sábado, 26 de abril de 2014

La cara y la cruz del asco

La cruz la soporta Carola Melero. Esta mujer trabajaba de cobradora en la autopista de la Costa del Sol. En diciembre fue despedida junto a otros compañeros al hacer la empresa un ERE. El caso de Carola es especialmente sangrante pues está de baja debido a que padece un cáncer de mama. Sí, otra vez el asco, la total ausencia de humanidad, el castigo sobre el castigo. A una enfermedad grave, que aparte del mazazo físico tiene un impacto psicológico demoledor, se le añade un despido. Pierdes la salud y encima, cuando estás luchando por recuperarte, te mandan (parece que con ganas de rematarte) al ejército desarmado e inane de los parados. Ese ejército en el que sólo puedes aspirar a la degradación de tus condiciones de vida, a que la migaja te parezca un banquete.
Tan dura como el mármol de las mansiones donde se celebran los mentados banquetes, es la cara de Mónica de Oriol, presidenta del Círculo de Empresarios, que propone, para acelerar la creación de empleo (mantra de todas las canalladas laborales), desmigajar las migas. Esta individua plantea que hayan sueldos inferiores al Salario Mínimo Interprofesional para los trabajadores jóvenes menos cualificados (los llamados ni-ni). Dice que cobrar el desempleo no incentiva la búsqueda activa de trabajo y favorece el parasitismo. Es que con una prestación de 450 euros mensuales una familia vive la vida en rosa.
Sí, parado o parada, sea consciente coño, es usted un parásito, un insecto hospedado en un cuerpo social del que se nutre y al que desangra. Hágase emprendedor, carajo, que el sistema capitalista está lleno de oportunidades para los valientes. El parásito, téngalo claro, es usted y no el empresario que aprovecha el miedo que genera la crisis para no pagar las horas extras que realizan sus trabajadores como “regalo” (según terminología de Miguel Ángel Ramírez,  avezado empresario canario) o para renegociar a la baja los convenios colectivos. El parásito es usted y no la banca que recibió más de cien mil millones de euros de ayuda pública. El parásito es usted y no todos los corruptos que campan por este país sorteando las cárceles con pericia sin par y que pueden gastarse 450 euros en una botella de champán si se les pone entre ceja y ceja.
Sé, allá quién no quiera enterarse, que Carola y Mónica son dos ejemplos palmarios de la crudeza que tiene la lucha de clases en este momento. Así, cuando leí las dos noticias la sangre se me incendió, se aposentó en mí (nada raro) la inútil ira. Ahora sólo me queda la extraña, puerca tristeza,  el asco del que piensa que, definitivamente, somos incapaces de darnos ningún motivo para la esperanza.

1 comentario:

  1. Hay mucho sinvergüenza por estos pagos, por no decir otra cosa peor. Mucha guillotina hace falta.
    Puesto artículo en web UCR. saludos, Félix Arana

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