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martes, 12 de noviembre de 2013

La enésima catástrofe: los últimos de Filipinas

Tras el devastador ciclón el ejército filipino se ha desplegado rápidamente en el lugar de la catástrofe para... evitar los saqueos. Viendo las imágenes me pregunto: ¿qué hay que saquear? ¿cadáveres? ¿hambre? ¿destrucción?
Repugna que la protección de unos bienes materiales, cuando habrán miles de heridos y dolientes que pueden morir en horas, se convierta en la prioridad.
El estado filipino, íntegramente, tendría que estar volcado en el auxilio de los damnificados, en la lucha contrarreloj por salvar vidas. Los saqueadores pueden ser de dos tipos: o aprovechados de las circunstancias o ¿lo más probable? gente desesperada porque no llegan ayudas. En cualquier caso no son el elemento prioritario cuando el hambre y la enfermedad se enseñorean del paisaje.
La ayuda internacional.
Una locutora de radio se escandalizaba por una encuesta hecha en Francia en la que un 60% de los preguntados decían no estar dispuestos a contribuir económicamente para ayudar a las víctimas del ciclón. ¿Son ese 60% seres sin entrañas? Quizás. Pero me imagino que en ese 60% hay diferentes motivaciones. Cuando sucede una catástrofe siempre se apela al humanitarismo del particular, al óbolo, a la limosna salvadora. Ayer en la prensa salía una lista de cuentas corrientes de diversas entidades y oenegés pidiendo la donación ciudadana. Es vergonzoso que unos estados capaces de emplear decenas de miles de millones para salvar a la banca o en una intervención militar imperialista, cuando se trata de realizar una ayuda primaria, de choque (alimentos, medicina y un techo provisional), dejen parte de sus deberes ineludibles en manos de entidades privadas. En Haití, cuando ocurrió el terremoto, la ayuda médica mejor y más estable fue la del estado cubano.
La ONU pide movilizar recursos por 225 millones de euros para 11 millones de afectados (la descomunal cifra de 20 euros por afectado). La ridiculez queda acentuada si pensamos que el Real Madrid gastó 100 millones en Bale. ¿Es inconcebible o imposible crear un fondo de garantía mundial para actuar urgentemente ante catástrofes brutales que afecten a poblaciones especialmente empobrecidas?
Siempre queda la opción que le escuché al presidente de Filipinas don Benigno Aquino: rezar.
 
 
Una peligrosa saqueadora

martes, 22 de octubre de 2013

Los terrorismos y la doctrina Parot

Me ahorraré hacer la declaración pertinente sobre lo aborrecible que es el tiro en la nuca, el coche bomba que mata indiscriminadamente (casi a diario en Bagdad) o la muerte de niños en una casa-cuartel de la guardia civil. Me la ahorro porque, aparte de la aversión  moral relativa (¿ninguna persona que lo haya perdido todo por la crisis ha tenido la idea de empuñar y usar una pistola? ¿quién arruina y desecha vidas, empujando incluso al suicidio, es un asesino?), creo equivocada la violencia de grupos minoritarios redentoristas, de vanguardias que cuando viran la cabeza no encuentran ni rastros de sus pueblos. Dejando a un lado el pacifismo de los hipócritas, nadie con un mínimo conocimiento histórico ignora que la violencia es un actor principal en el gran teatro del mundo. Todos sabemos que en situaciones de opresión existe el derecho de los pueblos a rebelarse. ¿Sólo pacíficamente? Pido un poco de respeto intelectual, que dejen de repetirme machaconamente que la violencia es inaceptable, aquellos que la practican, la fomentan y amenazan con ella cotidianamente. Son los doblerraseristas. Pakistán ha denunciado hace pocos días, ante la ONU, que en la última década su aliado (o jefe) ha matado a 2.200 personas por ataques de drones. De éstas, 400 eran civiles y 200 más "probables no combatientes". ¿Se diferencia algo del coche-bomba, salvo que el escenario es una aldea remota de un país también remoto? ¿Alguien lo concibe al revés? Drones paquistaníes atacando un rancho de Arizona. Sería un escándalo mundial. Enviarían a Pakistán a la edad de piedra (esta fue la velada amenaza de un funcionario de EEUU tras los atentados de las Torres Gemelas). Simplemente argumento que los grandes condenadores de la violencia de ETA (PP y PSOE) no son pacifistas convencidos, pues pertenecen (felices) a la organización que lidera ese país que ataca a otro, matando a centenares de civiles, con absoluta impunidad.
Ya sabemos que la cercanía del crimen lo hace más impactante. La lejanía, salvo que ocurra en algún punto neurálgico del planeta y los medios lo quieran, diluye en gran medida el espanto. En el estado español, a miles de kms de EEUU, Iraq o Afganistán, si a cualquier persona con información media (básicamente tele) le preguntas cuál ha sido la agresión terrorista más brutal del siglo XXI, no dudará en responder que el atentado de Nueva York. No catalogará como víctimas de atentado a los miles de muertos de Iraq (matanza perpetua). Alguien me dirá que eso son guerras, no atentados. Hablamos de países (campañas mediáticas aparte) militarmente débiles, agredidos por una fuerza militar brutalmente superior. Ni siquiera les declaran la guerra. Aterrorizas desde el aire durante días a base de bombardeos nocturnos (dulces sueños para los niños) y después conquistas (defender lo conquistado es otro tipo de guerra más costosa, más estresante para la fuerza ocupante) por tierra. Estás guerras son más cobardes que un atentado terrorista "clásico", porque se hacen desde la impunidad. Desde el convencimiento de que eres un país no juzgable por tu gran poderío. El terrorista no es un loco, un simple asesino, aunque asesine. Legítimas o no, tiene motivaciones políticas y además sabe que puede pasar largos años en la cárcel o ser ejecutado.
El terrorismo ha vuelto a la palestra hispana por la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que establece que la doctrina Parot (una manera de aplicar a los militantes de ETA, juzgados por el Código Penal del 73, por lo que respecta a los beneficios penitenciarios, el Código Penal de 1995, que es bastante más restrictivo) no está ajustada a derecho, que Inés del Río ha pasado encarcelada varios años más de los que legalmente le corresponden. Esta militante de ETA, sentenciada a 3.828 años de cárcel (¿por qué no 300.000?) por 24 asesinatos, ha pasado más de 26 años en la cárcel, no ha entrado por una puerta y ha salido por la otra. O sea, no es cierto que no haya pagado un precio por sus delitos. Los cincuenta y tantos presos de ETA afectados por la doctrina Parot, que podrían salir pronto a la calle, han pasado más de 20 años entre rejas. Otro debate es si nos parece suficiente o insuficiente el castigo. A los familiares más directos de las víctimas seguro que les parece insignificante. Es muy típico que en los foros cuando opinas de este tema y te apartas de las posiciones ortodoxas, te espeten: "¿Y si asesinan a un familiar tuyo?". Respondo que si pudiera me cargo a quién lo haga. Cuando te arrancan (no pierdes, te lo arrancan) un ser muy querido no quieres justicia, ansías, al menos en un primer momento, pura venganza. No obstante, debo decirlo, los familiares de las víctimas de ETA han tenido, en mayor o menor medida, el tibio consuelo de la justicia. Los familiares de los asesinados del fascismo ni siquiera reciben un euro de los presupuestos del estado para recuperar a sus muertos, que también fueron víctimas, aunque de inferior categoría. Y los que piden justicia tienen que irse a 10.000 kms de distancia para aspirar, probablemente en vano, a obtenerla.
Es curioso. En la Transición siempre se apelaba a superar la "guerra fratricida". A mirar hacia adelante. No había que juzgar a los victimarios ni exigirles el más mínimo perdón. Lógico, ellos comandaron el proceso. Nos enseñaban la zanahoria democrática y agitaban el palo fascista. Ahora que ETA no va a volver a matar, te conviertes casi en terrorista o cómplice, si planteas que el tema penitenciario (acercamiento de presos, por ejemplo) puede ayudar a consolidar el fin de la violencia. A veces pienso, es solo una sospecha, que temen que el fin de la violencia pueda suponer una apertura del camino hacia la independencia.
Los militantes de ETA, libres por la doctrina Parot, no se habrán ido de rositas, como se han ido en este país casi todos los gerifaltes y esbirros de la dictadura. Encuentren un criminal fascista que haya pasado 20 años en la cárcel. Alguno, incluso está enterrado con todos los honores, en un infame mausoleo que se mantiene con el erario público.

