Según cuenta Pablo Iglesias,
en una entrevista que le realizó, el escritor mejicano, nacido y criado en
Asturias (ah, las identidades, que electivas son, como el cubano universal
nacido y educado en Argentina), Paco Ignacio Taibo II portó en una manifestación,
años ha, cuando el dominio del PRI (Partido Revolucionario Institucional) era
apabullante, una pancarta que decía, más o menos, lo siguiente: “Aplíquennos a
nosotros su política internacional”. El mismo país que en la escena
internacional (cierto que ahí estuvo la mano de un humanista como era el
presidente Lázaro Cárdenes) abrió sus puertas a miles de exiliados españoles, y que nunca
reconoció diplomáticamente a la dictadura fascista de Franco, y que siempre
mantuvo relaciones con Cuba cuando EEUU impuso la ruptura con ella de todos los
gobiernos títeres latinoamericanos, en política interior provocó, el 2 de
octubre de 1968 (un año con tanta literatura y ponderación, que en el panteón
de los tiempos extintos debe ser un engreído insoportable), en el marco de una
revuelta universitaria, la matanza de centenares de personas en la plaza de las
Tres Culturas. La generosidad y la mano tendida en política exterior se tornaba
en puño férreo contra su pueblo en defensa de los intereses oligárquicos y de
una situación con lacerantes desigualdades sociales.
Me vino a la mente la
pancarta de Paco Ignacio Taibo II, no sé si acertadamente, las conexiones
mentales, por lo menos las mías, a veces son extrañas o enrevesadas, a cuenta
del asesinato, en el norte de Iraq, por parte de EEUU del general iraní
Soleimani. El pensamiento común considera al estado norteamericano como un país
que respeta las libertades en el interior de su territorio, donde los
ciudadanos tienen unos derechos formales (libertad de expresión, asociación, reunión,
manifestación, etc) asentados que consideran parte inalienable de su
constitución política. Por supuesto, aquí no podríamos incluir, con el mismo
vigor, los llamados derechos sociales. Existe carencia de una sanidad universal,
millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza en el país más rico y
poderoso del planeta, y ligado esto último pervive un racismo latente o
manifiesto que, con precisión casi matemática, te aclara la piel cuando te
crece, exponencialmente, la cuenta corriente.
Curiosamente, ese
asentamiento de derechos formales en el interior, es una carta blanca entre
buena parte de su población (ningún presidente norteamericano ha perdido una reelección
mientras está embarcado en un conflicto bélico exterior) para una acción en el
resto del planeta que yo me atrevo a tildar, más allá del usual concepto de
imperialismo, como fascista. Lo percibo, quizás en un trazo grueso, como una
acción inversa a la del gobierno mejicano que exponía en el inicio de este
texto.
El periodista John L. O’Sullivan,
en 1845, en la revista Democratic Review de Nueva York expuso lo siguiente: “el cumplimiento de
nuestro destino manifiesto es
extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia
para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un
derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios
para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como
destino”. Ésta sería la idea básica de la conocida como doctrina del “Destino
Manifiesto”. Sustituyan la palabra manifiesto por evidente, con la
incuestionabilidad que supone, y la idea adquiere aún más diafanidad. También
debe procederse a sustituir, en los siglos XX y XXI, la palabra continente por
planeta. Y como colofón, como razón de peso insuperable e irrebatible la
Providencia, o sea, Dios. Por arte de la divinidad quedas convertido, y eso
cala con fuerza en muchas mentes, en un pueblo elegido que tiene derecho a
obtener “el aire y la tierra (ésta y sus
riquezas son el objetivo básico, aunque ahora esté en valor también,
permítaseme una cierta ironía, la calidad del aire) necesarios para el
desarrollo pleno de sus capacidades…”
Todo bajo el estandarte de la libertad, que es
palabra muy agradecida. Además, los pueblos, malagradecidos, tienen la extraña costumbre
de defender los territorios donde han vivido ancestralmente, aunque después,
como las diferentes naciones indias, acaben recluidos en reservas.
