jueves, 18 de marzo de 2021

Reflexión corta sobre diecisiete palabras para una película de gansters


Texto de la cuenta oficial en twitter del PP de la Comunidad de Madrid:

"Iglesias es un caribeño con chándal que vive de los demás en mansiones con séquitos de mujeres".

No son, como en el bolero, tres palabras. Son diecisiete. 

Y en ese exiguo número de palabras caben el racismo, el clasismo y el machismo.

El término caribeño está utilizado con afán degradante. Iglesias es madrileño, y la cuenta oficial del PP lo sitúa, para desprestigiarlo, como natural de una zona geográfica cuya población ellos consideran, a la luz de su texto, de inferior categoría. Un lugar de sangres mezcladas que tienden a la oscuridad de la piel, camisas de flores al sol con un mojito o un daiquiri, y pocas (o ningunas) ganas de trabajar. Racismo de manual de la moderna derecha española.

Chandal y mansiones. A mí se me han venido a la mente esas películas donde un gánster con cadenas de oro y sortijas, puro ensalivado en ristre y chandal abierto hasta un poco por encima de la prominente barriga, al borde de una piscina donde se solaza la que en el caribe llamarían una "reina de la belleza", ordena un asesinato con la misma facilidad que pide un whisky. Creo que el objetivo es despertar en el imaginario de la gente la repulsión y la envidia por el que presentan como nuevo rico (Pablo, el defensor de los pobres, ya pertenece a la clase alta), a la par que el despreció por el chandal como símbolo de algo cuasi lumpen, una especie de estigma que delata tu "verdadera" raíz y condición social. Con el agravante, digno de juicio sumarísimo, de que el supuesto nuevo rico, según ellos, es comunista y, por tanto, hizo votos de pobreza severa.

A los administradores de la cuenta, lanzados al fragor de la batalla, al final les faltó una pizca de valor al culminar: "séquitos de mujeres".  Harem era la palabra que tenían en mente y no se atrevieron escribir, pues el término séquito aquí tiene, no nos engañemos, el mismo sentido: un harem de descerebradas, pastoreadas y atentas a los niveles de testosterona del macho alfa, más allá de sus proclamas feministas.

Por cierto, se les cuela una verdad constatable en esas diecisiete palabras: todos, la cuestión esencial es cómo, vivimos de los demás: se llama vivir en sociedad. Cuando preparo el potaje de berros que tan rico me queda (creo que al sabor canario lo doto de un matiz caribeño inigualable), reconozco que yo no he cultivado los ingredientes ni los he transportado al lugar donde los compro.

Acabo con una mención a la Comuna de París, esa primera experiencia socialista que hoy, 18 de marzo de 2021, cumple 150 años de su inicio. Duró hasta finales de mayo, cuando las fuerzas de la burguesía, ubicadas en Versalles, la arrasaron. Miles de personas fueron ejecutadas en la feroz represión que conllevó su derrota. Esta placa del Cementerio de Pere Lachaise, uno de los lugares que contempló la masacre, las recuerda.

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