http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2011/09/04/trabajas-menos-que-un-profesor/
Tras releer el comentario, he introducido algún pequeño añadido. El definitivo ha quedado así:
Yo soy profesor. Empecé a trabajar en el año 89. Hay dos aspectos en el artículo de Isaac muy interesantes: primero, el tema de los privilegios de unos trabajadores sobre otros, que ya he tratado en alguna ocasión. Nos quieren enfrentar entre los currantes y cada vez lo consiguen más. Tenemos que entender que nuestra fuerza es la unidad. Yo sé que hay trabajos mejores y peores (por cansancio físico o psíquico, remuneración, horario, peligrosidad, responsabilidad, etc). Pero más allá de todo eso, las grandes diferencias no están entre nosotros, sino con la gran burguesía. Ella es nuestra principal enemiga. No lo es el fijo o funcionario del precario, el que tiene trabajo del parado, el que gana 3000 euros del que gana 1500 o 1000. Los trabajadores no explotamos como clase a otros trabajadores. ¿Seremos más felices si unos trabajadores con mejores condiciones las pierden, aunque las nuestras no mejoren ni un milímetro?
En su momento el gobierno decretó el estado de alarma por las reivindicaciones de los controladores, se les demonizó mediáticamente, y las masas enardecidas de viajeros pedían su linchamiento. En cambio, se reforma la Constitución a velocidad supersónica y sin consultar a la población, para poner en el altar de las prioridades el pago de la deuda, por encima de las políticas sociales, hecho mucho más grave que la huelga de controladores, que era un problema coyuntural, y la respuesta social es, seamos honestos, escasa.
El segundo aspecto sería el del privilegio de los profesores en concreto. Tenemos más vacaciones que nadie, es así. También, según la Unesco, es una de las profesiones con mayor desgaste psicológico. Una hora de clase, en general, suele ser bastante intensa. Imagínense un 2º de la ESO de 25 ó 30 alumnos, pongan que 5 de ellos estén obligados por la ley en clase, hablamos de una franja entre 13 y 16 años. Tendrás que dar la clase mientras controlas a los que no tienen ningún interés (que como ustedes intuirán no suelen estar quietitos y callados). Les aseguro que eso es agotador si luchas por que la hora sea provechosa. ¡Ojo!, no digo que siempre sea así, pero es una situación bastante común. Añádanle que el hipotético instituto esté en una zona socialmente problemática: familias desestructuradas, droga, paro, etc. En ese caso el Centro se convierte en un reflejo del barrio y los profesores no paramos de ver problemáticas para las que en muchas ocasiones no tenemos respuestas. Muchos docentes ejercemos de "padres o madres", en el sentido de modelo referencial, de intentar aportar un poco de luz a existencias que en muchas ocasiones, por diversos motivos, se mueven entre tinieblas o reflejos de espejos, televisivos por ejemplo, deformantes. Insisto, es un trabajo de interacción continua con seres que están formándose y transformándose. Además, ni las clases se preparan solas, ni los trabajos o exámenes de los alumnos se corrigen por el método de la alfombra.
He hablado de secundaria porque es lo que yo conozco, pero mi mujer es de primaria, en concreto preescolar. A modo de ejemplo: ¿quién se apunta a estar 20 horitas semanales con 20 niños de 3 años? A mucha gente le cuesta estar con uno solo media horita. Seguro que es muy gratificante en muchos aspectos, pero tiene un trabajo enorme.
Pienso que formar a los niños y adolescentes es básico, duro y maravilloso. Y creo, para acabar, que los profesores de secundaria madrileños, luchando por sus condiciones laborales, reafirmándose como trabajadores, lo mismo que los gallegos o navarros, le estarían dando a sus alumnos la primera, y quizás más importante, clase del curso.
No he leído el artículo de Isaac Rosa, por cierto, leí en el suplemento cultural del abc -leer el abc me supone un deleite cercano al de fumar en pipa para otros- una reseña más que elogiosa sobre su último libro "La mano invisible". Decía que no he leído el artículo porque, después de leerlo a usted, no creo que Rosa pueda arrojar más luz sobre el tema.
