miércoles, 17 de abril de 2013

Atentados, almas y héroes

Seguiré por la senda de lo obvio que mucha gente no ve. Por la senda del doble rasero y la infamia.
La maratón de Boston. Dos bombas matan a tres personas y hieren a ciento cincuenta.
Lamentable. ¿Quién tiene las entrañas podridas de atentar contra actividad lúdico-deportiva en la que participan personas de diferentes países? El telediario de la 1 se va a un entrenamiento de atletas españoles de élite y estos expresan su congoja, el impacto emocional que padecen. Dicen que a pesar de todo hay que ir a la siguiente maratón haciendo de tripas corazón. El terrorismo indiscriminado socializa el terror. Blindamos espacios, sobre todo los transportes, pero por lo que se ve se abren otros. Una carrera popular con miles de participantes es, en esencia, un acto absolutamente abierto a la ciudadanía. Es complicado ponerle puertas detectoras a un circuito de 42 kilometros y 195 metros. El blindaje absoluto, aún, no existe. Sí, podemos ver destrozada nuestra vida, en el sentido físico y mental, por un fogonazo.
Ahora viene, de mi mano, la demagogia.
Hace poco más de una semana, en una aldea de Afganistan, murieron 10 niños por un ataque de aviones de la OTAN que buscaba insurgentes. La información vino aderezada por la foto de los 10 cuerpecitos alineados sobre una estera o manta. La organización que mató a los niños -a la que España pertenece- lamenta el error y promete una investigación exhaustiva de la que nunca sabremos nada. Ya sé que hablar de la doble moral, del doble rasero, de lo que pesa el alma de un muerto y lo que pesa la de otro (los 59 gramos universales para todas las almas son mentira), empieza a ser cansino, propio de rojos irredentos que quieren, de tapadillo, justificar el terrorismo. Quizás el rojo individualista que esto escribe tenga esa dualidad. Reconozco la tragedia humana que es una muerte violenta, agravada por lo inesperado de la situación. Pero debo ser honesto, no deja de producirme una cierta satisfacción imaginar la zozobra, aunque sea efímera, del gran productor mundial de zozobras ajenas, del imperio cuya alma pesa más que la de ningún otro pueblo. Imperio que dice que extiende al planeta el ámbito de investigación del atentado. ¿No dan ganas de atizarle a semejante chulo prepotente?
Diría que es casi instintivo. Seguramente lograran tanto blindaje como odio despiertan. El problema es que no se pueden blindar de si mismos, de su concepción de la vida.
De los 10 cuerpecitos no blindados -me sorprendió el poco espacio que ocupaban todos juntitos y amortajados-, creo que no se enteraron en los lugares donde entrenan los deportistas "solidarios" que escribían dolientes mensajes en las redes sociales. Quizás, pensándolo bien, matar a esos niños es un acto de legítima defensa preventiva. ¿Cuando fueran mayores -más temprano que tarde, allí no hay adolescencia- está alguien en condiciones de asegurar que no iban a coger un fusil o, peor aún, ponerse un chaleco bomba? Sí, la muerte lejana, la muerte del mal, no vale nada, apenas para aguantar la tabarra del rojo trasnochado, siempre con ganas de complejizar la sencillez del mundo.
Sé que una maldad o una injusticia (escoja cada persona según su convencimiento moral el término) no se combate con otra maldad u otra injusticia. Pero también sé que somos alentadores de esas lacras, que recorremos el camino inverso, cuando "desalmamos" a los 10 cuerpecitos mandándolos a un rincón fugaz de los noticieros y en cambio a un soldado de una fuerza de ocupación, que fruto de su acción imperialista en un país ajeno vuelve herido o fallecido, se le rinden honores y se le trata -en portada del formato que sea- de héroe.
Los diez cuerpecitos afganos, como ya dije, me parecieron tan breves, que creo que entre todos no llegaban a completar un héroe.
 
Acabo poniendo el enlace a un breve texto irónico que escribí sobre el doble rasero hace tiempo.

5 comentarios:

  1. totalmente de acuerdo, es asqueroso el doble rasero del mundo en que vivimos. occidente y su ombligo...

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  2. Esto es así, es cierto. Al igual que los drones que han matado cientos de inocentes en Pakistán, por ejemplo, buscando terroristas. Y es así, o ha sido peor, por ejemplo, en Rusia o Chechenia ¿Recuerdas los muchos niños y niñas muertos en aquella escuela por parte de la policía rusa, tras de 3 terroristas, o 4, secuestradores?. ¿Las muertes de periodistas, allí, las torturas en las cárceles, al igual que en México?. Ningún país del mundo se libra, pero en EEUU, protegen mas la vida de sus compatriotas (no me refiero a militares), que en los mencionados, que en Colombia o Honduras, por poner mas ejemplos. Y si miramos la violencia de género por allá ni te cuento. El imperio del mal está repartido por todo el globo, no hay un solo culpable igual que no hay una sola verdad absoluta

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    1. Dos matices.
      Uno: EEUU protege tanto la vida de sus compatriotas como desprecia -simplificando- la de quiénes no lo son.
      Dos: Si todos somos malos nadie es malo. Al final ganan los malos

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  3. EEUU es una sociedad multiétnica, las grandes minorías (ex africanos esclavistas negros o extra europeos) lo han tenido mucho mas difícil para su inclusión social, no digamos los pueblos originarios masacrados por cientos de miles (aunque España se les anticipó), aun así tienen mas derechos (conseguidos con lucha), que los países citados arriba. Las invasiones han sido desde el principio del mundo. La historia moderna y contemporánea incluso la antígua o la sociología dan buena cuenta de ello. Las cosas no son tan simples, todos van a por los recursos de todos. Lo de malo o bueno y que ganan los malos no llega a ser ni paradoja

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    1. ¿Todos van a por los recursos de todos? Insisto, aparte de que eso no es así, repartir las culpas es la mejor manera de no señalar a culpable alguno. Damos una explicación en la maldad intrínseca y la sed de riquezas de todo ser humano y liquidamos el tema. Nos olvidamos de la estructura en clases sociales y de la existencia de una élite mundial que amasa gran parte de las riquezas del planeta a costa de explotar a grandes mayoría.
      Sé que hay pobres en EEUU y ricos en Angola. Pero también sé que el gran enemigo de los pueblos que quieren ser libres y tener caminos autónomos es el poder que dirige EEUU y, como entidad subsidiaria, la Unión Europea.
      Que las minorías en EEUU hayan obtenido determinados derechos, o incluso suponiendo que EEUU fuera una democracia, no legitimaría sus ataques a otros países.
      El invasor por excelencia del siglo XX y de lo que va del XXI es EEUU. Me parece estupendo el sueño americano, aunque a veces ponga en estado de sitio a un millón de personas en Boston o interne, preventivamente claro, en campos de concentración a los japoneses de EEUU durante la II Guerra Mundial, pero nadie los ha elegido para ser guardianes de los sueños de otros pueblos.

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