martes, 15 de septiembre de 2020

60.000 millones de negros (pobres) bañándose en una piscina

Todos sabemos que los chistes se agrupan por “familias”. Las hay variadas: en España son (o eran) emblemáticos los brutos de Lepe, cuya vertiente canaria son los chistes de gomeros; los ya proscritos de mariquitas, tartajas o cualquier persona que tuviera una deficiencia psíquica o física; los del pícaro español, que siempre comienzan con: van un francés, un alemán, un inglés (las nacionalidades tienen cierta variabilidad) y acaban con un español que, cual Lazarillo, siempre se sale con la suya; los sexuales, que cuando ver una teta en la tele dejo de ser propio de los documentales de “tribus salvajes” perdieron cierta pujanza; los chistes, muchas veces amuletos para combatir nuestros terrores más íntimos, de “humor bestia y sangriento”, subtítulo usado por la revista Harakiri; los chistes políticos, de mi infancia y juventud, con Franco superstar, como aquel que llamaba al abuelo político de Felipe VI Paco Rana, porque decía que iba saltando de pantano en pantano (no sé si los menores de 60 lo captarán). Sí, el humor es variadísimo y, cada vez menos, lamentablemente, por mor de la corrección política en boga, incorrectísimo. 
El título de este texto bebe en la fuentes de lo que yo llamaría el chiste hiperbólico, el de la desmesura. Y es que había (tiendo a hablar en pasado porque hace mucho que no oigo chistes, quizás por ser yo un desaborido que detestaba las sobremesas donde los cuentachistes se ponían las botas) un tipo de chiste que siempre comenzaba de la siguiente manera: están un millón de chinos en una cabina jugando al fútbol (o haciendo lo que se tercie) y…
No me cabe duda de que 60.000 millones de negros (pobres) en una piscina, aunque ésta fuera olímpica, estarían un poco apretados. Sin embargo, sospecho que alrededor de 60.000 millones de euros de dinero público, aquellos con los que el estado rescató a la banca, cabrían físicamente en la pileta de 50 metros de largo por 21 de ancho y 2,7 de profundidad.
Esta hipérbole comparativa viene a cuento de la polémica que despertó el alojamiento, en hoteles del sur de la isla de Gran Canaria, de inmigrantes llegados en cayucos de África. Cuando uno o dos días más tarde salió la imagen de un grupo de jóvenes negros disfrutando en una gran piscina, con zambullidas y acrobacias, los incapaces de luchar por la devolución de los 60.000 millones del rescate bancario, vieron en la masa de bañistas y en los alojados en apartamentos y hoteles, 60.000 millones de negros (pobres) privilegiados, prestos a arrasar con todas las ayudas sociales existentes en el estado español. 
Huelga decir, imagino que ya lo sabrán, que era una imagen real, pero  creadora de una falacia, incorporada a la inmundicia que se vierte sin consecuencia alguna en las redes sociales. Los 60.000 millones eran jóvenes de un centro de acogida, sin nada que ver con los inmigrantes recién llegados, disfrutando de un parque acuático situado a más de 10 kilómetros de los alojamientos turísticos temporales. Pero el objetivo estaba logrado: anulación de la mente, y enaltecimiento de las tripas y el miedo, por la vía del enfrentamiento de los que nada tienen con los que tienen miedo de perderlo todo.
Envidiar y ver como un ente amenazante al pobre que llega de fuera y se juega la vida (el color de la piel suele solucionarse con un blanqueante intensivo llamado dinero) mientras entre el 18 de marzo y el 29 de mayo, cuando fruto del confinamiento se produjo un gran derrumbe económico y un incremento de la pobreza, los 23 españoles más ricos vieron crecer su patrimonio en un 16% sin que casi nadie se entere, pues la noticia aparece, cuando aparece, en tercera o cuarta fila, es el gran triunfo del sistema en que vivimos, mandando a la periferia del pensamiento de las clases populares la solidaridad de clase. Esa solidaridad que tuvo un hombre negro como Oliver Law (y otros 85 afroamericanos que vinieron luchar contra el fascismo a España), comandante de las Brigada Lincoln en la Guerra Civil que, proviniendo del cacareado país de la libertad, dijo, antes de morir en combate, que “el primer lugar donde se sintió americano libre fue España”.
Estos días oigo de vez en cuando, en boca de políticos de diferentes formaciones, la aseveración “los canarios no somos racistas”. Un clásico habitual y bastante tonto considerar a los pueblos como entes portadores, como si de un todo se tratase, de grandes virtudes.
El racismo, como el fascismo o, me parece más apropiado, la fascistización, es un proceso vinculado al miedo que se produce en determinadas capas sociales cuando detectan cambios que pueden alterar el orden social en el que se sienten seguros. 
El 4 de septiembre se cumplieron 50 años del triunfo de Salvador Allende, al frente de la Unidad Popular, en las elecciones presidenciales chilenas. Con motivo de ese aniversario vi una entrevista conjunta a Allende y Fidel Castro celebrada en 1972. Allende, en esta conversación defendía la llamada vía constitucional al socialismo, actuar dentro de los cauces legales, también  expresaba el enorme problema que suponían los grandes medios de comunicación mintiendo y envenenando a la gente (¿les suena de algo?). Sí, ya atizaban el miedo, no de la oligarquía, que es muy consciente de su posición de clase y la necesidad de defenderla por todos los medios posibles (masacre incluida), sino de sectores sociales como profesionales, comerciantes, funcionarios o trabajadores cualificados que en una situación en que se plantean cambios no cosméticos son muy sensibles al temor de perder una posición estable. Posición estable, orden tradicional que el fascismo, la dictadura de un hombre providencial, salva, haciendo a muchos de esos pequeños burgueses asustados respirar tranquilos, aunque parezca una paradoja, con la nariz tapada.
En febrero de 1936 Falange Española, o sea, el fascismo oficial español, sacó aproximadamente 45.000 votos, un 0,46% del total. Su implantación social era ínfima. Compárenlo con la implantación de los nazis en Alemania y su 37% de votos. La masa social conservadora del estado español en febrero apoyó opciones de derecha tradicionales en el marco de una democracia burguesa. Sin embargo, temerosa de un gobierno como el del Frente Popular, que planteaba cambios profundos, descontando la ferocidad de la oligarquía, una parte significativa de esa base social, esa pequeña burguesía a la que eriza el vello la palabra comunismo, se echó en brazos del ariete político que utilizaron los militares a partir de julio del 36: Falange Española. 

