La noticia sucinta,
del 28 de abril, es la siguiente:
“La Guardia Civil detiene a
17 internautas de varias comunidades autónomas por enaltecimiento del
terrorismo, mostrarse a favor de la lucha armada, y ofensa a las víctimas”.
La siguiente
noticia es de agosto de 2013:
“Los condenados
a muerte por Franco se lo merecían, dijo Manuel González, Alcalde del pueblo
gallego de Baralla”.
Si yo en este
blog (aquí como somos poquitos quizás no) o en facebook o en tuiter afirmara
que los condenados a muerte por ETA se lo merecían ¿acudiría la G. C. o la policía
a mi domicilio a detenerme?
Entre desaparecidos
y fusilados hay más de 150.000 víctimas del terrorismo fascista practicado
durante más de 40 años por la banda, liderada por el padre político del actual
rey, que inicio la toma del poder el 18 de julio del 36. ¿Ha sido detenido en
algún momento, no ya por enaltecimiento del terrorismo, sino del genocidio, el
señor alcalde de Baralla?
A mí, no siendo
un hombre especialmente compasivo y considerando que hay bastante gente que en
términos machadianos “va apestando la tierra”,
no me gusta hacer mofa del sufrimiento de una persona, ni del que soportan sus familiares. Me
parece innecesario, por muy detestables
(es una hipótesis) que fueran las acciones de la
persona en cuestión. Y que conste que
soy de los que consideran, lo he escrito en más de una ocasión, que es
ridículo, simplemente guiándonos por la luz de la historia, un planteamiento
pacifista a ultranza que niegue el factor, muchas veces esencial, de la
violencia. Insisto, detesto el regodeo, simplemente por una razón de estatura
moral, que presupongo tiene que existir sí o sí, en el campo de la izquierda. Los
que queremos alumbrar un mundo nuevo no podemos nunca perder el respeto al que
sufre, aunque le apliquemos la más severa de las justicias. Por eso la befa me
parece, en cualquier caso, inaceptable.
Igual de inaceptable
es la doble vara de medir, que en este país es un rayo que no cesa. El fascismo
y sus acólitos siguen teniendo un manto protector. El primero, y quizás el más
importante, es no llamarlo por su nombre: dictadura, régimen autoritario o personalista,
franquismo, incluso el cachondo de Cela habló de una dictablanda. Yo en mis clases lo denomino siempre "régimen fascista
del general Franco", pues el término franquismo diluye la naturaleza criminal que
le aporta el término fascismo.
Si yo pongo la
foto de Iñaki de Juana Chaos o Josu Ternera en mi blog o mi casi inexistente
cuenta de Facebook diciendo (fue lo que hizo uno de los arrestados): “¡Aupa
gudaris!”, soy un enaltecedor del terrorismo. En cambio el gran terrorista del
siglo XX español está en una tumba faraónica que contribuyo a mantener con mis
impuestos. Y además, las webs que alaban su criminal tarea funcionan con
normalidad y sin redadas policiales amedrentadoras.
Y acabaré
afirmando que no defiendo que se cierre una web fascista o se detenga a un
individuo de estos por sus proclamas. Que hablen, que vomiten, que se retraten.
Nuestras ideas son las que tienen que estar prestas para el combate. Aquí y, si
un día se tercia o la necesidad obliga (no es un deseo), en la calle.
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