viernes, 24 de agosto de 2018

Girauta y Javier Verdejo


          “¿Cuando dice 'extrema izquierda' estamos hablando de trotskismo, de maoísmo?

Era maoísta, en teoría. Pero yo no había leído a Mao. ¿Cómo iba a leer a Mao a los 15? Había leído a Nietzsche, pero no a Mao. Era una estética. De chaval, la política te entra como una estética.
          ¿Y ahora piensa en ese crío maoísta y le da ternura u horror?
Ternura. Sólo quería divertirme. Con 15, 16 años ¿por qué motivo se puede hacer uno maoísta?
           ¿Para ligar?
¡Pues claro! Para ligar.
          ¿Se ligaba de maoísta en 1976?
No es que se ligara, es que era la única forma posible de ligar. Él que no fuera un progre en la Barcelona de 1976, era un capullo. Cómo no íbamos a ser progres, con aquella sensación de que el poder no existía, en aquella Barcelona libérrima.
            En cambio, los comunistas ya eran menos atractivos.
Eso lo sentí cuando estaba en la Joven Guardia Roja y a los del PTE ya los veía viejísimos porque tenían 20 años y me parecían aburridos. Si yo estaba en la Joven Guardia Roja era porque miré todas las posibilidades que había y me dije: «Esto, que es lo más bestia que hay».
          ¿Un poco como el que escucha heavy y busca algo aún más duro?
Exacto, era una cuestión de ver qué molaba más. Luego leías un poco sobre Mao y descubrías que era el peor asesino de la Historia y te caías del caballo.”

Este texto es un extracto de una entrevista realizada el 21 de agosto en el periódico El Mundo a Juan Carlos Girauta, dirigente de Ciudadanos y “lugarteniente” de Albert Rivera en el Congreso de los Diputados.
Llevo algunos días rumiando la posibilidad de escribir sobre este partido que compite ferozmente con el PP por el revitalizado territorio político de la ultraderecha (o neofascismo) y que no sintió rubor alguno por publicar, hace unas semanas, el siguiente tuit:




Me viene a la mente la frase de Goethe que siempre vemos como “prefiero la injusticia al desorden” pero cuya traducción literal es: “prefiero cometer una injusticia antes que soportar el desorden”. La traducción literal es, para mí, aún más indeseable que la traducción habitual, pues para ser honesto con su posición Goethe debería haberse puesto también como receptor de la injusticia ya que se sitúa como receptor o damnificado del desorden. Ahí, aún disintiendo, habría respetado la valentía de su posición. “Prefiero padecer la más cruel de las injusticias a soportar el más vil de los desordenes”. Y queda como un tipo consecuente.

