Habría sido impagable, desde
el egocéntrico muy venido a menos con ciertas ganas de epatar que aún me
habita, ver alguna cara de pasmo. Estoy convencido de que el Claustro que votó
a favor de ese nombre pensó que le estaba poniendo a su Centro el nombre de una
especie de Ghandi finisecular, siempre sonriente y, los últimos años de su
vida, ataviado con una psicodélica guayabera.
Tal vez osadamente, pienso
que los impulsores de la iniciativa desconocen que don Nelson, en 1960, como
máximo líder del Congreso Nacional Africano, junto a Joe Slovo dirigente blanco
de Partido Comunista de Sudáfrica (los comunistas, siempre denostados y siempre
en todas las causas justas), creó y dirigió una organización armada llamada La
Lanza de la Nación, recibiendo a inicios de los años 60 formación guerrillera
en Argelia (como ETA en los 70).
Un concepto muy en boga es
el del “relato”. La lucha por el “relato”. El episodio final o epílogo de
grandes conflictos, e incluso de diferentes trayectorias personales, es el
relato que se impone, el relato dominante que, versos sueltos aparte, suele ser
el que mejor protege los intereses de la clase dominante.
En realidad este texto no
quiere, o quería, hablar de Mandela. Mi objetivo es la entrevista que el Canal
24 Horas de RTVE le hizo a Arnaldo Otegi el 26 de junio. Dos relatos distintos
con fines similares.
Mandela neutralizado mediante
una especie de beatificación laica. Su funeral, con toda la dirigencia mundial
rendida a sus pies cual Teresa de Calcuta, fue la máxima expresión.
Otegi neutralizado mediante
el procedimiento inverso: la demonización perpetua. Un Sísifo condenado a subir
siempre la piedra de su no condena explícita a la acción armada de ETA.
Curiosamente, los dos
personajes, al que podríamos añadir el extupamaro y expresidente de Uruguay e
ídolo de la progresía mundial Pepe Mújica, han seguido un decurso similar.
La lucha contra el apartheid
del CNA, aliado al PC de Sudáfrica (dato casi siempre “convenientemente”
hurtado), tenía como objetivo, aparte de la igualdad legal y política entre las
diferentes comunidades raciales, la implantación de un régimen de justicia social.
La gran mayoría de los diferentes movimientos de liberación nacional de África
o Asia estaban impregnados, con diferentes matices, de una ideología
socialista: la liberación nacional era incompleta si los abismos de opresión
social persistían. Todos sabemos que esa “película” ha acabado en la mayoría de
los países africanos en una situación de facto: el dominio de élites nativas al
servicio del capital internacional. En el caso de Sudáfrica, a la élite blanca
dominante se ha sumado una élite negra. Y para el resto de la población la
estructura social sigue casi igual. Un artículo del periódico Expansión, de
2013, daba el dato de que en 20 años de gobierno del CNA la relación entre
ingresos de la población negra y la población blanca había pasado de un 1 a 9 a un 1 a 8. El optimismo de estos
datos avizora una posible igualación para fines del siglo XXII. Mandela
arrinconó al socialista radical y alumbró al socialdemócrata sonriente, al
reformista tenue.
Otegi, en un contexto
histórico muy diferente, ha seguido una
evolución similar a la del mítico Madiba o el propio Pepe Mújica: de la
izquierda abertzale independentista y defensora de un régimen socialista, que
consideraba la acción armada de ETA un frente de lucha legítimo, al hombre que
impulsó, hecho contrastado, la desaparición de la acción violenta y hoy dirige
una coalición, EH Bildu, integrada por organizaciones como Eusko Alkartasuna o
Alternatiba que siempre desaprobaron la lucha armada, y cuyo programa socialdemócrata
le permite aliarse en el Congreso con los igualmente socialdemócratas de ERC.
La entrevista del 26 fue
burda, una especie de auto de fe donde la rueda de imágenes tenebrosas que
separaban (¿cordón sanitario?) al entrevistador con alma de cura católico y al
ya resabiado entrevistado, pisoteaban el mensaje conciliatorio de éste último. Un
festín para los defensores de ese absurdo que sentencia que una imagen vale más
que mil palabras. El refrán debería ser que una imagen (o imágenes) puede impactar
más que mil o un millón de palabras. Y el impacto no siempre, ni mucho menos,
es un aliado del conocimiento.