sábado, 28 de septiembre de 2013

La tortura franquista bajo los focos de la justicia... argentina

La tortura (tradicionalmente presencia silenciosa o de voz baja) está de moda en el estado español.
La solicitud de extradición de cuatro policías españoles, torturadores del tardofranquismo y la denominada transición, por parte de la jueza argentina María de Servini, que atendió una demanda de represaliados por la dictadura fascista, ha puesto tan ominosa práctica en las portadas de todos los medios de comunicación.
Llevo varios días rumiando como arrostrar el tema. En mi se debaten, como casi siempre, la víscera y mi anhelo de ser un circunspecto profesor.
Pocas situaciones se me hacen más aterradoras que estar inerme en unas manos que pueden hacer contigo casi lo que quieran. Esa situación, afortunadamente, yo no la he vivido. Pero sí estuve detenido en comisaría, con otros compañeros, en dos ocasiones: agosto de 1976 y abril de 1977.  De la primera experiencia, apenas 20 horas, recuerdo que pase la noche en una celda tan exigua que no podías  tenderte. La segunda vez cumplimos las 72 horas legales. Nos detuvieron el 13 por la noche tras realizar una “pegada” de carteles en conmemoración de la Segunda República y en pro de la Tercera. Unos días antes, el 9 de abril, el Partido Comunista de España, tras 40 años de ser la organización esencial en la lucha contra la dictadura, había sido legalizado. Tenía dos condiciones básicas (con lo que ellas implicaban): reconocimiento de la monarquía de Juan Carlos y de la bandera bicolor. Los cuatro detenidos aquella noche empezábamos a ser ya unos restos a la deriva, unos náufragos. La oposición de izquierdas, calada hasta el tuétano, se subía masivamente al barco que le ofrecían los reformistas del régimen dictatorial. Recuerdo que uno de los policías que me interrogó me dijo: “ O se meten en el PCE o acaban todos aquí”. Eso es capacidad de adaptación a los tiempos. Todo el mundo adaptándose (transicionando): el poli y el PCE. Por otro lado es curioso. No me dijo: “métete en el PSOE, muchacho”. El poli sabía, era su trabajo, que quiénes se habían cargado a sus espaldas la oposición a la dictadura eran los comunistas y, empeñados en darle matarile a Franco, los anarquistas. Pensaba que el PCE rentabilizaría esa lucha en las urnas que venían. Pero está claro que le faltó visión política, al menos en un primer momento.
Esos policías no nos torturaron en el sentido de los horrores que implica el término. Hubo un leve maltrato  y alguna humillación. Teníamos 17 años. El fascismo te consideraba mayor de edad legal  a los 21, excepto en el ámbito penal, donde esa mayoría se adelantaba en ¡5 años! Con 16  ya podías quedarte 72 horas en comisaría y si el juez lo consideraba oportuno enviarte a la cárcel. Cuando íbamos detenidos en el coche yo pensaba en el famoso, entre los círculos clandestinos de la izquierda de Las Palmas, Heliodoro. Ese “social” (apelativo común de los miembros de la Brigada Político Social) tenía fama de torturador. Ya parte de la izquierda estaba legalizada y yo sentía que iba derechito a las fauces de la bestia. Por mi trabajo de profesor lidio todos los días con jóvenes de 16 ó 17 años. Muchos de ellos son complicados, desnortados, con mucha rabia interior. Nosotros teníamos la rabia de la injusticia y el socialismo, el anhelo de un mundo más justo, como brújula que nos señalaba el norte. Pero seguíamos siendo unos críos. Y pienso que era asqueroso el pan que se ganaban aquellos individuos amedrentando a un chico como esos con los que hoy (exactamente hoy), he estado luchando para que no acaben en un camino sin salida ni retorno. Estoy convencido de que uno de los mejores hombres que he sido a lo largo de mi vida lo fue ese muchacho expectante de 17 años. Aquellos represores y la confortable apacibilidad con la que transcurrieron sus “vidas laborales”  posteriores, me dieron –a mi pesar- una gran lección que vas estudiando con el tiempo, una lección pesimista y puñetera: la justicia es un bien escaso, al que pocas veces accedemos, y que además no tiene nada que ver con la ley.  He dicho que era asqueroso el pan que se ganaban, y lo mantengo, pero no los masacro moralmente. Tal vez eran buenos padres de familia que, cuando los llamaban, acudían raudos al colegio preocupados por la enseñanza de sus hijos. A uno de ellos lo vi en un par de ocasiones entrar en la iglesia del barrio. Pensaba, irritado, que era un tipejo hipócrita. Hoy en día estoy convencido de que para ese hombre maltratar a un chico de 17 años o, si se terciara torturar, no significaba ninguna contradicción con su fe en un dios omnipotente y bondadoso. Mis camaradas y yo éramos el enemigo, el mal. Con esto quiero decir que los torturadores fascistas o los torturadores “demócratas” (Amnistía Internacional denuncia que en el estado español todavía se tortura), no eran o son malvados a tiempo completo. Eran o son hombres con una ideología clara, como lo eran los nazis: el anticomunismo. Ésta era y sigue siendo la barrera infranqueable. El fascismo siempre surge cuando esa barrera corre peligro de quebrarse, cuando se avizoran unos cambios profundos e igualitarios del modelo capitalista existente. Por eso muchos nazis de “rango menor” transitaron del uniforme pardo a la americana y la corbata de la República Federal Alemana. Y por eso la fidelidad de los “sociales” a un régimen fascista sanguinario no fue impedimento para, cambiando algún nombre, reubicarlos dentro de la “democracia”. Y, añoranzas particulares aparte, seguro que la mayoría se sintieron muy a gusto en la nueva situación.
No escurro el bulto. No concibo la tortura como parte del engranaje estatal de un país socialista. Para mí el socialismo, en sus raíces ideológicas, triste utópico, tiene un componente moral básico donde la vileza ejercida desde el poder no tiene cabida. Ríanse, pero yo me creo el concepto del “hombre nuevo”, y éste no puede ser construido a golpe de picana. Lo repito, soy utópico pero no quimérico. La lucha de clases es dura, pero en el poder tenemos que ser diferentes, nuestra moral, nuestros límites, como aspirantes a una sociedad de seres libres, tienen que ser innegociables. Una vez a Fidel (Castro, por supuesto) unos periodistas le preguntaron si llevaba chaleco antibalas. Desabotonándose la camisa verde oliva, con un toque teatral, contesto que el llevaba siempre puesto un escudo moral.
Ahora todo el mundo “progre” está feliz de que la juez argentina reclame a cuatro torturadores para juzgarlos. Encantadísimo. Hay centenares de abueletes (si hablamos de torturadores de la época franquista) que reclamar. Ya que aquí es imposible, que los juzguen a 10.000 kms. Que a Heliodoro, si vive, se le pongan de corbata, sería un gran placer. Que Martín Villa esté de boca en boca como posible extraditable (¿cuántos te negarían Rodolfo?) es un regocijo. Sin embargo, imagino que extraditar  a un anciano recién operado de cadera, aunque sea hijo fidelísimo de su padre y “jefe de los torturadores” (no olvidemos que el torturador es un empleado público), según atinada expresión de Otegui que le costó una condena a un año de cárcel, debe ser un poco más complicado.  Insisto, todo genial.
Pero.
Han existido más de 30 años de silencio mediático (hablo de los medios de masas, ya sé que los marginales denuncian muchas situaciones que gran parte de la gente desconoce o conoce mal, que es peor aún), más de 30 años donde se vendió por parte de la derecha y se compró por gran parte de la izquierda, la baratija de la desmemoria como método de avance hacia una supuesta reconciliación entre los fratricidas españoles, hacia el borrón y cuenta nueva. Pero según parece el borrón persiste. Tal vez un fantasma de Canterville rojillo dedica sus noches a reponer el rastro de sangre de los criminales.
Para acabar dos breves:
Titular de una noticia del digital Kaos en la Red que no siendo buena, vista desde el estado español, es magnífica. Dice: “Chile: represores de la dictadura pinochetista gozan de privilegios en las cárceles”.
Recomiendo un libro llamado: “Claves de la Transición. 1973-1986. (Para adultos)”. Su autor es Alfredo Grimaldos. Es breve, poco más de 170 páginas, y muy ágil. Contraindicado para las almas cándidas, puede originar un subidón de realidad que quiebre algún bello esquema mental.

