El
Partido Popular gobierna el estado español gracias a su mayoría absoluta en el
Congreso de los Diputados. 186 sobre 350. Comodísima mayoría absoluta. Supera
en 22 diputados al conjunto de las fuerzas restantes. No corren peligro en
ninguna votación y pueden gobernar sin necesidad de pactar con ninguna otra
fuerza política. El último ejemplo es la Iniciativa Legislativa Popular (ILP)
sobre las hipotecas, que han cambiado a su gusto y han aprobado con el resto de
la cámara en contra. Tienen mayoría absoluta, es legítimo que lo hagan, me
dirán algunas personas. Pues yo lo matizo. Tienen mayoría absoluta
parlamentaria, pero no la tienen en las urnas. Sacaron el 44,62% de los votos
emitidos. En términos absolutos: 10.830.693 votos sobre un total de votos
emitidos de 24.590.557. Estas cifras quieren decir que el resto de las fuerzas
concurrentes sacaron, globalmente, cerca de un 11% más de votos. El PSOE en el
año 82 sacó 202 diputados (mayoría absoluta brutal) con 48,11% de votos.
Ninguna mayoría absoluta parlamentaria desde el 77 para acá se ha visto respaldada
con una mayoría absoluta de votos. Lo antedicho quiere expresar que tenemos un
sistema electoral cuando menos cuestionable, pues gobiernas con mayoría absoluta
cuando las urnas realmente no te la han dado.
En
Canarias el sistema es más torticero, más lacerante si nos fijamos en el peso
territorial de los votos. Lo explicaré. El parlamento de Canarias tiene 60
diputados. Cada provincia -son dos- elige 30. Estos 30 se reparten entre las
diferentes islas. La provincia de Sta Cruz de Tenerife reparte así: Tenerife
15, La Palma 8, La Gomera 4 y El Hierro 3. La provincia de Las Palmas: Gran
Canaria 15, Lanzarote 8 y Fuerteventura 7. El desequilibrio es acusado -y no
pierdo de vista que el ser un territorio fragmentado, aislado, aporta unos
condicionantes específicos-. Tenerife y Gran Canaria tienen cada una más de
800.000 habitantes. La Gomera 20.000 y El Hierro 10.000. Estos son los datos.
Con una sencilla regla de tres se entiende a lo que me refería cuando hablaba
del peso del voto. Demos una vuelta de tuerca.
En
EEUU “cuna y esencia” según los doctos de la democracia, -aunque según parece
al hermanito terrorista vivo no le van a leer de momento sus derechos,
echándonos por tierra tanta cultura democrática cinematográfica- puede ser
presidente el candidato con menos votos populares. Sí. El sistema es curioso.
En cada estado se eligen, en función de su población, unos delegados o
electores que son los que a su vez eligen al presidente. Con la peculiaridad de
que el que gana en un estado, aunque sea con solo voto de margen, arrastra,
cuál partida de póker, con todos los delegados en juego. O sea, estos no se
reparten en proporción al número de votos recibidos. Así, se puede ser
presidente teniendo menos votos populares que tu contrincante. Bush hijo obtuvo
en la famosa y controvertida elección del 2000, que se dirimió con una
sentencia del Tribunal Supremo, 543.810 votos menos que el “ecologista” Al Gore
(aún recuerdo cuando Zapatero gastó una pasta, tan gansa como servil, del
erario público, para comprar miles de copias de su oscarizado documental). Todo
un ejemplo de elección presidencial democrática. El que pierde gana.
El
tema de las mayorías electorales, que como los caminos del Señor muchas veces
son inescrutables, viene a cuento de las
elecciones presidenciales celebradas en Venezuela en las que Nicolás Maduro se
impuso por 272.000 votos (1,8%) a Henrique Capriles. Enseguida salieron los
medios dominantes (que son de la clase dominante), que legitiman las reformas
antiobreras del PP basándose en una mayoría absoluta que en votos es
inexistente, a decir que la mayoría es exigua, que Venezuela está partida en
dos mitades. Cierto, Venezuela está partida en dos mitades, una un poquito más
grande que la otra, tiene mayoría absoluta de votos. En España ejerce el poder
con mayoría absoluta un partido que está a más del 5% de la mitad más uno. En
dos mitades están divididas EEUU y Francia con presidentes que ganaron por
menos del 4% de votos.
No
obstante, reconozco que cuando hablan de dos mitades tienen cierta razón. En
Venezuela las elecciones tenían un componente del que carecían en EEUU, Francia
o España. Allí estaba en disputa un modelo de sociedad, dos proyectos de país
diferentes. Uno de ellos pone como eje central el avance hacia una sociedad
socialista. No se trataba de esa palabra que tanto gusta aquí: la alternancia.
