domingo, 16 de junio de 2013

Tras las líneas rojas

 
EEUU confirma que el gobierno sirio usó armas químicas. La noticia ha aparecido así en la mayoría de los medios. Ese titular tajante significa darle a la afirmación del régimen estadounidense (lo mismo que se usa el término régimen para el gobierno sirio u otro gobierno díscolo, con intenciones recriminatorias, planteo ese mismo uso, con mayor razón debido a su fortaleza, para el gobierno de EEUU) el 100% de verosimilitud. Muchas personas cuando lean u oigan la noticia quedarán convencidas de la maldad del gobierno sirio. Y no es mi intención hacer de abogador defensor de dicho gobierno, lo que planteo es que la información no nada inocente, que busca más adoctrinar que presentar una hipótesis debatible. El frente informativo en cualquier conflicto es vital. Se utiliza el concepto tabú: armas químicas, prohibidas internacionalmente. Un concepto que controle el pensamiento, los interrogantes, que ahogue la reflexión. Sucede también con otros conceptos de los que ya he hablado en algunas ocasiones: terrorismo o violencia. Ante estas palabras rechazo frontal sin debate. Sin analizar causas o razones.
Los entre 100 y 200 fallecidos por el uso de armas químicas, según el régimen de EEUU, son una ínfima parte de los aproximadamente 90.000 que, según la ONU, ha generado el conflicto. Sospecho que esos son muertos cualitativos, de gran valor de uso a la hora de justificar determinadas acciones. En cualquier caso, son más importantes que el chico de 15 años que fue asesinado por una facción de los rebeldes sirios, delante de sus padres, por negarse a ser un creyente. Sé que un único ejemplo, en un sentido u otro, tiene tintes demagógicos, pero es aberrante que la principal potencia militar mundial, con enormes arsenales atómicos (¿dónde vas Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares?) , la única que masacró dos ciudades  en un instante (Hiroshima y Nagasaki en 1945, para situarse en lo más alto del podio frente a la URSS como máxima vencedora de la 2ª Guerra Mundial), la que utiliza donde le place los drones (aviones no tripulados), llevando la muerte a domicilio a riesgo cero... Insisto, es burla y escarnio que ese régimen capitalista (sí, existen regímenes capitalistas, aunque la mayoría de las veces no nos presentan unidas estas palabras) armado hasta los dientes, que no conoce línea o frontera en mar o en tierra, hable de "líneas rojas". Se supone que el transgresor de esas delimitaciones, con el uso de armas químicas, ha sido el gobierno sirio. El asunto rebosa hipocresía. Cada muerto en esa guerra, como en todas, es única e irrepetible, da lo mismo el armamento que haya acabado con su vida, es una tragedia instalada en una familia, sea del bando que sea. Tanto al rojo como al fascista o al de una opción religiosa, le lloran sus familiares. Por eso me pregunto qué línea roja traspasa la muerte de 100 o 200 que no ha traspasado la de 90.000.
El problema no es de líneas rojas, es de diseño. El que fue eficaz en Libia está fracasando en Siria. Después de dos años el régimen se mantiene e incluso está a la ofensiva recuperando ciudades. Assad no parece próximo a caer. Esa pieza, importante para cercar a Irán, el gran objetivo de la alianza entre Israel y EEUU en la zona, no da muestras de flaqueza. Por lo tanto va a haber que hacer un esfuerzo extra. Hay que suministrar más y mejor armamento a la coalición opositora. Y ese suministro a cara descubierta y las ulteriores decisiones, si fueran necesarias, arrancan de las utilísimas líneas rojas. Cualquiera bien informado o con cierta honestidad intelectual sabe que en Siria, como antes en Libia o Iraq, lo que se dirime no es "laluchaporlalibertadylademocracia" (todo juntito para que no se escape). Si quieren democratizar que convenzan a sus aliadas monarquías petroleras y absolutistas de la península arábiga, donde la mujer es un ser de tercera división, hecho que no sucedía (siendo países machistas) en Libia o Iraq y que, aún, no sucede en Siria. Además, en este país EEUU ha topado con Rusia, importante aliado de Siria que da la impresión de estar recuperando una cierta musculatura en política exterior, muy desdibujada desde la caída de la URSS.
La declaración de las líneas rojas rebasadas da luz verde a una escalada de intervención en el conflicto. Oficialmente se empezará por armar a los rebeldes y pronto quizás decreten una zona de exclusión aérea. El premio Nobel de la Paz, distintivo 4 jinetes del apocalipsis, se dispone a liderar al "mundo libre" basándose en las informaciones de sus servicios secretos, esos que aseguraron que Iraq tenía armas de destrucción masiva. La historia, patética y trágica, parece repetirse. En 2003 había un blanco malísimo y conservador al frente del Imperio. Ahora lo lidera un negro bueno y progre. Da igual, él régimen en esencia sigue siendo el mismo, y los que cortan el bacalao también. Es un monopartido con dos caras. A escala reducida, me recuerda a un  país europeo donde los jefes de su bipartito son tan falsos y cobardes, que se ponen de acuerdo por teléfono, para vendernos la ficción (una de tantas) de que existen un gobierno y una oposición.
Acabo refiriéndome una noticia que yo no he visto en ningún noticiario televisivo y que he conocido gracias a Pascual Serrano, que se hace eco de ella en Público http://www.publico.es/internacional/457266/espana-vota-en-contra-del-derecho-a-la-paz-en-el-consejo-de-derechos-humanos-de-la-onu. Da cuenta de que en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la Unión Europea y EEUU votaron en contra o se abstuvieron (España lo hizo en contra) de una propuesta de la Confederación de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), impulsada por Cuba, que pide que "se prepare un proyecto de Declaración del Derecho a la Paz". Por supuesto plantean que la paz va ligada la desaparición de la pobreza y la desigualdad. Fíjense que curioso: Cuba, que está en la lista de EEUU de países  patrocinadores del terrorismo, presenta un proyecto para la paz que EEUU, luchador contra el terrorismo y por la paz (se supone) no acepta. Y la noticia, a nivel de grandes medios, invisibilizada. Así se afianza la ideología dominante.


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