Algún día convocaré
a todos mis amigos
y les pediré perdón
por mi incapacidad para compartir con ellos.
Será una cena llena
de conversaciones pausadas
y música inmortal,
donde las miradas serán caricias
y los recuerdos dulces punzadas.
Será la cena de la metamorfosis,
de mares ebrios
y tenues soles azules,
de espíritus desnudos
que simpáticos me velarán los ojos
mientras les digo adiós.
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