sábado, 8 de octubre de 2011

Entre la ebullición y la abulia doy tumbos, desembocando en Pablo Hasel

Se me presenta una situación que tildaría de paradójica. Bullo de ideas, de noticias que me enrabietan, pero a la vez me reconcome la abulia. Ese sentido de estar entre los derrotados históricos, de que siempre ganan los mismos. Naciendo en 1959 me siento uno más de aquellos republicanos vencidos en la mal llamada Guerra Civil. Sé que es una actitud nada constructiva, pero... la realidad se impone. Cualquier lucha que se emprende es inmediatamente devorada, digerida y sus restos se pierden en las cloacas del olvido. El antropólogo Manuel Delgado, hombre que siempre te hace pensar, que tiene la gran virtud de ser a la vez un fino y crudo analista de la realidad, lo decía en una emisora de radio refiriéndose a la lucha que hubo en la universidad catalana contra el plan Bolonia, que fue dura, con encierros y cargas policiales. Incluso con una cierta trascendencia mediática. "A las dos o tres semanas era como si nunca hubiera pasado nada" explicaba Delgado. El poder comete una tropelía : retrasa la jubilación a los 67, recorta salarios de empleados públicos, inyecta dinero público en la banca, etc. Se producen las consiguientes declaraciones de rechazo, en algunos casos muy tibio, de algunas organizaciones de izquierda o sindicales, se convoca, si el hecho es muy, pero que muy alevoso, una huelguita general para salvar el careto y a la que algunos vamos por dignidad, o bien una manifestación en la que sobran las banderas que llevan algunos sindicatos, pues no han aparecido por allí ni sus liberados. Acabamos el paseo con un mitin clamando por la unidad invencible de la clase obrera, (¿está en el paraíso o en la puerta del colegio electoral con la papeleta del PP entre los dientes?) y adiós muy buenas. A la semana habrá una tropelía  aún mayor. Las encadenan a tal velocidad que ya no da ni tiempo de organizar la protesta preceptiva, que al fin y a la postre les viene genial a los poderosos pues les sirve para decirnos que podemos protestar, que hay democracia y libertad, dentro de un orden claro, sin pasarse un pelo. Lean la declaración del rapero comunista Pablo Hasel, después de ser detenido el martes por apología del terrorismo y llevado a  la Audiencia Nacional. No tiene desperdicio http://www.rebelion.org/noticia.php?id=137092, para mí es una gran reflexión, de un muchacho de 22 años, impetuoso, pero que tiene bien hermanados su corazón y su cerebro, sobre el terrorismo, contra la hipocresía, contra el gran valor de unas vidas y el minúsculo de otras. Y que nadie me venga con que toda vida es igual de valiosa. Ya lo he dicho: para su propietario por supuesto, pero económicamente, lo digo con rotundidad: no. Por si alguien no pincha en el enlace, aunque le recomiendo no dejar de hacerlo, añado aqui los versos, llenos de fuerza y emoción, con los que el mismo Hasel  acaba su escrito:

"El mundo al revés me detuvo el martes y no a quienes sí practican una amplia gama de terrorismos. Que citen rimas mías como estas:

Pueden poner al Che en una camisa mientras le llaman asesino
y hacerme quedar cual psicópata cuando sólo rimo
los versos que no dejaron acabar a Jara y a tantos,
pero la historia dispara más claro de lo que canto,
gritando que la avarícia crónica es el terrorismo
que nos lleva a los humanos a autodestruirnos.
Pueden encerrar a la libertad y llenarla de mierda
Que las heces son efímeras pero la libertad eterna".
Pablo Hasel

Punto y seguido. Espero.

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