Helena, nacida en febrero
de 1995, es hija única y acaba de terminar 2º de bachillerato. Su nota media,
tras realizar la PAU, es de 6. Querría estudiar Derecho. Para hacerlo tendría
que irse a vivir desde Lanzarote hasta la isla de Gran Canaria , donde esta la
facultad.
Héctor, también hijo único,
nació el mismo año que Helena y en la misma isla, pero en mayo. Su nota media
es una décima inferior y estudiará Derecho en la isla de Gran Canaria.
Ambos son dos jóvenes con
ilusiones y capacidades similares. Ni son excelsos, ni son arrentes. Héctor
sabe que Derecho le costará un gran esfuerzo, pero le gustará, aunque esté 7 u
8 años, estudiarla. Helena sabe que Derecho le costaría un gran esfuerzo, pero
le gustaría, aunque estuviera 7 u 8 años, estudiarla.
Seguro que se han dado
cuenta: con Helena he utilizado un futuro condicional y con Héctor no.
Siendo jóvenes del mismo
tiempo y lugar, con inquietudes y gustos similares, que han estudiado en el
mismo instituto, que alguna vez incluso han tonteado, hay un elemento importante
que les diferencia: la capacidad económica de sus familias. El padre de Helena
es un trabajador de la construcción en paro que cobra los 426 tras haber
agotado la prestación por desempleo. Su madre limpia por horas si surge una casa
o una escalera.. El padre de Héctor es un abogado que tiene con un socio un
bufete consolidado. Su madre es profesora de matemáticas en un IES de la isla. El
sueño de Hector, con mayor o menor dificultad, se cumplirá, el de Helena, al
menos de momento, no. La posición social de la familia de Héctor permite que éste,
aunque sea en un plazo superior al establecido, obtenga la titulación que anhela.
Helena, ahora mismo, no tiene la misma opción que su compañero. Los diferencia
su nivel económico.
Si tienes una buena renta
económica accederás a la universidad aunque seas un estudiante de capacidad
media. Si tu renta es escasa y tu capacidad media no accederás a la universidad.
Ahí radica una gran injusticia de esta sociedad de clases. La persona pobre,
Helena, para acceder a una carrera universitaria necesita una cierta excelencia.
La persona adinerada, Héctor, no. Ésta persona, si el camino se tuerce, incluso
podría acceder a una universidad privada. Helena no puede soñar con eso.
La igualdad social a la
hora de acceder a la universidad, no está sólo en que puedan cursar carreras
los alumnos de condición social más humilde con buenos expedientes. La igualdad
real sería que pudieran acceder a la universidad, tal y como hacen los más
afortunados económicamente, los alumnos pobres de nivel académico medio.
El dinero, sé que es una
afirmación de Perogrullo (pero que debemos mantener izada como una bandera),
siempre condiciona.
El ministro Wert (el
teclado del ordenador trae su apellido) dice que quién no tiene una media de 6,5,
límite académico que quiere implantar para las becas, debería estar en otro
sitio y no en la universidad. Wert me parecería honesto y consecuente, dentro
de su lógica, si dijera: en el estado español quién no tenga un 6,5 no va a la
universidad, ni a la pública ni a la privada, aunque este bañado en oro (ya lo
sé, los hijos de los ricos irían al extranjero). Pero Wert plantea ese 6,5 sólo
para las becas, para cribar al infeliz que no tiene recursos. La universidad
para las élites mentales y, por encima de todo, económicas.
Una última reflexión.
Cuando Wert habla de que quién no saque un 6,5 debe estar en otro sitio, no hay
que ser muy perspicaz para deducir que se refiere a la formación profesional. Es
habitual oír a la gente holgada económicamente cantar las excelencias de la FP
(que la conozco y las tiene) para los hijos de los “otros”, pues los suyos van
a la universidad, al menos de entrada.
Me imagino a dos jovenes adolescentes caminando Avenida de Escaleritas arriba e intentando arreglar el descuajaringado mundo. Mundo político entonces más sencillo: bloque socialista del Este y bloque capitalista, nada de multipolaridad. Uno de aquellos jovenes hoy no podría dedicarse a sanar o remendar, si por aquellos entonces, en la época de su adolescencia no hubiese existido en España becas para estudiantes pobres, aunque ricos de espíritu. También habían por aquellos entonces, quizás empezeban a existir becas péstamo. Te daban hoy para que pudieses estudiar lo que debías devolver mañana, cuando terminaras los estudios y tuvieses la posibilidad de un puesto de trabajo. Puesto de trabajo que hoy es menos posible al igual que parece menos posible la posibilidad del prestamo.
ResponderEliminarLa gran paradoja del socialismo que se abre paso es que se paga colectivamente los estudios tanto a los estudiantes pobres, como a los estudiantes ricos. La gran diferencia es que los estudiantes ricos pueden continuar sus estudios rindan intelectualmente o no rindan intalectalmente, saquen un cinco o saquen un cuatro.Trabajen más o trabajen menos.
Hay que agradecer, en parte, a los trabajadores del final del regimen franquista la posibilidad de que muchos estudiantes pobres terminaran sus estudios universitarios. Y que un ilustre licenciado en historia nos riegue de vez en cuando la conciencia.
Saludos.
Jero.
Hola, soy Lionel Hernández, alumno de 2º Bachillerato del IES PÉREZ GALDÓS y le dejo aquí mi opinión:
ResponderEliminarHoy en día, las desigualdades económicas de las distintas familias pueden impedir que un alumno con capacidad para estudiar una carrera deseada la realice, como puede ser el ejemplo de esta chica.
El ministro Wert ha impuesto una nota mínima de 6'5 para acceder a las becas, cosa que no todos los estudiantes consiguen. Muchos de ellos consiguen la media para entrar en la carrera que quieren, pero no llegan a la nota necesaria para alcanzar la beca, por lo que tienen que dejar sus estudios al carecer de recursos económicos. Mientras que otros de ellos solo por podérselo permitir económicamente, entran aunque algunos se aburrirán y dejarán la carrera a medias y los que no pudieron permitírselo estarán haciendo un ciclo, aunque no deseado, para seguir con sus estudios. Al fin y al cabo, la educación gratuíta no existe, ya que solo los que se encuentran en una situación económica medianamente buena se pueden permitir el lujo de estudiar y, en muchos casos reciben becas que podrían ir destinadas a los que la necesitan de verdad. Se puede ver día a día en las clases, alumnos que intentan superarse así mismos para lograr tener una beca para pagarse sus estudios y conseguir esa carrera que desean, vale sí, tambiém es cierto que muchos otros crítican al ministerio de educación, que si no dan beca, que si suben la nota, cuando después no dan palo al agua, o simplemente se matriculan en bachiller para recibir la beca y no ir más a clases, por esas cosas, otros muchos que si quieren estudiar no pueden por no tener plazas en ese centro. Visto así, me parece injusto que esa pobre muchacha mencionada anteriormente, se quede sin poder venir a Gran Canaria a estudiar, por no tener los requisitos necesarios para optar a la beca, pero teniendo las mismas cualidades que el otro joven también mencionado anteriormente. Con todo esto, más vale matricularse en una universidad privada, los que puedan claro, ya que las "públicas" se han ido convirtiendo en privadas ante la falta de becas y las altas tasas que hay que pagar para que, en algunos casos, se suspenda y se tenga que pagar el doble por las asignaturas suspendidas
Por tanto, a la gente que deseen estudiar una carrera les recomiendo que vayan ahorrando con antelación, ya que estudiar hoy en día tiene un coste muy alto aunque algunos, con suerte, recibirán una ayuda por sus altas notas.