Eran elecciones a cara de perro, con gran trascendencia internacional, pues
Chávez puso a Venezuela en el mapa, en la centralidad. Aquí, en Francia, en
EEUU o en Alemania, el modelo capitalista, dogma de fe, no se cuestiona.
Votamos, acaso, la mayor o menor bondad del gestor del sistema. Por cierto,
criticar la hipotética elección de un jefe de estado desde un país donde el
método de elección se deja al albur amatorio de un señor y una señora determinados,
es, cuando menos, osado y digno de sarcasmo.
EEUU
no reconoce a Maduro por lo ajustado del resultado. ¿Saben que en EEUU están
prohibidos los observadores internacionales? ¿Saben que Capriles ganó su
elección a gobernador en diciembre pasado con las mismas maquinas de votación y
con un 3% de diferencia sobre su competidor? ¿Saben que en Venezuela se auditan
el día de las elecciones el 54% de los votos y que a lo largo de todo el
proceso se han auditado 14 veces las máquinas de votación? ¿Saben que tanto por
ciento de maquinas de votación se audita en EEUU? El 0%.
Venezuela
es un campo de batalla fundamental, el nexo de la nueva independencia de
América Latina. Esa victoria, escasa, que debe tener el efecto beneficioso de
servir a los revolucionarios para analizar errores y deficiencias, apuntala ese
camino, ese eje diferenciado, con voz propia, que va naciendo en el Caribe y
América Latina.
El
presidente “ilegítimo” venezolano tiene el apoyo (casi 51%) que ningún gobierno
español –mayorías absolutas falsas y mediáticas aparte- ha tenido nunca.
Para
acabar un acto de incitación a la violencia. Una perla ensangrentada que quizás
ya conozcan.
El
periodista Saenz de Buruaga, de la COPE, escribió en su tuiter, ante una norma
de la Junta de Andalucía que quiere garantizar a los niños en extrema pobreza
tres comidas al día (desayuno, almuerzo y merienda), lo siguiente: “Otra ocurrencia
Andalucía. Los niños por decreto tres comidas al día. Y por qué no una bicicleta”.
Ante ciertos pensamientos de la extrema derecha se me viene a la mente el título impactante de un texto del escritor italiano Primo Levi, donde cuenta su experiencia en los campos de concentración nazis: "Si esto es un hombre".
Siguiendo con el tema de los "democráticos" EEUU, allí puede darse el caso de que sea nombrado presidente "elegido" quien ni siquiera se ha presentado para el cargo.
ResponderEliminarAhora sólo existen dos partidos que puedan sacar votos electorales pero, cuando había más, si ninguno de los candidatos tenía la mayoría absoluta de esos votos, entonces era el Congreso quien decidía quién de los tres candidatos con mayor número de votos es el presidente. Tocqueville cuenta que, en cierta ocasión, el elegido fue el tercero.
Pero aún puede darse el caso de que en el Congreso ninguno consiga la mayoría absoluta luego de tres votaciones. Entonces sería el Senado quien nombrara al presidente que sería quien se hubiera ganado en tal cámara el puesto de vicepresidente que, en aquel país, al menos según marca su constitución son dos puestos que no se votan juntos.
Saludos
Venezuela no me inspira confianza,no lo hacen sus lideres ni su sistema de votos, y menos sus formas,que cuando menos me parecen de populista paletos. Ahora bien,criticarlos desde España o EEUU es de risa,sobretodo por la comparación de su forma de elegir Caudillos,en Venezuela es bastante mas democrático,mientras que aquí esta echo para que una "mayoría" parlamentaria siempre que gane aunque sea sin mayoría real de votos ,tenga la gobernabilidad asegurada y sin molestias de pactos. Aunque la posibilidad de pucherazo en el sistema venezolano(Ojo!:y cualquier otro) siempre esta presente,y es posible que haya pasado esta vez,la sospecha para mi esta fundada en el echo de no recontar los votos,eso mosquea como mínimo.
ResponderEliminarUn dato: en febrero de 2012 la oposición venezolana celebró primarias para elegir al contrincante que presentarían en octubre contra Hugo Chávez. El Consejo Nacional Electoral de Venezuela fue el organizador y velador por la limpieza de dichas elecciones. El CNE no puede ser fiable unas veces sí y otras no según conveniencia de parte. Por cierto el mismo día d ela votación se auditaron el 54% de las mesas. En otros lugares donde se celebran elecciones con este sistema se auditan muestreos de 5%. La diferencia ha sido escasa, cierto, pero ha sido. El jefe del estado español es vitalicio y nunca se le ha votado.
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