sábado, 3 de septiembre de 2016

Faces del asco

Reconozco que hay una palabra que a menudo me ronda en este callejón donde intento expresarme sin excesiva autocensura. Y sé que no es una palabra hermosa o alumbradora. Ni siquiera tengo claro que sea una buena lanzadera para la reflexión, aunque se supone que a quién por aquí transite lo que intento ofrecerle es eso: las vueltas que le doy al magín sobre algunos aspectos de la realidad, más allá de la ínfula, imbécil y condenada a la derrota, de buscar una cierta originalidad en los planteamientos.
Sí. Muchos de los textos que emborronan estás paredes tienen su origen en una condensación del hastío, la repugnancia y la desvergüenza que en mi mente se plasma en un término que los unifica: asco.
Pondré dos ejemplos. Los dos son detalles, quizás de escasa importancia pero que, para mí, revelan dos faces de la miseria moral y la falacia.
El primer detalle hace referencia a la bienvenida que tanto Rajoy como su epígono Rivera dieron en sus cuentas de Twitter a la firma de la paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC. No olvidemos que en cualquier medio de difusión de masas del estado español hemos leído o escuchado, hasta la saciedad, la catalogación de las FARC como organización terrorista. Este acuerdo, como ambos líderes deben saber, implica que las FARC realizarán su lucha política exclusivamente por vías pacíficas, presentándose los que hoy son guerrilleros a las contiendas electorales tras abandonar definitivamente las armas que han empuñado durante más de 50 años. Armas que, entre gobierno, paramilitares y guerrilla, han costado la vida a alrededor de 200.000 personas. Por eso da asco que Rajoy y Rivera aplaudan fervorosamente en Colombia lo que ellos, con mísero cálculo electoral, combaten en su propio país mediante la figura de Otegi, al que, usando el parapeto judicial, quieren impedir que se presente como candidato a lehendakari. Y, expresando mi postura reiterada de que el dolor de cada víctima es intransferible y que cada conflicto es peculiar, sorprende la liviandad interesada, no es dato baladí que EEUU apoya el acuerdo, de estos sujetos con 200.000 muertos y la picajosidad, más interesada aún, con algo más de 800 en periodos de tiempo similares.
El segundo detalle, de carácter simbólico, creo que ha pasado, al menos mediáticamente, mucho más desapercibido. Viene, foto incluida, en el digital InfoLibre: “El Congreso se iluminó anoche de verde para denunciar el drama de los refugiados y en recuerdo del niño Aylan Kurdi que se ahogó en una playa de Turquía”. Los que huyen y el niño convertido en emblema, en símbolo a su pesar entre los más de 400 niños anónimos ahogados el último año en el Mediterráneo, son recordados iluminando un Congreso en el cuál es mayoritario un partido cuyo gobierno no ha recibido ni al 5% del cupo al que se comprometió con la Unión Europea, organización que a su vez ha sido una pieza básica en el engranaje, liderado por EEUU, que ha desestabilizado y hundido en la miseria a países como Libia, Iraq o Siria que poseían niveles de vida que estaban en parámetros bastantes aceptables. Al juego siniestro y asqueroso con millones de seres humanos desplazados, respondemos iluminando el Congreso con una tonalidad de Cazafantasmas que poco implica, pues estas acciones nunca van a las raíces. Y quién plantea buscar alguna raíz en este lodazal, por ejemplo, desde el estado español, salir de la organización imperialista OTAN, que convirtió Libia en un estado fallido, es directa y orquestadamente, sin que quepa un debate serio, demonizado. Y que conste, para los que me consideren casi un orate, que hace 35 años toda la izquierda (PSOE incluido), defendía esa no pertenencia que hoy la mayoría de la población consideraría una locura, pues, Ley Mordaza aparte, la libertad de expresión pervive en un campo de pensamiento cada vez más cercado.