Ayer, mientras hacia un poco de bici estática, veía en televisión una película que no pasará a los anales del arte cinematográfico, pero donde salía por boca de un mafiosillo de las peleas clandestinas la siguiente cita, que le atribuía a Gengis Khan: "Yo soy el castigo de Dios, si no hubierais cometido grandes pecados, Dios no me habría enviado para castigaros".
Lo reconozco, la frase de marras, que me apresuré a apuntar, ha estado rondándome cual mosquita cojonera. Y ese pensamiento no me lleva a las grandes llanuras asiáticas recorridas por hombres a caballo hace ocho siglos. No. Me deja pegado a la actualidad.
Hoy viendo las imágenes de Sirte, bárbaramente destruida, desmenuzada, pienso que más de un habitante de ella, si es creyente, habrá pensado en que le han enviado un castigo divino por su gran pecado: vivir en la ciudad natal de un hombre que han dejado pudrirse a la vista del mundo y que han enterrado, secuestrando su
cadáver, clandestinamente en el desierto, por si se convertía su tumba en lugar de peregrinación. Ben Ali el vecino tunecino derrocado en febrero está en Arabia, probablemente en un palacio de protección oficial (no creo que de 70 metros cuadrados). Gaddafi, disponiendo, según decían, de una gran fortuna, debía ser un o hombre cegado o con ciertos principios. En este caso, no es Gengis el castigador, el portador de la ira divina, sino la OTAN, entidad con bastante más potencia mortífera que el conquistador mongol. Civilización y democratización en estado puro. Tan democratizados están, tanto les ha gustado a los del Consejo Nacional de Transición el cursillo acelerado que les han dado, que han pedido que se prorrogue hasta final de año la estancia de los otánicos profesores. Pero una pregunta me ha surgido a mi, ¿la intervención de la OTAN no era aérea y para impedir la masacre del pueblo libio (nunca retransmitida) por Gaddafi? O sea, en teoría no han puesto una bota, en sentido literal, en Libia. ¿O sí?
Otros que parecen un castigo de Dios, este mucho más cercano, menos sangrientos pero bastante crueles, son los señores de la CEOE, que la semana pasada, aunque quedó algo oculto por la noticia libia y el alto el fuego de ETA, presentaron su programa electoral, que podría resumirse con el siguiente slogan (parafraseando al Partido Comunista de los Pueblos de España que dice en su lema de campaña: "Todo para la clase obrera"): ¡Todo para la clase empresarial! Lo peor, y los amigos del PCPE lo saben, es que su lema está lejano a cumplirse, pero el de la CEOE se presenta cada vez como más factible, y no debemos preguntarnos que hemos hecho para merecer tal castigo (aunque si pienso en la marejada de votos peperos, procedentes de los trabajadores, que inundarán las urnas el 20 N... me quedo pensativo), sino que es lo que no hemos hecho para evitarlo (¿oigo los silbidos de CCOO y UGT mirando para otro lado?). Esos señores pretenden rebajar la indemnización por despido improcedente de 45 días a 20, de los cuales 8 pagaría el estado a través del Fondo de Garantía Salarial (FOGASA), con un límite máximo de un año. El improcedente se liquidaría con entre 12 y 0 días de indemnización. Acabarán planteando que la gente pague por haber estado empleada.
Otro gengiskhaniano enviado por Dios es José Carlos Francisco (presidente de la CEOE en Tenerife y exconsejero de economía en los 90 del gobierno autónomo) que declaró que en Canarias la educación privada representa un 18% del total, mientras en la Península supera el 25%. Planteaba que si nos pusiéramos a la altura del territorio continental las arcas públicas de Canarias se ahorrarían 300 millones de euros. Y unos pocos harían unos negocios bien sabrosos, añado yo. Además, como estoy en contra del adoctrinamiento ideológico, planteo todo lo contrario, prohibiría la educación privada, especialmente la religiosa. Una anécdota: hace muchos años se me presentó la oportunidad de trabajar en un colegio privado. Su dueño me citó para entrevistarme y dejarme claro una cosa: "no diga usted nada que entre en contradicción con la doctrina católica". En ningún centro público de los que he trabajado me han preguntado por mi ideología. La educación estatal es mucho más libre, más diversa.
Para acabar, recuerden ustedes que Dios expulsa al hombre y a la mujer (pero que conste que quien la cagó fue Eva) del Paraíso Terrenal, en el que estábamos "condenados" a vivir gozozamente sin dar un palo al agua. Y el Señor le dijo a Adán (después de condenar a la mujer a parir con dolor y a estar bajo la autoridad del hombre, por metepatas): "ganaras el pan con el sudor de tu frente". Para ponerle la guinda al castigo divino, Paulino Rivero, flamígero arcángel presidente de Canarias y sus romerías, otro enviado para hacer expiar culpas a los trabajadores, le ha añadido dos horitas y media semanales extra de trabajo al personal sanitario de este archipiélago, donde lo único que erupciona, y debajo del agua, para no molestar mucho, es un volcán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario