sábado, 30 de mayo de 2015

Canarias: entre la fiesta, la siesta y el sueño de la razón electoral

Hoy, 30 de mayo, se celebra el Día de Canarias. No obstante, la principal visualización del evento se produce la víspera, el día 29. Decenas de miles de escolares (sobre todo los más pequeños) y profesores acuden a sus centros "disfrazados" de canarios. Los días previos al evento no falta quién me diga, en el instituto, conocedor de mis reticencias carnavaleras: "Pepe Juan, mañana ven vestido de canario". Una camisa blanca, un "cachorro" (sombrero de fieltro negro) y una faja, roja o negra, permiten al hombre salir del paso. Con las mujeres la situación se complica un poco, pues la variedad, al menos en el colorido y sus combinaciones, si no tiende al infinito, poco le falta, y quizás las fábricas chinas puedan extraer mayor beneficio que con la adustez tradicional del varón. Llegamos a la palabra que, en la práctica, vertebra la celebración: la tradición o, siendo algo jocoso, jornada de reivindicación del orgullo rural canario. 
Sí, es la exaltación de un mundo que en la cotidianidad ya no existe. Hasta inicios de los años sesenta del siglo XX el sector económico predominante en Canarias era el primario, que daba trabajo al 41% de la población ocupada. Hoy, cincuenta años después, apenas llega al 4%. 
Sé que probablemente la situación es similar en bastantes autonomías. Especialmente en las que como Canarias recibieron estatutos "otorgados" en el sentido de que la población no los ratifico mediante referéndum. La conciencia nacional, que para mí no vale nada (y este debate está muy presente en el proceso soberanista catalán, por eso pienso que se equivocan los que ven la llegada de Ada Colau como un freno a las posiciones independentistas) sin conciencia social, que nada tiene que ver con una especie de celebración masiva y unitaria de coros y danzas aderezados con papas arrugadas y mojo picón, es muy limitada en Canarias. Existió una oportunidad histórica de que ambos conceptos caminaran de la mano. A finales de los 70 surgió la Unión del Pueblo Canario. Alianza nacionalista de izquierdas que logró la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria y situar a Fernando Sagaseta en el Congreso de los Diputados para, en la noble tradición montypithonyana de los izquierdistas frentes judaicos, suicidarse mediante disputas internas con la inestimable colaboración de la prensa local. Después, remansadas las aguas, desaparecieron los "radicales" de la vida política de Canarias y quedó una siesta de las conciencias y una fiesta del desempleo y de los salarios bajos. Esos que hacen que según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida, que publicó esta semana el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 80% de los hogares del archipiélago tengan dificultades para llegar a fin de mes.
Y no puedo dejar de hacer un breve comentario sobre las recientes elecciones autonómicas en Canarias. Duelen a los ojos unos datos como estos: Agrupación Socialista Gomera con 5.089 votos alcanza 3 diputados; Ciudadanos (por el que no siento simpatía alguna) con 53.981 votos logra 0 diputados. Sé que nuestro territorio es fragmentado, con dos islas que suman más del 80% de la población y que una proporcionalidad pura dejaría a las islas menores en condiciones de extrema debilidad. De acuerdo. Pero lo que existe ahora es pura burla a una mínima equidad.  Para mas inri, pasen y vean, los cuatro primeros partidos en escaños y votos quedaron así:

           CC                         165.446 votos    18.19 %      18 diputados
           PSOE                      180.669    "        19.86%     15       "
           PP                            169.065   "        18.59%      12       "
           PODEMOS             132.159   "        14.53%        7       "

El primero en diputados fue el tercero en votos. El segundo en diputados fue el primero en votos. El tercero en diputados fue el segundo en votos. Conclusión: en ningún caso existe correlación o correspondencia entre el puesto en votos y el puesto en número de diputados obtenidos. Añádase que la distancia de 3.5% entre Podemos y CC se traduce en 11 escaños de diferencia. Sin comentarios. Cojo el cachorro, la faja, el naife, me echo un lingotazo de ron y que siga la fiesta.

                               




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