 24 de marzo la televisión rusa RT emitió en castellano un reportaje sobre el decimoquinto aniversario del inicio del bombardeo de la OTAN a  Yugoeslavia, ya reducida a Serbia y Montenegro. Hospitales, la televisión, la embajada china, un tren... y 2.000 vidas fueron destruidos. Violencia sobre el pueblo serbio, no sobre Milosevic. Violencia del poderoso sobre el débil mediante el peor terrorismo que existe. El bombardeo a distancia, sin riesgo alguno, de una fuerza terriblemente superior. La madre de un niño muerto en el ataque a un pueblo minúsculo de Montenegro era de una sinceridad brutal ante las cámaras. Expresó la alegría que sintió cuando se produjo el ataque a las Torres Gemelas. Esa satisfacción, aunque casi nadie la verbalizara, aunque los orígenes del atentado sean nebulosos, anidó entre muchos de los agraviados. Muchos serbios, palestinos, iraquíes e incluso algún canario, sintieron el íntimo placer de ver al gigante postrado. Alguien duda de que las imágenes de un grupo de policías, gente habituada a la altanería y a repartir estopa, en apuros, obviando su posible inconveniencia para la finalidad de la lucha, produjo en más de uno el pensamiento de que se hacía, aunque fuera con una poética pedestre, justicia.

No es cuestión de venganza. Se trata de no darnos golpes de pecho cuando la vida pone a nuestros amos o a sus fieles servidores en situaciones complicadas. ¿Por qué los verdugos tienen que espera piedad? Entiendo que la lucha contra las injusticias debe de ser pacífica porque, en la medida de lo posible, debemos tender a esa manera de resolver los conflictos, a vencer porque lleguemos a ser, de manera abrumadora, muchos más los que queremos un mundo con otros fundamentos. Pero no soy benevolente. El enemigo de clase (y sus instrumentos represivos) no me merece especial consideración pues, lo escribí en otra ocasión y lo repito prácticamente con las mismas palabras, si percibieran sus intereses en grave peligro no dudarían, como hicieron en el 36, en bañarnos en sangre. En la nuestra, por supuesto. Por ahora, en este momento histórico, se contentan con desangrar a los más débiles.


