viernes, 10 de marzo de 2023

El "Tito Berni" y su tropa, Ferrovial, el Presidente de la Audiencia Nacional, el bipartidismo que retorna... y un iluso

Más allá de ser un hombre casi carente de ilusiones sí he sido un tipo bastante iluso. Así, un latiguillo muy habitual en mí, con cierto tono enfático, es la expresión  “no deja de llamarme la atención” ante la que si mi interlocutor es mi hijo, esboza una sonrisa que me transmite que ya estoy talludito para sorprenderme en tantas ocasiones. Viene este arranque inicial, aunque no lo parezca, a cuento del caso Mediador que también podría recibir la denominación de caso Vividor(es) siguiendo la cuarta acepción de la RAE, la que a todos se nos viene a la mente cuando escuchamos el término, que define así a quien “vive a expensas de los demás, buscando por malos medios lo que necesita o le conviene”. Esta definición se complementa con la quinta acepción, acompañante no necesaria de la cuarta, defendida siempre por el economista José Luis Sampedro y que hace referencia a quien “vive la vida disfrutando de ella al máximo".

Sí, de grandes vividores va esta bomba que ha explotado en las filas del PSOE y desprende el aroma rancio de los asiduos de la coca y las prostitutas, ese postre humano que este tipo de gente, poco dada a pararse en excesivas consideraciones morales a la hora de lograr sus objetivos, siempre tiene en mente y a la vuelta de un catálogo para consumo propio o para agasajo de aquellos con quienes quieren hacer sus chanchullos, llegando incluso a sorprenderse cuando alguno de los convocados al turbio negocio expresa que no gusta de alquilar la carne de las  mujeres. Decía lo de iluso porque aquí ya aplicaría mi latiguillo inicial pues tengo la impresión de que ninguna de estas personas, sea el tío, el sobrino o el guardia civil (parece el título de una película casposa italiana de los años 70 u 80), ha sido, al menos en el tema  económico, maltratado por la vida y, por tanto, no necesitan esos tejemanejes para llevar una existencia donde se conjuguen placeres y dignidad. El mediador, personaje que da nombre a la trama y que a los cinco minutos de escucharlo en una entrevista ya sabes que estás ante un fullero enmarañador, es simplemente un delincuente evolucionado.  Tuvo una condena de siete años y medio en Fuerteventura por el asalto en 2003 a las naves de varias empresas, de donde sustrajo miles de euros en efectivo, y por la falsificación de tarjetas de crédito. De esta delincuencia que podríamos llamar primaria, ha transitado a eso que a veces se llama delincuencia de cuello blanco y que mueve mucho más dinero que el asiduo huésped carcelario que se dedica a atracar de manera menos sofisticada.

Mostrándome quizás también un iluso ideológico me decepciona profundamente que dos personas hipotéticamente de izquierdas, aunque con querencias monárquicas pues el sobrino heredó el cargo de Director General de Agricultura y Pesca del tío, con buenos salarios públicos y que se supone aspiran a una sociedad socialista (me digo, en mi panfilismo, que si militan en un partido socialista será porque aspiran a una sociedad mucho más justa donde el modelo de gente que ellos representan no exista) se comporten como personas sin valores de izquierda cuya guía es la acumulación crematística, esa que defiende con encono la derecha. Me dirán que es asunto, gran iluso, de ese argumento socorrido y genérico que es la condición humana. Discrepo, principalmente porque la condición humana es un cajón de sastre que todo lo admite y siempre se atañe a ella para valores negativos poco menos que imponderables, similares al tránsito de los astros. Nos educan desde pequeños en que acumular riquezas casi ilimitadamente es un ideal y un signo de triunfo, aunque paradójicamente carezcamos de vidas suficientes para disfrutar de fortunas de cientos o miles de millones de euros. 

El guardia civil y el condenado por delitos comunes que entre francachela y francachela media,  considerándose ellos seguramente apolíticos, son conceptualmente pura derecha. Militan en la ideología del dinero e imagino que el arco de relaciones de ambos es muy amplio y ahí entran en contacto los “mejores” de cada casa. De entrada reconozco que me chocó la entente de los negocios entre los del puño y la rosa y el de la Virgen del Pilar. Después, la memoria, uno de los antídotos más contundentes para el iluso, me recordó que con el primer gobierno de Felipe González, cuando José Barrionuevo accedió al Ministerio del Interior se habló del romance del PSOE con la guardia civil. Cierto es que el romance culminó en las fiestas, muñequito inflable incluido, de otro putero insigne, el ex director general de la benemérita institución Luis Roldán. Tampoco debemos ignorar, como parte del romance, los aquelarres siniestros que se montaron en el cuartel de Intxaurrondo en los 80, cuando se organizó ese terrorismo de estado llamado GAL. 