Seguro que bastantes
personas que vieron la entrevista se habrán preguntado cuantos gerifaltes,
militantes o adeptos a “la 18 de julio” (hace unos días se celebró una boda
ante la tumba de su máximo líder, el asesino terrorista Franco, que, en un país
donde puedes ser juzgado por enaltecimiento del terrorismo si dices ¡Viva ETA!,
tiene una fundación legal), la banda terrorista más criminal de la Historia de
España, habrían aguantado ni cinco minutos la sesión a la que sometieron ayer a
Otegi. Espero que RTVE, si quiere ser ecuánime y consecuente enfrente a cada
entrevistado con los cadáveres que guarda en el armario. Y no pongo comillas
porque no hablo metafóricamente.
El exministro del PP Jorge
Fernández Díaz, en una entrevista al Correo de Madrid, explicó que la victoria
del jefe terrorista Franco se debió a la intervención de la Virgen María. Este
fascista, no solo no condena al jefe supremo de la banda criminal que sólo
contando a los desaparecidos mató, siendo cauto, cien veces más que ETA, sino
que osa enaltecerlo en grado máximo, cubriéndolo a él, a todos sus lacayos de
diverso pelaje y a su criminal empresa, con un manto divino. Magnífica
entrevista bien recargadita de imágenes tienes ahí, RTVE.
Si todos los presidentes
españoles, de Felipe González a Zapatero, entablaron en algún momento
conversaciones con ETA, cómo es posible que una entrevista en la televisión pública
con el líder de la izquierda abertzale que contribuyó al fin de la violencia
(pregúntenle a Jesús Eguiguren), pagando incluso seis años de una prisión que
miles de asesinos de “la 18 de julio” nunca pisaron, genere controversia alguna,
mientras con total naturalidad se entrevista, en múltiples espacios políticos,
sin que nadie piense que se está haciendo apología del terrorismo, al
presidente de la Fundación Nacional Francisco Franco.
A ver para cuando, en
Euskadi, como hombre de paz, la Fundación Nacional Arnaldo Otegi. Es una
humilde propuesta.
Don Pepe Juan apreciado:
ResponderEliminarImagino que el final de las clases, y por ende la imposibilidad de adoctrinar a su selecto alumnado, habrá sido una de las causas que lo han movido a transitar nuevamente por este sombrío callejón.
Cualquiera que sea la motivación, los inasequibles al desaliento celebramos su reaparición cual veterano torero irredento.
En primer lugar quisiera realizar unas disculpas preventivas por la más que probable aparición de algún exabrupto en mi comentario. Sabe bien que no soy dado a ellos (es más, retiré un desafortunado juego de palabras que retrataba al honorable prófugo president ante su desaprobación), pero también sabe que el bello Otegui y su banda, hacen brotar al heteropatriarca que, dormitando, habita en mí.
Reconozco cierto hartazgo del uso abusivo del eufemismo en pos de la posverdad, eufemismo a su vez de la burda manipulación. La excesiva (buena)educación ofrece el triunfo con facilidad a los (mal)educados.
Su tesis es complejamente refutable, digna de aparecer en un texto de EBAU (la bicoca canaria de la EBAU, “vendrá un niñato canario a quitarme la plaza de medicina” bramaba un supremacista paisano de su admirado Arnaldo. Pero como tratamos de hacerles ver a nuestros alumnos que se enfrentan a esta prueba selectiva, hasta con aquellos autores en que coincidamos en su planteamiento, hay que ir un poquito más allá, detectar alguna falla en su rocosa argumentación y plantear una mirada oblicua (de las que usted ostenta maestría, quiero añadir).
No reniego ni me escandalizo ante la violencia física.
Ejercida frente a una violencia social, tahúr y silente, pero con una capacidad destructiva y alienante bien aliñada de uranio o plutonio, no sólo no ilegitima a quien la esgrime, sino que me resulta justificable, inevitable e imprescindible.
Ergo, el venerable Mandela, ante un gobierno de blanquitos hijos de perra que negaba a los africanos negros derecho alguno sobre su tierra o los obligaba a aceptar empleos indeseables so pena de sanciones al tiempo que les prohibía sindicarse y mucho menos reclamar con una huelga como medida de presión, que segregaba a la población geográficamente e impedía a una mujer de oscura piel seducir a un gentil afrikáner o que el bueno de Madiba le diera heteropatriarcado del bueno a una dócil blanquita …Tendría don Nelson estímulo más que justificado en poner alguna bombita aquí o allá para combatir semejante Apartheid.