martes, 16 de julio de 2013

La 18 de julio: la banda terrorista más criminal de la historia de España


“Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades y sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándose castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas”
El general Mola redactó el texto que antecede, el 25 de mayo de 1936, como parte de la primera de las “instrucciones reservadas” que elaboró en su condición de director del golpe militar fascista, que una parte del ejército comenzó a preparar poco después del triunfo del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de ese año.
El texto de Mola es muy interesante. Desde un punto de vista ético casi todos nos repeluznamos (eso se piensa pero no se escribe, que eso no mola, Emilio Mola). Hay una frase estremecedora: “la acción ha de ser en extremo violenta”. Acongoja ¿no? Pero desde el punto de vista organizativo es impecable. Instrucciones claras y concisas. Quieren vencer y saben como. A Mola el discurso de Unamuno el 12 de octubre de ese año en Salamanca (“Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis”) se la trae al pairo. Le parecería y perdónenme, habla Mola, “una mariconada”. Primero había que someter al país, después habría tiempo de convencerlo. Casi 40 años duró el convencimiento. Un convencimiento donde abundaron tanto las hostias consagradas, administradas por los custodios de las mentes, deleznables inculcadores de miedo, como las hostias prosaicas, administradas por los maestros fascistas y los diferentes estamentos armados vía prisiones y cuartelillos diversos.
La sublevación comenzó en Melilla la tarde del 17 de julio y se extendió por el protectorado de África, que el 18 ya era territorio dominado por los militares sublevados. Los militares que se mantuvieron leales a la República, entre ellos un primo de Franco, el comandante Ricardo de la Puente Bahamonde, (esta ejecución cimentaría su liderazgo moral entre su tropa) fueron fusilados, como tantos otros posteriormente, ¡oh paradoja! por “rebelión militar”. El 18 de julio del 36, sábado, que le arrebató al 14 de abril del 31, martes, la condición de fecha más importante del siglo XX español, comenzó, como dije antes un 17 de julio con la consigna clara de bañar al país en sangre. Vean a Franco, al amigo Mola y a Queipo de Llano en sus palabras:
 El 27 de julio del 36 Franco declaró: "Salvaré a España del marxismo, cueste lo que cueste. No dudaré en matar a media España si es necesario para pacificarla". Allen: "¿Cuánto tiempo va a continuar la masacre, ya que el golpe ha fracasado?". Franco: "Yo continuaré avanzando sobre Madrid hasta que mis tropas hayan pacificado el país." Allen: "¿Significa eso que tendrá usted que fusilar a media España?" Franco le contestó, sonriendo: "Escúcheme bien. Le repito que cueste lo que cueste." (27 de julio de 1936, el periodista norteamericano Jay Allen entrevista a Franco en Tetuán). Mola, julio del 36: "Yo veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo...Hay que sembrar el terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensan como nosotros". Queipo de Llano: “Yo autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción entre vosotros; que si lo hiciereis así, quedareis exentos de toda responsabilidad... nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los rojos lo que es ser hombre. De paso, también a las mujeres de los rojos. Esto está totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen”.
Queipo, hombre de fino pensamiento y noble corazón, gran misógino (el fascismo restableció legalmente la subsidiaridad de la mujer con respecto al hombre, su condición de veladora del reposo del guerrero) e instigador de violaciones, está enterrado con todos los honores en la basílica de la Macarena, en Sevilla, al pie de la virgen (imagino que asombrada de tener los despojos de  tan siniestro elemento tan a mano). Hasta 2009 la virgen llevaba su  sangriento fajín y en 2012 su nieto heredó el título de marqués que en su momento otorgó Franco a su abuelo. Y Mola, el alma sensible que abre este texto, fue nombrado, a título póstumo, duque con grandeza de España, título que han ido heredando sus descendientes. Si, la nobleza creada por la dictadura fascista perdura. En realidad, lo lamentable es que se admitan en este país los títulos nobiliarios.
Esta panda de forajidos militares fascistas que el 18 de julio se pusieron fuera de la legalidad republicana, que eran la punta de lanza de la oligarquía en una época de gran acentuación de la lucha de clases, con un fascismo emergente que las “democracias liberales” pensaban que podía hacerles el favor de acabar con la Unión Soviética, no lograron triunfar en todo el país. El golpe en parte fracasó, pero la decidida ayuda militar de Italia y Alemania a favor de Franco fue decisiva en la guerra. La República tuvo que defenderse. Al principio funcionó la ira popular, el odio de los secularmente desposeídos. Tener pinta de burgués no era conveniente, podía ser perjudicial para la salud. Al cabo de varios meses, cuando se constituyo un ejército regular de la República y se consolidaron sus estructuras políticas, las acciones descontroladas dejaron de ser tan habituales. Me mojo. En Madrid en el 36 se luchaba a cara de perro, enfrente de la República estaban gentes con mucha claridad de ideas y decisión en su manera de actuar. ¿Podía pedírsele a la República un comportamiento exquisito? La quinta columna en Madrid no era un mito. Existía. La República, incluso con los crímenes (no oculto las palabras) que cometió para defenderse, era un régimen que quería humanizar el país, abrió caminos a la mujer, instruyó a los niños de las aldeas más alejadas (creó 5.000 escuelas y la mitad del magisterio español fue depurado por los fascistas, en los pueblos conquistados el maestro solía ser una de las primeras víctimas), intentó la reforma agraria (combatida encarnizadamente por las derechas), en la búsqueda de un reparto más justo de la propiedad de la tierra. La violencia de la República fue justa y necesaria. Los aliados mataron en el bombardeo de Dresde a 60.000 personas, quizás muchos de ellos antifascistas, pero sabemos que el culpable de la Segunda Guerra Mundial fue el nazi-fascismo internacional y su ideología execrable, intrínsecamente criminal. La República tenía el deber de defenderse, y lo hizo con luces y sombras, pero en su esencia no estaba el pensamiento repugnante que he explicitado con algunos ejemplos más arriba, esa planificación del exterminio puesta por Mola, negro sobre blanco, dos meses antes del golpe, ni estaba la altanería de las castas que han detentado el poder desde tiempos ancestrales y no se resignan a verlo o intuirlo en disputa. Hoy no concebimos una situación como la que se inicio hace 77 años. Seguro. Pero no le pisen el rabo al mastín, se revolvería, si es necesario, con la misma fiereza.
Ninguno de los componentes de la banda terrorista 18 de julio, que mató y reprimió durante 40 años, banda que tuvo  siempre el mismo jefe, pero cuyos miembros se fueron renovando con el tiempo, fueron juzgados jamás. Ningún grupo terrorista, perfectamente estructurado y jerarquizado, se ha ido tan de rositas como estos criminales fascistas. En Alemania, en Italia, en Chile, en Argentina, hace poco en Guatemala, en todos estos países, en mayor o menor medida, actuó la justicia. Aquí las tropelías les salieron totalmente gratis. Incluso es legal la fundación Francisco Franco. O sea, en un país donde Otegui lleva cuatro años en la cárcel por trabajar para acabar con el terrorismo de ETA, donde la apología del terrorismo es tan perseguida, existe una fundación dedicada a preservar y enaltecer el legado del mayor terrorista español del siglo XX. Y encima este genocida nos dejo de jefe del estado -no me canso de repetirlo- a su protegido.
Acabo. El PP rechazó en el congreso de los diputados hace un par de meses que el 18 de julio fuera el “día de la condena al franquismo” (hay que sustituir ese término por fascismo). Usó la palabrería de siempre. Esa que ha legitimado parte de la llamada izquierda. La equidistancia de los hermanos que empezaron a darse garrotazos en un ataque de locura. No remover viejas heridas que están cerradas. Aquí, bellacos, lo que siguen cerradas son las cunetas, las fosas comunes y los pozos. Y lo peor es que han ganado esta partida, y la perspectiva, desgraciadamente, es que sus herederos sigan ganando. Les interesa esa visión que, con gesto contrito, reparte culpas, la mejor manera de no culpar a nadie. Visión que sustrae conocimiento, justicia y reparación.

viernes, 7 de junio de 2013

Manifestarse, luchar, ¿sirve?

