sábado, 30 de mayo de 2015

Canarias: entre la fiesta, la siesta y el sueño de la razón electoral

Hoy, 30 de mayo, se celebra el Día de Canarias. No obstante, la principal visualización del evento se produce la víspera, el día 29. Decenas de miles de escolares (sobre todo los más pequeños) y profesores acuden a sus centros "disfrazados" de canarios. Los días previos al evento no falta quién me diga, en el instituto, conocedor de mis reticencias carnavaleras: "Pepe Juan, mañana ven vestido de canario". Una camisa blanca, un "cachorro" (sombrero de fieltro negro) y una faja, roja o negra, permiten al hombre salir del paso. Con las mujeres la situación se complica un poco, pues la variedad, al menos en el colorido y sus combinaciones, si no tiende al infinito, poco le falta, y quizás las fábricas chinas puedan extraer mayor beneficio que con la adustez tradicional del varón. Llegamos a la palabra que, en la práctica, vertebra la celebración: la tradición o, siendo algo jocoso, jornada de reivindicación del orgullo rural canario. 
Sí, es la exaltación de un mundo que en la cotidianidad ya no existe. Hasta inicios de los años sesenta del siglo XX el sector económico predominante en Canarias era el primario, que daba trabajo al 41% de la población ocupada. Hoy, cincuenta años después, apenas llega al 4%. 
Sé que probablemente la situación es similar en bastantes autonomías. Especialmente en las que como Canarias recibieron estatutos "otorgados" en el sentido de que la población no los ratifico mediante referéndum. La conciencia nacional, que para mí no vale nada (y este debate está muy presente en el proceso soberanista catalán, por eso pienso que se equivocan los que ven la llegada de Ada Colau como un freno a las posiciones independentistas) sin conciencia social, que nada tiene que ver con una especie de celebración masiva y unitaria de coros y danzas aderezados con papas arrugadas y mojo picón, es muy limitada en Canarias. Existió una oportunidad histórica de que ambos conceptos caminaran de la mano. A finales de los 70 surgió la Unión del Pueblo Canario. Alianza nacionalista de izquierdas que logró la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria y situar a Fernando Sagaseta en el Congreso de los Diputados para, en la noble tradición montypithonyana de los izquierdistas frentes judaicos, suicidarse mediante disputas internas con la inestimable colaboración de la prensa local. Después, remansadas las aguas, desaparecieron los "radicales" de la vida política de Canarias y quedó una siesta de las conciencias y una fiesta del desempleo y de los salarios bajos. Esos que hacen que según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida, que publicó esta semana el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 80% de los hogares del archipiélago tengan dificultades para llegar a fin de mes.
Y no puedo dejar de hacer un breve comentario sobre las recientes elecciones autonómicas en Canarias. Duelen a los ojos unos datos como estos: Agrupación Socialista Gomera con 5.089 votos alcanza 3 diputados; Ciudadanos (por el que no siento simpatía alguna) con 53.981 votos logra 0 diputados. Sé que nuestro territorio es fragmentado, con dos islas que suman más del 80% de la población y que una proporcionalidad pura dejaría a las islas menores en condiciones de extrema debilidad. De acuerdo. Pero lo que existe ahora es pura burla a una mínima equidad.  Para mas inri, pasen y vean, los cuatro primeros partidos en escaños y votos quedaron así:

           CC                         165.446 votos    18.19 %      18 diputados
           PSOE                      180.669    "        19.86%     15       "
           PP                            169.065   "        18.59%      12       "
           PODEMOS             132.159   "        14.53%        7       "

El primero en diputados fue el tercero en votos. El segundo en diputados fue el primero en votos. El tercero en diputados fue el segundo en votos. Conclusión: en ningún caso existe correlación o correspondencia entre el puesto en votos y el puesto en número de diputados obtenidos. Añádase que la distancia de 3.5% entre Podemos y CC se traduce en 11 escaños de diferencia. Sin comentarios. Cojo el cachorro, la faja, el naife, me echo un lingotazo de ron y que siga la fiesta.