Me despiertan curiosidad los requisitos que establece el PSOE para la admisión de sus afiliados, pues creo que se le está colando gente que podría llevar doble militancia con el PP. Alguien del PP me dirá, lo he visto en las redes, que las meretrices y la coca, complementos también en el caso ERE de Andalucía, son querencias del PSOE. Me permito recordarles que su jefe Feijoo tiene una foto con Marcial Dorado, capo del narcotráfico en Galicia, en una embarcación de recreo (imagino que las usadas para traficar serán otras) que si estuviera en el álbum de,  por ejemplo, digamos un político al azar, Pablo Iglesias, estaría imputado y declarando ante un juez o en el exilio y abriendo portadas en todos los informativos durante un año. Aunque no quiero desviarme, pero no sé resistirme, lo reconozco, al tema Pablo Iglesias-Podemos, es un escándalo absoluto la persecución judicial a esta formación política, investigaciones prospectivas mediante, que son aquellas que se hacen para buscar delitos sin los indicios que deben alumbrar una pesquisa judicial o policial. Investigaciones cuyo objetivo es situarla en un destructivo candelero mediático que puede alumbrar informaciones como que el juzgado que investiga a Monedero por el llamado Caso Neurona ha tardado dos años en demostrar que una factura presentada por éste era absolutamente real y correcta, o que imputó, reconocido por el propio juez Escalonilla,  por error a Pablo Iglesias. Noticias que los medios de la derecha, que pusieron el caso cuando surgió en pena de portada, o no han dado o las han ofrecido en un lugar secundario y de absoluta pasada. En el camino del caracol o la tortuga que transitan esas informaciones hasta que se desmienten queda tiempo para envenenar las mentes en muchas tertulias por parte de opinólogos entregados con fervor a la tarea de la que nos avisó Malcom X: que amemos a los opresores y odiemos al oprimido, lo que en muchas mentes genera un odio hacia su propia clase social. 

Un ejemplo lacerante de esto último: según una encuesta de Metroscopia sobre la marcha de la sede social de la constructora Ferrovial a Países Bajos el 49% de los encuestados apoya esa decisión y el 44% la critica. Los medios de la derecha han salido en tromba a apoyar a Ferrovial y a Rafael del Pino, su presidente y tercer hombre más rico de España (tengo claro que aparte de los beneficios fiscales saben que le hacen daño al gobierno en año electoral vendiendo el tema de la inseguridad jurídica, imagínense la inseguridad jurídica y vital que muchas veces sentirá un trabajador precario), y eso tiene su reflejo en muchas personas que no se paran a reflexionar y probablemente se creen, desde la "atalaya" de unos ingresos que tal vez oscilen entre los 1000 y los 2000 euros mensuales, que España es un infierno fiscal comunista para las empresas. Empresa, Ferrovial, que desde 2020 no paga el Impuesto sobre Sociedades. Al final llegamos a la ideología: se ha vendido la idea de que el beneficio empresarial puede, casi debe, ser infinito e intocable. En cambio, sobre los sueldos, siempre objeto de debate, todo el mundo tiene la convicción de que son necesarias unas escalas racionales. Y que no me digan que el empresario arriesga y patatín patatán ya que cuando llega un confinamiento el gobierno nacionaliza los salarios porque empresas que van alardeando de su solvencia tienen, parece ser, muy poco aguante. Debo decir también que ante algunas reacciones me doy cuenta que no soy yo el único iluso de izquierdas. Me refiero a aquellos que plantean que la actitud de Ferrovial es poco patriota. Tengámoslo claro, los grandes ricos son los que no tienen fronteras, pero la clase trabajadora sí necesita, solidaridad internacionalista aparte, de un estado socialmente fuerte que le garantice, sean cuales sean sus ingresos, unos estándares dignos de vida. O sea, una patria. Rafael del Pino, con 3.800 millones de euros de patrimonio, se puede comprar una patria, un territorio enorme con su propia seguridad, donde quiera.  Por eso me huele esta operación, que no me extrañaría secunde alguna otra empresa, a granito de arena en año electoral para afianzar la derecha su probable triunfo en las municipales de mayo y en las generales de finales de año. 