No sé si consecuente es Girauta en su viaje desde la “alegre” Joven Guardia Roja, atravesando los vastos territorios del PSOE y el PP, a ese mundo replicante e inquietante llamado Ciudadanos. 
El viaje no se lo reprocho. En los 80 gran parte de la  dirigencia y la militancia de las organizaciones que acusaban al PCE de reformista  (yo también desde los 15, en el año 74, como Girauta, pertenecí a una de ellas), acabó tomando sus bártulos y buscando acomodo en esa autopromocionada "casa común de la izquierda" llamada PSOE. Siempre me ha llamado mucho la atención el viaje de los dirigentes, se supone que la gente con más formación y mayor convencimiento, en un tiempo escaso desde posiciones defensoras, al menos en vocabulario, del marxismo-leninismo a posiciones que en no pocas ocasiones podían ser tildadas, no ya de socialdemócratas, sino de social liberales.
Insisto, a Girauta no le censuro el viaje desde la aspiración de una sociedad sin clases (esencia de cualquier organización comunista) al tuit siniestro que, en la mejor tradición del fascismo, susurra al oído siempre miedoso (son frágiles, más asequibles al robo que las grandes empresas) de una pequeña burguesía empobrecida, a la que con el hashtag “calles okupadas” hacen creer que los manteros, asociados al término mafia, son el peligro, el enemigo que los sumirá en la pobreza definitiva. No, Girauta, su tránsito, aunque sea hacia lo repugnante, es cuestión personal suya.
Pero sí me indigna su banalización. Nadie que yo conociera durante mi militancia, entre el 74 y el 78 (de los 15 a los 18), lo hizo por el deseo de ligar, por una sencilla razón: era peligroso (militar, no ligar). Su fecha de nacimiento, Girauta, es el 12 de marzo de 1961. Que casualidad, nueve días antes de que cumpliera la edad en que abrazó, estéticamente y por ser “lo más bestia” que había, el maoísmo, el 3 de marzo de 1976, en Vitoria morían 5 trabajadores ametrallados por la policía. En agosto de ese mismo año fue asesinado en Almería, por disparos de la guardia civil, Javier Verdejo, militante, como usted, de la Joven Guardia Roja.
Tirando de sarcasmo diría que a Javier, con 19 años (aún le faltaba uno para ser un aburrido de 20), el ansia de ligar le costó la vida.
Quizás Barcelona fuera en el 76, “con aquella sensación de que el poder no existía” una ciudad "libérrima" en oposición, por supuesto, Girauta no da puntada sin hilo, a la “tiranía nacionalista” actual.  
Vitoria, Almería, Madrid, Pamplona, La Laguna y otros tantos lugares del estado español fueron territorio peligroso para la militancia y la actividad política de la izquierda debido a la actuación de una policía criada por el fascismo y a la parapolicial de los grupos de ultraderecha.
En los años 76, 77 y 78 el fascismo español mutó matando.
Y muchos progres empezaron a caerse de sus caballos, algunos directitos a la ciénaga.

                              

