miércoles, 11 de enero de 2017

Israel y el "untermensch" (en su camión o ejecutado a sangre fría)

El anterior texto que subí a este blog hablaba de “camiones rigurosamente vigilados” con el objetivo de impedir que esas potenciales armas mortíferas irrumpan como un Leviatán asesino. El ejemplo parece que cunde. La última acción de este tipo se ha producido hace pocos días en Jerusalén. Un palestino lanzó el vehículo que conducía contra un grupo de soldados israelíes que estaban subiendo a un autobús. Cuatro soldados resultaron muertos y el conductor del camión fue abatido a balazos.
Primera medida del gobierno israelí (que en los diferentes informativos, si la citan, lo hacen de pasada): la vivienda de la familia del terrorista ha sido demolida. Con un par. Ya sé que no es una práctica aislada, al contrario, es habitual en Israel. Puedo estar equivocado, pero no me suena que esa medida se lleve a la práctica en otros lugares del planeta, circunstancia que de producirse tampoco la justificaría. Una familia en pleno a la calle por el “delito probado” del parentesco sanguíneo, y la hipócrita comunidad internacional no denuncia ese método digno del nazismo. Por su parte la UE sigue manteniendo, vergonzosamente, a Israel como socio económico preferente mientras pone lupas sobre Cuba, Venezuela o Rusia y observa con prismáticos inversos a un estado gamberro.
Además, las autoridades fascistas israelíes procedieron a la “detención administrativa” de varios familiares. Detención administrativa quiere decir que estarás privado de libertad por un periodo de seis meses, que puede irse renovando, sin que se formule acusación alguna contra ti. Se estima que actualmente hay 750 palestinos detenidos en Israel en esta situación que no es muy aventurado afirmar que consiste, de facto, en un secuestro de estado. Cuando el estado, con todo su poder coercitivo, te detiene, lo mínimo exigible es que, sea justa o injusta (esto se dirimirá posteriormente en los tribunales), formule una acusación contra tu persona.

Siguiendo con los derribos, me pregunto si las diligentes autoridades israelíes han derribado la casa de Elor Azaria, sargento de una unidad ¡médica! que disparó en la cabeza a un palestino que yacía herido e inmovilizado en el suelo y no suponía amenaza alguna para nadie en ese momento. Este caso ha tenido que ser juzgado por la grabación de un vídeo que recoge el hecho. Cabe preguntarse cuantas ejecuciones extrajudiciales, que no han salido a la luz pública, se habrán llevado a cabo en otras ocasiones por el autodenominado “ejército más moral del mundo”. La sociedad israelí, mayoritariamente, incluido el primer ministro Netanyahu, pide que una vez se sepa la sentencia, tras el veredicto de culpabilidad por homicidio (a mí me parece un asesinato alevoso), el sargento sea indultado. Esto es una sociedad enferma de miedo y racismo. Los nazis pusieron en boga, desde su delirante arcadia aria, el término “untermensch” (subhumano) para referirse a la gente del este: polacos, rusos, serbios, gitanos… y judíos. Pues eso.

Observen atentamente el vídeo y fíjense en un hecho estremecedor: después de que el sargento médico carga su fusil y dispara, ninguna persona a su alrededor se inmuta lo más mínimo. ¿Qué conclusión se puede sacar de esa circunstancia?

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