viernes, 21 de noviembre de 2014

Doña Cayetana: la rebeldía y el terror

"Muere a los 88 años, Cayetana de Alba, la duquesa rebelde". Uno de los titulares de la edición digital de El País.
"Fue una mujer libre y valiente, que se puso el mundo por montera". Alfonso Guerra, dirigente histórico del PSOE.
"la duquesa de Alba tenía verdadero terror a los comunistas". Ana Cañil en el espacio Mas Vale Tarde de La Sexta.

Son tres brevísimas pinceladas en un mar de brochazos. Tengo un enorme respeto por la palabra rebeldía. Incluso, cuando en el ámbito educativo, queriendo describir un comportamiento disruptivo y perjudicial para la convivencia se utiliza el concepto rebelde, me resulta inadecuado. En su momento, con gran desconocimiento de lo que significa objetar, se llego al disparate de denominar a esos alumnos "objetores escolares". Por una razón de trayectoria vital, probablemente cuestionable, asocio siempre rebeldía a conciencia, a un conocimiento de la realidad que te circunda y que te lleva a, desde una actitud meditada, enfrentarte a ella o a cuestionarla. Para mí no hay rebeldía sin un posicionamiento frente a la injusticia. Pondré un ejemplo. Desde mi óptica, en Venezuela el gobierno de Chávez era un gobierno rebelde, mientras sus opositores, aunque salieran a la calle y provocaran disturbios o golpes de estado, eran (permítaseme la palabra), la antirrebeldía, los que se negaban a cambiar un orden social injusto. Desde este punto de vista, a mí me parece que unir a doña Cayetana y su inmensa fortuna con el concepto rebeldía es una afrenta a tanto rebelde que históricamente ha padecido las consecuencias de su enfrentamiento a la clase dominante que tenía en la duquesa uno de sus principales y más rancios exponentes. Enlazo con el señor Guerra, aquél que era jaleado en los mítines con el famoso: "¡dales caña, Alfonso!". Ponerse el mundo por montera desde palacio, con un mar de propiedades que te hacen tener un patrimonio (por cuyo 90% no tributa), de más de 3000 millones de euros, es algo más liviano que, por ejemplo, cuando trabajas con la espada de Damocles del despido sobre la cabeza. Las espaldas cubiertas facilitan mucho la libertad y la hipotética valentía. Incluso permite ser sencilla y realizar obras de caridad. Obras de caridad que suponen que no sólo quieres la superioridad material que te da tu inmensa riqueza, sino que también anhelas el halago y un cierto reconocimiento moral. 
Doña Cayetana era un buen ejemplo para muchos trabajadores:  era una señora con conciencia de clase. Una conciencia que los de su clase, la oligarquía, siempre tienen muy bien enraizada. Y cuando una persona tiene conciencia de clase debe tener muy clarito quién es el enemigo. No le daban miedo las izquierdas, así, difusamente. El PSOE, que por último, temiendo el bocado de Podemos, enfatiza su filiación izquierdista, la nombró hija predilecta de Andalucía y le erigió un monumento en Sevilla. La aterrorizaban, según palabras de la señora Cañil, los comunistas. Esos locos que hubieran puesto en el punto de mira sus inmensas propiedades, sus 34.000 hectáreas de tierra (equivalente a más de 60.000 campos de fútbol), necesitadas de una buena reforma agraria que haga real aquella máxima de "la tierra para quién la trabaja". En el fondo, campechanías aparte, y siguiendo la moda del lenguaje que ha puesto en boga la formación antes citada, temía a los de abajo, al menos a aquellos que no están alienados por toda la basura mediática que convierte a alguien sin mérito concreto alguno en portada y casi unánime loa, no de la prensa rosa, sino de la pretendidamente seria. Resumiendo, le aterrorizaban aquellos que, en la trinchera opuesta por supuesto, tenían la misma conciencia de clase que ella.
En los albores de este blog escribí otro texto sobre esta señora. Por si les apetece pongo el enlace





2 comentarios:

  1. Me gustan especialmente las “peleas dialécticas” de D. Manuel y D. José Juan. El léxico rico, la buena sintaxis, la bella ironía, buscar el negarse como crecimiento, como afirmación…En esta entrada José Juan nos habla de la transubstanciación. También tuve que irme al diccionario.
    Podríamos decir que un fascista de transforma en un demócrata. Y puede ser verdad, pero no se transubstancia. Y que un militante comunista se transforma en un militante de un partido de derechas. Y es verdad, pero tampoco se transubstancia, sigue siendo un cuerpo humano. Pero que una hostia y un poco de vino se transformen en la sustancia del cuerpo y sangre de Cristo no puede ser más que una representación simbólica.
    Hay que distinguir el símbolo del signo. El dinero es signo del trabajo. Los trabajadores transforman el objeto de trabajo en producto del trabajo. Y en este proceso de transformación conservan el valor del objeto del trabajo, del trabajo pasado, en el valor del producto del trabajo, y simultáneamente le añaden nuevo valor, crean valor nuevo. Y en el mercado, por la venta, el valor en forma de mercancía se transfigura en valor en forma de dinero, primera metamorfosis de la mercancía. Primero el producto del trabajo existe como valor de uso y valor, y posteriormente tras la venta de la mercancía por su propietario, el valor del producto del trabajo existe como dinero. Una vez que existe como dinero, el valor de la mercancía vendida puede volver a transfigurarse en otra mercancía, el valor que existía en el cuerpo de una mercancía particular existe, en la misma magnitud, en el cuerpo de otra mercancía particular. Y este movimiento le da sentido a la producción e intercambio de mercancías. Aquí, en la producción y circulación de mercancías, se ve que el dinero es una relación social, que su sustancia es material y social. Se ve que el valor del dinero no es simbólico.
    En el programa de la noche de TVE 24 horas los “analistas” afirmaban una y otra vez que entre los ricos había diferencias. Que hay ricos que lo son como fruto de su propio esfuerzo y trabajo. Hablaban de multimillonarios en euros o dólares (cientos de multimillonarios y cientos de millones o miles de millones por barba); Así que hay ricos como productos de su esfuerzo personal en empresas productivas y ricos por mecanismos especulativos o ilegales. Y esto por mucho analista que se sea, aún siendo economista, no tiene una explicación que no sea una convicción producto de la transubstanciación de un espíritu vulgar en un espíritu divino. Este tipo de explicaciones sólo las pueden producir aquellos que transubstancian sus espíritus corporales humanos en espíritus insustanciales divinos.
    La riqueza privada desmesurada sólo puede ser explicada por la apropiación de trabajo ajeno, por múltiples mecanismos posibles en la sociedad donde predomina la producción capitalista.
    Un saludo.

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  2. Un erro al copiar el comentario. El que quería remitir es el siguiente:
    No cabe dudas: cualquier persona que sea tan rica como da duquesa de Alba será libre. No importa aquí la condición hombre o mujer. Y tendrá libertad de vender las tierras de su propiedad. Y la propiedad del suelo de tal magnitud como la que se comenta en el trabajo de Jose Juan Hdez. necesariamente crea la conciencia de la libertad privada sobre cualquier propiedad del suelo. Sin embargo, el texto que les transcribo a continuación es de una conciencia revolucionaria sobre la relación de propiedad de la tierra y sus usufructuarios.

    "...Como ya observamos antes, la renta se le presenta únicamente como interés del capital con el que ha comprado la tierra y, con ella el derecho a la renta. Exactamente lo mismo que al esclavista que ha comprado un negro se le presenta su propiedad sobre el negro, no como algo adquirido por la institución de la esclavitud, sino adquirido por la compraventa de una mercancía. Pero el título mismo no se crea mediante la venta, sino que tan sólo es transferido. El título tiene que existir antes de que se pueda vender, y si no basta una venta para crear este título, tampoco bastará una serie de ventas, su continua repetición. Lo que lo ha creado son las relaciones de producción. Cuando están llegan a un punto que se tienen que cambiar de piel, desaparece la fuente material el título, económica y jurídicamente legítima, fuente proveniente del proceso social de creación de la vida, desapareciendo con el título todas la transacciones basadas en él. Desde elk punto de vista de una formación económica superior de la sociedad, la propiedad privada de los distintos individuos sobre la tierra parecerá algo tan absurdo como la propiedad privada de una persona sobre otra. Ni siquiera una sociedad entera, ni una nación, ni todas las sociedades que coexistan al mismo tiempo, son propietarias de la tierra. Solo son sus poseedores, sus usufructuarias, y como buenos padres de familia tienen que dejárselas mejoradas a sus generaciones futuras".

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