El siguiente artículo surge de la lectura de la reflexión de Jerónimo a la anterior entrada del blog. Pongo el enlace para que si les apetece lean su texto
 


 
Rosa Parks un día de 1955 se negó a levantarse de su asiento en la guagua (autobús en canario) para dejarlo, como marcaban las normas, a un blanco. La mayoría de la población blanca del sur de EEUU defendía la justeza de la discriminación racial, de que Rosa se levantara y se fuera al fondo del vehículo.
 
Cuando Espartaco, en el 73 a. c., se rebeló junto a otros esclavos constituyendo un ejército que, por la fuerza de las armas, puso en jaque al Imperio Romano, la mayoría de la sociedad romana defendía la justeza de la esclavitud.
 
Cuando en 1789 se produce la Revolución Francesa, que marca el inicio de la contemporaneidad, revolución parida (al igual que la norteamericana de 1776) por la Ilustración y la burguesía y a cuyo carro se subieron las clases populares urbanas (sans-culottes), la mayoría de la población francesa –como en toda Europa- era campesina, aproximadamente el 80%. Esos campesinos, en buena medida, apoyaban la estructura social vigente, aunque fuera contra sus propios intereses. Además tiene enorme lógica, eran seres explotados, analfabetos (lo era el 90% de la población), con una visión del mundo recibida a través del oscurantismo eclesial y que ellos percibían, desde la cuna a la tumba, como el “orden natural” de las cosas. O sea, la revolución francesa fue obra de minorías intelectuales y urbanas. La mayoría habría seguido con su cotidianidad tal y como estaban, acaso quizás con alguna revuelta campesina puntual fruto de las hambrunas.
 
En 1917 se produce la principal revolución del siglo XX: la rusa. Rusia, al igual que Francia en el siglo XVIII, era un país semifeudal y con una clase obrera escasa y concentrada en San Petersburgo y en Moscú. Esa revolución que marca sin ningún genero de dudas el devenir del siglo XX –son los comunistas rusos quiénes aplastan al nazismo, hazañas bélicas hollywoodenses aparte-, fue en sus inicios una acción de una minoría muy concienciada, una minoría en lucha por los intereses de la mayoría, que quería transformar la historia  creando el primer estado obrero. Podían ganar o perder. Muchos sabían que probablemente, aunque se consiguieran los objetivos, ellos perderían. Me refiero a los que iban a morir en el conflicto. Espartaco y sus correligionarios o los negros cimarrones americanos podían haber seguido con sus vidas, millones de esclavos y desposeídos lo han hecho a lo largo de la historia, y lo seguirán haciendo, sin mover un músculo. Nuestro primer instinto es el de conservación y eso conlleva adaptarnos al medio natural y también al social. Nuestra especie ha sufrido desde siempre. Pero siempre, siempre, queremos vivir. Seguro que el esclavo, dentro de su cosificación, de su malestar perenne, buscaba los breves momentos de dicha: la risa y el amor. Cada individuo de un grupo que se ha rebelado contra un orden social injusto y violento, más allá de emotivas y necesarias  frases del tipo: “más vale morir de pie que vivir de rodillas”,  tenía mucho que perder, aunque viviera en la pobreza y la humillación: su vida, única e intransferible, la vida del ser que sabe que nace y muere. Espartaco fue derrotado. Él y sus compañeros fueron crucificados a lo largo de un trecho de la Vía Apia. Apostaron al todo o nada y salió nada para ellos y todo para la dignidad, tan vaporosa como necesaria, de los oprimidos de cualquier época.
 
Las élites dominantes no sólo han tenido el dominio económico, han poseído, lo que a mí me parece aún más básico, el dominio de las ideas, han hecho que los oprimidos vean el mundo con el color de sus lentes en cada momento histórico. Y son pequeños grupos, que aspiran a ser mayoría, los que combaten esa visión que anega el cuerpo social, los que inician la lucha por la transformación, contra la inmutabilidad, contra el injusto “sentido común” de cada época, que es sólo un reflejo de la ideología dominante.
 
El proletariado europeo del siglo XIX, nacido de la primera revolución industrial sin más derecho que el de caerse muerto y ser suplido por otro, a base de enfrentamientos con la policía o el ejército en barricadas, huelgas o manifestaciones, muchas veces tan cargadas de razones como de ira y violencia, consiguió trabajar menos horas, acceder a seguros sociales (el conservador Bismarck fue el primero que implantó la seguridad social en Alemania por la potencia del movimiento obrero de ese país), eliminar el trabajo fabril de los niños, el sufragio universal, etc. O sea consiguió que los parlamentos aprobaran leyes que aliviaban la situación de los trabajadores. No se derribaba del poder a la burguesía, pero se arrancaban concesiones (en este sentido a los trabajadores de Europa Occidental la existencia del bloque socialista tras la 2º Guerra Mundial les vino muy bien).
 
La Plataforma Antidesahucios (PAH) ha sido un ejemplo de combinar lucha en las instituciones (recogida de más de un millón y medio de firmas) con la lucha en la calle. Y sus luchas en la calle nos han enseñado algo muy interesante, cuando la pelea adopta formas más “agresivas” o contundentes, pues en vez de circular por los “desfiladeros” de rigor se acercan a ponerle pegatinas en la puerta al diputado X, los dueños de la imprenta, los oligarcas, ponen en marcha todo su fuego mediático para fusilar nuestras mentes con balas de gran calibre: violentos, amigos de terroristas, nazis. Estos tres términos publicados en la prensa española buscan criminalizar a la PAH y avisar a navegantes con la tentación de descarrilar. Lo lamentable es que suelen tener éxito en su objetivo: cortocircuitar el pensamiento con palabras tabú.
 
La violencia o la algarada son indeseables. Pero tengamos claro que si  en un panorama general de recortes aumenta el dinero para material antidisturbios es porque ellos saben, mejor que nosotros incluso, que hay razones para el disturbio, para la algarada. Por cierto el material antidisturbios no es para perseguir delincuentes comunes o banqueros ladrones. El estado tiene el monopolio de la violencia. Cierto. Y la burguesía tiene el monopolio del estado y por lo tanto de la violencia. Si ese monopolio estuviera en vías de cambiar de manos usarían cualquier medio para tratar de impedirlo. Incluso utilizar el ejército, que no es neutral cuando el dominio de clase está en juego (sucedió en el 36, en Chile en el 73). En España las urnas se guardaron 40 años y se abrieron tras un pacto con rey, bandera y clase dominante franquista como ejes intocables y acorazados de la reinstaurada democracia.
 
Me hago la siguiente pregunta: ¿si un país europeo a través de las urnas diera un giro radical hacia una sociedad socialista, se le dejaría recorrer ese camino en paz?
 
Luchar, en mi opinión siempre sirve, aprendamos del enemigo de clase, cuando sus privilegios están en peligro luchan con denuedo, nos odian con pasión. Aprendamos nosotros a odiar lo que ellos simbolizan, lo que no implica combatirlos ciegamente. El antropólogo Manuel Delgado dijo en la radio en una ocasión que el verdadero motor de la historia es el odio, no el amor. El odio que sintió Rosa Parks a levantarse del asiento e irse al fondo de la guagua es el germen de los cambios sociales.
 
Para acabar haré una breve consideración sobre el estado de derecho.
 