                               




martes, 26 de mayo de 2015

Reinserciones postelectorales o, como diría Ada: el run run

Manuela Carmena ha dicho sobre Esperanza Aguirre: "Yo creo mucho en la reinserción".
Para no riscarme por la barranquera del chascarrillo me abstendré de decir que cualquiera de los milagros bíblicos, en su amplia variedad, me parece más factible que el propósito de esa santa laica que, con su creencia, demuestra ser doña Manuela.
A nadie debería olvidársele que la supuestamente reinsertable tiene 563.000 votantes. No sé hasta que punto alguien que recibe el 34% de las papeletas de su ciudad tiene necesidad de someterse a un programa de rehabilitación moral. Sí, moral. Pienso que la rehabilitación que propone la jueza, hija de la bonhomía, mientras no se demuestre la implicación aguirriana en las tramas de corrupción, balacera que siembra de cadáveres su entorno pero no le hace ni un rasguño y contra las que se declara, al modo bolivariano, que tanto repelús debe causarle, primera combatiente, es la de un ser humano, especialista en bajezas, que es capaz de criticar a Monedero por los 400.000 euros ingresados por unos estudios hechos a gobiernos de Latinoamérica tras haber recibido ella, por 10 meses de trabajo como Cazafantasmas (cuando quieren vacilarnos a todos lo denominan cazatalentos), empleo al que nunca habría optado si no fuera expresidenta de la Comunidad de Madrid, la cantidad de 369.000 euros. Esta individua de difícil clasificación moral declaró unos días antes de las elecciones que "el paro es como una beca para disfrutar de un año sabático". Quiénes si necesitan un programa de reinserción, si no moral, si de conciencia de clase, son los miles de trabajadores que han acudido a una urna con la papeleta que encabeza el nombre de una individua que frivoliza con la angustia de millones de personas.
Se supone que los votos se cuentan y nada quieren saber de moral ni reinserciones. Además, la lenguaraz dama, que me parece idónea para el papel de chulapona lianta en alguna obra del género chico, puede alegar en su favor que su media personal supera en siete puntos la media estatal de su partido, que ha logrado poco más de seis millones de votos y el 27%. Si ella, ganando fracasa, su partido ganando, ¿se estrella? Lo expreso entre interrogantes porque estamos hablando de un partido que cuando llegó al poder lanzó una OPA hostil a las clases populares. OPA que comenzó, no pueden silbar y mirar para otro lado "compañeros" del PSOE, bajo el gobierno de Zapatero que en contubernio con sus "enemigos" del PP modíficó, para poner en la cúspide constitucional de los deberes del estado español, por delante de los derechos humanos básicos (techo, alimentos, agua, luz, sanidad...) el pago de la deuda. El PSOE ha recolectado más de cinco millones y medio de votos. Aunque sea un 13% menos que hace cuatro años, los perpetradores de la tropelía señalada suman un 52% de los votos emitidos en las urnas: mayoría absoluta. No pongo énfasis en este dato por afán de enfriar una alegría que yo mismo siento. Lo hago simplemente por visualizar que queda muchísimo camino por recorrer, que el bipartidismo está algo tocado, pero está muy lejos de su hundimiento. El PP, OPA hostil incluida y sabiendo que va a perder muchas ciudades importantes y comunidades, tiene un suelo granítico (ojalá me equivoque) de un 25%. Los mercados, temerosos, crearon un mirlo blanco y urgente llamado Ciudadanos (¿por qué a este partido no lo acosan los medios preguntándole por su financiación exprés para dotarlo de infraestructura en todo el territorio nacional?), que al final ha resultado más famélico de lo esperado. ¿Puede dividirse en las elecciones generales el voto confeso de  lo que usualmente denominamos centroderecha? Alejando de mi la tentación oracular, sólo sé que se avecinan tiempos interesantes y de enorme juego sucio. Si ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Cadiz, Zaragoza, A Coruña consolidan mayorías con alcaldes que, en palabras de la no reinsertable "quieren romper el sistema democrático y occidental" (ya saben ustedes que en el imaginario maniqueo de un capitalismo con tentaciones de fascismo blando lo único bondadoso que viene de oriente son los reyes magos) debemos estar preparados para una prensa de derechas militantemente furibunda. Un fuego continuo y graneado con informaciones dirigidas al descrédito, a inocular miedo e incertidumbre. El ministro de la porra, Fernández Díaz, ha declarado que el ayuntamiento de Barcelona, con la antisistema Ada Colau y su run run al frente, sería un peligroso foco de inestabilidad. Sí, empieza el éxtasis del vocabulario tenebroso: inestabilidad, incertidumbre, populismo, extrema izquierda, etc. 
Algunas almas frágiles estarán temblando ante un panorama minado por el radicalismo de las hordas bolivarianocomunistas asaltando consistorios por doquier, ignorando quizás la noticia más radical del día, aportada por un organismo oficial, el Instituto Nacional de Estadística (INE), que en un informe nos muestra que uno de cada tres menores de 16 años, en el país de la recuperación económica, democrático y occidental, vive bajo el umbral de la pobreza.






