En enero el locutor radiofónico Federico Jiménez Losantos expresó ante
los, supongo, deleitados oídos de centenares de miles de oyentes, que la
dirigencia de Podemos, citando incluso nombres propios como Errejón, Bescansa o
Maestre, le producía el deseo de tomar la escopeta y disparar. No dijo ante esa
legión de oyentes que no disparara por algún tipo de escrúpulo moral o por
temor a la legislación vigente. Simplemente alegó un inquietante, por
circunstancial: “o sea, menos mal que no la llevo”.
Y ahí, sorprendentemente, se acabó la historia. No ha habido ni una
citación judicial. El individuo nombra a tres personas públicas y dice que no
dispara si las ve porque no porta arma de fuego. En este mismo estado el
concejal del ayuntamiento de Madrid, Guillermo Zapata, por darle difusión en la
red a chistes que banalizan el holocausto o chascarrillos de dudoso gusto sobre
Irene Villa ha visitado en un par de ocasiones los juzgados y, obviando
sobreseimientos judiciales, el señor fiscal ha perseguido con enorme
empecinamiento que lo procesen. El rapero César Strawberry irá al banquillo en
julio por seis tuits relacionados con las víctimas de ETA y el Grapo, acusado
de enaltecimiento del terrorismo, sin amenazar, él en concreto, a nadie. No sería
justo olvidarnos del escándalo del año (a cuya condena más de uno, presa del
posibilismo de no enfadar a la prepotente caverna fascista y de que mandan su
pensamiento a paseo cuando surge la palabra terrorismo, llegó muy tarde): la
detención, encarcelamiento y proceso de los titiriteros que exhibieron en una
enorme pancarta tamaño folio el inadmisible “Gora Alkaeta”. También en enero,
Marisol Moreno, concejala del ayuntamiento de Alicante, fue condenada a pagar
6.000 euros por llamar “hijo de puta” al rey demérito y decir que los Borbones eran
una familia de vagos y estafadores. Doña Marisol no dijo: “si veo al rey y
llevara una escopeta me liaba a tiros. Menos mal que yo no tengo licencia de
armas y él tiene escolta”. Si ella, o algún otro miembro de la izquierda
bolivarianocomunistafiloetarra, insinuara algo similar, dudo que no estuviera
disfrutando unas vacaciones pagadas en un centro de Instituciones
Penitenciarias. Todo este celo, virado siempre hacia la izquierda, es
inversamente proporcional al que han demostrado los fiscales para llamar a
declarar a un señor que no expresa malvados deseos genéricos o chirriantes mofas. Losantos amenaza a personas concretas ante un número de
testigos descomunal y el vigilante aparato fiscal no se entera. En cambio la
fiscalía apoyó el fallido, por la decisión de un juez, acto fascista de la
delegada gubernativa en Madrid cuando pretendió prohibir las esteladas en la
final de copa.
Como refuerzo a este clima de persecución, y ejemplo de las diferentes
varas de medir, ha entrado en vigor, desde julio del año pasado, la Ley de Seguridad
Ciudadana, que da a la policía la potestad de multar determinadas (e
interpretables) expresiones. Entre ellas está la falta de respeto a las
diversas policías “en el ejercicio de sus funciones de protección de la
seguridad”.
Este tema ha saltado a la palestra con cierta fuerza tras la multa, posteriormente
retirada ante el escándalo, de 600 euros que se le puso hace una semana a Belén Lobeto
por llevar un bolso que decía “A.C.A.B. All Cats Are Beatiful”. Sí. Todos los
gatos son hermosos. Este acrónimo coincide con otro igual “All Cops Are
Bastards” (todos los policías son bastardos) popularizado desde los 70 por grupos
de punk. El año pasado, en julio, a otra chica en Alicante le pusieron una multa
de cuantía parecida por llevar el mismo acrónimo a palo seco, sin hacer mención
a lindos gatitos.
¿No es asombroso? Multan por portar una prenda o complemento con unas
iniciales a las que yo, o usted, podemos darle el significado que deseemos. Además,
la ley dice que se penaliza la falta de respeto a la policía “en el ejercicio
de sus funciones de protección de la seguridad”. Si voy caminando por la calle
con una camiseta o un bolso no colisiono, salvo que me dirija expresamente a
alguien de esos cuerpos, con las funciones de protección que el estado les asigna. Es un ejercicio maligno,
irritante, de despotismo policial. Para mí, si fuera un canario que viviera en
Madrid, el acrónimo citado podría significar, en este 30 de mayo Día de
Canarias, por ejemplo: A Canarias Añoro Bucólicamente. ¿Cursi? Hasta el vómito
(podemos cambiar el bucólicamente por bestialmente o bárbaramente o cualquier
otra memez). Pero jamás delictivo. Mientras tanto, cualquier opinador mediático puede
despotricar a su antojo amenazando de muerte con impunidad, o cualquier político del PPSOEC´s,
mesarse los cabellos por la falta de libertad de expresión… en Venezuela, aunque ésta sea la dictadura con más micrófonos por metro cuadrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario