Hoy el diario Público, en su edición digital, muestra las siguientes declaraciones de Bono: "El presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, ha esbozado el perfil al que, bajo su punto de vista, debería ajustarse el secretario general que salga del próximo congreso socialista: alguien "sin complejos territoriales, ni de edad, ni de clase... Alguien moderado, no dogmático y que sea español sin complejos, que no le de vergüenza decir '¡viva España!'
A las negritas que pone el periódico a partir de "español sin complejos..." yo he añadido el "ni de clase".
Me interesa reflexionar sobre el "complejo de clase".
Vaya por delante. Soy un perfecto acomplejado. Un tipo que piensa que las clases existen y que tienen intereses contrapuestos, lo que las lleva a luchar entre sí, a entrar en conflicto. En este mismo blog ha habido alguna persona que me ha dicho que es un concepto antiguo, que hoy la verdadera clase existente es la clase media. Esta clase en esencia es difusa. Se supone que se caracteriza por tener acceso a una vida, entiéndaseme, con un cierto grado de bienestar. El gran logro de la socialdemocracia: "El estado del bienestar". Casa, coche, acceso a educación y sanidad y a regalarse un viajito en vacaciones. Elementos que en gran parte de Europa asumía la derecha, al menos cuando entre nosotros habitaba el llamado bloque comunista, ese "monstruo" que, curiosamente, no le gustaba un pelo a las oligarquías de Occidente. Y no, no me digan que era por la falta de libertades que existía en los países del llamado socialismo real. Ese hecho no lo discuto, muy pronto la S de soviético (asamblea de trabajadores, lugar de debate, de confrontación de ideas) perdió todo el vigor de creatividad que debía ser su esencia. EEUU apoyó militar y económicamente la dictadura fascista de Franco sin sentir el más mínimo atisbo de piedad por la falta de libertades y las pésimas condiciones sociales que existían en el estado español. También impulsó y cobijó a Pinochet, a Somoza en Nicaragua y sigue apoyando al régimen absolutista imperante en Arabia Saudí. Son sólo unos pocos ejemplos de que en realidad la libertad o el sufrimiento de la gente les importaba, y les importa, bien poco en su lucha contra, como denominó Reagan a la URSS, "el imperio del mal" o en la defensa de sus intereses de clase. Este malvado imperio se derrumbó en 1991. El comunismo fue enviado al basurero de la historia (que Fukuyama dio por finiquitada, se había llegado a la sociedad democrática perfecta y la historia como elemento evolutivo, de cambio, felizmente fenecía). Caído el comunismo, la libertad y la prosperidad brotarían por todo el planeta y... la lucha de clases iría al mismo basurero que sus ideólogos (los comunistas). Mientras, la clase media reinaría por los siglos de los siglos. Sin embargo, 20 años después, cuando la capital del antaño imperio del mal es una de las ciudades con más ricos obscenos del mundo, buena parte de esa clase media tiembla y vivimos una de las fases más feroces de la lucha de clases. Ustedes me dirán: pero si hoy lo que se "huele" en el ambiente es un miedo atroz por parte de los sectores populares, se intenta que no nos quiten el derecho a la sanidad o a la educación, que en el convenio no nos recorten mucho el sueldo a cambio de que no despidan a nadie. Tienen razón, es una lucha defensiva, con un enemigo envalentonado, que sabe que va ganando terreno constantemente, y por ese motivo es más encarnizada que nunca. Se trata de una lucha, para sectores cada vez más amplios de la sociedad, por la defensa del asediado (y ya bastante derruido) estado "socialdemócrata" del bienestar. Y en esta lucha los más descolocados son precisamente los socialdemócratas, que cada vez juegan un papel más secundario al asumir como propia (más allá de una cierta sensibilización social) la ideología de una derecha que niega la lucha de clases. El fascismo, señor Bono, no tenía complejos de clase, solucionaba el tema apelando a la colaboración de las mismas (¿le suena el sindicato vertical?). Mientras los grandes poderes financieros nos atacan con ferocidad, queriendo reducir el sector público a la mínima expresión, los grandes medios nos bombardean con mensajes muy dañinos del tipo de que todos tenemos que arrimar el hombre para salir de la crisis, o sea, apelan a la colaboración de clases, a quitarnos el complejo de clase. Lamentablemente ese complejo se lo quitó el PSOE hace mucho tiempo. Ahora buscan, como anhelante maná para su travesía del desierto, un líder, un hombre o mujer sin complejos que grite: ¡Viva España! Grito cargado de simbología que, querámoslo o no, es patrimonio, desde los tiempos de la dictadura, de la derecha. En el congreso que van a celebrar en febrero mientras muchos atisban el aura de un hombre (o mujer) providencial, quizás, sé que me muevo en la creencia-ficción, se levante algún delegado que, musitante, con complejo de clase, diga: "¿Y qué hay del socialismo compañeros?"