lunes, 24 de marzo de 2014

Y el camisa azul , tras décadas de lucha de los rojos, trajo la democracia

Lo que para muchos es virtud, para mí, retorcido como soy, es defecto.
Al hilo de la muerte de Adolfo Suárez nos quieren retrotraer al país de la maravillosa Transición.
El discurso oficial, para consumo de masas telediarizadas, conciso, es: Suárez, hombre procedente del Régimen, bajo la atenta mirada del rey, selló la reconciliación de los españoles, divididos cuarenta años atrás por una guerra absurda y fratricida.
No. La guerra iniciada tras el golpe de estado de 1936, fue un conflicto entre una república democrática sustentada por las clases populares y una clase dominante entregada a los brazos del fascismo militarista  español apoyado por sus homólogos ítalo-alemanes. Y esa fuerza fascista triunfó y gobernó durante cuarenta años. En Alemania o Italia, derrotadas en la 2ª Guerra mundial, no se planteó ninguna transición, se consagró, incluso en sus constituciones, la ilegalización del fascismo. De hecho éste siempre utiliza otras denominaciones. Y ambas ideologías tenían muchísimos seguidores en esos países. No podemos olvidar que los nazis llegaron al poder a lomos de trece millones de votos. ¿Había necesidad de reconciliarse en Italia y Alemania? Lo que había era la voluntad de arrancar las raíces del árbol nazifascista. No se trataba de reconciliarse. Con ciertas ideas no hay, ni debe haber, reconciliación posible. El fascismo tiene su lugar: el de la ideología ignominiosa, racista y machista, que requiere ser combatida a perpetuidad.
Es lamentable que los héroes democráticos de este país no sean, es un ejemplo: Marcos Ana, poeta que pasó desde 1939 a 1961 en la cárcel, o Antonio González Ramos, anónimo obrero canario que murió torturado por la Brigada Político Social a finales de octubre de 1975 en Tenerife, o Enrique Ruano, estudiante universitario que salto de no me acuerdo que piso mientras estaba en poder de nuestra Gestapo particular, o Javier Verdejo al que asesinaron en agosto de 1976 mientras escribía en una pared "Pan, trabajo y libertad" (las marchas del 22 de marzo, casi cuarenta años después siguen luchando por lo mismo). No, aunque suene paradójico, el héroe democrático de este país es un ex ministro secretario general de Movimiento Nacional (nombre que recibía el brazo político del fascismo). Yo, en mi manifiesto retorcimiento, considero que los citados anteriormente y una lista interminable, esos a los que el Borbón no ha salido, corbata negra incluida, a reconocer sus méritos, son, y serían, los auténticos héroes democráticos en un país antifascista.
La Transición es sinónimo de camarilla. Y cada vez que muere uno de los de la camarilla (el tiempo implacable nos iguala), antes Fraga o Carrillo, gimen por todo el país, vía medios de comunicación, los coros de las plañideras. Lógicamente, ahora los lamentos resuenan con más fuerza, pues hablamos del fenecimiento del director de la mutación de la oruga fascista en la mariposa "monarca" democrática.
Mutación, al igual que la zoológica, inevitable. En 1975, tras la caída en 1974 de la Grecia de los coroneles y la Portugal salazarista, sólo quedaba España con un régimen dictatorial. Un régimen feo para una clase dominante que buscaba imbricarse totalmente con sus homólogas occidentales.
Ya desde antes de 1975 comenzó el diseño. Hago un inciso y vuelvo a recomendar el pequeño y revelador libro de Alfredo Grimaldos llamado "Claves de la Transición. 1973-86 (Para adultos)". En 1974 el servicio secreto español facilita la llegada a Paris, para participar en el Congreso de Souresnes, de Felipe González, que desde ese momento lideraría el PSOE. Era necesario crear para el futuro próximo un referente de izquierdas equiparable a la socialdemocracia europea, pues en España el único referente de izquierdas era el Partido Comunista. La razón se argumenta muy bien con el chascarrillo que surgió entre sectores de la izquierda cuando el PSOE, con motivo de su centenario, en 1979, esgrimió el lema de "100 años de honradez" que algún maledicente, poco errado, completó con un "... y 40 de vacaciones".
Desde antes de morir Franco se estaba ideando un régimen bipartidista, sin alternativas pero con alternancia. al principio fue UCD-PSOE y cuando la primera implosionó (en algunos aspectos Suárez resultó un verso libre, por ejemplo España llegó a asistir como observador a una cumbre de los países no alineados) tomó el relevo en el campo de la derecha Alianza Popular, posteriormente refundada como Partido Popular.
Se elogia de Suarez su valentía al legalizar al PCE. ¿Tenía otra alternativa u otro interés? Su legalización era la prueba del algodón de  la limpieza democrática. Además, dejarlo fuera del terreno de juego conllevaba un riesgo. Tarde o temprano tendrías que legalizarlo y únicamente habrías contribuido a fortalecer su prestigio como referente democrático y a dejar fuera del redil su capacidad de movilizar masas. El PCE pisó las moquetas y silenció las calles. Una adecuada ley electoral que cimentaba el bipartidismo minimizando a la tercera fuerza política, creó la democracia perfecta, aquella donde nunca se pone en cuestión el sistema capitalista.
Algún comentario, especialmente optimista para mi impresión, ha establecido, tras las multitudinarias marchas del 22 de marzo (lo deslumbrante puede ser tan pasajero como cegador), un paralelismo entre la muerte del ex presidente y una supuesta agonía del régimen surgido en la Transición. Espero expectante los resultados que arrojen las próximas contiendas electorales. Si el 60% o más del electorado sigue apostando por el dueto PPSOE, significaría que, más allá de la gente que sale a la calle un día, quedaría mucha labor pedagógica, paciente, que hacer y que estaríamos cayendo en un optimismo infundado.
Lo decía al inicio, los grandes medios apelan a recuperar el espíritu de la Transición. Aquella gloriosa época donde el pacto lo presidía todo. Mienten. Esa etapa nunca ha pasado. Tras el escenario del "juego democrático", entre bambalinas, lo esencial, los pomposamente llamados asuntos de estado, son custodiados por una guardia mixta, férrea, del PPSOE.
Anguita, cuando se aireó convenientemente la pinza PP-IU, demostró, datos en mano, que la confluencia de votaciones en el Congreso era mucho mayor, leyendas aparte, entre PP y PSOE.
Aquí vamos transitando de mito en mito, de invento mediático en invento mediático. Como el de la Transición pacífica. Cierto es que con el referente de la guerra del 36, elemento que se usó como atemorizante sobre un pueblo marcado por el sufrimiento, 400 muertos no parecen una cifra muy elevada, aunque si lo suficiente para cuestionar la placidez de aquel periodo. El espantajo de una nueva guerra tras la muerte de Franco era irreal, pues los aparatos represivos, nunca depurados, eran monolíticamente fieles a la dictadura. El pueblo no tenía, objetivamente, la posibilidad que tuvo en el 36 de empuñar las armas. Un escenario de revueltas podía contemplarse, aunque no fuera probable, de guerra civil, en sentido estricto, no.
La acción de la extrema derecha, de esos grupos parapoliciales, rindió, quizás a su pesar, un gran servicio a los reformistas del régimen, que querían un cambio de formas que no alterara los desequilibrios de clase. Suárez, asaeteado por "el bunker" desde el que rugía la bestia, inspiraba en el PCE (mientras el PSOE a veces adoptaba, lengua de Alfonso Guerra mediante, el papel de chico malo), un instinto de protección que le indujo a la desmovilización social. El colofón fue el 23 F, que justificó el martirio de Suárez, don Quijote en el Congreso, y la glorificación del rey providencial.
Acabo. Entre la proliferación de ditirambos he leído uno que decía que Suárez, cual Gorbachov, hizo la perestroika española. En su descargo diré que en su defenestración fue más digno. Él, por más que se lo ofrecieron, nunca quiso anunciar  Pizza Hut, se conformó, buen vasallo de su rey, con un ducado.