Hoy la ultraderecha de VOX, el fascismo actual (me viene a la mente Sanchez Dragó hablando de Abascal no como político, sino como jefe, palabra eje, en lo simbólico, del fascismo)  sin correajes y blanqueada por los medios, sigue utilizando el miedo y para fomentarlo y expandir su pútrida ideología tiene a su favor la marea manipuladora que puede desatarse en las redes. Ahora, uno de los arietes del fascismo es el extranjero que “viene a quitarnos el trabajo a los españoles (o canarios)”. Escandaliza bastante menos centenares o miles de cuerpos naufragados reposando en el Atlántico o el Mediterráneo, o los 14 ahogados, disparos de bolas de goma de la Guardia Civil mediante, cuando querían llegar a nado a Ceuta, que los 60.000 millones millones de negros (pobres) bañándose en una piscina.

6 comentarios:

  1. Decía Saramago que el fascismo moderno ya no se pone correajes, sino que aparece con traje y corbata. Añado que quizás el auge de la derecha extrema se deba en el fondo a la falta de un proyecto de futuro de la izquierda. Que se limita a pasillear en el limitado espacio de la democracia parlamentaria mientras las clases trabajadoras viven una constante depauperización que las induce a creerse los cantos de sirena del fascismo.

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  2. Decía Saramago que el fascismo moderno ya no se pone correajes, sino que aparece con traje y corbata. Añado que quizás el auge de la derecha extrema se deba en el fondo a la falta de un proyecto de futuro de la izquierda. Que se limita a pasillear en el limitado espacio de la democracia parlamentaria mientras las clases trabajadoras viven una constante depauperización que las induce a creerse los cantos de sirena del fascismo.

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    1. La izquierda, en el sentido de un proyecto alternativo, está desaparecida. Ha quedado para defender determinados proyectos de derechos civiles (a los que no niego importancia), desarmándose ideológicamente por completo y asumiendo el capitalismo como horizonte final, lo que lleva a la derrota en que ahora vivimos. Un saludo.

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    2. La izquierda, en el sentido de un proyecto alternativo, está desaparecida. Ha quedado para defender determinados proyectos de derechos civiles (a los que no niego importancia), desarmándose ideológicamente por completo y asumiendo el capitalismo como horizonte final, lo que lleva a la derrota en que ahora vivimos. Un saludo.

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  3. También en Septiembre murió asesinado sin sus manos VictorJara
    Quisieron callar su voz, dejar la guitarra muda
    Amanda sigue mojada, Manuel y Victor están entre todos los desprotegidos
    A seguir luchando, difundiendo las historias silenciadas de tanta gente anónima que dieron la vida x un mundo digno justo e igualitario
    Que viva la lucha del pueblo

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  4. El problema de la lucha es que los grandes medios tienen, al llegar a muchísima gente, una capacidad de manipular demoledora.
    Está en la primera página de la agenda solo lo que ellos quieren. Por eso Chávez, con gran visión, fundó TeleSur.
    Un saludo.

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