martes, 19 de enero de 2021

500 o el pensamiento contra los poderosos

Mitad de enero. Todo circula, se mueve bajo el ala, cada vez más grande y ominosa, del coronavirus. El oleaje, y no es trillada metáfora, no cesa. Pero, lo escuchamos desde niños ante los infortunios, la vida sigue... hasta que se acaba, claro (vaya un perogrullo por otro). Y a veces te encuentras, como es mi caso, en una cota, agradable, que solo podría haber imaginado. Si ve la luz, y en el caso de que lo estés leyendo lo habrá hecho, este texto será la entrada 500 de un blog que en julio de 2011 nació, debo decirlo, de la irreflexión y con la certeza de que siendo yo un tipo de carácter inconstante, y teniendo limitadas capacidades expresivas, estaba condenado a una brevísima vida. No obstante, aquí estoy, en mi callejoncito, empuñando un bolígrafo borrable, comprado en una de las múltiples tiendas de la potencia que se avizora ante el decaimiento del "imperio americano", con las mismas dudas y ansiedades del inicio de cada texto y sabiendo también que si logro acabarlo sentiré, si dijera lo contrario con falsa humildad mentiría, una momentánea inflamación del ego que, con prontitud deja paso al obsesivo que teme no haber redondeado bien sus ideas. Curiosamente, cuando en alguna rara ocasión releo algún texto antiguo, tiendo, con cierta sorpresa, a pasarme la mano por mi propio lomo, pues suelo percibir mayor enjundia y mejor escritura que cuando los concebí. Sí, el callejón donde incluso hay dos poemarios ilustrados por Pilar de Vera, a pesar de que nunca he ascendido de poetastro, se ha ido colmando. Sé que ya el pobre está un poco obsoleto, pero me da cobijo y, aunque quien lo desee está invitado a escribir sus paredes, es uno de mis escasos lugares en el mundo, ese lugar donde uno intenta seguir el verso de Luis Eduardo Aute cuando dice "que el pensamiento no puede tomar asiento". Ahora priman las gigantescas avenidas, las redes sociales que cruzan el planeta y donde, ante el pensamiento incómodo, siempre está atenta la perezosa brigada del insulto y la descalificación personal, especialmente en twitter, lugar al que me asomo pero donde no tengo cuenta, aunque, por un cierto afán promotor, me ronda la tentación.

Después de este largo párrafo de un moderado (espero) narcisismo, entraré, poniéndome un poco estupendo, en la"sustancia" del texto.

Y, siendo honesto, creo que el personaje estelar de este callejón es el individuo que responde al título de "rey emérito".

Lo sorprendente de este caballero es la pertinacia y fervorosidad de sus acólitos. Funcionan como perfectos ángeles custodios que le perdonan sus tendencias cleptómanas y, lo que es peor aún, a pesar de lo abultado del peculio acumulado, justifican el pago de los gastos de su ocaso lejano y fastuoso. 

El detritus aflora tan implacable como la abulia del pueblo. Eldiario.es publicó hace unos días que Patrimonio Nacional paga una "ayuda de cámara" de tres personas a un tipo que tiene una fortuna calculada de, como mínimo, centenares de millones de euros. Le sufragamos protección y cuidados al mangante que quiso regularizar su situación con una declaración de algo más de 600.000 euros. Un escrupuloso me dirá: está usted llamando ladrón a alguien que no tiene (ni tendrá nunca, aviso) sentencia judicial. Le respondo: tiene a su disposición todas las cámaras del mundo para defenderse convocando la rueda de prensa más multitudinaria de la historia de España. Que, con gallardía real, lo haga. Que se presente voluntariamente en sede judicial a declarar y proclamar su inocencia. Que renuncie a la antidemocrática y absolutista inviolabilidad que le salvaguarda de cualquier tropelía cometida antes de su abdicación en 2014 (y de facto, después también).

Mientras se le pagan tres ayudas de cámara y servicio de protección a alguien que podría costeárselos aunque viviera hasta los 200 años, miles y miles de personas dependientes en el estado español  no pueden acceder a una ayuda, para sus necesidades básicas, de unas horas diarias o en días alternos. Yo no niego la condición humana de Juan Carlos, las fotos la atestiguan. Ahora mismo, y para el resto de su vida, es un ser humano dependiente, pero está claro que puede sufragarse la ayuda que necesita. Y el que no renuncie a generar esos gastos al estado, viendo la situación económica de millones de personas, muestra, con toda certeza, su lejanía del pueblo y la mentalidad de quien se considera (y la inviolabilidad lo sitúa) en un escalón superior, además de una ínfima catadura moral.

Si lamentable es lo anterior, más lamentable aún es que a este sujeto, que año tras año, en Nochebuena, mientras se enriquecía, soltaba discursos moralistas, que muchos aún consideran el padre de la democracia en España, con absoluto desprecio y falta de reconocimiento de tantos luchadores antifascistas que dejaron libertad, salud o vida por el camino, a este demérito, digo, lo siga protegiendo el PSOE. 