sábado, 23 de mayo de 2015

Saludo al ejército, galdosiano, de don Manuel

La angustia de la respuesta. ¿Cómo contestarle, con la altura que se merece, a la intrépida hueste (“pequeño ejército de Manolo” en afortunadas palabras de su integrante Pablo Cabal) del IES Pérez Galdós que, armada con sus pensamientos, ha llenado de ruido, furia y colorido este mortecino callejón?
Dubitativo, como casi siempre, no lo sé. Pero por impulso, y quizás por deformación profesional, acude a mí la pincelada histórica. Después de leer sus textos (todo comentario realizado en el blog llega a mi correo personal) me he acordado del “Siglo de las Luces”, el XVIII, y un puñado de individuos que apelaban a la razón, que combatían la teoría del valle de lágrimas (terrenal) como un paso previo a la felicidad (celestial). Con su Enciclopedia,  Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios, desafiaron el poder omnímodo y degradante de la Iglesia Católica y proclamaron que había que ser razonablemente felices y dignos en este mundo. Y ustedes, yo los percibo así, me parecen gente empeñada en similar propósito.

Me atrevo a, citándolos y extrayendo una frase de sus textos, hacerles un mínimo comentario individual.
Claudia Pérez: ¿Cómo puede ser que un jugador de fútbol cobre casi lo mismo o incluso más que un médico? Desde la inocencia, me encanta la ternura de pensar un mundo al derecho.
Zule: En los pueblos antiguos se carecía de profesores y escuelas. Un refrán africano dice que “para educar a un niño se necesita toda la tribu”. Mi experiencia me dice que la tribu cada vez delega más en el profechicero.
Raúl Dguez: Desde mi punto de vista, estas situaciones no se deben a problemas de racismo o de clases como se suele pensar, sino a una falta de empatía total y a una pasividad por parte de la mayoría de la población. La necesaria pulsión humanista, aunque las clases, y su lucha, existen.
Carmen Peña: Si bien, el comunismo de Lenin cometió errores fue un estado que lucho verdaderamente por la emancipación del proletariado. ¿El proletariado? ¿Qué extraño ente es ese? Hablemos, con amabilidad, de clase media.
Saray (Is a Dream): Pero los más hipócritas somos nosotros, nos quejamos todos los días de lo corruptos que son los políticos, pero ¿Nosotros no lo somos? Sí, a veces me quedo con los folios sobrantes de un examen. Soy un gurteliano en potencia. Pero no olvides que is a dream.
Simón González: PD: Me fascina cómo escribe y expresa su opinión; es muy incisivo y ácido, pero siempre lo hace con estilo. Después de estas alabanzas al ególatra bloguero, disculpo que en tu texto mancilles ese faro del antiimperialismo que es Venezuela y, lo que es peor, que tengas la tentación de votar a ese epígono del PP, al menos en lo económico, que responde al nombre de Ciudadanos.
Sara Torres: A esos tantos que roban les diría que ya que roban, que sean un poco más solidarios. Sospecho que estos son el alma inversa de Robin Hood. O sea, como decía mi padre, tienen el alma atrás.
Charlotte: Vive y deja vivir y serás mucho más feliz. ¿Cómo verías cambiar el deja por contribuye a?
Ciiara García: Si es que en este mundo nadie mira por nadie sin querer recibir nada a cambio. Pues sí. Pero a veces como moneda de cambio un abrazo o una buena conversación bastan.
Pedro M. Cruz: Sí, el televisor, gracias al cual nos hemos ido "informando" de lo que nos han querido contar. Entendiendo tus argumentos, que a menudo son los míos, a veces me cuestiono hasta que punto la televisión ha sido para nosotros, los rojos, un icono, facilón y socorrido, de la maldad capitalista.
Cristina Morán: Políticos de pacotilla… para, siendo injusto generalizar, ¿un pueblo un poco pacotillero? 
Miiriam Happy: Esto hace que vivamos en un mundo de ciegos. Te percibo en un conflicto, espero que fructífero, con tu nick.
Pablo Cabal: Pienso que una persona que haya matado será incapaz de perdonarse y acabará suicidándose. Perdona al demagogo que soy, pero ¿cuántos presidentes suicidas de EEUU conoces? No obstante, tienes razón, no siente igual la mano del general que la del soldado.
Amalia Arias: ¿Qué pasará el día que todos queramos restablecer los derechos a su posición? Creo que a la gran mayoría, a los que Galeano llamaba “los nadie”, le sobra en la palabra restablecer la erre inicial.
Fernando Artiles: La pérdida de tiempo que supone la veneración de dicho “dictador celestial”. Precaución Fernando, que ya que me voy a quedar a mitad del cuento (o la historia), aspiro a un huequito novelero en la etérea balconada.
Enrique: Además de en el campo de batalla, las ideas reaccionarias habían vencido en el imaginario colectivo. Por eso, aunque nos lo creamos, no construimos cada uno, fruto de la iluminación, nuestro pensamiento. Hay que partirse la cara con las ideas dominantes y el lenguaje que las expresa y las reproduce.
Como colofón y bello resumen las palabras, de
Idaira Trejo: Supongo que siempre sale el sol, pero hay que admitir que le gusta esconderse. (Fruto de noches melancólicas).

