miércoles, 8 de diciembre de 2021

Tres pinceladas americanas (de norte a sur)

De entrada, por favor, antes de seguir leyendo, abran este enlace. Aunque lo vean tan largo, no se asusten, es solo una foto, una dulce felicitación navideña que, si están impregnados del espíritu de estas fechas, pueden compartir, rebosantes de buenos deseos, con las personas queridas.


https://twitter.com/RepThomasMassie/status/1467197523127422979?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1467197523127422979%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Factualidad.rt.com%2Factualidad%2F412659-congresista-compartir-foto-familia-posar-armas


No me digan que no es una especie de brutalidad u obscenidad de lo naif. Teniendo claro que estas personas serán fervientes cristianos no he podido evitar una extraña asociación (sé que mis conexiones a veces son algo retorcidas) con una frase que seguramente han escuchado en algún momento de sus vidas: “familia que reza unida, permanece unida”. Fue el lema de una campaña mundial pro oración creada por el sacerdote irlandés Patrick Peyton y me ha parecido que esta foto podría ser el manifiesto fundacional (en un país donde hay un 15% de terraplanistas todo es posible) de un movimiento que abogue por algo así como “familia que se arma unida se defiende (o ataca) unida”.

El congresista del partido republicano de EEUU, Thomas Massie, ha felicitado las navidades posando con toda su familia armada y, fíjense, enseñando los dientes. Alguien diría que están sonriendo, yo no me atrevo a tanto, ya sabemos que el reino animal enseñar los dientes no siempre es un signo de amistad. El texto del tuit se entiende clarito, incluso para los que tenemos escaso conocimiento del inglés, salvo las dos últimas palabras que es donde, tras el impacto de la foto, anida la sustancia del texto: “bring ammo”.  Significa, dirigiéndose a Santa (Claus), “trae munición”.

Tiendo a utilizar, casi en defensa propia (me parece la expresión más adecuada en este contexto) la pincelada irónica, pero el tema es lacerante. Solo unos días antes de la publicación de esta foto, en una tragedia que por habitual en EEUU al menos por estos lares ya casi no es noticia, Ethan Crumbley, adolescente de solo 15 años, asesinó a 4 compañeros e hirió a 7 más en una escuela secundaria de Michigan con un arma que le compraron sus padres como regalo de Navidad. Según parece, Ethan será juzgado como adulto y probablemente le espere una vida entera encarcelado. He leído que los padres, tras abandonar a su hijo y huir, también están detenidos, pues no hicieron caso a advertencias de las profesoras acerca de dibujos donde se plasmaban actos muy violentos. Imagino que en EEUU ser profesor y ver ciertos dibujos de algún alumno debe encender un rosario de luces de alarma.


Segunda pincelada.

“Quiero expresar mi felicitación más sincera a la democracia colombiana”. Así se expresó Felipe VI, el nieto político del dictador fascista Franco, en la clausura del Congreso Mundial de Juristas celebrado en Barranquilla. Tras esta aseveración procedió a entregar al presidente de Colombia (cuyo nombre, al contrario de lo que sucede con el de la su vecina Venezuela, casi nadie en el estado español conoce), el premio Paz y Libertad que es el máximo reconocimiento que la Asociación Mundial de Juristas otorga “a las personas o entidades que se han destacado por su compromiso con los valores democráticos y el Estado de Derecho” en palabras del periódico colombiano El Tiempo. 

La burla proviene de que Colombia es el país del planeta donde son asesinados más líderes sociales. Es el país de los “falsos positivos”. En la lucha contra la guerrilla el ejército asesinaba campesinos a los que presentaba como guerrilleros y cobraba una cantidad determinada por (perdóneseme la crudeza de la expresión) pieza. Es el país donde en la revuelta que comenzó en abril de este año asesinaron alrededor de 60 manifestantes. Pobre gente que, por no haber nacido en el país fronterizo  de Colombia cuyo presidente usted se sabe de memoria, fueron relegados a los rincones de los grandes informativos. 

Por cierto, los discursos del rey son visados por un gobierno español, hipotéticamente de izquierdas, que en septiembre, en una visita oficial del presidente colombiano, lo condecoró con la Gran Cruz de Isabel la Católica. Sí, ténganlo claro, cuando determinados gobiernos (EEUU y UE) o los grandes medios, esos emporios ideológicos, nos dicen que todas las vidas valen lo mismo o ponen la lupa en unos países mientras opacan otros (¿qué sabemos de los miles de trabajadores fallecidos en accidentes laborales durante las obras del mundial de fútbol de esa monarquía absoluta llamada llamada Qatar? ¿se planteará EEUU hacerle el mismo boicot diplomático que acaba de anunciar a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín?), sepan que sólo les anima el interés económico o estratégico, el único criterio que utilizan es la obediencia a un designio imperial que ha establecido que unos países, díscolos, son dictaduras y otros, con matanzas perpetuas como Colombia, son felicitados por un tipo que debe su cargo a la restauración monárquica de un asesino de masas.

