domingo, 26 de mayo de 2013

A problemas colectivos, respuestas individuales


La consigna ante el elevado paro que asola el estado español es hija de mayo del 68: debajo de los adoquines del paro está la playa de la imaginación. El último ejemplo es el de un periodista en paro que expuso su currículum cantando en el Metro de Barcelona. La grabación subida a You Tube fue un éxito de vistas y fruto de ello, y de la consiguiente publicidad que iba atener el hecho, fue contratado como guionista por un programa de La Sexta (Antena 3 en realidad). Por supuesto, de las condiciones laborales nada se conoce, ya sabemos que lo importante es trabajar sin que se le otorguen a los derechos, largamente luchados, importancia alguna.
De esta manera se refuerza en el imaginario colectivo que nos crean, que de la crisis, y en este caso de su peor lacra, se sale con originalidad. Imagino a mucha gente en situación angustiada devanándose los sesos, pensando en que golpe de efecto, con trascendencia mediática, puede idear para conseguir el ansiado trabajo. El problema es que quizás el listón vaya subiendo y las “exigencias” de los consumidores del “más ingenioso todavía” en Internet vaya in crescendo. ¿Por qué no un científico leyendo la retahíla de cursos y master mientras hace unos malabares con antorchas de fuego? ¿ O un albañil que hace equilibrios con ladrillos o tejas mientras pone en marcha la hormigonera?
El mensaje, machacón, es muy interesado y peligroso. Interesado para los sectores empresariales poderosos. Nos quieren disgregados, buscando salidas exclusivamente individuales -con esto no niego la necesidad de cada cual-, a problemas colectivos, a problemas que genera el sistema depredador de seres humanos en que vivimos. Tan interesado es para ellos como peligroso es para nosotros. Mientras más nos disgreguemos mayor será su suspiro de alivio. Quieren que nos creamos la quimera de que cada uno puede ser su propio empresario. Nos sacarán a diario en sus medios los ejemplos de emprendedores exitosos. Del señor o señora que montó con coraje y riesgo –espíritu e ideología capitalista en dosis masivas- su negocio. No nos sacarán los centenares de contraejemplos que están quedando arrumbados a la vera del camino. Nos cebarán con carnaza podrida al anzuelo de la vía individual. Hay que borrar todo pensamiento de que la lucha colectiva es el camino, que Espartaco, aunque sólo su nombre haya quedado en la historia, es la denominación de los 70.000 esclavos que lucharon por su libertad. Los avances históricos son fruto del esfuerzo común, siempre a contracorriente, siempre encontrando la feroz resistencia de los poderosos. Me considero un comunista defensor de la individualidad, en el sentido de tener acceso a potenciar todas las capacidades de la persona. El socialismo que yo sueño y no veré debe tener como objetivo el desarrollo pleno del individuo en un marco de inexistencia de la miseria y del lujo obsceno. El sistema que más aliena, que impide el desarrollo humano de millones de personas, usando paradójicamente la coartada de la libertad de prensa, que es muy fructífera para los que tienen los recursos económicos, es el capitalismo. El presidente de Ecuador (país cuya constitución recoge el interesante concepto de ir hacia “la sociedad del buen vivir”, la sociedad de una felicidad posible y razonable) Rafael Correa dijo una frase magistral: “Desde que se inventó la imprenta, la libertad de imprenta es la libertad del dueño de la imprenta”. El dueño de la imprenta, en este caso Antena 3, ha premiado a un “innovador” congraciado con las redes sociales. Curiosa manera de elegir a un trabajador: el golpe de efecto. Los sosos lo tienen complicado.
Acabo. La lucha de clases, ya que cada vez les cuesta más negarla, van a disfrazarla, a tararearla, a difuminarla. El capitalismo depredador tiene un aparato digestivo inmenso, “la sociedad del buen (o mal) competir”, en la que a una determinada porción de los seres humanos que la pueblan les toca ser  lo que no sirve, lo que es expulsado: el desecho. Por decirlo finamente.

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