El estado de derecho, plasmado en la constitución, dice que en España cualquier persona tiene derecho a la vivienda (que se lo digan a cualquiera de los miles de desahuciados), a la educación (que se lo digan a los estudiantes universitarios que han tenido que dejar sus estudios por impago de tasas), a la sanidad (que se lo digan a la familia del inmigrante muerto en Baleares de tuberculosis). ¿Qué grado de aplicación tiene el estado de derecho en un estado que no garantiza a parte de sus habitantes los derechos antes mencionados? Algún revolucionario (creo que fue el Che) dijo, con pleno acierto (véase EEUU), que el poder está en la punta del fusil. En el capitalismo el derecho está, en buena medida, en el volumen de la billetera. Cierto es que este artículo no aparece en ninguna constitución.
 
 
 

jueves, 30 de mayo de 2013

Beatriz


Beatriz ni siquiera es Beatriz. Intuye que tiene que ocultarse, que podría ser objeto de un festín mediático -en realidad ya lo es-, cuando simplemente es una muchacha salvadoreña de 22 años, embarazada de un bebé anencefálico (carece de una parte del cerebro) que morirá apenas nacer. Beatriz está enferma de lupus y tiene problemas de riñón. Según los médicos su vida corre peligro si el embarazo llega a término y pare a un niño que nunca será. En la televisión oigo su voz y percibo el hablar titubeante del miedo, de una vida de pobreza que probablemente conoce más del palo que de la caricia. En El Salvador el aborto está penado en todas sus formas para la mujer con 30 años de prisión y para el médico con 12. El tribunal constitucional de El Salvador (por cuatro votos a uno) ha denegado la petición de aborto terapéutico formulada por Beatriz. Yo digo que este tribunal actúa sobre Beatriz con violencia extrema. Abusando de ella. Digo que abusan porque saben que es una mujer pobre, pues una mujer de clase pudiente habría ido a cualquier país de manera discreta y resuelto su “problema”. Aquí muchas personas aún recuerdan los viajes a Londres de bastantes jovencitas de familias de buena posición social en la católica e hipócrita España franquista.  He mencionado otra palabra clave en este tema: católica, iglesia católica. Esta institución, por voz de sus administradores (varones todos), con su tradicional vocación de carcelera de almas y cuerpos, dice que permitir la interrupción del embarazo de Beatriz sería “abrir la puerta de entrada al aborto en el país”. Estos seres violentos e insanos plantean que hay que defender la vida del niño que nacerá para morir aun a riesgo de la vida (prescindible parece) de Beatriz. Iglesia católica o judicatura son bridas ideológicas que utilizan las élites salvadoreñas (todas la élites dominantes combinan control ideológico y material con el fin de mantener su supremacía económica) para someter y conducir al pueblo con violencia soterrada, estructural, que traspasa las contiendas electorales. Beatriz es oprimida como pobre, como mujer e imagino que también como indígena. Yo me pregunto cuanto costará en El Salvador u otro país de la zona contratar a un sicario, a un ser humano que por una determinada cantidad eliminará sin problema de conciencia alguno a otro ser humano.
 

martes, 29 de enero de 2013

El Día Escolar de la No-violencia y la Paz

 
Como profesor, siempre me ha hecho reflexionar el 30 de enero. En esta fecha se celebra en muchos centros educativos el "Día Escolar de la No-Violencia y la Paz" (DENIP). Su creador fue el poeta y profesor mallorquín Llorenç Vidal Vidal en 1964. Sé que probablemente seré injusto, pero como este es un espacio de pensamiento libre donde lo único que no admito es el fascismo y la falta de respeto, diré que cuando leí la fecha de su instauración no pude, quizás por deformación "histórica", evitar que se cruzase por mi mente que el mentado 1964 fue el año en el que el fascismo hispano (conocido como Franquismo), celebraba con gran boato los "XXV años de paz". O sea, el fin de la guerra que la legitimidad republicana libró contra el golpe militar fascista de 1936 hasta 1939.  De maestro de ceremonias ejerció, desde el Ministerio de Información y Turismo, don Manuel Fraga, futuro padre de la Constitución del 78. No estoy insinuando que la campaña gubernamental fuera la inspiradora ideológica de don Llorenç pues, escoger la fecha de la muerte de Ghandi lo demuestra, su aliento es básicamente ghandiano, con importantes influencias místicas (budismo, cristianismo, etc). Sí me pregunto, si ese bombardeo de paz -hablando de Franco y sus secuaces no es contradictorio-  pudo influir en el ánimo emprendedor del señor Vidal. Sé que no es un dato relevante, simplemente me pareció curiosa la coincidencia. Además, creo que muchos profesores que conmemoran ese día desconocen cuál es su origen. Lo confieso: yo lo he sabido hoy, buceando en internet. De la página web del DENIP http://denip.webcindario.com/denip.spanish.html he extraído el siguiente párrafo:
 
Su mensaje básico dice: "Amor universal, No-violencia y Paz. El Amor universal es mejor que el egoísmo, la No-violencia es mejor que la violencia y la Paz es mejor que la guerra".
 
Impecable. El verdadero fin de la historia, no el que preconizaba a inicios de los 90 Fukuyama. La plasmación en La Tierra, ya que el reino de los cielos está complicado, de la sociedad comunista. En resumen: la meta deseable.
Pero hoy, aislado en la escuela, descontextualizado, como invocación cuasirreligiosa, es un mensaje con aspectos nocivos y bastante acartonado. En los colegios este 30 de enero se harán miles de actos, tan llenos de colorido como vacíos de contenido real.
Analicemos el mensaje básico, que me parece bastante representativo de lo que "vendemos", llenos de la mejor intención, en los centros de enseñanza:
1. "El Amor universal es mejor que el egoísmo". Más allá de la grandilocuencia del primer concepto -amor en mayúsculas- , contrapuesto al mezquino, minúsculo egoísmo, si yo fuera el humano más rico no dudaría en destinar unos millones a la instauración ipso-facto del Amor universal y el destierro del Odio que, aunque cabroncete y malencarado, a veces despierta las conciencias. Amor universal hasta en la sopa. Si por el contrario yo fuera el humano más mísero, probablemente lo sería en  las diversas acepciones de la palabra, miraría a mi alrededor y preguntaría: ¿También desprecian lo único que tengo: mi ego?
2. "La No-violencia es mejor que la violencia". Totalmente de acuerdo.
La No-violencia de Emilia Soria, condenada a casi dos años de prisión -a la que quizás entre en breve, pacíficamente, si un indulto no lo remedia- por gastarse 193 euros en pañales y comida con una tarjeta que encontró tirada en la calle, es mucho mejor que la violencia de la justicia que la condenó. 
Éste sería un caso estupendo para estimular las mentes de nuestros alumnos y -ya que de violencia hablamos- que empiecen a intuir de donde vienen los tiros y que algunos, amores universales y egoísmos aparte, cuando el dinero entra en juego no gastan munición de fogueo.
3. "La paz es mejor que la guerra". El filósofo italiano Domenico Losurdo en el libro "La cultura de la no violencia", que reseña Pascual Serrano, pone de relieve el pacifismo de Ghandi en las siguientes frases: "no deseo la derrota de Gran Bretaña, pero tampoco de los alemanes" (¿diría algo de los soviéticos ateos?) o "Roosevelt y Churchill son tan criminales como Hitler y Mussolini" (Churchill no era un santo desde luego y las bombas atómicas las lanzó Truman). Por cierto a Mussolini lo llama "salvador de la nueva Italia". Sin comentarios.
La guerra, que sospecho debe ser un horror que acabas cotidianizando, es muy indeseable. Pero más indeseable es transmitir una idea buenista que las condene por completo de manera acrítica, sin quitarles la careta, sin entrar en los intereses que las provocan y las fortunas que amamantan. Principalmente porqué esa condena no servirá de nada, no nos permitirá avanzar un paso hacia el único mundo que irá arrinconando la guerra, un mundo de seres alimentados, cultos, sanos... , un mundo que está por nacer. ¿Seremos capaces de parirlo? Esa condena será una simple superchería. Un juego de profesores y alumnos lanzando globos al cielo desde un instituto, en el mismo segundo en el que, desde un despacho de un ministerio de defensa, el señor ministro los ve elevarse al cielo mientras, sonriente, firma un contrato de venta de armas.
Para ir concluyendo recogeré tres frases (entre otras ) que adornan estos días las paredes de mi IES, probablemente las habrá similares en otros centros del estado español:
 
"La paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa".
"Nunca hubo guerra buena ni paz mala".
"Con el puño cerrado no podemos darle la mano al otro".
 