Acabo expresándoles mi deseo de que don Manuel haya sido un general dadivoso con el esfuerzo hecho por ustedes. Si le tienta la racanería, díganmelo y le escribiré un articulazo mentándole la bicha “oteguiana”, circunstancia que le transforma, entre terribles sufrimientos, de apacible Jekill en colérico Hyde.






martes, 19 de mayo de 2015

Moscas (o ministros) a cañonazos

Hace unos días, desde Corea del Sur, salió la noticia de que el gobierno de su homónimo país del norte había ejecutado al Ministro de Defensa Hyon Yong-chol tras acusarlo de traición "por haberse dormido en presencia del líder máximo". Por cierto, aplicando la estricta norma coreana, el Borbón viejo habría sido ejecutado un montón de veces por dormitante casi perpetuo en los actos oficiales celebrados durante los años previos a su retiro dorado (se le podría acusar de una de las peores faltas de respeto, las que se tienen con uno mismo). Pero tan llamativo como el "delito" imputado es el método de ejecución usado para implementar la implacable sentencia. Es la segunda vez que se habla de un sistema estrambótico de ejecución en Corea del Norte, que buscaría añadir a la dureza que conlleva la pena de muerte un plus de crueldad e ignominia. Se me objetará que tal proceder tiene un objetivo claro: la función ejemplarizante o, para ser más precisos, aterrorizante de la población. Contesto: la agonía, el horror, lo inspiran situaciones previsiblemente muy anteriores al momento de morir. Me refiero a un paso previo que se llama tortura y que dura infinitamente más que una ejecución por muy cruel que sea. Me escalofría y entristece (hasta el cine con sagas como Saw es prueba de ello) la conciencia de que son infinitos los caminos que somos capaces de diseñar para el dolor y bastante más limitados los del placer. Hace unos meses, cuando se habló de la ejecución del tío de Kim Jong-un se especuló con que fue devorado por una jauría de perros. Al ministro dormilón, cuya ejecución ha sido desmentida por esa cara ¿amable? del régimen que es el catalán Alejandro Cao de Benós, el espionaje de Corea del Sur dice que lo liquidaron (tal vez sería más apropiado utilizar el término desmenuzaron) con un cañón antiaéreo de origen soviético. Alongándome en el humor negro puedo pensar que lo pusieron en un globo aerostático para eliminarlo, más que nada porque subirlo a un caza, por muy viejo que sea, me parece un dispendio excesivo. Se trata de la maldad aliada con la locura: ejecutado por dormirse (maldad) con un cañón antiaéreo (locura). Desconozco si Hyon ha sido ejecutado o no, aunque hay noticias que hablan de que salió en televisión un par de días después. Pero me interrogo: ¿por dormirse y con un cañón antiaéreo? ¿No había un buen campo de trabajo donde reeducar el sueño de este hombre? A casi todo aquél que ha leído la noticia lo que le ha estremecido es la metodología basada en el cañonazo. Y es cierto, impacta. Pero pensemos un momento: si la precisión no falla, aunque sea una muerte visualmente espeluznante, para el ejecutado es instantánea. En el estado español, hasta la abolición de la pena de muerte en 1978, el método oficial establecido para ejecutar la pena máxima era el garrote vil. No obstante, para momentos de guerras o posguerras civiles, donde hay una producción más industrializada de la muerte, el pelotón de fusilamiento gana por rapidez y eficacia. El garrote era un método, en su rusticidad artesana, por lento y doloroso, de una crueldad mayor que la desmesura del cañón antiaéreo o la escalofriante guillotina. 
Acabo con un fragmento de la película "Salvador", que refleja la ejecución del militante anarquista Salvador Puig Antich.




