sábado, 8 de agosto de 2015

A distancia de tango: El País de Carmen a Cilia

Titular de El País, 8 de agosto de 2015: "Maduro hace a su esposa candidata a la Asamblea Nacional".
Titular de El País, 9 de septiembre de 1989: "Carmen Romero acepta ser diputada del PSOE por Cádiz para mostrar su propia personalidad política".
El tango, ese barrizal de emociones tan odioso como imprescindible para quién esto escribe, establece en uno de sus más famosos textos,  Volver, que 20 años no es nada.
Mucho mayor que la distancia cronológica entre un texto y otro es la distancia moral. La primera mujer (no olvidemos que gran parte de los lectores no pasan del título de la noticia, elemento impactante que se retiene y difunde), sin nombre, es un ser sin criterio y manejable. Un muñeco de trapo que usa Maduro, ni siquiera su formación política, a su antojo. La segunda, ésta con nombre y apellido, que era en aquel momento, por si alguien lo desconoce, esposa del presidente del gobierno Felipe González, aparece como una mujer que busca reafirmar su personalidad política por encima del supuesto papel de florero reservado a la esposa de un máximo cargo ejecutivo. 
Dos hechos de valor simétrico, que podrían ser mostrados con absoluta asepsia, adquieren un cariz diametralmente opuesto. En el primer caso apunta al suelo el pulgar ante una mujer sumisa al nepotismo. En el segundo caso apunta al cielo el pulgar ante una mujer independiente de las ataduras familiares y protocolarias.
Imaginen lo siguiente:
"............................, esposa del presidente, será candidata en las próximas elecciones legislativas".
Rellene cada cuál el espacio de puntos con el nombre que desee y el titular es absolutamente intercambiable y, es mi parecer, honesto y objetivo. Eso sí, previamente, les informaré de que la esposa sin nombre de Maduro se llama Cilia Flores y es una veterana combatiente y abogada que desde la primera hora estuvo en la defensa de Chávez cuando se sublevó en 1992. Posteriormente ha participado en la acción política de lo que se llama el chavismo siendo diputada en dos ocasiones entre 2000 y 2010. Cierto es que en aquella época no era esposa de Maduro, pero ¿esa circunstancia la invalida para ejercer sus derechos políticos y someterse al refrendo de las urnas? En cualquier caso, contra lo que sugiere el titular periodístico, no es una recién llegada a la política por mor del presidencial dedo de su cónyuge.
El País tiene todo el derecho del mundo a seguir una marcada línea opositora al actual gobierno venezolano en singular y a los gobiernos latinoamericanos de izquierda en plural, pero debería diferenciar entre la información (en ese aspecto la noticia de Cilia por lo que he expuesto tiene poco recorrido y es pura construcción artificial) y la opinión que se expresa a través de firmas o editoriales. Justo es reconocerle que al menos su cabecera ha ganado en honestidad, pues en aquella época, a tiro de piedra de un tango, se autodefinía, para crédulos, como "diario independiente", aunque en la cotidianidad ejercía de biblia del progresismo ligero, anticomunista. En la actualidad, no sé si imbuidos por la enorme telaraña de la red o por un espíritu enciclopedista, se denominan el "diario global". No obstante, tal vez todo sea más simple y sólo quieran reflejar que hoy el amo principal son unos fondos de inversión estadounidenses ubicados en Wall Street. Por eso, algunos periodistas "maledicentes" suelen añadir a su indudable globalidad para crear ideología, el calificativo imperial. Quizás por eso, por abiertamente antiimperialista, Cilia, más allá de ocurrencias subsanables como tener el extraño título de "primera combatiente", deviene en innombrable.

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