viernes, 21 de marzo de 2014

Sobran pelotas (145, en concreto) y escasea dignidad


145 pelotas de goma son el símbolo de un crimen de estado. ¿Cómo puede estar un minuto más de director de la Guardia Civil un individuo que negó el lanzamiento de esos proyectiles contra seres indefensos, ubicados incluso en un medio extraño? ¿Cómo es posible que no posea un gramo de dignidad que le alcance para abandonar su puesto?
No estamos hablando de esporádicos lanzamientos que permitan alegar injustificables intenciones disuasorias. 145 pelotas de goma son una ráfaga brutal en un medio, el acuático, donde el pánico, bien lo sabe cualquiera, es equivalente al ahogamiento, a la muerte.
Situémonos. Nadas, casi sin fuerzas, en plena noche invernal, luchando contra un agua que te entumece y, desde la playa, supuestos veladores de la vida humana, te “amenizan” el viaje con un tiro al pato nada festivo, que, en una especie de siniestra ruleta rusa, provoca la muerte de 15 personas.
No hablamos de naufragio, o de una acción “imprudente” de una lancha de la Guardia Civil que causa el vuelco de una embarcación que transporta inmigrantes. Es una acción de ataque deliberada contra personas indefensas que no suponían amenaza alguna para la integridad física de nadie. No pueden blandir la excusa (real o ficticia) que permite el medio terrestre: la violencia. El inmigrante que nada, ya percibe el mar en el que se desenvuelve como un ente agresivo, con el que lucha a brazada partida. Ni siquiera después de pisar la arena, agotados y desorientados, podían suponer amenaza alguna para los bien pertrechados guardias.
Los hipócritas del popular partido, defensor de la vida del embrión humano desde que el espermatozoide fecunda al óvulo, sin embargo, justifican esta acción ¿terrorista? Sus efectos catastróficos, obra de la voluntad humana, son superiores a muchos atentados. Incluso, los mentados fariseos, organizan alguna manifestación de desagravio a una sacralizada GC. Expresión ésta que viene muy a cuento, pues 13 de sus miembros, con los gastos pagados por el Ministerio del Interior, han peregrinado a Lourdes. Desconozco si para pedir perdón por sus pecados o como práctica aplicación del dicho que reza (nunca mejor dicho): “A Dios rogando y con el mazo dando”.
Los únicos agraviados son aquellos que recibieron la andanada de disparos y tienen la suerte de estar vivos, de poder rememorar aquellos momentos. Los masacrados ya no existen, no tienen la desdicha (o la dicha) de padecer en sus carnes el agravio. Debemos sentirlo, junto a la ira, nosotros por ellos. En estos días confluyen las Marchas de la Dignidad en Madrid. Esta palabra, es la síntesis, la brújula que debe guiar el camino de cualquier ser humano. Recibir y dar dignidad.
Desde las dignas marchas, desde la izquierda que quiere cambiar el mundo de base, no debemos olvidar esas 145 pelotas de goma que, una detrás de otra, son una simbólica, negra (nunca mejor dicho) cadena de dolor, que une a los desposeídos que se abren las carnes en una valla y a los oprimidos que llevan siglos avanzando hacia Madrid.
 

martes, 18 de marzo de 2014

Los grande medios de comunicación ¿en marcha por la dignidad?