ResponderEliminarCreo que da usted la clave cuando recalca la mortificación que supone aguantar a un zagal aunque sea un ratito, más aún si este nos es ajeno. Aún así, me pregunto de qué adolece esta sociedad en la que unos padres otean las vacaciones como amenaza por tener que compartir tiempo con sus hijos -supongo que en su mayoría deseados-, y que una vez concluido ese tiempo compartido, los hijos supongan un estorbo por no saber donde ubicarlos; con la consiguiente sobrecarga para las abuelas o el desembolso económico extra en nefastas actividades veraniegas a las que los niños acuden con la misma ilusión con la que se acerca el condenado al paredón.
Disiento, sin embargo, sobre que quieran dividir a los currantes. Se ha conseguido unanimidad en una cuestión, al margen además del estrato social o poder adquisitivo de aquellos. Tanto la risueña joven que me despacha el evocador pan cada día como el aséptico urólogo que me ultraja física y moralmente -este, por fortuna, no cada día- comulgan con una misma idea: tenemos demasiadas vacaciones.
Otra conclusión he sacado de este artificial e inane revuelo mediático. Lo revelador que resulta oir a los tertulianos oficiales opinando sobre un tema que afecta a uno directamente y sobre el que te das cuenta que no tienen ni puñetera idea, dando cifras que no se corresponden con la realidad o describiendo un paisaje en los institutos más propio de la serie "Cuéntame" que de uno de esos tenebrosos por los que usted ejerce, o incluso de los históricos en que lo hace servidor.
Si sobre un tema, que en teoría les pilla cercano, están así de desinformados, sospecho que la imaginación y la improvisación conforman sus argumentos de autoridad cuando les toca hablar de macroeconomía, alimentos transgénicos o la eminente boda de doña Cayetana.
Estos son los que crean opinión entre la "ciudadanía" -lo entrecomillo porque detesto esta palabra, siempre en boca de estos voceros o del político correctamente político-, por lo que no ha de extrañarnos si algún día nos vemos repitiendo la estremecedora escena en la que aquel maestro librepensador, interpretado por el bueno de Fernán-Gómez(La lengua de las mariposas), era apedreado por sus alumnos y demás "ciudadanía" al grito de "Tilonorrinco,espiritrompa... tienen ustedes demasiadas vacaciones!" .
Por último, ya que hablamos de educación, y, créame, sin intención de hurgar herida alguna. Permítame una curiosidad en clave: disfrutará el joven Gauss del esplendor en la hierba del campus?
Con el deseo de que así sea, reciba usted un afectuoso saludo.
Sospecho que el libro de Isaac Rosa, que sale en estos días, tendrá el mismo problema que usted le adjudicaba al que yo le recomendé (perdone este infantil autobombo): "El país del miedo", cuando usted también transitaba el "tenebroso" Centro donde yo aún habito. Me refiero a la tristeza, quizás me equivoque, pero probablemente, por las reseñas que he leido, también será un libro intranquilizador.
ResponderEliminarYo, más chulo que un ocho, me reafirmo: trabajo por el dinero en primer lugar y después por las vacaciones. Y que se manifiesten en alegre compaña la panadera evocante y el urólogo hurgante. Insisto, si la felicidad consiste en desear el puteamiento del trabajador vecino, que nadie reprima ese deseo.
Sobre el tema de los tertulianos, puede que sean ignorantes o como decía Victor Ramírez (aplicándolo al pueblo canario y, lo más lamentable, quizás con razón) estén ignorantados. En este caso no por un poder que los idiotiza de carnaval en romería, Pepe Benavente mediante, sino por un poder que los compra a muy buen precio. Y la ovejita que se sale del redil al matadero. Vease el caso, paradójico por el apellido del susodicho y mi símil, de Carlos Carnicero y la cadena Ser. Roma no paga traidores o descarrilados.
Respondiendo a su curiosidad llena de bondad le diré que el primer trámite, tanto en su expresión escrita como en la numérica, lo superó notablemente. Mañana viernes comienza la prueba que le puede permitir el acceso a ser un parado, esplendoroso en la hierba, con titulo universitario. Se le aprecia don Manolo.
Un articulo genial que describe el 70% de mis clases del año!Pronto puede ser el 100%
ResponderEliminarlas familias de los profesores tambien se desestruturan.
ResponderEliminar