El blog se deja de actualizar por una sencilla razón: no tengo nada nuevo que decir. Esta aventura me ha permitido constatar que mi pensamiento se sustenta en unas cuantas ideas, en las que día a día me reafirmo, pero que en su corpus básico ya están expuestas en los textos que he publicado. Todo lo que podría escribir a partir de ahora serían, en gran medida, variaciones sobre un mismo tema, acercarme, en la mayoría de las ocasiones, mezclando la sinuosidad y la frontalidad (ironía con el cuchillo en los dientes) a lo que yo siento que son las infamias, por desgracia crecientes, de nuestro tiempo. Silvio Rodríguez termina su canción "Ojalá" citando un "viejo gobierno de difuntos y flores". Hoy, parafraseándolo, podríamos hablar del eterno gobierno de oligarcas (palabra que se quiere sustituir por esa niebla llamada mercados) y embaucadores, a los que no pocos, sino demasiados, hacen la ola. Antonio Machado en su poema "He andado muchos caminos" escribió dos versos que los define a la perfección:
Mala gente que camina
y va apestando la tierra...
y va apestando la tierra...
A mi edad, ya algo avanzada (52 años), y aunque recortado, laboralmente estable, intentaré recorrer la senda de la impavidez casi absoluta.
Otra razón añadida, y de bastante peso, es que cada vez me interesaba más, sin perder nunca de vista el contenido, la forma, que la manera de afrontar los textos fuera novedosa, hasta deslumbrante (el ego es puñetero), y que tuvieran (esbozo una sonrisa) "calidad literaria".
O sea, en el tribunal de mis propias expectativas, estaba condenado.
A todas las personas (han habido 34.500 visitas, poniendo bastantes enlaces, que conste) que en algún momento, desde el 20 de julio, se acercaron por este callejón, gracias y un saludo. A los más asiduos, que probablemente sean los que lean este texto, si me lo permiten, un abrazo.