El domingo 16 de marzo hice un pequeño recorrido por los informativos de las tres cadenas generalistas  más importantes del estado español. Tras ese atrevimiento por mi parte (¡con cuanta razón nos previenen los sanadores del cuerpo y del alma contra los excesos!), tuve que acudir raudo a abrir la ventana, para airear la estancia invadida por las emanaciones tóxicas que emanaban del ojo rectangular.
El acto más democrático, según los propios medios occidentales que consideran las urnas la máxima expresión de la democracia, que ha habido en una zona de Ucrania (cuando escribo esto ya ha ingresado en la Federación Rusa) en el último mes, salvo que se considere que derrocar en una plaza de manera violenta al presidente electo Yanukovich sea una expresión de democracia (yo estoy dispuesto a debatirlo, que conste, sé que la papeleta que entra en una urna tiene múltiples condicionantes, que no es un papel inmaculado). Decía que ese acto, un referéndum que consulta a la población de Crimea sobre su futuro, era considera ilegal y reprobable por unas televisiones que son las que abastecen ideológicamente la mente de muchos. El menú del mediodía se completaba con la cotidiana ración de maldad del gobierno venezolano. En una de las cadenas se afirmaba que ocho mujeres venezolanas habían denunciado torturas policiales. Ni una imagen de esas mujeres, ni un nombre, nada. El efecto que se busca no es informar. Lanzas la noticia sin ningún tipo de sustento argumental y el espectador que no va nunca más allá de un telediario pasa, rápidamente, a asociar al gobierno venezolano con un gobierno, no sólo antidemocrático (aunque tenga un record mundial de procesos electorales ganados), sino también torturador. Ese mismo televidente espantado seguro que desconoce que en Venezuela hay quince policías detenidos por excesos que han originado muertes. Y también, de esto estoy aún más seguro, desconoce que Amnistía Internacional ha denunciado en más de una ocasión, sin que esas emisoras lo hayan reflejado, la existencia de torturas en las comisarias del estado español.
En esta batalla informativa, lamentablemente, tener la razón o no es bastante secundario. Se trata de tener el altavoz más potente. Una artillería mediática que lance mentiras, medias verdades y doblerraseros a discreción. Que abata el pensamiento del poco expectante espectador por aturdimiento. Siendo como soy, un pesimista irredento, no dudo de que logran sus objetivos de hacer de amplios sectores del pueblo, un ágrafo político que se maneje con unos clichés prefijados por los grupos empresariales que tienen la propiedad de los medios.
Desde la trinchera digital casi nada se puede hacer. Quienes nos movemos en estas procelosas aguas de la red buscando prensa que de visiones alternativas, somos, mayormente, los ya convencidos. Convencidos en un doble sentido: en la necesidad, como dice la letra de La Internacional, de cambiar de base, y en la certeza de hacer un esfuerzo baldío en un páramo donde apenas nos queda un consuelo ético.
Es tremendamente difícil crecer en el terreno informativo. Ya dije al principio que la inmensa mayoría de la población se informa a través de las televisiones generalistas (estatales o autonómicas). Y esa gente conoce la "heroicidad" de los opositores venezolanos, o la maldad del ex soviético (donde hubo siempre queda, dice el dicho popular) Putin y un referéndum ilegal en el que votaron un 83% de crimeos, saliendo un 96% de favorables a unirse a Rusia, derribando el "muro" del 59% de rusos y dándole, con un 79% de síes del censo, una importante transversalidad al resultado (tuvieron que haber porcentajes significativos de ucranianos y tártaros que votaron la unión). Todo esto sin un ápice de violencia en las calles.
Sí, la gente a través de los medios de masas conoce las maldades de los "sátrapas" foráneos y las luchas (¿heroicas o violentas o terroristas a veces?) de sus opositores. A través de los medios no les enseñan las luchas de aquí, salvo que llegue la hora de demonizarlas.
Ahora mismo están camino de Madrid "Las marchas de la dignidad". Son columnas formadas por gente de diferentes colectivos sociales que han partido de diversas localidades del estado español, para confluir en Madrid el sábado 22 de marzo, reclamando: "servicios públicos, empleo digno, derecho a la vivienda, que se vaya la Troika y que no se pague la deuda". Estos seres humanos que caminan desde diferentes puntos del país, pasando por diferentes municipios y alojándose en pabellones deportivos, tienen una característica en común: son invisibles para los grandes medios. Eso sí, no les quepa duda de que si el sábado en Madrid hay algún altercado, se hará la luz y los taquígrafos focalizando, criminalizadora, a los intolerantes violentos, sumidos en la desdicha histórica de no ser liberadores ucranianos.
Quizás suene demagógico o de mal gusto, pero me cuestiono cuántas de las personas que se emocionaron con la canción de Iraila (un alumno me dijo que la cadena debería aportar la mitad de los beneficios publicitarios  de ese programa a la lucha contra el cáncer, sincero, le contesté que desconocía si la cadena facturó más dinero en esa franja horaria), cuántos de esos siete millones de espectadores que vieron la actuación de una niña que ya sólo es imagen y voz, aparte del dolor de sus familiares, cuántos saben que varios miles de personas marchan a Madrid reivindicando para la gente más humilde una existencia más digna. Hago esta referencia, aparte de por el silencio de los medios, porque tengo la impresión de que en este país nos emocionan más los dramas individuales (devastadores cuando nos alcanzan), que los padeceres cotidianos colectivos, aquellos contra los que si tenemos posibilidad de actuar.
Parafraseando el título de un documental realizado sobre el golpe de estado de 2002 en Venezuela, les aseguro que la revolución de los humildes, aquella que ponga en solfa el poder y los privilegios de la oligarquía, no será ni alentada ni retransmitida, si acaso tergiversada, al menos por los grandes medios que marcan el paradigma del pensamiento,  que instalan en el imaginario de la gente que la unión de Crimea a Rusia no es la decisión de un pueblo, sino el "desafío" (este término se le aplica a cualquier acción de gobierno que disguste a EEUU y su acólita Unión Europea) de Putin. Reconózcanlo: cuando alguien se pone desafiante te dan ganas de encararlo y aflojarle una buena hostia, sea este un gélido eslavo o un mil leches venezolano y bigotudo.


