viernes, 16 de noviembre de 2012

Tras el 14 N... haciendo amigos


Y pasó. El 14 N es historia. Y, algo muy propio de mi carácter depresivo, me queda un poso extraño y agridulce, un hormigueo en lo que nuestras abuelas llamaban "el pomo". Quién haya leído la anterior entrada, que también versaba sobre la huelga general, verá que la finalizaba deseando que el despertar del día 14 tuviera un "estruendoso silencio que por la tarde se convirtiera en clamor en las manifestaciones". Mi primer deseo no se cumplió, pero el segundo sí. Las manifestaciones fueron vibrantes, pero creo que tendríamos que haber sido el doble o el triple, tantos que se asustarán (tengo fijación con, permítaseme la expresión, acojonarlos). Parto de la base de que las manifestaciones aún son gratis ( a ver si voy a estar dando ideas: una tasa o impuesto sobre el derecho de manifestación, o exigir una fianza por hipotéticos destrozos de los "radicales violentos") y la agresión es tan bárbara y sañuda con los mas débiles que, la verdad, pienso que todavía somos pocos. Ya lo sé, soy un puñetero idealista, pero bueno... en mis sueños mando yo. La huelga, salvo en sectores con gran tradición de lucha obrera, fue discreta. Hace alrededor de cuatro millones de años un individuo, más simio que hombre, bajo de los árboles en la sabana africana y, entre las altas hierbas, tuvo que erguirse para otear en la lejanía sus depredadores y para humanizarse, le iba la vida en ello. Salvando todas las distancias, y sin llamar simio a nadie, creo que muchas personas miran en exclusividad su pequeño terreno ( que es importantísimo, quede claro) pero se olvidan que los depredadores vienen a por todos, crías incluidas.

Ahora quiero centrarme en la incidencia de la huelga general en el sector de la educación pública.

Hace unos años se produjo en Canarias un proceso de lucha del profesorado por su homologación salarial con el resto de los funcionarios de su mismo nivel. Ese pulso fracasó, entre otras razones (por ejemplo la división sindical) por la "llegada" de la crisis. Recuerdo que se hicieron, si la memoria no me falla, al menos seis o siete huelgas con incidencia desigual pero, y aquí es donde quería llegar, con un denominador común, fueron de mayor tamaño que la del 14 N. Aquellas huelgas por la homologación me parecían justas y participé en ellas. Pues la que acabamos de dejar atrás era infinitamente más justa y necesaria, porque era una huelga para el beneficio de las grandes mayorías amenazadas en aspectos básicos como la sanidad o... la educación (sector donde, no nos olvidemos, muchos compañeros o han perdido el trabajo o están trabajando mucho menos y en peores condiciones). Aparte de que, como reflejé en el artículo precedente, los que somos funcionarios no estamos en paro ni tenemos el temor del trabajador precario a perder su puesto de trabajo (el piquete más efectivo de la huelga). O sea, nuestro costo era el día de salario, y eso les vale para que la mayoría del colectivo que educa para la paz ( hipocresía: mientras, el ejercito español ocupa otros territorios y estamos en el top ten de la compra-venta de armas, negocio de muchos millones de euros que deja en la veredita miles de vidas, con el babeo del ministro empresario de la guerra, eufemísticamente de defensa), la solidaridad (hipocresía: reducción drástica de todo tipo de ayudas sociales), la igualdad (hipocresía: disminución de ayudas a las mujeres maltratadas) y tantas otras cosas chupiguays, siga agachado entre hierbajos.

Final:

El periódico La Razón hizo un llamamiento a la "contrahuelga". Consistía en trabajar el 14 N y donar el día de salario a Cáritas. Esto me ha traído a la mente el que cuando era un niño, a finales de los sesenta e inicios de los setenta, cuando la dictadura empezaba, desarrollismo mediante, a ponerse ligeramente cachas, con cierta periodicidad llevaban al colegio (por lo menos al mío) unas huchas con forma de cabecita de negro (bembas y ricitos incluidos) y de chino ( lo deduzco por el sombrero visto en las películas donde tiraban de carritos que transportaban occidentales) para ayudar a los hambrientos del mundo. ¿Estarán empezando a hacer huchas con cabecitas caucásicas para que nuestros niños en sus colegios, educándose en valores, introduzcan sus óbolos?

 

 

3 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo, tenemos visión de corta distancia y total desconocimiento de las nuevas estrategias bélicas.
    Lo que quiere decir que nos van a dar por todos lados y nos van a pillar arreglando nuestro "terrenito".

    Saludos
    (otra sufrida funcionaria, también con tasas de idealismo, aunque cada vez menos.....)

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  2. Muy acertado artículo, o nos ponemos las pilas y defendemos nuestros derechos, ganados con sangre y lucha, a caraperro o nos va a costar un siglo recuperarlos. Que el miedo cambie de bando, creo que apunta por ahí al principio del artículo, es condición imprescindible para revertir la situación y siendo objetivos nos está costando mucho más de lo deseable (incluso de lo razonable, viendo como empeoran nuestas condiciones de vida a pasos agigantados). Creo que el fascismo social(el odio del penúltimo hacia el último) ha hecho mella en nuestra sociedad y hasta que la mayoría no tengan nada que perder la cosa estará chunga. De todas formas no pienso ser derrotista, la lucha continua y no tenemos otra que ganar.

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  3. Personalmente nunca entenderé las huelgas de un sólo día. Entiendo que las cosas o se hacen o no se hacen, pero una huelga de un día está asumida de antemano como un número más y no sirve para alcanzar un objetivo determinado.

    Consciente de que no todos pueden permitirse el lujo de perder 500 euros en una huelga de 3 ó 4 días, pero perplejo porque sí nos hemos podido permitir ser robados todos los funcionarios con un mínimo de 1000 de la paga extra.

    Y por último están los sindicatos. En mi opinión haciendo algo porque algo hay que hacer para impedir que la indignación popular se salga del tiesto y se monte una gorda de verdad. Así que se les ocurre lo de huelga por un día, cuando lo que hace falta es demostrar que en este país vivimos ya tan mal que no estamos dispuestos a consentir que se nos esclavice.

    Enhorabuena por tu artículo. En este país una amplia mayoría pensamos de forma parecida, pero nos hace falta estar de acuerdo en actuar todos a una.

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