Ahora me permito transcribirles un párrafo de
la Wikipedia acerca de la teoría del Espacio Vital (Lebensraum) de la alemania
nazi: “El
programa estratégico de Hitler para dominar el mundo se basaba en la creencia
en el poder del Lebensraum, especialmente cuando era buscado por
una raza superior. Las personas de razas no arias en el territorio del
Lebensraum serían objeto de expulsión o destrucción. La eugenesia del
Lebensraum consideraba un derecho de la raza superior (herrenvolk)
aria alemana quitar a las personas originarias para conseguir su propio espacio
vital”.
Muchas personas pensaran que
me paso tres pueblos estableciendo similitudes entre el destino Manifiesto y la
teoría del Espacio Vital. Antes que nada precisar que aunque el Lebensraum se
asocia al nazismo, es una teoría anterior, que surge a finales del siglo XIX y
que, sobre todo fruto del magro imperio colonial alemán, ve en las llanuras del
este un posible territorio de expansión. Dicho esto, observamos que aunque el
Destino Manifiesto no pone el acento en la raza al ser EEUU territorio de
inmigración, sí habla de una nación divinamente electa que se eleva sobre los
ocupantes originarios que, siendo reducidos, según la conveniencia, a la
condición de salvajes (indios) o subhumanos (eslavos), pueden eliminarse
impunemente. O sea, no hay en esa expansión un elemento presente en muchas
experiencias imperialistas: la coartada civilizatoria.
Y a esta última palabra me
aferro para venir a la actualidad y enlazar con el asesinato del general iraní.
El fascismo, fruto de su ideología supremacista, siempre se piensa impune y
moralmente legitimado desde el momento en que considera al pueblo del estado
que gobierna superior a otros pueblos. No albergo duda alguna de que el
sentimiento nacional de EEUU, más allá, vuelvo a insistir, de sus libertades
internas, está aderezado con grandes dosis de superioridad, de nación elegida
para, lo hemos oído múltiples veces, liderar el mundo. Y liderar quiere decir
mandar y en muchos casos, cuando la persuasión diplomática y el acoso mediático
de las mentiras repetidas mil veces no funciona ante el díscolo, hay que pasar
a la siguiente fase: sancionar, estrangular económicamente (Cuba y Venezuela) y,
si esto falla, la acción armada de un ejército que tiene un presupuesto militar
igual que la suma de los nueve países que le siguen en la lista y que
representa, además, el 36% del gasto militar mundial para una población que
supone el 4% de los habitantes del planeta. Este desequilibrio entre población
y presupuesto militar demuestra la vocación manifiesta de gendarme mundial.
La acción de EEUU contra un
general de un país con el que no tienes un conflicto militar declarado (ya no
se “declaran” guerras, creo que tampoco los amores) es una acción puramente
fascista, al estilo de las protagonizadas por otro estado que práctica en su
política exterior el asesinato selectivo (y no selectivo): Israel. Pienso que
es imprescindible utilizar el término fascismo, y no significa banalizarlo,
porque es revelador, necesario para desnudar y reflejar con la máxima crudeza
la realidad del imperio de la fuerza y la supremacía y el expolio de otros
pueblos que es la línea de acción exterior de EEUU.
Acabo con la declaración que
hoy 8 de enero de 2020 acaba de realizar, hace apenas unas horas, Donald Trump:
“Irán amenaza al mundo civilizado”. Amenaza y civilización (¿cristiana?), términos
tenebrosos constantemente utilizados en la política exterior de EEUU y que,
permítaseme mi conexión con un caldero que ya tengo al fuego en mi mente para
un hipotético próximo texto, me recuerda a la actuación, apocalíptica y
fascistoide (invocaciones explícitas o veladas al ejército incluidas), de la extrema
derecha española en el Congreso ante el surgimiento de un gobierno PSOE-UP,
horda roja que amenaza la pervivencia de España y su civilización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario