martes, 3 de junio de 2014

¡Malditos bastardos!

Después de leer que la ejecutiva del PSOE, tras reconocer su "tradición (¿o traición?) republicana" mostraba su adhesión al futuro Felipe VI; que todos los hipotéticos candidatos de las primarias con peso específico (Madina, Chacón o Susana Díez) manifestaban su apoyo a Felipe VI; que Rubalcaba ha ido de la manita de Rajoy en el sigiloso proceso de abdicación del Borbón y su sustitución, para fortalecer la debilitada monarquía, por la esbelta figura de Felipe VI; que Zapatero, ex presidente socialista, piensa que se renovarán y fortalecerán las instituciones con Felipe VI; que el representante de las Juventudes Socialistas, en un guiño para débiles mentales prestos a dejarse embaucar, pedía un referéndum para decidir si nos tragamos a Felipe VI; que...

No puedo más, después de atragantarme con tanta infamia de esa supuesta izquierda (de la derecha pepera de la que nada espero, sólo espero, por su esencia, que apoye esa injusticia que se llama monarquía y otras mil), que responde a las siglas PSOE, se me vino a la mente, airado, el título de la película de Tarantino, el exabrupto que encabeza estás líneas.

Hasta ahora, cobardemente, se han refugiado en esa ideología de lo campechano que era el juancarlismo. Planteamiento básico: no soy monárquico, pero soy seguidor fiel del supremo hacedor de democracias proveniente del fascismo (el otro gran druida, Adolfo Suárez, también elaboró sus primeras pócimas en el sanguinario régimen) llamado Juan Carlos Primero. Veloces, la mayoría de ellos ya transmutan a felipistas después. Tampoco debe costarles demasiado, pues ya han tenido durante más de 20 años el liderazgo de un Felipe probablemente más pérfido (aunque con el aval de su elección por voto popular) que el individuo del que voy a ser súbdito  a partir del 18 de junio de 2014. Todo, incluidos sus 21 gramos de almita republicana, se sacrifica en el ara de la estabilidad institucional, de ser un partido de estado.

Hay un argumento especialmente artero. José Miguel Pérez, vicepresidente socialista del gobierno autónomo de Canarias (Coalición Canaria-PSOE): "Si hubiera un referéndum lo ganaba la monarquía", expresó este mago menor. Definitivo: el PSOE no apoya una consulta para que su almita agonizante no se lleve un chasco incapaz de superar. No, Don José Miguel, colega (no es despreciativo, es historiador, como quién esto escribe), usted sabe que los cambios históricos no vienen solos, que la actuación colectiva de los grupos sociales que componen los pueblos y de sus diversas organizaciones, son fundamentales para transitar un rumbo político u otro. Un hombre de izquierdas y, por ende, republicano, tiene la obligación moral de no escudar su cobardía política en un simulado "yo querría pero no se puede" falaz.

Los 110 diputados del PSOE (alrededor del 30% de la cámara) podrían presentar una ley que solicitara la transformación de una jefatura del estado vitalicia y hereditaria en otra electiva y con una duración determinada, mediante la celebración de un referéndum. Pero no. Un no rotundo. El PSOE votará, junto a la derecha del PP, UPyD y CiU, la ley de abdicación aprobada por el gobierno que facilitará el relevo en el trono. Esta ley recibirá el apoyo de más de trescientos (nada heroicos) diputados. O sea, el 90% de la cámara. ¿Alguien cree que si este mes de junio, que verá la entronización de Felipe VI, se celebrara una consulta popular la monarquía tendría un 90% de los votos?

El PSOE, con su generalizada postura entreguista, abofetea a gran parte de su base social que, dicho sea de paso, hasta ahora ha manifestado una preocupante tendencia al masoquismo, a perdonar cada canallada que supera la anterior. He usado el pasado porque, en un cierto alarde de esperanza, más inducido por alguna voz de mi entorno que por mi acendrado pesimismo, puede que los adormecidos y añulgados por los cantos de sirena previos a las citas electorales (¡qué viene la derechaaaaa...! ¡qué viene la derechaaaaa...!), comiencen a desperezar sus mentes y aventar sus miedos.

Parece que hay un país que anhela otra realidad, aún pequeño, insuficiente, que se mueve cada vez más intentando dejar atrás al país oficial, ese país de corruptelas y componendas donde aún hay, tantos años después de escrita la hermosa letra de La Internacional (¿la recuerdan amigos del PSOE?), reyes, dioses y tribunos alquimistas que nos venden como oro el tóxico plomo.

2 comentarios:

  1. Las bases del PSOE deben ahora hablar y hablar alto. Ahora, no después de la votación de la ¿Ley Organica?.Tienen a su disposición todas las calles y plazas españolas para manifestarse masivamente contra la dirección del partido. Si no lo hacen nunca más podrán llamarse republicanos. Cuando por fin la III llegue,que llegará, deberemos estar vigilantes e impedir que se apunten a la fiesta de la verdadera democracia. Demasiados republicanos dieron la vida por la libertad y no se puede consentir de ninguna de las maneras que el PSOE les humille apoyando sin fisuras los deseos de sus asesinos. El PSOE debe pagar por esta traición llevada a cabo con premeditación y alevosía.

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  2. En el diario Público, Pétrez Tapias de Izquierda Socialista y aspirante a dirigir el PSOE dice : "Las bases si son de ixquierdas. Las direcciones, no". Creo que el próximo mes de julio esas bases tendrán la oportunidad de elegir a su nuevo líder. Ardo en deseos de ver el resultado que obtiene el señor Pérez Tapias en las primarias. Ojalá me deje en mal y yo tenga que tragarme mi sarcástico comentario

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