viernes, 10 de agosto de 2018

La jornada (perpetua) de los miserables


Eres un cabrón Maduro. Tienes la desfachatez de no morirte, de no sufrir un puñetero rasguño y encima quieres hacernos creer que has sido víctima de un atentado, de esa palabra que les querían aplicar (50 años de cárcel pedía el fiscal, los 12 resultantes tampoco son moco de pavo) a los jóvenes de Altsasu por una pelea de bar con dos guardias civiles de paisano.
Esa palabra, terrorismo, que la gentuza que controla la línea editorial de los grandes medios españoles, usan a su espuria conveniencia. Palabra que también quería aplicarle a Tamara Carrasco, militante de los Comités de Defensa de la República, una fiscalía enloquecida que, no obstante, obtuvo del juez su confinamiento en Viladecans, la ciudad donde reside (algo hemos avanzado con respecto a la dictadura de Franco, cuando a los opositores de élite, como los del Contubernio de Munich de 1962, los desterraban a las islas menos pobladas de este archipiélago africano).
Palabra que también ha utilizado un senador del PP, Joaquín L. Ramírez, para ensuciar el nombre de trece mujeres que en un estado decente,  consecuente y honorablemente antifascista, serían heroínas nacionales. El infame, que al menos tiene la virtud reveladora de decir lo que la mayoría de su partido piensa, puso el siguiente tuit referido a las 13 jóvenes asesinadas en agosto de 1939, en la cresta de la represión fascista: “¿inocentes o terroristas?”
Saben: los militantes de la resistencia francesa contra el nazismo, que realizaban legítimamente acciones armadas contra el ocupante nazi y los colaboracionistas, eran tachados por los nazis (la esencia del terror), siguiendo la máxima de Goebbels, de terroristas. Hoy es impensable que nadie en Francia cuestione el sacrificio heroico de aquellas personas. Al sur de Los Pirineos, donde paradójicamente se resistió con más virulencia al fascismo, el cuestionamiento y el desprecio a los luchadores antifascistas es moneda de cambio habitual.
Usan, los acorazados mediáticos, la palabra terrorismo como un arma de alienación política, pues a través de ella crean una visión estricta del mundo y trancan, con barricadas de prejuicios, vías al pensamiento.
Por esta razón no me cansaré jamás de repetir que, aunque 600 militares fascistas en la reserva (la cifra va subiendo) lo reivindiquen, el principal líder terrorista del siglo XX español se llama Francisco Franco, no Santi Potros, ese que provoca escándalo que haya estado “sólo” 31 años en la cárcel. Y aquí surgen los matemáticos del delito expresando su malestar porque haya cumplido menos de un año por cada uno de sus 40 crímenes. Hagamos matemáticas. A lo largo de toda la historia de ETA sus militantes suman, con toda seguridad más de 1.000 años efectivos de cárcel. ¿Cuántos años encerrados suman los fascistas (sólo en Canarias, sin Guerra Civil alguna, murieron más de los 800 asesinados por ETA en 50 años) que asolaron el país con más de 100.000 asesinatos a partir de 1936?
Cero años. Suman cero años.
Hipócritas y miserables a tiempo perpetuo. El programa de Antena 3 “Espejo Público” abrió su edición del 8 de agosto con la “tremenda” noticia del acercamiento de dos ex militantes de ETA (ya todos lo son al disolverse la organización) a una prisión de Euzkadi. Estos desinformantes profesionales, que viven con la  sacralizada Constitución revoloteándoles, presentan, con alarmismo, como un beneficio penitenciario aquello que está recogido en su bienamada carta magna: los condenados tienen derecho a cumplir sus penas lo más cerca posible de su lugar de residencia. Sean honestos y explicítenlo: queremos que, a base de kilometraje, paguen también sus familiares. Yo voy a serlo también: quiero que no entreguen los restos de Franco a sus familiares, ni siquiera deseo que los depositen en el contenedor de residuos orgánicos más próximo. A una cuneta anónima en un radio de 500 kilómetros alrededor de Cuelgamuros. Y que la familia, con la fortuna acumulada (han puesto a la venta el Pazo de Meirás por 8 millones de euros) y la colaboración de los 600 militares fascistas en la reserva, se busque la vida.
Lo siento Maduro, preso de otra dispersión, la mental, me he olvidado de ti, de que tú, aunque te manden drones cargados de explosivos, que hirieron a varias personas, no eres objetivo del terrorismo. Ante ti sí actúa, con el pecadillo venial de las acciones violentas, la resistencia. Nada importa que este año se hayan celebrado unas elecciones presidenciales a las que no concurrió parte de la oposición debido a que tienen otros planes más radicales (muerto el perro se acabó la rabia) para sacarte del poder. Contra ti tampoco existen los golpes de estado como el ocurrido en agosto de 2017. Contra ti operan los levantamientos heroicos contra la tiranía. El golpe de estado, la rebelión preñada de violencia merecedora de los 30 años que sí cumplió Santi Potros, se produjo en Cataluña cuando un parlamento, por mayoría absoluta, decidió poner las urnas el 1 de octubre.
Acabo con la letra, traducida al castellano, de la canción “Els jorn dels miserables” de Lluis Llach.
   
Qué pocas palabras tengo
y las que os digo son tan gastadas
será necesario buscar nuevos caminos
en donde no sean preciso palabras.

Qué poca fuerza tengo
tantas veces la he mal encaminado
la quiero toda para mañana
cuando la gesta lleve el alba.

Cuánta rabia que tengo
tal vez es necesario ser perro desde ahora.
Cuanta rabia que tengo
y no quiero olvidarla.

Qué poca esperanza tengo
y tal vez será necesario dejarla
que no sea que esperar
nos aleje más de los actos.

Cuánta miseria que tengo
bajo los pies, encima de la espalda,
y la quiero guardar conmigo
hasta el día de los miserables.

lunes, 6 de agosto de 2018

Crepúsculo tejido de imaginaciones,
por la ciudad sin rumbo 
tu sombra me sigue.

A veinte calles
los asesinos 
celebran el cumpleaños
que no recoge ningún calendario.

Tienen día feriado
los asesinos al sol.

Juegan a la oca de la cuneta
mientras tu sombra se aleja.

Mañana tirarán los dados
del amaño.

Sueño con dormitar tranquilo
aunque ya no esté tu sombra
(o tu bruma)
para darme luz.