Mi intención era comentarlas, pero, al menos las dos primeras las dejaré al criterio del lector (si alguna persona pone un comentario será, como siempre, bienvenido). Con respecto a la última sólo diré que para mí el puño tiene una simbología hermosa: la unidad de la clase trabajadora en la lucha por sus derechos, por una sociedad más justa, por la única paz posible, la que viene de la mano de la justicia social. No nos olvidemos de que los grandes conceptos (paz o democracia) suelen tener apellidos. La gran mayoría de la gente que cierra el puño -los fascistas tienen la mano bien abierta, cara al sol- sin embargo, suele ofrecer su corazón. Lo dice Fito Páez en esta canción que a mí me conmueve.
 


   YO VENGO A OFRECER MI CORAZÓN

                           

Quien dijo que todo esta perdido
Yo vengo a ofrecer mi corazon
Tanta sangre que se llevo el rio
Yo vengo a ofrecer mi corazon.

No sera tan facil, ya se que pasa
No sera tan simple como pensaba
Como abrir el pecho y sacar el alma
Una cuchillada del amor.

Luna de los pobres siempre abierta
Yo vengo a ofrecer mi corazon
Como un documento inalterable
Yo vengo a ofrecer mi corazon

Y unire las puntas de un mismo lazo
Y me ire tranquilo, me ire despacio
Y te dare todo y me daras algo
Algo que me alivie un poco mas.

Cuando no haya nadie cerca o lejos
Yo vengo a ofrecer mi corazon
Cuando los satelites no alcancen
Yo vengo a ofrecer mi corazon.

Y hablo de paises y de esperanza
Hablo por la vida, hablo por la nada
Hablo de cambiar esta, nuestra casa
De cambiarla por cambiarla no mas.

Quien dijo que todo esta perdido
Yo vengo a ofrecer mi corazon
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

miércoles, 16 de enero de 2013

59 centimos: el desprecio de la dignidad


La siguiente noticia está extractada del matutino tinerfeño El Día. También la  mostró TVE en Canarias.

 
“El caso de Pura Marrero y su hijo Jesús Francisco Ramos es de esos que dejan al descubierto los problemas que está teniendo el desarrollo de la ley de dependencia en Canarias y la falta de recursos de todo tipo que existe.
Y es que, desde abril de este año, la familia Marrero vive una "auténtica pesadilla" cada vez que comprueban la cuantía del pago mensual de esta ayuda.
"Desde el principio, y hablo ya de varios años atrás, la trabajadora social y el neuropsicólogo que tratan a mi hijo dijeron que tenía derecho a una ayuda de dependencia, porque desde que sufrió el accidente -fue atropellado por un coche cuando practicaba ciclismo- su cabeza es como la de un niño pequeño y no se vale solo. Tramité todo. Tardó un tiempo, pero vieron que tenía un 80% de discapacidad y le concedieron una ayuda de 339 euros al mes. Así estábamos hasta que este años nos avisaron de que una trabajadora social vendría a casa para valorar la situación de nuevo. Habló con él menos de cinco minutos, no pidió ni vio ningún informe médico y se fue. Lo siguiente que supe era que a partir de abril mi hijo ya no tenía derecho a los 339 euros, sino a 43,10 euros", explica entre sollozos Pura que asegura que no puede más.
Y es que desde entonces ha presentado todo tipo de recursos destinados a que le digan por qué se ha producido este cambio, ya que se asegura que su hijo "no ha mejorado ni un poquito desde 1989 e irá a peor porque tiene un coágulo inoperable en el cerebelo".
(…)
Pero lo peor aún estaba por llegar, porque en aplicación de la disminución presupuestaria de las partidas estatales para dependencia, a partir del mes de octubre, Jesús Francisco dejó de cobrar los 43,10 euros y pasó a percibir 59 céntimos de euro. (…)”
 
¿Ya vomitaron? Séquense la boquita. Y no se asombren. Su miseria moral es directamente proporcional a nuestro adocenamiento.
Esta es una actuación despótica más entre tantas. No nos respetan. Actúan, con injusticia y recochineo, a sabiendas. Se ríen en nuestra cara porque nos saben débiles, defensores de un pacifismo a ultranza -carente de reflexión por temor a que nos anatemicen como violentos- que ya es unción a su yugo, sometimiento puro y duro a su ideología. El ataque es en muchos frentes y la desorganización y la dispersión imperan en el bando de los que al leer la noticia hemos vomitado una catarata de improperios tan justificados como vanos.
Tenemos que ser la pila (piedra labrada) que destila el agua sobre el bernegal . El trabajo ideológico paciente, que recupere la "conciencia" de pertenecer a una clase, es el único camino. Cualquier persona de izquierdas, en su trabajo, en su centro de estudio, tiene que mostrar su ideología con honestidad y firmeza, dialogar con los compañeros, decirles que no vivimos en un mundo donde, como si fuera tan inexorable como la ley de la gravedad –nuestra persistencia en esa idea es la paz de ellos- , existe una ley eterna e inmutable que nos divide en acumuladores de riqueza y dobladores del espinazo. Tenemos que introducir dudas en muchas gentes abducidas por el pensamiento único, por el topicazo de "yo soy libre de pensar lo que quiera". Lamento decepcionarte querido ( o querida, pero suena peor) mío, pero tú, como todos, vives en un mundo donde para reflexionar –línea de salida para todo pensamiento que ansíe ser libre- hay, aunque parezca un contrasentido, que abrirse paso a codazos, que partirle la cara a todos los criminales que nos infantilizan, que nos dicen “a vivir que son dos días”. Por supuesto que hay que vivir, a dentelladas y caricias. El disfrute debería ser tan obligatorio como inexorable es el sufrimiento que siempre nos alcanza. Pero al igual que no me gusta el pensamiento único, tampoco me gusta el disfrute único, ese disfrute u ocio que se plasma en una parafernalia audiovisual llena de estridencias, un barullo continuo que contiene un vacío aterrador. Un vacio donde retumban, campanas de miseria, 59 céntimos.
 

miércoles, 19 de diciembre de 2012

El fin del fin del mundo

21-12-12. El enésimo fin del mundo. La masacre total. Una vez leí que en el Universo había más planetas y estrellas que granos de arena hay en La Tierra. El dato es apabullante. Cósmicamente hablando no somos nada, pero en nuestra mente lo somos todo, tenemos, como especie, unas ínfulas enormes. Si los 4500 millones de años que tiene nuestra vivienda equivalieran a 24 horas, nuestra estancia en este pisito, aproximadamente 4 ó 5 millones de años, escasamente llegaría al minuto. No somos nada en el espacio infinito y, para más inri, somos "el último de la fila" en la finca. Eso sí, se nos fue inflando la cabeza y la masa gris que, con mejor o peor fortuna, gobierna nuestros actos y nos sentimos en la cúspide, en lo más alto.  Tenemos capacidad para ver muy lejos (avances inimaginables para nuestros abuelos) y para caer de muy arriba (destrucciones inimaginables para nuestros abuelos). Ambas posibilidades vienen de la manita de un matrimonio indisoluble: la ciencia y la técnica. Ya en el siglo XIX esta parejita, racional y casquivana (piensen en esa figura emblemática del cine: el científico loco queriendo acabar con la humanidad), empezaba a chupar foco en la pista de baile. En los S. XX y XXI la parejita es la estrella indiscutible... pero necesitamos las inercias, lo atávico, el tambor que se nos acompasa al corazón, el cuento de terror en la noche cerrada, arrebujarnos simbólicamente con otros ante un miedo sin rostro. Ansiamos un poquito de locura para lidiar mejor con la cordura y nos fijamos, por ejemplo, en la civilización maya, para establecer otro fin del mundo más.
Sospecho, con cierto pesar, que nos aproximamos "al fin del fin del mundo". Pasado el boom maya y decaído Nostradamus, habrá que desbrozar el planeta en busca de nuevas profecías que alimenten el sueño cinematográfico y literario que, erizándonos, nos evade.
En atención a mis alumnos de 4º de la ESO (por si alguno se pierde por este callejón), una cuestión ética y algo gamberra: en la parte superior de un túnel de entrada a la ciudad de Las Palmas está la siguiente admonición: "Si dios no existe, todo vale". Queridos míos, si el mundo se va acabar ¿todo vale?¿Podemos ir a por toda la canalla oligárquica, ricachona? Sus mamporreros, públicos o privados, (aunque siempre hay gente de fidelidad perruna) se van a desbandar. ¿Nos aprovechamos y entramos a degüello? ¿Puedo explayar mi odio de clase, junto a una tropilla de resentidos sociales como yo, la víspera del funesto día? ¿Podré llevar a cabo, ahora que me han robado la paga extra, mi viejo proyecto de atracar el Banco de España? http://josejuanhdezlemes.blogspot.com.es/2011/09/un-brevisimo-cuento-nada-ejemplar.html#comment-form
Para acabar, la peor hipótesis, sí esa, que  haya en la tele una aparición Mariana o Borbónica diciendo una frase que a más de un rojo nos pone rojos, aún antes de morar en el infierno: "De esta crisis salimos todos juntos". Por una vez, estos cenutrios tendrían razón.
 