domingo, 16 de marzo de 2014

Humor


"Gerardo Tecé, el hilarante acicate de la casta política española".
"Este joven andaluz revoluciona las redes a diario al poner en evidencia con su humor las contradicciones y disparates de los dirigentes de este país".
Este es el título y el subtítulo de una entrevista realizada en Público a un tuitero de éxito en Internet.
 Me inspiró esta brevísima reflexión que pusé como comentario en el artículo del citado periódico digital (debo seguir con algo de mala leche, con restos del exabrupto de ayer):

Aprecio el humor, (en especial el de algunos comentaristas gráficos que nos congelan la sonrisa, como El Roto o Kalvellido) pero, por poner una voz discrepante, mientras el arma que utilicemos contra los poderosos de este país sea, básicamente,  el humor (cuyas propiedades balsámicas tan ponderadas son) y la cuchufleta, pueden estar muy tranquilos. Además, así no habrá duda de que vivimos en una democracia. Recuerdo una frase que decía el humorista (es un decir) Fernando Esteso en los albores de la transacción democrática española: "¡Tranquilos! ¡Ya se puede largar!" Justo es reconocer que Esteso era un lince que avizoraba la profundidad de la democracia en este país. Cerca de 40 años después nosotros seguimos largando chascarrillos, sea en las redes sociales o en el bar, y ellos siguen mangoneándonos, eso sí, con toda la seriedad del mundo.

sábado, 15 de marzo de 2014

Exabrupto

Pulula por ahí, con su mejor sonrisa, una banda de trileros. Hoy los vi reunidos para darse ánimos de cara a sus próximos juegos de manos. El juego estrella, el que mejor embauca, se llama: "sacar a la derecha del poder".
Si usted aún es tan inocente de votarles, no se queje después, ni tenga la estulticia de proclamarse de izquierdas.
Si usted tiene memoria de pez con respecto a las indecencias (políticas, por supuesto) de la banda que se acoge a las siglas PSOE, tenga usted, le repito, la honestidad de no autodenominarse persona de izquierdas. Confórmese con ser un "progre", que está muy bien visto, y ponga cara de asquito cuando le mienten a esos colosos llamados Fidel o Hugo.
Le recuerdo a usted que un servil (casi se me separa en dos palabras)  presidente llamado Zapatero,  grabó a fuego en la constitución, con la cooperación necesaria de un popular partido de extrema derecha, la prioridad del pago de la deuda sobre cualquier otra política social. También le recuerdo que amplió el número de juzgados habilitados para los desahucios. O que recientemente, no sé si con afán de burla tras gobernar ellos tantos años, pidió que el popular partido de extrema derecha que hoy nos exprime, lleno de meapilas, denuncie el Concordato con el estado integrista llamado Vaticano.
Ver a la señora Valenciano, (no sé si fallera o trilera mayor de esa cuchipanda)  en la presentación de la candidatura europea, captando incautos, prometiendo (¿y cuántas van?) políticas de izquierdas, ha sido superior a mis fuerzas reflexivas.
No me arrepiento de este exabrupto. Prefiero el enemigo claro, diáfano, que el emboscado.
Sé que si por una remota casualidad usted lee este breve texto y está dudando acerca de votarles o no a los falsos socialistas, usted se habrá convencido de hacerlo, quizás enfadado por mi tono, que usted juzgará imperativo, desafiante, casi brutal. ¿Sabe? Me importa un bledo. A los canallas, a los infames, a sus lacayos, hay que denunciarlos a gritos, con suma contundencia, ¿con violencia? Si miro a la Ucrania golpista recibida con honores por el premio Nobel asesino... ¿Qué conclusión saco?
¿Cuándo nos hunden, irrespetándonos, vacilándonos, en un fondo cenagoso y repugnante, entre risas y falsas promesas, debo mantener las sacrosantas formas? Pues no lo sé... Creo que estoy volviendo en mí.