miércoles, 13 de mayo de 2015

Hacia la unidad (o el frente) popular

Siempre he reivindicado la confluencia de la izquierda que aspira a realizar  determinadas transformaciones políticas, económicas y sociales. No desconozco que el mundo que se cobija bajo el concepto izquierda es bastante heterogéneo. No obstante, en mi simpleza, pienso que el objetivo esencial que define ese territorio que para muchos es casi una patria, una sociedad que redistribuya la riqueza, que luche contra las crecientes desigualdades azuzadas por la crisis (un banquero de media gana 370 veces más que su empleado peor pagado), debería allanar el camino hacia ese encuentro, hacia la unidad popular o (¡qué viene el coco!) el frente popular. Espacio donde estarían presentes organizaciones políticas y sociales que adorarían únicamente al dios programa en detrimento de cualquier tipo de personalismos (en el sentido de ambiciones) o del exclusivo cálculo electoral.
No pienso en una unión de las izquierdas para ganar las elecciones generales de finales de 2015. Quién imagine a Pablo Iglesias (lo quiera o no es identificado como líder de izquierdas) en la Moncloa a inicios de 2016 habita en el país de los sueños. Tal circunstancia pienso que no se daría aunque fuera, posibilidad que según las encuestas se aleja, la minoría mayoritaria. Unir fuerzas es necesario para construir futuro, para iniciar una tarea de inmersión social que no se realizará en unos meses ni únicamente en el frente parlamentario, aunque no cuestiono que tener un grupo de diputados amplio sea importante para avanzar posiciones en una sociedad que en su inmensa mayoría (si no partimos de esta premisa nos equivocamos) no cuestiona el modelo capitalista, no asocia este modelo con los recortes en servicios básicos y las brutales desigualdades que asolan el planeta. Una sociedad que piensa, aunque amplios sectores le hayan dado el gobierno durante más de 20 años a un partido que lleva la palabra socialista en sus siglas, que el socialismo es una doctrina fracasada que demostró en el siglo XX su absoluta inutilidad. Y es lógico ese pensamiento, pues llegar a los vericuetos de realidades que nos son presentadas casi siempre con suma parcialidad es complicado. Desde posiciones críticas en cuanto a las libertades, he intentado en algunas ocasiones poner en valor determinados aspectos, incuestionables, de la Unión Soviética. Pero sé que es una misión casi imposible. Para un ciudadano medio, informado por los canales televisivos habituales, la URSS es la encarnación del mal absoluto, un lugar lúgubre donde habitaban los tristes (quizás por eso yo me considero, desde estás latitudes subtropicales, un nostálgico soviético), los desalmados autómatas. Recuerdo que cuando un equipo soviético, fuera un club o la selección,  jugaba un partido con uno español, no faltaba el comentarista de rigor que hablaba de equipos robotizados. Incluso se observaba con cierto desprecio como sus futbolistas recibían con "cabezazo" de asentimiento la reprensión o la tarjeta del árbitro. Esa rigidez y esa oscuridad permanecen en la mente de muchas personas que asocian el socialismo con lo tenebroso ante el mundo de luz y de color capitalista. Incluso han logrado (no me cansaré de repetirlo) que un país, Venezuela que ha tenido en 17 años cerca de 20 procesos electorales, debido a su decisión