Seguro que es mi naturaleza, propensa a una cierta penumbra, al
embeleso de los días lluviosos. Uno de mis primeros recuerdos es, observándola
en contrapicado, con mi madre en la sombra, la lluvia tras un cristal. Seguro
que ella, mi pérfida naturaleza, me lleva a tener la certeza de que la derrota
es irreversible. Aún recuerdo, de la casi adolescente época de militancia en el
PUCC (uno de los múltiples grupos comunistas de los 70), a la camarada que me
tildó, asistiéndole la razón sólo en la primera parte de la definición, de
pesimista-leninista. Un desastre, por supuesto, mi escasa militancia. Si algún
bagaje debía poseer el austero morral de un comunista, era un irredento
optimismo histórico, la certeza absoluta de que el futuro, sí o sí, era un
esplendoroso -plagiando el título de la película estadounidense de 1984- “amanecer
rojo”. Y no, los soviéticos, aquellos que estaban en la antesala de la sociedad
comunista, jamás invadieron los EEUU. Al revés, en un siniestro juego de la oca
histórico, en un plis plas fueron enviados, por su burocratismo y la
falsificación de esa expresión de democracia directa que eran los soviets, a la casilla de salida del capitalismo salvaje, y
apenas unos pocos años después, Moscú, con sus recién estrenados oligarcas, se
convirtió en la capital del lujo.
Y, desde entonces, con una hegemonía ideológica apabullante, que
convierte tenues propuestas socialdemócratas, que jamás se plantean tocarle un
pelo a los poderosos, en imaginarios asaltos al Palacio de Invierno, el capitalismo reina con una solidez
envidiable. Salvo minorías activas en las redes y con una limitada relevancia
social, las grandes mayorías lo asumen como el único sistema posible. Un sistema
asqueroso en el que si coges unas migajas (una trabajadora de un comedor social
de Tenerife, que cobraba menos de 500 euros, ha sido despedida por llevarse 150 gramos de queso y
tres panes para sus hijos) te echan a la calle, y el idiota de turno, ideológicamente
sometido y que no escasea, te dirá, con criminal equidistancia, sin atender a realidades diferentes y en muchos casos lacerantes, que hay
corrupción y robo en todos los estratos sociales. Un sistema que trata como a un
delincuente peligroso, condenándolo a tres años y medio de cárcel, por una
agresión no demostrada a un concejal del PSOE, al sindicalista del SAT Andrés Bódalo,
linchado incluso por ese referente televisivo del progresismo que es “El
Intermedio”, donde, usando un lenguaje perverso, presentaron lo que fue una
ocupación en 2005 de la Consejería de Agricultura como un “asalto”, con la connotación violenta y
negativa que la palabra tiene. Un sistema que, lo que es más lamentable por el
desarme ideológico que implica, también pervierte el lenguaje de líderes
procedentes de la llamada izquierda transformadora. Me refiero a Pablo
Iglesias, al que oí descalificar a Albert Rivera usando un término muy querido,
y necesario, para cualquier persona anticapitalista (y Pablo lo es, aunque por un
tacticismo electoral que a la larga no es rentable disimule). Radical no es ni
un insulto ni un rasgo negativo. Es un componente de cualquier pensamiento
anticapitalista que quiera ir a la raíz de los problemas que este sistema
genera. Y Rivera es, hay que reconocérselo, un esforzadísimo y provechoso, por su
ambivalencia pactante, apuntalador del sistema capitalista. Los adalides y los
beneficiarios del sistema imperante pueden ser, si las circunstancias lo
requieren, tremendamente extremistas en el sentido de usar los métodos más
agresivos (la dictadura fascista de Franco es un ejemplo), para mantener un
orden social injusto. Pero nunca serán radicales, pues siempre querrán, usando básicamente
el método más eficaz, la argucia en la palabra, velar la realidad de un sistema
criminal. Y, llámenme pesimista, pero
hasta ahora, siempre lo consiguen.
Rivera es una de esas personas que están en el lugar oportuno en el momento oportuno , Rivera es un " espabilado " que ahora
ResponderEliminarquiere coger el primer autobús que pase para llevarlo hacia adelante , pero ¿ y el PSOE , ese partido con mas de 100 años de antigüedad , ese partido que según ellos dicen ha traído la calidad de vida a este país , es partido que aun se cree que es lo mas de lo mas en democracia , en calidad y todo lo bueno del mundo , " con figuras " de talla mundial , ese partido que esta haciendo con Ciudadanos ? eso si que es vergonzoso y deprimente .Saludos