viernes, 1 de abril de 2016

Radical y pesimista

Seguro que es mi naturaleza, propensa a una cierta penumbra, al embeleso de los días lluviosos. Uno de mis primeros recuerdos es, observándola en contrapicado, con mi madre en la sombra, la lluvia tras un cristal. Seguro que ella, mi pérfida naturaleza, me lleva a tener la certeza de que la derrota es irreversible. Aún recuerdo, de la casi adolescente época de militancia en el PUCC (uno de los múltiples grupos comunistas de los 70), a la camarada que me tildó, asistiéndole la razón sólo en la primera parte de la definición, de pesimista-leninista. Un desastre, por supuesto, mi escasa militancia. Si algún bagaje debía poseer el austero morral de un comunista, era un irredento optimismo histórico, la certeza absoluta de que el futuro, sí o sí, era un esplendoroso -plagiando el título de la película estadounidense de 1984- “amanecer rojo”. Y no, los soviéticos, aquellos que estaban en la antesala de la sociedad comunista, jamás invadieron los EEUU. Al revés, en un siniestro juego de la oca histórico, en un plis plas fueron enviados, por su burocratismo y la falsificación de esa expresión de democracia directa que eran los soviets, a la casilla de salida del capitalismo salvaje, y apenas unos pocos años después, Moscú, con sus recién estrenados oligarcas, se convirtió en la capital del lujo.

Y, desde entonces, con una hegemonía ideológica apabullante, que convierte tenues propuestas socialdemócratas, que jamás se plantean tocarle un pelo a los poderosos, en imaginarios asaltos al Palacio de Invierno,  el capitalismo reina con una solidez envidiable. Salvo minorías activas en las redes y con una limitada relevancia social, las grandes mayorías lo asumen como el único sistema posible. Un sistema asqueroso en el que si coges unas migajas (una trabajadora de un comedor social de Tenerife, que cobraba menos de 500 euros, ha sido despedida por llevarse 150 gramos de queso y tres panes para sus hijos) te echan a la calle, y el idiota de turno, ideológicamente sometido y que no escasea, te dirá, con criminal equidistancia, sin atender a realidades diferentes y en muchos casos lacerantes, que hay corrupción y robo en todos los estratos sociales. Un sistema que trata como a un delincuente peligroso, condenándolo a tres años y medio de cárcel, por una agresión no demostrada a un concejal del PSOE, al sindicalista del SAT Andrés Bódalo, linchado incluso por ese referente televisivo del progresismo que es “El Intermedio”, donde, usando un lenguaje perverso, presentaron lo que fue una ocupación en 2005 de la Consejería de Agricultura  como un “asalto”, con la connotación violenta y negativa que la palabra tiene. Un sistema que, lo que es más lamentable por el desarme ideológico que implica, también pervierte el lenguaje de líderes procedentes de la llamada izquierda transformadora. Me refiero a Pablo Iglesias, al que oí descalificar a Albert Rivera usando un término muy querido, y necesario, para cualquier persona anticapitalista (y Pablo lo es, aunque por un tacticismo electoral que a la larga no es rentable disimule). Radical no es ni un insulto ni un rasgo negativo. Es un componente de cualquier pensamiento anticapitalista que quiera ir a la raíz de los problemas que este sistema genera. Y Rivera es, hay que reconocérselo, un esforzadísimo y provechoso, por su ambivalencia pactante, apuntalador del sistema capitalista. Los adalides y los beneficiarios del sistema imperante pueden ser, si las circunstancias lo requieren, tremendamente extremistas en el sentido de usar los métodos más agresivos (la dictadura fascista de Franco es un ejemplo), para mantener un orden social injusto. Pero nunca serán radicales, pues siempre querrán, usando básicamente el método más eficaz, la argucia en la palabra, velar la realidad de un sistema criminal. Y, llámenme pesimista,  pero hasta ahora, siempre lo consiguen.

1 comentario:

  1. Rivera es una de esas personas que están en el lugar oportuno en el momento oportuno , Rivera es un " espabilado " que ahora
    quiere coger el primer autobús que pase para llevarlo hacia adelante , pero ¿ y el PSOE , ese partido con mas de 100 años de antigüedad , ese partido que según ellos dicen ha traído la calidad de vida a este país , es partido que aun se cree que es lo mas de lo mas en democracia , en calidad y todo lo bueno del mundo , " con figuras " de talla mundial , ese partido que esta haciendo con Ciudadanos ? eso si que es vergonzoso y deprimente .Saludos

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