Hace unos días la Mesa del Congreso de los Diputados volvió  a rechazar, por quinta o sexta vez, una comisión de investigación sobre una de sus andanzas económicas. La peculiaridad de esta ocasión es que por primera vez los letrados de Las Cortes dieron el visto bueno, al referirse la citada comisión a las tarjetas black, posteriores a 2014 y usadas por varios miembros de la regia familia.

En ocasiones anteriores el PSOE se acogió a la negativa de los letrados, que no es vinculante, para votar en contra. Carente de esa excusa, Margarita Robles, Ministra de Defensa, declaró: "en una democracia sólida y seria no es bueno que se cuestionen las instituciones". A mí, quizás yerro, el razonamiento me resulta muy endeble. Parece lógico pensar que si tan sólida es una institución no debe haber temor al cuestionamiento, a la dilucidación de comportamientos inadecuados o ilegales. Este temor sería más entendible si la institución se considerara en situación de precariedad. La realidad es que no es muy pertinente usar el término seriedad para calificar a una democracia que permite una institución propiedad de una familia cuyo jefe, cual agente 007, tiene licencia para delinquir. Queda archidemostrado lo ya que no es accidente sino esencia: el PSOE es un partido tan monárquico como PP, C,s y VOX, pero con la malicia del engaño. Cualquier persona republicana que le vota al PSOE tiene que ser consciente de que su voto es a un partido objetivamente monárquico, que nunca moverá una ficha que nos acerque a una república. El alma republicana es una quimera que se utiliza de manera rastrera, en épocas electorales, para gente que se autoengaña.

El otro asunto al que quería hacer mención en este arranque del año es a las tribulaciones del Imperio.

¿Fue un golpe de estado el asalto del 6 de enero a ese Capitolio  en cuyo interior hoy, literalmente, acampan centenares de militares? La inexactitud de la ciencia política y la plasticidad, deformante, de muchos conceptos políticos, alimentan el debate. Yo, entonces, me retrotraigo, y veo, en blanco y negro, los aviones del ejército golpista de Chile bombardeando La Moneda con las bendiciones de EEUU, y el tipo de los cuernos y sus camaradas asaltantes me importan un bledo. Aquí, saco sin decoro mi visceralidad a pasear. Esa gente, la administración de EEUU y una mayoría de su población, más allá de sus rencillas internas, sigue impregnada de la idea del "Destino Manifiesto", de la América destinada a alumbrar, a guiar, a dominar el mundo. Y, desde esa óptica, ese cierto olor a chamusquina, esa capital del Imperio autositiada, tienen la belleza que siempre encierra la posibilidad del matón matonizado.

Si alguien está pensando: qué dices, insensato, si el gigante se resfría su estornudo puede barrer el planeta con peores consecuencias que el meteorito que arrasó a los dinosaurios. Nada novedoso. Sé que el riesgo existe y quizás crezca. Desde la Segunda Guerra Mundial es lo que hace EEUU, sin distinción del color de la administración, con absoluta impunidad. Impunidad que alzan sobre el título de autodenominarse la principal democracia del planeta. También, añado, son el culmen del fariseismo. Para muestra, estas palabras de Mark Zuckerberg, multimillonario propietario de Facebook, que justifica la suspensión de la cuenta de Trump por "incitar a una insurrección violenta contra un gobierno elegido democráticamente". 

Cada presidente de EEUU, casi desde su nacimiento como nación, ha atacado cuando, donde y a quien ha considerado conveniente. Ya en el lejano 1848 México perdió alrededor de dos millones y medio de Km2, más de la mitad de su territorio, a manos de su vecino del norte. En Venezuela, EEUU reconoce a un tipo que se autoproclama presidente en una plaza, al que seguro que ni Facebook ni Twiter, en una tan asquerosa como habitual doble vara de medir, han cerrado sus cuentas por insurrecto. Un pequeño inciso, me inquieta que estos multimillonarios, propietarios de redes sociales, puedan decidir, casi como autócratas, tapar la boca de un presidente, por muy desagradable que ésta sea.

La humanidad tiene un peligro básico, que se acrecentará a medida que China se acerque al "sorpasso" (es la única economía del planeta que creció en 2020), que se llama, no Donald Trump y sus cerriles seguidores, sino EEUU. Biden presentará, al menos de entrada, una cara más amable del Imperio. Circunstancia que, a la espera de los hechos, no es mala noticia, por ejemplo, para las bloqueadas Cuba y Venezuela, pero tengo claro que nunca accederán de buen grado, ni él, ni mandatarios futuros, a un mundo multipolar, un mundo de iguales donde cada estado decida, soberanamente, sin mirar de reojo a la hoy militarizada Washington.

Citar a Cuba me ha recordado que una de las últimas medidas de la administración Trump ha sido incluir a Cuba en una lista de países patrocinadores del terrorismo. Imagino que Joe Biden, con prontitud, revocará esta infamia contra un  pequeño estado que, navegando en aguas procelosas, lo único que patrocina, en estos tiempos de pandemia, brigadas médicas en decenas de países mediante, es la salud.

Después de tanta seriedad, me apetece acabar sonriente,  comunicándoles un capricho que acabo de permitirme, por si se tercian las barricadas. Me he comprado, con algo de suerte, ya había tallas agotadas, un mono manchado de pintura de la marca Ralph Lauren por la módica cantidad de 483 euros. 

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