martes, 11 de marzo de 2014

Rusia (antes la Unión Soviética) y el fascismo

Ningún país entregó tanto en la lucha contra el monstruo fascista como Rusia, en aquel momento histórico liderando a la extinta Unión Soviética. 25 millones de muertos no son un tributo baladí. Son una llaga fresca, sangrante, en la memoria de un pueblo que conoció como ningún otro (quizás exceptuando a los judíos) la criminalidad nazi. Lo reiteraré: sin la URSS, interminables filmografías de heroicos  estadounidenses aparte, Hitler difícilmente habría sido derrotado. Si hubieran sucumbido Moscú y Stalingrado, los enormes recursos económicos, sobre todo en materias primas y energía, habrían hecho del líder nazi un elemento casi invencible en territorio europeo. Ese "espacio vital" habría sido una bomba de oxígeno infinita. Pero el proyecto de gigante encontró en la Unión Soviética una resistencia férrea a la par que, nunca faltan, colaboracionistas.
El nazifascismo, con voluntad mendaz, tergiversadora, se muestra como la acción de un iluminado mayor (Hitler) y de un acólito menor, añorante de las glorias del Imperio Romano (Mussolini). Lamentablemente, el asesino de andar por casa (Franco), queda arrinconado, casi desapercibido, en esa "historia universal de la infamia".
El fascismo es más que unas cúpulas o que el plan de emergencia de las oligarquías cuando el poder se les escapa de las manos. El fascismo fue un fenómeno de masas (a cuantos les habría gustado hacer desaparecer fotos que testimonian su pasado). Probablemente eso es lo más espeluznante, que esa ideología encontró (y encuentra) adeptos en muchos lugares, encandiló a mucha gente del pueblo. En los años 30, por ejemplo, hubo desfiles nazis en Central Park. En Francia fueron tantos los colaboracionistas como los resistentes (o acaso más). En Ucrania, ese país que quizás mucha gente recién está aprendiendo a situar en el mapa, los nazis encontraron en los nacionalistas anticomunistas importantes aliados. Veinte años antes, el Ejército Rojo había derrotado a los rusos blancos apoyados por una coalición de estados burgueses (EEUU, Inglaterra y Francia entre otros) atemorizados por un posible contagio revolucionario tras la hecatombe que supuso la Primera Guerra Mundial. Pero derrotar al enemigo no significa que éste desaparezca. Eso explica que la invasión nazi fuera bien recibida por sectores de la población soviética. En la parte occidental de Ucrania esa colaboración fue considerable. Y los combatientes del Maidan, las fuerzas de choque bien organizadas y respaldadas que pusieron en fuga al cobarde de Yanukovich (ganador legítimo de unas elecciones), son herederos de los racistas colaboracionistas ucranianos. Rusia, aunque ya no sea un país socialista, sabe quiénes están llevando las riendas del nuevo e ilegítimo gobierno ucraniano. Pienso que entre los rusos que viven en la parte oriental y sur de Ucrania, y más en concreto en la península de Crimea (territorio ruso hasta 1954) ha funcionado una memoria histórica que les ha traído, viendo las maneras de muchos sujetos del Maidán (francotiradores incluidos), el temor a un rebrote fascista que les ponga en el punto de mira.
El temor a un conflicto abierto pienso que es infundado. Hace 100 años comenzó la Primera Guerra Mundial. No creo que conmemoremos ese infausto aniversario con el estallido de la Tercera, no porque piense que exista hoy en día mejor criterio, los abismos sociales siguen siendo enormes, sino por el simple hecho de que los arsenales nucleares disuaden una conflagración generalizada, lo que casi podría considerarse un suicidio colectivo de la especie. No obstante, Putin sabe que la cobardía, la pasividad, mandaría un mensaje erróneo a EEUU y su lugarteniente alemán (los demás son sargentillos y cabos). Un país tan grande como Rusia, que construye gran parte de su orgullo nacional alrededor de la derrota de las fuerzas fascistas, llamando a la Segunda Guerra Mundial la "Gran Guerra Patria", siempre será, con momentos de distensión o enfriamiento, un rival para el dominio estadounidense-alemán de Europa.
La "conquista" de Ucrania se ha encontrado la piedra en el zapato de Crimea. Esta región autónoma probablemente decidirá mediante referéndum, debido a que el 60% de su población es de origen ruso, su reincorporación a la Federación Rusa. Y si así ocurre será un acto democrático, pues, al contrario que en el Maidán, no hablaremos de un acto de fuerza. Siempre que todos los habitantes de la península puedan votar sin coerciones, será la decisión de un pueblo que ha visto como una camarilla ultraderechista ha tomado el poder mediante la violencia extrema, atacando con especial saña a militantes y sedes del Partido Comunista de Ucrania. Curiosamente, la UE y los EEUU, que apoyaron el derribo de Yanukovich, elegido en las urnas, critican el uso de las urnas para dirimir la situación de Crimea tachando dicha consulta de antidemocrática.
En una foto tomada en una plaza de Crimea se veía un cartel que ponía en castellano, con una esvástica tachada en rojo, "No pasarán". Nos queda el consuelo de que los viejos y necesarios lemas antifascistas fluyen, más allá de las lenguas y de los territorios, como patrimonio moral de la humanidad. Acabo recordando que la URSS fue el único estado que ayudo a la Segunda República en su resistencia desesperada contra los terroristas sublevados del 36. Quizás quién portaba ese cartel (¿un comunista?) piensa que el aroma soterrado de la bestia es el mismo.