Mientras escribo este texto (a ratos, voy y vuelvo, o lo dejo algún día en barbecho) me viene a la mente una declaración de Emilio Aragón, nacido en Cuba, de donde salió con un año, hecha el pasado agosto: “Volveré a Cuba cuando pueda meter un papelito en una urna”. Y yo me pregunté, ya que no lo hizo el periodista, si este hombre cada vez que viaja a un país (y estoy convencido de que no son pocos los que habrá visitado) establecerá el mismo listón que con la tierra donde nació. Ya no digo nada sobre reducir la democracia a la mera introducción de “un papelito en una urna”. Pura guerra ideológica. 


Tercera pincelada.

El 21 de noviembre se celebraron elecciones presidenciales en Chile. 

Pasaron al balotaje o segunda vuelta el candidato de la ultraderecha José Antonio Kast (28%) y el de la izquierda Gabriel Boric (26%)

El primero es un pinochetista ultraliberal en lo económico (con la cantinela universal de la bajada de impuestos y del adelgazamiento del estado, que incluso, en el estado español, compran muchas personas que durante el destrozo económico de la pandemia han tenido ingresos gracias a ese mecanismo estatal llamado ERTE) y profundamente retrógrado en lo social, planteándose la derogación de la ley del aborto o eliminar el Ministerio de la Mujer. O sea, un trasunto de VOX en el hemisferio sur de América. Boric, su oponente, está al frente de una coalición de partidos llamada Apruebo Dignidad que tiene un mensaje tibiamente socialdemócrata donde no se nombra la palabra socialismo y, si resultara ganador, estoy convencido que se mantendría lejos de ese “eje del mal” que los yankees consideran a Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

En este contexto, surge la figura de Mario Vargas Llosa, que ya levantó cierta polémica en octubre, cuando en el marco de la Convención del PP dijo que lo importante no es que los pueblos voten libremente, sino que “voten bien”. A mí es que lo de votar bien me chirría, me parece un concepto pobre y que nada aclara. La papeleta no es portadora de maldad o bondad en abstracto, la papeleta, se supone que es la concreción en una persona o personas de un compendio de ideas, con sus filias, sus fobias y su carga histórica. Imagino que los fundamentos que mueven el voto de Ana Botín y el mío, alejados de la bueno o lo malo, son radicalmente diferentes por nuestra opuesta visión del mundo, condicionada por la clase social a la que pertenecemos. Sin embargo, no traigo aquí a colación a Vargas Llosa por la humorada de hablar de votar bien en un país que no ha disuelto, y sigue dando millones de votos, a esa asociación para delinquir llamada Partido Popular. Lo he traído porque ha expresado su total apoyo al candidato Kast, al que pide que gane para “que Chile lidere el centro-derecha, la libertad, estimular a los empresarios, la inversión extranjera”. 

Disecciono.

Pinochet, el carnicero de Chile que bombardeo La Moneda y asesinó a Allende (previa guerra económica inmisericorde para crear el caldo de cultivo), sería apoyado hoy en día por Varguitas, así se autodenomina en “La tía Julia y el escribidor”, como solución centroderechista a la torpeza votante de los chilenos apoyando a la Unidad Popular de Salvador Allende. Después, la estupidez ayusista-cervecera, una apelación a esa inexistencia que es la libertad abstracta. Lo de la estimulación empresarial suele consistir en odiar la intervención estatal cuando la vacas van cebadas y exigir fondos públicos cuando se les empiezan a marcar las costillas. Lo que, resumiendo, se conoce como privatización de las ganancias y socialización de las pérdidas. Por último apela a la inversión extranjera. No es rechazable per se. Ni mucho menos. La esencia es el reparto de las ganancias. Cuando Evo Morales llegó al poder en 2006 una de sus propuestas principales era que las empresas españolas que explotaban los recursos naturales del país no siguieran perpetrando un despojo. Se llevaban cerca del 80% de los beneficios dejando una limosna para el estado boliviano del 20%. Les planteó que el reparto debía ser al revés o se acababa. Aceptaron. O sea, no existía un beneficio empresarial, sino un expolio de las riquezas bolivianas.

Bueno, dejo al ochentón Varguitas en su incansable viaje de decenios a la extrema derecha. Ya es hora de acabar, que, más que pinceladas casi termino haciendo un mural. Por cierto, noble tradición pictórica de las izquierdas de otro país americano: México, insurgente o no.

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