de andar la senda de una sociedad más igualitaria, socialista, sea tachado y fijado en el imaginario colectivo como una dictadura. Y el individuo que percibe como un atropello la detención provisional de un alcalde acusado de golpismo en Venezuela o que aplaude a la madre negra de Baltimore por sacar a su hijo a cogotazos de una protesta legítima, mientras considera al guarimbero venezolano, que incendia y destruye, un heroico luchador por las libertades, desconoce que en su país hay un preso llamado Otegui que lo está por la defensa de sus ideas, que hay ocho catalanes a punto de entrar en prisión por "cercar" su parlamento, que un relator de la ONU habla de torturas en las comisarías de su país o que el capitalismo permite que centenares de personas sean echadas a diario de las casas que habitan. El nivel de análisis de la realidad de la población es, y perdóneseme si parezco altanero, bajo y manipulado.
Por todo lo dicho, una opción que busque cambios de raíz tiene que plantearse un trabajo a medio y largo plazo, un trabajo de infiltración sólida, que busque quebrar el pensamiento social dominante.
El voto basado en el enfado, lo nuevo o el cambio es absolutamente volátil, un castillo en el aire. Esos tres conceptos: enfado (en negativo, de rechazo a lo existente), nuevo y cambio (en positivo, aunque carezcan de concreción), fueron los grandes aupadores de un Podemos al que, con todas las precauciones, las mismas encuestas que lo ubicaron en la estratosfera ahora lo sitúan en la dura tierra (mejor que en la mar donde puedes hundirte irremisiblemente). Esas palabras fetiche y vacuas ya no son propiedad exclusiva de Podemos. Ciudadanos, puesto en órbita por los centros de poder, al menos de momento, con bastante éxito, también porta el fuego sagrado que va a alumbrar una nueva era llena de aire limpio y libre de corruptelas. Los descontentos del PP (hay que reconocer que tienen una masa de incondicionales formidable, que se creen el cuento simbiótico de "los tres cerditesoreros corruptos y la bella cúpula durmiente") ya tienen en la beatífica sonrisa de Albert(o) Rivera el desagüe natural donde remansar la turbulencia de su enfado. Admirado y resabiado, pienso que a la clase dominante la jugada que ha realizado con Ciudadanos le ha salido perfecta, logrando ampliar una base electoral que al PP se le estrechaba. Además, está en condiciones de sumar a un importante espectro de votantes de "centro" (genial y sesudo el debate reciente acerca de la centralidad del tablero) afines al PSOE, que no tienen problema a la hora a la hora de dar su papeleta a un partido que coquetea con el centroizquierdismo pero cuyo programa económico agrada a la ultraderechista Esperanza Aguirre.
Este nuevo y aseado desahogo para cabreados ha menguado las expectativas electorales de Podemos, a la que además su viaje al centro electoral, desdibujándolo, no parece haberle dado grandes réditos. Syriza hace ocho años tenía un 5% de los votos. Ahora un 37%. Me pregunto, no lo tengo claro, si lo mejor es, como se plantea Podemos, lanzarse ahora a una carrera desesperada y casi imposible, fiándolo todo a la meta de las generales de final de año, o aunar, rebosantes de generosidad, fuerzas para una larga y complicada marcha que, aunque suene tópico, siembre lo más importante, la base imprescindible: conciencia (de clase).