Lo siento, está en mi naturaleza no saber resistirme a los callejoncitos que se me abren cuando transito este callejón que para mí es avenida interminable con múltiples ramales. Me viene a la mente, no sé si de manera pertinente, la película, basada en un clásico literario de la ciencia ficción, El increíble hombre menguante, cuyo final, estremecedor, de reducción eterna, le abría al protagonista la puerta a infinitos e inquietantes mundos.

Retorno al caso Mediador y su rebumbio para establecer una comparativa que me parece interesante. La fiscalía pide para cada miembro de la cúpula de Interior del gobierno de Rajoy 15 años de cárcel por el caso Kitchen, el cual hace referencia a como estos servidores públicos movilizaron grandes recursos policiales para neutralizar el daño que pudiera hacer al PP Bárcenas en el caso Gürtel (como la ardilla de hace miles de años puedes recorrer la geografía del PP saltando de caso en caso), aparte de de usar ilegítimamente esos medios policiales también para investigar a Podemos y al independentismo catalán. Quiero detenerme dentro de este maremagnum en una noticia que pasó desapercibida y que en mi modesta opinión, por lo que respecta al estado como institución, contempla una corrupción si no mayor sí más inquietante que la de los chuscos vividores (por cierto no hay que olvidarse de los empresarios corruptores) del Mediador. Me refiero a la noticia que nos informa de todos los wasaps que se enviaron el segundo en el escalafón de Interior, Francisco Martínez, y José Ramón Navarro, Presidente de la Audiencia Nacional, organismo encargado de la investigación y juicio de sus presuntos delitos mientras el sumario estaba bajo secreto judicial. Se añade al despropósito que el Consejo General del Poder Judicial no ve razones para investigar la actuación del Sr. Navarro, quien dando muestras de muy poca honorabilidad, aún sigue siendo presidente. Presidente que, entre promesas mutuas de cenas caseras y vegasicilias compartidos, decía: "En cuanto sepa algo te lo indico Paco. Enorme abrazo". Leyendo los wasaps captas que no es un amigo con el que te lamentas, pues le solicita favores concretos y que le transmita aquello de lo que pueda enterarse, circunstancia que le otorgaría ventajas inaccesibles al común de los mortales cuando se enfrentan a procesos judiciales.

No quiero acabar sin referirme a la corrupción y el castigo político. Pienso que el bipartidismo está en proceso de restauración. Hace 5 ó 6 años parecía quebrado por completo con tres organizaciones estatales a la derecha (PP, Ciudadanos y VOX) y dos, casi en paridad, a la teórica izquierda (PSOE y Unidas Podemos), más las opciones territoriales de carácter nacionalista o regionalista. En la derecha quedan unos pocos restos, que serán barridos en las convocatorias electorales de este año, del “Podemos de derecha” que responde al nombre de Ciudadanos y que, con las bendiciones de algún banquero como el presidente del Banco de Sabadell, surgió ante el temor al derrumbe del PP. Aguanta por ahora VOX que es cauce para todos aquellos que aman el despendole fascista, quitarse parte de las caretas. El PP, pese a su trayectoria corrupta va a tener buenos resultados con, ojalá me equivoque, alrededor de 130 diputados. En la izquierda, el PSOE, daño del Tito Berni aparte, aunque sea como aglutinador del miedo al posible gobierno de la derecha ultra y la ultraderecha, dudo que baje de 100 escaños. Eso sumaría no menos de 230 escaños de los partidos pilares del régimen del 78. Bipartidismo no del todo recuperado pero sí, me temo, en proceso bastante firme de recomposición. Y suspiro de alivio de los poderes económicos al ver que la izquierda del PSOE, se presente unida o no, con unas siglas u otras, probablemente volverá a los estándares de la mejor IU (algo más de 20 diputados). Conclusión: la corrupción no castiga nada a la derecha ni hace dudar a sus votantes. El pensamiento de estos lo sintetizó perfectamente Jorge Bustos, periodista de El Mundo, en 2017: “Prefiero a un gobernante corrupto que a un comunista en el poder”. En cambio, el votante de izquierdas arruga más la nariz ante el “Tito Berni” que surge en su espectro político, pero quizás ante la presión de un hipotético gobierno de derechas con ministros de VOX en buena parte acuda a las urnas, tapándosela, para depositar la papeleta del PSOE. Otra parte se abstendrá y desechará votar a las organizaciones que a la izquierda del PSOE no tienen casos de corrupción pero están continuamente señaladas en los medios como si fueran la peor especie de forajidos que vieron los tiempos.

En fin… hasta el más iluso acaba entrando en vereda.

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