viernes, 16 de enero de 2015

La banda terrorista de los picapleitos

¿Se detenía en la época de la dictadura fascista de Franco a los abogados de los imputados por asuntos políticos? (y en estos incluyo a los acusados de acciones políticas con derramamiento de sangre). Me sorprende enormemente que una redada de abogados de presos, guste o no, políticos, no despierte más recelos entre los biempensantes que, vía atentados parisinos, acaban de hacer un acto de fe, golpes de pecho incluidos, en las sacrosantas libertades. ¿Puede defender la libertad de expresión quién niega un derecho tan básico, elemental en el corpus legislativo de cualquier estado, como es el derecho a la defensa?
Doce abogados detenidos me parece una noticia digna de asombro (la banda terrorista de los picapleitos). Tres de ellos cuando estaban en un hotel madrileño para defender a la cúpula de Batasuna, 35 personas encausadas políticamente por formar parte de ese ente tan difuso y polimórfico que responde a la denominación "entorno de ETA". El tribunal, imagino que sorprendido, tuvo que aplazar en juicio por la incomparecencia de los abogados. Digno de una monarquía bananera, con el Borbón viejo llamado a dilucidar si, siguiendo la tradición bastarda de los borbones, es padre extramatrimonial.
Perdidas Cataluña y Euskadi para la causa del PP, hay que demostrar al segmento rancio, Marca España en el peor sentido del término, que los díscolos, rojos y separatistas (la eterna antiespaña), son tratados con la dureza debida, que acabada la violencia de ETA, no acaba la criminalización de las ideas ni la política de venganza. Esa venganza que la derecha esgrime cuando se pretende hacer justicia las víctimas del fascismo español. Silenciadas las armas y las bombas, hoy la política de dispersión, (el otro día leí el dato de que solo cinco presos abertzales cumplen sus condenas en Euskadi), que condena a las familias a largos desplazamientos es pura venganza y, lo que es peor, poner dificultades al pleno desarme etarra. Parece que también opera en esta acción político-judicial una cierta frustración por el hecho de que varios de los detenidos contribuyeron a que la justicia europea tumbara la doctrina Parot en Estrasburgo. Lo que parece que opera escasamente es la inteligencia política para la causa de España en Euskadi.
Sabiendo que el tema de los delitos económicos es un elemento socialmente muy sensible en la actualidad, acusarlos de blanqueo de dinero y fraude a Hacienda (¿a la vasca? pues las competencias están transferidas) hace que el ciudadano automáticamente piense que aparte de terroristas son unos vulgares "chorizos", que estos separatistas también son "casta" en el lenguaje podémico. Si al cabo del tiempo (como el el caso Egunkaria, donde todos los imputados, linchados mediáticamente, fueron absueltos pero el periódico desapareció), el asunto queda en agua de borrajas al menos habrán sacado el magro beneficio de contribuir a mantener el miedo al ogro terrorista (vasco o islamista).
Como guinda, y dándole una patada al altarcito donde veneran la libertad de expresión, la fiscalía quiere imputar al presidente de Sortu, Hasier Arraiz, por decir, en un juego de palabras propiciado por el propio nombre de la operación policial (mate), que el pueblo vasco debería dar "jaque mate" a la Guardia Civil. Cuerpo que sigue teniendo, junto a la Policía Nacional, la consideración de instituciones libres de toda crítica, dignos de continua y perpetua admiración. Y a todos aquellos que esgrimen constantemente los muertos de estas instituciones víctimas de la violencia de ETA, hacerles un pequeño recordatorio: son muchísimas más, centenares de miles, las víctimas de la represión (militar y policial) durante la dictadura fascista de la que la Guardia Civil (es un dato histórico), fue tan eficaz servidora. Quién, particular o institución, vea un enaltecimiento del terrorismo en la frase ajedrecística traída al hilo del nombre de la operación, es o un necio, o, peor aún, un hipócrita, un defensor, solo de boquilla, de la libertad de expresión. 
Acabo como empecé, con un interrogante: ¿me equivoco, ofendo a alguien, incurro en algún delito acechante, en una bajeza moral, si pienso que un pequeño artefacto de ETA, en este año electoral, alegraría al PP?

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