domingo, 10 de mayo de 2015

La Gran Guerra Patria y un símbolo

Ayer 9 de mayo la Federación Rusa conmemoró el 70 aniversario de la derrota de la Alemania nazi. En Rusia este conflicto recibe el nombre de "Gran Guerra Patria". Para la entonces existente Unión Soviética fue una guerra de supervivencia. Su patria era el ansiado "espacio vital" al que creían tener derecho los nazis arios. Los eslavos eran considerados subhumanos por los alemanes, un pueblo destinado a servir a la raza superior que gobernaría sus territorios y desterraría de la faz de la tierra la igualitaria ideología bolchevique. Odio sintetizado en el "Rusia es culpable" que gritaba a los falangistas el 24 de junio de 1941, dos días después del inicio de la invasión nazi de la URSS, el Ministro de Asuntos Exteriores español Ramón Serrano Suñer. Esas palabras de Serrano, que planteaba la necesidad, literal, de exterminar a Rusia (único estado obrero del planeta) fueron el banderín de enganche para la creación de la funesta División Azul. 
Alrededor de 25 millones de soviéticos murieron en los casi cuatro años que duró la lucha en el centro y este de Europa. No olvidemos que el número de fallecidos por la Segunda Guerra Mundial en todo el planeta fue de unos 60 millones de personas. Pongo las dos cifras para entender el significado especial y doloroso que, 70 años después, sigue teniendo para Rusia esa lucha a vida o muerte.
Y en ese significado, guste o no, sigue teniendo un puesto preponderante una bandera y una insignia que algunos, por ejemplo el parlamento ucraniano, han querido desacreditar y estigmatizar comparándola con la esvástica que representa a una ideología esencialmente criminal. Sí, me refiero a la bandera roja con la hoz y el martillo que portaban el ejército rojo y muchos de los grupos partisanos que luchaban tras las líneas alemanas.
Por eso, en el desfile del 9 de mayo en la Plaza Roja, disfruté y me emocioné viendo que la enseña que lo abría, dejando a la actual bandera tricolor de la Federación Rusa en un segundo termino, era roja y tenía en una de sus esquinas un símbolo que ha unido a generaciones de explotados y luchadores por un mundo más justo, y que marcó el inicio del fin, Stalingrado mediante, del imperio nazi en Europa. Un símbolo que también estaba en muchas de las medallas que, orgullosos y emocionados, lucían los veteranos soviéticos que aún quedan vivos. Un símbolo que tiene un lugar de honor en cualquier lucha por un mundo libre de miseria, explotación y neofascismo, y que desde la insignificancia de este callejón, reivindico como mío.






viernes, 8 de mayo de 2015

No mires a los ojos de las "altas instituciones del estado"

Siempre he defendido la existencia de presos políticos en el estado español. Sin entrar a valorar la justeza o no de sus encarcelamientos. Entiendo que un militante de ETA que asesinaba a una persona en su lucha por la independencia del País Vasco, si era detenido, en buena lógica sabía que iba a enfrentar largos años de cárcel por un hecho que, estando enmarcado en una lucha política (para la que incluso tenía otras vías pacíficas), era un acto criminal. Sé que mi postura es rechazada por muchas personas que circunscriben la posibilidad de ser preso político al que está encarcelado por delitos que no tengan relación alguna con la violencia. Por cierto, esta vara de medir se les quiebra cuando acusan al gobierno venezolano de tener presos políticos por encarcelar a Leopoldo López (acusado de instigar las guarimbas de inicios de 2014 que provocaron decenas de muertos) y a Ledezma (acusado de estar tras una intentona golpista desarticulada en febrero). 
Vuelvo al asunto de los presos políticos, que ya he tratado en este blog en otras ocasiones, debido a que el Tribunal Supremo ha comenzado a enviar a ocho personas condenadas a tres años de cárcel por haber participado en la acción "Rodea el Parlament" en 2011, notificaciones para que en un plazo de diez días ingresen en prisión. Su delito es haber atentado contra las "altas instituciones del estado". He visto muchísimas veces las imágenes de esos acontecimientos. A ningún diputado se le agredió. La parlamentaria más perjudicada fue Monserrat Tura, del PSC, a la que mancharon su abrigo con un spray de pintura. En el resto de imágenes se ve gente caminando junto a los diputados, increpándolos, haciendo aspavientos, obstaculizándoles el paso. Pero no se ve (y vaya que habrían repetido los diferentes medios hasta la saciedad un mínimo empujón si lo hubiera) en ningún momento agresión alguna. Se busca sembrar el miedo entre las personas que tengan la tentación de protestar. Es una sentencia desproporcionada y mucho más amedrentadora que la acción que protagonizaron los condenados. ¿Si transito por la calle y alguien me mancha la chaqueta adrede o me increpa airado lo condenan a tres años de cárcel? ¿Que yo no soy una alta institución del estado? A mí, alta o baja institución del estado, me parecería, más allá del comprensible enfado, una desmesura. Sí, desmesura. A veces se habla de privación de libertad con una ligereza enorme, que me asusta. Un único año de cárcel, un único año custodiado y controlado estrictamente, con horarios marcados como si fueras un crío, bajo mi óptica, es muchísimo tiempo (por eso, entendiendo el dolor de las familias, me sorprendo cuando en cualquier tertulia el opinador de turno dice que el etarra zutanito ha estado sólo 20 ó 25 años en la cárcel, salvo que en un acto de coherencia y honestidad intelectual se defienda la cadena perpetua o la pena de muerte). Tres años rompen la vida de cualquier persona y no creo que la acción juzgada merezca una sanción de tal magnitud.
sí, no nos olvidemos de que si estas ocho personas entran en prisión serán, aunque enfade a los fundamentalistas de nuestro sacrosanto estado de derecho, presos políticos. El "alto tribunal judicial" del estado, autodefendiéndose y mandándonos a todos un recado, los condena por una acción de índole político. O sea, en el estado español no solo hay presos políticos condenados por delitos de violencia. También se criminaliza la protesta activa, aquella que desafiante no se limita al paseo prefijado que en nada inquieta a "los altos representantes del estado". O sea, los mandados del poder.