viernes, 7 de marzo de 2014

Dinámica de lobos

Clio Almansa, de 24 años, fue arrollada por sus compañeros durante una dinámica de grupo de la compañía Ecoline 2010 que consistía en coger el primero -y quedárselo- un billete de 50 euros (subtítulo de Público).
A Clio le rompieron una vertebra en una parodia brutal y nada festiva de lo que popularmente conocemos como juego del pañuelo.
Sigo con mi cantinela: nos falta el canto de un mísero céntimo de euro para que nos derroten. Nos han convertido en bestias. de la idea de solidaridad no queda ya ni el aroma. Se me argumentará, y con razón además, que seguramente los arrolladores eran gente necesitada y, para más inri, yo hablo desde mi trabajo fijo. Sé que la necesidad resta soberanía al ser humano. Pero me pregunto: ¿por correr como posesos en pos de ese billete iba a modificarse el futuro de alguno de los 40 postulantes? Siempre hago incidencia en que los trabajadores hemos sido mentalmente secuestrados. La idea individualista (y no niego nuestra individualidad y su desarrollo) ha anulado la también imprescindible idea colectivista. Palabra sabiamente asociada por los poderosos con la falta de libertad. La necesidad no ha contribuido a mirarnos con confianza, a afirmarnos en el humanismo, en la mano tendida. Todo lo contrario, ha puesto de moda, en la cotidianeidad, en el devenir diario, la famosa frase Hobbes: El hombre es un lobo para el hombre.
Si en un arranque de bondad suprema, de la más elevada decencia, las 40 ovejitas desatadas se hubieran dirigido al lobo seleccionador con la intención de introducir el infausto billete por alguno de sus orificios corporales yo no habría citado al pensador fatalista. Yo ahora sería un poquito más optimista.
Lo siguiente que voy a decir seguro que es reprobable, lo admito. Pero lo he pensado en bastantes ocasiones y, creo que por primera vez, voy a escribirlo. El derecho a la vida de determinada ralea de personas me genera cada vez más dudas. El que hace uso y abuso de la necesidad y las angustias ajenas, proponiendo actividades humillantes para acceder a un puesto de trabajo, probablemente con escasa remuneración, se apea, al menos en mi consideración de la categoría de semejante, para entrar directamente, siguiendo con Hobbes, en la de alimaña. Sé que son palabras duras, pero me siento cansado de que, como dice Pablo Milanés en su hermosa canción la vida no vale nada, "al final por el abuso se decide la jornada". Así, los elegidos de siempre o sus lacayos, que aún me dan más asco, se llevan a sus guaridas miles de pieles, dejando cada vez a más personas a la intemperie, desnudas de su dignidad. Y además, sin ninguna dilación, empiezan a preparar la celada del día siguiente.