Aclaración: el artículo se centra en la Europa capitalista desarrollada, en los países capitalistas subdesarrollados jamás han percibido ni siquiera el aroma del guiso socialdemócrata.
A quien corresponda, y con el mayor de los afectos:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=iH3oOVKt0WI&feature=related
Saludos a todos.
ResponderEliminarAlgunas reflexiones acerca de las clases sociales y sus intereses.
1) El capitalismo sólo es posible por la existencia del hombre libre. Del hombre libre de todo medio de subsistencia y medio de producción; del hombre libre que es propietario de su fuerza de trabajo, de su capacidad de trabajar. Y como no tiene medios de subsistencia ni medios de producción necesita vender su fuerza de trabajo a cambio de dinero (salario) para poder vivir. En frente suyo el propietario de medios de trabajo y medios de subsistencia, propietario de dinero, el capitalista. Sin la unión de medios de trabajo y trabajo en acción no es posible la creación de riquezas y la valorización del capital, fin que se persigue en la producción capitalista. La contradicción principal en las sociedades donde predomina el modo de producción capitalista es la contradicción entre capitalistas y asalariados. En tanto asalariado no se es capitalista, y en tanto capitalista no se es asalariado.
2) La clase media. Marqués en un comentario previo afirma que las únicas clases que reconoce son la clase media y la clase política. José Juan Hernandez caracteriza a la clase media por tener acceso a una vida de bienestar y tener por esencia el ser difusa. Para poner límites a la clase media respondamos a la siguiente cuestión: ¿Qué clases sociales tienen acceso a una vida de bienestar?: los pequeños y medianos empresarios (pequeños y medianos capitalistas), profesionales (abogados, jueces, médicos…), artistas, universitarios intelectuales en general, ejecutivos, periodistas, políticos. Por lo tanto, la clase media es muy extensa y tiene gran poder social económico y político.
La clase media tiene la tendencia a presentar la sociedad, no como una sociedad dividida en clases, sino como un conjunto de ciudadanos. La clase media quiere una vida placida, quiere armonía, pero no a base de resolver las grandes contradicciones sociales, la gran contradicción entre capital y trabajo, sino a base de disolverlas, de hacerlas desaparecer de la conciencia. Quizás este sea el sentido de verdad de lo que José Juan afirma de la esencia de la clase media: ser difusa.
3) Dentro de los miembros de una misma clase hay diferencias. Todos tenemos algún familiar, amigo o conocido que tiene una pequeña o mediana empresa. No me cabe duda que entre los pequeños y medianos capitalistas y sus asalariados, actualmente debe de darse intereses comunes. Que la empresa sea viable, que el negocio funcione, que deje ganancias y que los trabajadores puedan conservar sus puestos de trabajos. Sin embargo, hoy el gran capital financiero estrangula, asfixia, ahoga a la pequeña y mediana empresa con la restricción del crédito. En las crisis los grandes capitalistas destruyen capital y riqueza social. Y concentran esta riqueza en sus bolsillos por mecanismos legales del mercado financiero. Por lo tanto ente los grandes capitalistas y los pequeños-medianos capitalistas existen contradicciones e intereses contrapuestos. De aquí se deduce que entre los trabajadores y la clase media es posible una confluencia de intereses. Posiblemente el socialismo no será posible en Europa y Estados Unidos sin esta alianza entre trabajadores y clase media.
4) La socialdemocracia sigue siendo una fuerza considerable en Europa. Tiene representación parlamentaria en todos los estados de la unión y en las instituciones centrales. Quien no tiene esa amplia representación es la izquierda radical, la izquierda que quiere transformar el capitalismo en socialismo. Y en esta coyuntura creo que la izquierda radical debe buscar colaboración con la burguesía de izquierdas, que quiere un capitalismo más humano. La tendencia actual es otra, y la burguesía más reaccionaria gana terreno.
Para acabar enhorabuena a José Juan. El callejón parece que crece. Trabajo cuesta. Hoy la lucha ideológica se hace algo más que necesaria. Y los que cada vez entramos más en los cincuenta os saludan.
Jero.