viernes, 1 de mayo de 2015

Primero de Mayo: de la liturgia a la medalla

Hoy he participado, creyente escéptico, en esa liturgia anual que se conoce como Primero de Mayo. Es una celebración que cada vez me parece menos importante salvo en lo que tiene de homenaje a todos los trabajadores que se dejaron años y piel en la lucha por salir de una explotación brutal (sin obviar la explotación como elemento consustancial de una sociedad de clases) que, perdida de derechos y precariedad rampantes, se proyecta delante de nosotros como si la carrera nos llevara de nuevo a la línea de salida. 
Y es que pienso que el Primero de Mayo se celebra realmente cuando se lucha intensamente por no perder las conquistas logradas. Para mí el termómetro laboral de este país han sido las dos últimas huelgas generales en plena crisis. Esas convocatorias valían por una ristra de primeros de mayos, pues eran pulsos reales a políticas que venían a bajarnos los sueldos y precarizar, aún más, a una gran cantidad de trabajadores. Y en esos pulsos directos contra la patronal y el gobierno que sirve sus intereses la respuesta, siendo generosos, diré que fue discreta. Una clase trabajadora que no es capaz de poner en el asador masivamente un día de salario está abriendo, con su sumisión, la vía que la manda a las casillas iniciales del siglo XIX. Los días de las huelgas generales las calles tenían que haber amanecido como lo estaban hoy cuando, sobre las diez y media, puse rumbo al Parque San Telmo (lugar emblemático de Las Palmas): vacías, como un día de fiesta, con la apacibilidad que preludia la tormenta. 
De vuelta en casa, sin salirnos del arduo ámbito del trabajo, la noticia que te reconforta. La que te reconcilia con el mundo: el tenista Rafael Nadal recibió la medalla de oro al Mérito en el Trabajo. Sí, con 28 añitos y, según la revista Forbes, un patrimonio de entre 150 y 200 millones de euros, el gobierno, por la mano de Rajoy, riéndose de esta fecha simbólica, condecora al hombre más rico de las Islas Baleares. El mérito de Rafael Nadal ha sido esforzarse en una disciplina deportiva que le gusta y le permite ganar ingentes cantidades de dinero y reconocimiento social. Algo (el esfuerzo) que probablemente muchas personas que incluso le doblan en edad han realizado con la misma intensidad que él y un rendimiento crematístico infinitamente menor. Estás medallas, con las que el poder a través de estos personajes se celebra a sí mismo, son un insulto a los trabajadores que bregan cotidianamente con "el increíble salario menguante". Si pienso en los cuatro millones y medio de parados, siendo sarcástico, y hasta sangrante, en España debería de existir la medalla de oro al Mérito en la Espera de un Trabajo.