sábado, 1 de marzo de 2014

El plus de ser joven:Venezuela. Una mención especial a unos bachilleres canarios

"Frente a la angustia de los jóvenes, los herederos de Chávez sólo saben reprimir".
Esta frase es el arranque de un artículo de opinión publicado en la portada de la página web del periódico El País.
Antes de entrar en el meollo de este texto, que es hablar sobre la juventud y los estudiantes, tomando como punto de partida los sucesos que están acaeciendo en Venezuela, quisiera hacer una puntualización sobre la enjundiosa línea y media inicial. 
Tres palabras fuerza: angustia, herederos, reprimir.
Angustia: ¿se refiere el autor a la que sienten más del 50% de los jóvenes españoles que están en paro?
Represión: ¿se refiere el autor a la nueva ley de seguridad ciudadana del gobierno pepero que por ejemplo acota donde puedes manifestarte y donde no? ¿se refiere a los 15 inmigrantes muertos al impedírseles arribar a nado a Ceuta? 
Herederos: (esto es de traca). Maduro no es heredero de Chávez. Es presidente, jefe del estado, por deseo del 50,7% de los votantes venezolanos hace menos de un año.  El ciudadano español sí tiene como jefe del estado, desde hace casi cuatro décadas, a un señor puesto por otro que tampoco fue elegido y que también estuvo otras cuatro décadas mandando y, en este caso, aterrorizando. El último jefe del estado español votado, don Manuel Azaña, lo fue en el 36, en Las Cortes. O sea, hace casi 80 años.  
Los aleccionadores deberían pensar bien lo que escriben cuando están en disposición de ser aleccionados.
La juventud. Más allá de un afortunado momento en la evolución biológica del ser humano, se ha considerado generalmente el periodo de la vida en el que somos más generosos, más elevados de miras, donde nos puede  más el altruismo y menos el baqueteamiento de los avatares vitales. Creo que ya he citado en algún otro lugar de este blog la frase de Willy Brandt que nos recuerda que quién a los veinte años no es comunista no tiene corazón. La frase es bastante elogiosa para el comunismo, pues lo considera como lo que, praxis erróneas aparte, es: el más noble ideal humano. Un ideal propio de espíritus no contaminados, jóvenes, puros, que ansían (e incluso creen posible) un mundo mejor, menos desequilibrado.
El conflicto social que se vive ahora en Venezuela, se presenta como la lucha de un gobierno desalmado y armado contra contra nobles estudiantes que vendrían a representar lo mejor de la juventud del país. Busca mostrar en el exterior al gobierno venezolano como un ente que reprime, de manera inmisericorde, a sus jóvenes. Además, es muy fácil detestar a un gobierno que machaca a su juventud. Mucho más difícil es conocer el dato de que en 1998 había 785.000 estudiantes universitarios y en 2009 esa cifra había crecido hasta los 2.120.000 matriculados.
Si algo ha demostrado el capitalismo es su capacidad de mutar a la hora de plantear sus luchas. Ahora el fetiche capitalista por excelencia es la palabra libertad. Cuando algunos planteamos los paralelismos entre el Chile de Allende  y la Venezuela bolivariana, no es raro encontrarnos un gesto torcido, pues no pocas personas que se sitúan en el campo de la izquierda, mientras consideran a Allende adalid y mártir de un mundo mejor ante el brutal Pinochet (además con el halo santificador y empático del derrotado), desconfían del "gorila rojo" o del "guaguero" , a los que piensan represores de libertades, acusación que en su momento también vertió la derecha contra Allende (encima, por ahora, "gorila y guagüero" tiene la fea costumbre de no dejarse derrotar). Por otra parte, no carecen de razón quiénes ven sacrílega la comparación, al menos si hablamos de apoyo en las urnas. Allende subió al poder con el 36,6% de los votos. En aquella época, cuando ningún candidato chileno tenía la mayoría absoluta, la elección se producía en el pleno del Congreso, que elegía entre los dos candidatos más votados. El apoyo a Maduro es casi un 15% mayor. Sí hay un paralelismo claro en la exacerbación de la lucha de clases, debido a que se plantea una contraposición de dos modelos sociales. No como el desangelado debate de la nación hispano donde, como decía una vez Galeano, se discute la manera, los condimentos con que vamos a ser comidos. Eso es lo fundamental, lo que enciende las luces de alarma de la clase dominante, el plantear como objetivo la construcción de una sociedad socialista. Estimados arrugantes de las napias, la altura intelectual de Allende o Maduro, la simpatía que nos despierte cada uno, no es lo sustancial. En Chile también salieron sectores universitarios, sobre todo de la Universidad Católica, a las calles, contra el gobierno y su desabastecimiento de productos básicos. Aconsejo, aunque son tres largometrajes, la magnífica crónica del gobierno de la Unidad Popular, que realizó Patricio Guzmán en "La batalla de Chile".
Aunque, como dije antes, asociamos la juventud con nobles ideales, en bastantes ocasiones no es así. El fascismo, doctrina innoble y criminal en su esencia teórica y práctica, también ha cautivado el corazón de muchos jóvenes (sobre todo hombres, el fascismo es masculino) en los que aviva sentimientos de grandeza, de fuerza, de malentendida virilidad y de un nacionalismo agresivo, imperialista, excluyente del derecho a existir de otras naciones.
No pongo en excesivo valor ni el ardor juvenil, ni el reposo y serenidad que se supone que otorga la madurez. Creo que tanto un sector como el otro, corremos el mismo peligro: montañas de morralla informativa. Armas de destrucción mental masiva que viajan por la autopista de las redes sociales a velocidades siderales sembrando la falacia y la estupidez.
Hablando de estupidez, y cambiando de tercio, me siento impelido a escribir unas palabras sobre el hecho de que la Dirección General de Policía ha distinguido con su medalla al mérito a la Virgen María Santísima del Amor. Me gustaría que la D.G.P. explicara, sin argumentos de fe por favor, las virtudes de la citada imagen que, no creo que tenga personalidad jurídica o física. Una medalla se concede a una persona, o a un colectivo o institución, en base a unas actuaciones concretas y constatadas. Que en un estado aconfesional un ente oficial otorgue una medalla a una imagen es una absoluta burla y debería incluso ser legalmente imposible.

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Para acabar, en este texto que habla de la juventud, quiero hacer una mención especial a los alumnos de 2º de bachillerato del IES Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria que han honrado con sus reflexiones (a cualquier persona que comenta se lo agradezco enormemente, que conste) las paredes de este callejón. Sé que llegó a su conocimiento de la mano de Manolo Rodríguez Machado, que es profesor (con ese apellido estaba condenado a serlo de literatura) de ustedes y amigo mío. Espero que don Manuel les compense, con la generosidad que sé que le adorna, por el esfuerzo que han hecho de sembrar aquí, desde sus envidiables 17 ó 18 años, retazos de su pensamiento en formación, de su manera de ver el mundo.
Les brindo una canción de Violeta Parra en la voz de Mercedes Sosa, dedicada, quizás desde un idealismo excesivo, a los estudiantes.