domingo, 17 de abril de 2016

El bueno, el malo y el ignorado

Tres personas, con muy distinta dimensión mediática, y por diferentes razones, se reúnen en este texto, convocados por una extraña asociación de mi mente con un mítico título del espagueti western: Jorge, José Manuel y Brahim. Los dos primeros con un rol bastante definido, y el tercero, con el papel más lacerante: el del ignorado.

Jorge es el Papa Francisco. El líder de la Iglesia católica, que ha visitado la isla de Lesbos, donde se hacinan en un centro de detención varios miles de persones que huyeron de la guerra en Siria, ha ido con su papel de autoridad moral que denuncia el sufrimiento de miles de refugiados que son rechazados por Europa. Perdonen mi escepticismo, pero, en principio, nada excepcional en su rol de hombre bueno, de hombre de paz que se desplaza al lugar de la vergüenza y afea al gigante europeo, de más de 500 millones de habitantes, su racanería e inhumanidad con los más de 100.000 refugiados que tocan a su puerta. Insisto, nada novedoso, es lo que le tocaba hacer. Pero ha ido más allá de las palabras. Ha aplicado el famoso refrán que expresa, en lógica actitud preventiva y con algo de brutalidad, una cierta sospecha sobre la posibilidad de la ausencia al otro lado de la oración: “A Dios rogando, y con el mazo dando”. Así, se ha llevado a su microestado absoluto a doce refugiados, entre ellos seis niños (los niños siempre aportan un plus de bondad, o de horror, claro). Y el retorcido que habita en mí no puede dejar de preguntarse cuál habrá sido el criterio de selección seguido para acceder desde el infierno lesbiano (perdonen la humorada) al cielo vaticano. Buscando otra perspectiva, es evidente, en el acto caritativo, el tránsito del tirón de orejas verbal al hecho simbólico reprobatorio. Hasta ahí tolerable. Pero que tenga cuidado el hombre bueno Bergoglio si va uno o varios pasos más allá. Los que dio el obispo Helder Cámara: “Cuando alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre me llamaron comunista”.

José Manuel es Soria. Mi paisano. El habitante de las míticas Islas Afortunadas que buscaba, en familia, otras ínsulas o tierras de allende los mares, de mejor y más opaca fortuna. El individuo cuyo fenecimiento político se celebró ayer entre los sectores de izquierdas de Canarias poniendo a enfriar el cava, como si se tratara, y no en la frustración de la cama, de una segunda muerte de Franco. Place ver al altivo dirigente pepero, apodado por el periodista Pepe Alemán, con reminiscencia de telenovela sudamericana, como el macho Soria, balbuceando y haciendo gala de desmemorias inverosímiles, más propias de un mindundi, que de un tipo que ha controlado su partido en Canarias con mano férrea. Tengo curiosidad, si hay nuevas elecciones el 26 de junio, por ver como afecta al voto del PP en este archipiélago la defenestración del ministro que autorizó, contra el clamor generalizado en la calle, las prospecciones petrolíferas de Repsol. Por otra parte es curioso, y algo providencial, como un individuo que en algún momento se consideró, en formato alto, un doble del bajito Aznar, ha servido también para tapar, o al menos poner sordina mediática a otro escándalo: que un ex presidente del gobierno español haya recibido una multa de 70.000 euros por irregularidades fiscales. Es intolerable que un favorecido, con amplitud, de la fortuna económica que es ajena a la inmensa mayoría de una población con amplios sectores muy castigados por la crisis, que sabe, obviando las consideraciones éticas, que su condición de antiguo presidente le abre, como a cualquier ex alto cargo de la política, puertas importantísimas a lugares exclusivos y muy bien remunerados, busque triquiñuelas para no pagar al fisco lo que le corresponde.


Brahim Faika es el ignorado. El intruso entre el Papa Bondadoso y el Ministro Villano con Presidente al fondo. El hombre que tuvo la desgracia de no ser de Venezuela, esa Siberia tropical a la que peregrinan los medios informativos hispanos en busca de los presos políticos más míticos del planeta, y de la que nos llegan sus familiares a recoger honores. Él era un simple preso saharaui que ha muerto en el hospital tras ser detenido el 1 de abril, sufrir torturas, y declararse en huelga de hambre. El suceso afecta a un pequeño pueblo que fue entregado, hace ya 40 años, por una dictadura asesina, en un acto de cobardía siniestro, a otra dictadura asesina. Brahim no abrirá ningún informativo, ni su familia será recibida por las instituciones españolas con honores. Parafraseando un documental sobre el fallido golpe de estado a Hugo Chávez en abril de 2002, ni su muerte ni la agonía de su pueblo, serán televisadas.

1 comentario:

  1. Gracias por tu artículo. Un homenáje a los Nadie que diría Galeano, a aquellos a los muchos de nosotros siempre mantendremos en nuestro corazón, en nuestra memoria de todos aquellos que se han mantenido firmes en sus principios, en sus convicciones a pesar de la adversidad, dándonos el ejemplo del camino a seguir y que, como diría Brecht, "Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles".

    Puesto en la web de UCR.
    ¿Brahim Faika o Brahim Saika como le llaman en los medios?

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