Que luego, alcanzado cierto equilibrio entre la población de ébano y la de marfil, el preso 466/64 transmutara en una suerte de Fray Escoba para la opinión pública mundial incluido el claustro del IES Tafira, pues oiga, poco que objetar hasta aquí.
Y claro, el relato, el omnipresente, y casi siempre tramposo relato.
ResponderEliminarRelata usted la “evolución similar” del bello gudari, “en un contexto histórico diferente”, apunta usted. Y tan diferente , apostillo yo:
Surge ETA a comienzos de los 60, a los pocos años, en plena forma del caudillaje, se celebra con alborozo la ejecución del hijo de perra Melitón Manzanas “sentenciado por el pueblo”. Ya estaría, por esas fechas, San Arnaldo seducido por la justas y populares ejecuciones de semejantes hijos de perras.
Damos un salto en el relato, 1986, tres semanas después del segundo triunfo socialista (había muerto el caudillo hijo de perra 11 años antes) en las elecciones generales, peacemaker Otegui mangoneaba ya en ETA-PM cuando hacen volar un autobús en el que mueren 12 guardias civiles con edades entre los 18 y 25 años (tenían entre 7 y 14 años cuando murió el hijo de perra por Gracia de Dios). Al año siguiente ayuda a inmolarse a 21 consumistas hijos de perra en Hipercor.
Y por seguir con la cronología del relato, 4 años más tarde ETA revienta un coche bomba en una casa cuartel que aniquila a 10 personas, la mitad niños , el mayor de 17 años, la menor de 8 (1 añito tenía el primero cuando muere el Generalísimo hijo de perra, la pequeña no había ni siquiera sido imaginada en esa época). Eso sí, 5 grandísimos hijos de perra, pues perra ha de ser aquella que yazca con guardia civil.
Entre una y otra eufemística “acción armada” (acción armada de vil cobardía) nuestro hombre de paz había entrado y salido de la cárcel, desde la cual, según mi paradigma estético, salía cada vez más apolíneo.
Por no aburrir con el relato, en el 97 (muerto el glorioso hijo de perra 22 años ha) un joven hijo de perra de 29 años (unos 7 tendría al morir el nefandísimo), es señalado por sus compañeros de ayuntamiento de un pueblecillo euskaldún para que sea secuestrado y ejecutado (otra sentencia del pueblo, entendemos) de un emboscado tiro en la nuca 2 días después.
Nuestro prohombre llevaba un par de años de parlamentario vasco sin temor, supongo, a ser situado en el centro de la diana por sus compañeros del Eusko Legebiltzarra.
Tras este sucinto relato de hijoperricidios varios, me pregunto a cuántos vascos durante esa etapa se les negaba el derecho a un terruño o a compartir cuadrilla solo entre ellos, a no mezclar su hercúleo rh o se les segregaba si no ostentaban al menos 8 apellidos vascos…
¿Contra qué grandísimo hijo de perra luchaba entonces el pío Arnaldo? Contra sí mismo, me respondo.
Pero no, no sería extraño que, en futuro no muy lejano, veamos o trabajemos (usted ya no, yo quizás) en un IES Arnaldo Otegui.
Ojalá, y no es gratuito el vocablo. “Alá es grande” entonaría antes de inmolarme junto al nombre del hipotético instituto blasonado por los 7 triangulitos y los 2 perros (hijos de perra ambos, naturalmente).
Todo es posible en la viña del traidor.
No en vano hace unos días contemplaba la infantil foto (usted que es tan aficionado a comentar instantáneas) de los 4 pactantes para formar gobierno en Canarias en la que, a modo de equipo de baloncesto a punto de saltar a la cancha, hacen piña juntando sus manos. Entre ellos (y ellas, maldito heteropatriarca que me habitas) la rubicunda Noemí, líder de UnidAS Podemos, azote del heteropatriarcado y el señor Curbelo, el gomero putero.
Reciba siempre mi cordial, y antagónico, abrazo.
PS. Hoy descubro que el hijo de perra objetivo de los modernos camaradas de Sísifotegui es el depravado (nunca condenado) y sanguinario Woody Allen. No vaya a ser que el neoyorquino les provoque una sonrisa a los casi siempre malencarados abertzales.
Y ahora pienso: Qué feliz sería yo trabajando en el IES Woody Allen.