Final. En el telediario de hoy, creo que de la primera, dieron la siguiente noticia: "El director de un colegio de Texas permitirá que los profesores vayan armados. Otros colegios en el país están pensando en adoptar la misma medida" Y esta otra: "En Utah llegó un niño de 11 años con una pistola al colegio, llevaba las balas en la mochila". Atufa al ocaso de una civilización. A ver si los mayas...
 

sábado, 15 de diciembre de 2012

La masacre

Sígueme, ven conmigo, te voy a llevar por un camino donde encontrarás, veteadas de dolor, maravillas inimaginables. Vas a empezar llorando, balbucearás, te adiestrarán ( para que no te enfades lo llamarán educación, y en  algún momento tendrás que deseducarte), cambiará tu cuerpo y descubrirás otros cuerpos y tu cuerpo generará vidas e ideas, vociferará y asumirá y se rebelará y si te gusta descifrar signos, aún no siendo un ser ubicuo, podrás sentirte casi una deidad pues vivirás muchas vidas. Cuando ya no puedas con tu alma, que llegando al final siente que se aproxima al principio, llevarás en  tu pecho, condecoraciones vitales, la  gran dentellada del dolor y el dulce mordisco del amor.
Lentito como soy, he tardado en escribir el texto que antecede unos 25 minutos. En este tiempo de escritura, tan reciente aún, según datos de Unicef del 20 de noviembre de 2012, han muerto en el mundo 325 niños por causas totalmente evitables (no hablamos del infortunio accidental o la acción de un ser humano perturbado). Al día 19.000. La operación matemática es muy sencilla. Constátenla.
Es una masacre sin grandes titulares.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Un día para la infamia: 15 de noviembre de 1911.

Mañana, 15 de Noviembre, se cumplen 100 años de un evento que, estoy convencido, más del 90% de los habitantes de la ciudad de Las Palmas de G.C. desconoce. Me refiero al asesinato, por disparos de la Guardia Civil, de 6 obreros portuarios de La Isleta, que junto a otros compañeros se manifestaban ante la presunta detención del que consideraban su líder, D. José Franchy y Roca, fundador del Partido Republicano Federal Canario, en la calle Molino de Viento (cercana a la actual delegación del gobierno), en el barrio de Arenales. El Teniente Abella que los mandaba fue absuelto, considerando el general que lo juzgaba que su actuación había sido adecuada. Sin embargo, hubo justicia poética. En 1936, el ya teniente coronel Abella (el individuo, con sus galones de sangre, subió en el escafón) se sublevó contra la 2ª República. Infame hasta el final, el susodicho fue detenido y ejecutado por rebelión. Ese mismo año el fascismo triunfante en Canarias, quitaba los nombres de estos seis trabajadores a las calles que les habían dedicado en su barrio de La Isleta. Ahora la "Comisión Organizadora del Centenario del 15 de noviembre de 1911" quiere recuperarlos para esas calles. Es lo mínimo. Pongo un enlace al programa de actos de este centenario, donde además se explica más detalladamente lo que sucedió. Vale la pena entrar.
http://almacenindependenciaysocialismo.files.wordpress.com/2011/10/centenario15nactos.pdf

miércoles, 26 de octubre de 2011

"Yo soy el castigo de Dios.." o Gengis Khan en el siglo XXI

Ayer, mientras hacia un poco de bici estática, veía en televisión una película que no pasará a los anales del arte cinematográfico, pero donde salía por boca de un mafiosillo de las peleas clandestinas la siguiente cita, que le atribuía a Gengis Khan: "Yo soy el castigo de Dios, si no hubierais cometido grandes pecados, Dios no me habría enviado para castigaros".
Lo reconozco, la frase de marras, que me apresuré a apuntar, ha estado rondándome cual mosquita cojonera. Y ese pensamiento no me lleva a las grandes llanuras asiáticas recorridas por hombres a caballo hace ocho siglos. No. Me deja pegado a la actualidad.
Hoy viendo las imágenes de Sirte, bárbaramente destruida, desmenuzada, pienso que más de un habitante de ella, si es creyente, habrá pensado en que le han enviado un castigo divino por su gran pecado: vivir en la ciudad natal de un hombre que han dejado pudrirse a la vista del mundo y que han enterrado, secuestrando su
cadáver, clandestinamente en el desierto, por si se convertía su tumba en lugar de peregrinación. Ben Ali el vecino tunecino derrocado en febrero está en Arabia, probablemente en un palacio de protección oficial (no creo que de 70 metros cuadrados). Gaddafi, disponiendo, según decían, de una gran fortuna, debía ser un o hombre cegado o con ciertos principios. En este caso, no es Gengis el castigador, el portador de la ira divina, sino la OTAN, entidad con bastante más potencia mortífera que el conquistador mongol. Civilización y democratización en estado puro. Tan democratizados están, tanto les ha gustado a los del Consejo Nacional de Transición el cursillo acelerado que les han dado, que han pedido que se prorrogue hasta final de año la estancia de los otánicos profesores. Pero una pregunta me ha surgido a mi, ¿la intervención de la OTAN no era aérea y para impedir la masacre del pueblo libio (nunca retransmitida) por Gaddafi? O sea, en teoría no han puesto una bota, en sentido literal, en Libia. ¿O sí?
Otros que parecen un castigo de Dios, este mucho más cercano, menos sangrientos pero bastante crueles, son los señores de la CEOE, que la semana pasada, aunque quedó algo oculto por la noticia libia y el alto el fuego de ETA, presentaron su programa electoral, que podría resumirse con el siguiente slogan (parafraseando al Partido Comunista de los Pueblos de España que dice en su lema de campaña: "Todo para la clase obrera"): ¡Todo para la clase empresarial! Lo peor, y los amigos del PCPE lo saben, es que su lema está lejano a cumplirse, pero el de la CEOE se presenta cada vez como más factible, y no debemos preguntarnos que hemos hecho para merecer tal castigo (aunque si pienso en la marejada de votos peperos, procedentes de los trabajadores, que inundarán las urnas el 20 N... me quedo pensativo), sino que es lo que no hemos hecho para evitarlo (¿oigo los silbidos de CCOO y UGT mirando para otro lado?). Esos señores pretenden rebajar la indemnización por despido improcedente de 45 días a 20, de los cuales 8 pagaría el estado a través del Fondo de Garantía Salarial (FOGASA), con un límite máximo de un año. El improcedente se liquidaría con entre 12 y 0 días de indemnización. Acabarán planteando que la gente pague por haber estado empleada.
Otro gengiskhaniano enviado por Dios es José Carlos Francisco (presidente de la CEOE en Tenerife y exconsejero de economía en los 90 del gobierno autónomo) que declaró que en Canarias la educación privada representa un 18% del total, mientras en la Península supera el 25%. Planteaba que si nos pusiéramos a la altura del territorio continental las arcas públicas de Canarias se ahorrarían 300 millones de euros. Y unos pocos harían unos negocios bien sabrosos, añado yo. Además, como estoy en contra del adoctrinamiento ideológico, planteo todo lo contrario, prohibiría la educación privada, especialmente la religiosa. Una anécdota: hace muchos años se me presentó la oportunidad de trabajar en un colegio privado. Su dueño me citó para entrevistarme y dejarme claro una cosa: "no diga usted nada que entre en contradicción con la doctrina católica". En ningún centro público de los que he trabajado me han preguntado por mi ideología. La educación estatal es mucho más libre, más diversa.
Para acabar, recuerden ustedes que Dios expulsa al hombre y a la mujer (pero que conste que quien la cagó fue Eva) del Paraíso Terrenal, en el que estábamos "condenados" a vivir gozozamente sin dar un palo al agua. Y el Señor le dijo a Adán (después de condenar a la mujer a parir con dolor y a estar bajo la autoridad del hombre, por metepatas): "ganaras el pan con el sudor de tu frente". Para ponerle la guinda al castigo divino, Paulino Rivero, flamígero arcángel presidente de Canarias y sus romerías, otro enviado para hacer expiar culpas a los trabajadores, le ha añadido dos horitas y media semanales extra de trabajo al personal sanitario de este archipiélago, donde lo único que erupciona, y debajo del agua, para no molestar mucho, es un volcán.

