martes, 21 de julio de 2015

El amo y las voces

Empiezo con una convicción íntima y polémica. 
El garante de la libertad de información (y de expresión) debería ser el estado y no el dueño o los dueños de un conjunto de medios, o sea, los poseedores de un capital elevado, siempre necesario para poner en marcha un medio de comunicación tan decisivo ideológicamente como es una televisión.
Sé que anida en la conciencia de la mayoría de la gente la idea de que la libertad reside en mayor grado en los medios privados que en los públicos. Estoy convencido de que no es así. Ningún periodista, cuando informa, más en estos tiempos de crisis con despidos y recortes salariales, puede sustraerse a la realidad de la empresa para la que trabaja. Cuidado. No estoy hablando de que un determinado medio tenga un mayor o menor número de opinadores de diferentes ideologías. Pienso en el tratamiento que se da a la información, que es la manera en que a la mayoría de la población le llega, colándose de rondón, la opinión. El lenguaje que se utiliza para dar una determinada noticia marca muchísimo la carga ideológica que ésta porta. Pongo un ejemplo utilizando el reciente aniversario del 18 de julio. Emisora A: "Hoy 18 de julio de 2015 se conmemora el inicio de la Guerra Civil, un conflicto fratricida que enfrentó a media España con la otra media y que nunca jamás debe repetirse". Emisora B: "Hoy 18 de julio de 2015 se conmemora la sublevación militar fascista contra el gobierno electo de la 2ª República". Son dos informaciones que, como casi todas, están transmitiendo opinión. La emisora A podría ser La Primera, Antena 3 o Tele 5. Todos grandes medios a los que acceden millones de personas. O sea, tiene un potencial para construir pensamiento enorme: los españoles se volvieron locos y comenzaron a matarse entre ellos. Entonemos, en un acto de contricción cuasi religioso, el yo pecador. Es una información que aleja el conocimiento y la reflexión y pone el acento en la emoción culpable. La emisora B podría ser alguna de internet o quizás, y tengo que salirme del estado español, TeleSur. Aquí, informando, también se está opinando, se pone el acento en el carácter fascista de la rebelión y el carácter democrático del gobierno de la la 2ª República. La emisora B, inexistente en España a nivel de acceder a millones de personas, no hace la equiparación de bandos, la equidistancia que diluye culpas, que realiza la emisora A. Ambas opinan, pero, y ahí está el truco ampliable a otro tipo de noticias, la emisora A es capaz de llegar por su poder económico, con su pensamiento conservador, a amplias capas de la población.
No hay ni asepsia informativa, ni siquiera la misma posibilidad de transmitir mensajes a la población, que salvo en las emisoras pùblicas, están en gran medida bajo el dictamen de grupos de poder. Jesús Cintora, en Cuatro, durante un tiempo transgredió los límites y de un día para otro estaba fuera de la parrilla. Si eso lo hace una televisión pública se habría aprovechado para demonizar al estado como gran coartador de libertades. La televisión privada, y en esto tienen una lamentable razón, es de sus dueños, que ejerciendo la lógica del mercado (se trata de una venta como otra cualquiera con balance de resultados) despiden y contratan. Esta libertad, la del dueño, cuando compìte con la del periodista (pongamos Cintora o los despedidos hace unos meses de la Cadena Ser) siempre gana.
Todo lo anterior lo doy por asumido. Sin embargo siempre queda materia para el asombro. 
Ha sido tildada, por muchos medios privados, de agresión a las libertades la creación por parte del ayuntamiento de Madrid de una página web llamada Versión Original. En ella el ayuntamiento se plantea contestar o matizar aquellas informaciones que considere incompletas o falsas. No han faltado los términos impactantes: intento totalitario (una palabra así siempre asusta mucho), cercenador de la libertad de prensa (que asimilan, con desfachatez, a la libertad de propalar falsedades). Insisto, me parece asombroso. Usted pública una información y una institución aludida por esa noticia, si considera que no es veraz, no puede dotarse de un instrumento propio (una página web) que permita, con datos, matizarla o desmentirla, porque es atentar a la libertad del medio informativo. Ahora Madrid no quiere cerrar ningún medio. Seguirá existiendo el predominio abrumador de los medios marcadamente de derechas en el mundo informativo, pero que además les moleste la posibilidad de que se les conteste ágilmente a noticias en no pocas ocasiones malintencionadas, si denota una mentalidad totalitaria por parte de los que en muchísimas ocasiones, aunque en el festín reciban las migajas, son la voz de su amo.

3 comentarios:

  1. No será ya demasiado tarde?David contra Goliat? Ciertas plumas contra el poder económico???

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  2. No será ya demasiado tarde?David contra Goliat? Ciertas plumas contra el poder económico???

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