martes, 1 de noviembre de 2011

Entre el todo y la nada (la vida y la muerte)

Quizás el título no sea el más preciso. No quiero ponerme trascendente, pero me parece que somos, cada uno, individualmente, un viaje entre la nada y la nada (colectivamente es otro cantar). La verdad, pensar en el tiempo, una de mis obsesiones vitales, me desborda. Les dejo este brevísimo poema cuya ilustración de Pilar de Vera nos muestra, con su sensibilidad y bienhacer, encadenados inexorablemente a él. Estos días mucha gente, yo entre ellos, acude a los lugares que simbolizan, aunque cada vez más personas se entregan al fuego, la parada terminal de nuestro tránsito.

2 comentarios:

  1. Curioso,
    hace unos días se me quedó una frase de una película de la que desconozco el título, cogida de refilón, mientras uno busca en la "parrilla televisiva" aquello que sabe no va a encontrar. En ella, era uno de esos western crepusculares, un anciano y desencantado vaquero -reconocí en sus facciones a Robert Duvall- soltaba una especie de sermón fúnebre en el que definía la vida como "un viaje entre eternidades".
    También se me han venido a la cabeza unos versos de Faulkner -creo-
    "entre el dolor y la nada elijo el dolor"

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  2. Si vengo de la eternidad, no tengo conciencia de ello, he conocido algo del viaje de la humanidad sobre este planeta hasta este instante. Por eso, quizás sea deformación profesional, lo más que me jode de la muerte es esa sensación (estúpida, lo sé) de dejar el libro inconcluso.
    Lo peor es que a veces el dolor no es elección, sino preludio.

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