viernes, 21 de octubre de 2011

Brevísima reflexión tras los finiquitos de ETA y de Gaddafi. (La misma historia de violencia)

El impune fascismo español, que mató al menos 100 veces más que ETA (estadística pura),  jamás pidió perdón, ni siquiera perdieron prebendas, ni ninguno de sus sicarios o inductores pisó una cárcel por sus múltiples crímenes. Y eso no significa que justifique los asesinatos de ETA, pero no se puede poner todo el proceso de dialogo o resolución del conflicto vasco, que no acaba con la decisión de ETA de no atentar más, en función de lo que decidan las víctimas de esa organización, víctimas que siempre tendrán más reconocimiento mediático, económico y legal, que los asesinados por el fascismo, bien sea en cunetas o pozos, o en tapias tras juicios nunca anulados (mínima reparación a las victimas de Franco: devolverles su buen nombre), que no tenían nada que envidiarle, en los años más negros de la tiranía, a un tiro en la nuca o al despiadado coche bomba.
Sobre este tema una última reflexión. Dicen que ETA ha sido derrotada por el estado de derecho, que no ha conseguido ningún objetivo. De acuerdo. Pero yo me hago una pregunta: ¿Si a medio plazo, un bloque soberanista mayoritario en el País Vasco, de manera totalmente pacífica, por supuesto, le plantea al estado español que quiere ejercer el derecho de autodeterminación o derecho a decidir, cuantos medios saldrían, tocando las trompetas de Jericó, a decirnos que esa concesión, inaceptable, sería una victoria política póstuma de ETA, una traición a la sangre de las víctimas? El problema es que usted puede ser independentista (yo soy republicano federal), pero la Constitución no le permite, manu militari (que es mano violenta) lograr la independencia, aunque esas posiciones se conviertan en mayoritarias. Pues vaya gracia.
Para acabar, lo macabro. Todos los líderes europeos y americanos (con esas manos lavadísimas, frotadas hasta hacerse sangre) que hace apenas dos telediarios le permitían plantar su jaima en los jardines de cualquier palacio, ayer se regodeaban con la captura, humillación y asesinato, vía tiro en la sien, aplicando la ley del juez Lynch, de Gaddafi. Eso sí, haciendo muecas para intentar contener la risa, condenan la violencia como arma política. Ellos hipócritas, y nosotros, sus votantes, algo peor, cómplices indispensables: los ponemos ahí.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Arroyo continuo, fluye la sangre (Una historia de violencia)

La violencia.
John Banville, escritor irlandés al que no he leído, declaraba hace unos días, refiriéndose a la candidatura de Martin MacGuiness, ex jefe militar del IRA, a la presidencia de la República de Irlanda, que "una persona con sangre en las manos no puede ser presidente". Vamos a dejar el planeta casi sin jefes de estado, con lo cuál quizás habría que empezar a estudiar con atención la propuesta del, permítaseme la familiaridad, amigo John. No estoy diciendo que todos los jefes de estado se hayan cargado con sus propias manos a alguien. Bueno, uno al menos si conocemos que lo hizo: el nuestro, Juan Carlos I el Campechano, que con 18 añitos, mientras jugaban con una pistola (ya dice el acervo popular que las pistolas, y más en el caso de la católica España, las carga el diablo) en la villa de su padre en Estoril, mató a su hermano Alfonso de un disparo accidental. Yo nunca he dudado de que el disparo fuera fortuito, su hermano era menor y no le ensombrecía su hipotético acceso al trono vía designación de Franco ( esta se produjo en 1969). Lo que si me llama enormemente la atención, y me hacer dudar de la catadura moral del individuo es, que después de matar a tu hermano, desarrollara una desmedida afición a la caza, o sea, a las armas. No sé si este hombre tiene sangre azul o rojigualda, pero a mí me revuelve el alma. Dejemos al ciudadano Borbón y volvamos al resto de los jefes de estado. La mayoría, más allá de que hayan tocado un arma en su vida, tienen muertos sobre sus espaldas. Simplemente constato, ni me planteo si son mandatarios elegidos o no. La elección por votación popular de Bush, Blair o Aznar no los legitimaba para "democratizar" en sangre Iraq. Estos que acabo de citar no tienen sangre en las manos, pueden llenar una bañera y chapotear. O el amigo "socialista" Solana, secretario general de la OTAN en 1999, cuando durante meses esta organización bombardeó Belgrado matando, entre otros peligrosos individuos, a diez trabajadores de la televisión yugoeslava.  Mandela, que algunos quieren equiparar a Ghandi, como ya dije en alguna ocasión, fundó "La Lanza de la Nación", justificadísimo brazo armado del Congreso Nacional Africano que utilizó durante decenios la lucha armada contra el ejercito racista sudafricano. Mandela gobernó Sudáfrica al poco de salir de la cárcel tras 28 años preso. Su lucha, siendo muy justa, originó muertes y sufrimiento, que por supuesto en mucha mayor medida sufría el pueblo negro oprimido de Sudáfrica. Como anécdota contaré que en uno de los juicios a dirigentes de la izquierda abertzale, cuando uno de ellos citaba a Mandela, a los jueces, haciendo gala de su sapiencia y rigor, poco les faltó para mandarlo a enjuagarse por nombrar, con su boca sucia, al santón de la paz. Y cuidado, estoy convencido de que Mandela ha sido siempre un hombre de paz, incluso cuando empuño, dirigió o inspiró  a los alzados en armas. El poder se cimenta en las armas, que, nos guste o no, matan. Después llegan los grandes medios de comunicación a vestir la sangre con los ropajes dialecticos adecuados, unos buenos y otros malos, malísimos, pertinentes para encauzar el pensamiento en la dirección que los poderosos desean. Las guerras pueden ser justas, necesarias incluso en determinadas situaciones de opresión extrema, pero nunca son humanitarias, siempre generan un enorme dolor. Poca gente duda hoy de la justicia de las guerras de liberación nacional libradas en los siglos XIX y XX. Los dirigentes que gobernaron esos territorios después de liberarlos del colonialismo o el imperialismo, no creo que dudaran de que sus países, como los recien nacidos, eran alumbrados envueltitos en sangre.
 ¿Podemos cuestionar a Martin Macguiness?¿Dentro de equis años podría un expreso etarra ser lehendakari? La sangre se derrama, pero nunca deja de fluir.
Como historiador me produce una cierta desazón saber que el relato de la sangre es, en buena medida, mi medio de vida.
Acabo con dos versos de Silvio Rodríguez de "la Canción del Elegido", que me parece que compendian el devenir del ser humano en este planeta.

Y al fin bajo hacia la guerra…
¡perdón! quise decir a la tierra.